« Más que solidaridad...otro salto en el endeudamiento de la región »

Diálogo con Marvin Barahona, representante hondureño

El futuro y la reconstrucción de Centroamérica, duramente golpeada por el Mitch en octubre del año pasado, recibió en las últimas semanas un espaldarazo de la comunidad internacional.

Los organismos financieros y los « países donantes », aprobaron en Estocolmo un paquete de 9 mil millones de dólares para los próximos cuatro años. No es nada seguro que la ayuda realmente ayude.

Estocolmo (Sergio Ferrari, especial para Chasque).- Si desde el huracán hasta fines de mayo, todo se calendarizaba en función de esa reunión del Grupo Consultivo de Emergencia, a partir de ahora deberá analizarse en función del impacto real, cuando no contradictorio, que tendrá la «ayuda» aprobada. Sin olvidar una perspectiva esencial: la creación de las mejores condiciones que sea posible para que la mayoría de la población decida sobre su destino y transforme con su voluntad las dramáticas condiciones actuales de vida.

En un sistema internacional como el actual que no da respuestas dignas a los sectores mayoritarios de la población del Sur, es el momento de insistir en la propuesta siempre vigente de un nuevo orden económico, sustentado en una nueva forma de comprensión, diálogo y negociación entre el Norte y Sur, expresado en una agenda diferente entre los actores.

Tal el análisis de Marvin Barahona, historiador hondureño, investigador social y editorialista del diario « El Heraldo » de Tegucigalpa. Asesor de la cooperación holandesa en Honduras en temas ligados a los pueblos indígenas, Barahona acompaña, además, iniciativas del Foro Cáritas, una de las entidades promotoras de la red «Interforos».

Invitado por el movimiento de solidaridad suizo para analizar el proceso futuro centroamericano, este corresponsal lo entrevistó una vez finalizada la reunión del Grupo Consultivo de Estocolmo que se realizó entre el 25 y el 29 de mayo.

Previamente, representantes de las sociedades civiles centroamericanas, entre los que se encontraba Barahona, y de ONGs europeas, se reunieron durantes dos días en la capital sueca para preparar una posición común.

Testigo agudo, crítico y autocrítico, su valoración/balance desde su percepción centroamericana y Sur, constituye un aporte de cara al futuro de la región, sus nuevos riesgos y los compromisos abiertos.

P: La tan esperada reunión de Estocolmo aprobó un paquete relativamente « generoso» para la reconstrucción de la región. Si bien no todo está claro sobre el uso, los proyectos y la naturaleza del mismo, es importante su valoración del significado potencial que tendrá ese apoyo para Centroamérica...

R: Estocolmo ha sido una plataforma para relanzar un nuevo paquete de endeudamiento de Centroamérica. Préstamos definidos como *blandos*, algo de plata *fresca*, que, sin embargo, no dejan de ser más que créditos a devolver. Cuando se habla del Grupo Consultivo muchos piensan que se iba a recibir allí ayuda, donativos, es decir los medios que necesita la región para la reconstrucción económica y social.

Pero cuando se analiza la dirección que van a asumir los capitales que el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y otros organismos como el Banco Interamericano de Desarrollo destinarán, cuando analizamos un poco más críticamente la estructura de esos capitales, nos damos cuenta que es relativamente poco lo que va a llegar realmente.

Países como Honduras, al cual teóricamente se le destinó 2.700 millones de dólares para los próximos 4 años, no van a recibir casi fondos efectivos para su reconstrucción. Ya que su deuda es muy elevada. Y el porcentaje que se paga en relación al Producto Interno Bruto, es enorme. Entre el 35 % y el 40% del presupuesto nacional está destinado a solventar el servicio de la deuda. Monto altísimo que ahora será pagado con fondos frescos decididos en Estocolmo, pero que, en síntesis, no será más que deuda *nueva*

P: ¿Quiere decir que del total de 9 mil millones de dólares, casi todo está ya atado e implican nuevos compromisos para los países centroamericanos?

Exactamente. Hay además, otro tipo de condiciones que no fueron discutidas públicamente porque los organismos financieros internacionales no aceptan hacerlo, pero que luego quedan incluidas en las cartas de intenciones que firman los gobiernos: ligando la ayuda con los programas de ajuste estructural, las privatizaciones, los recortes sociales... es decir a una nueva vuelta de tuerca que implica más pobreza y miseria. Típico de lo que se ha venido aplicando ya en la región, desde los ochenta. Si entonces la pobreza golpeaba al 50 % de nuestras poblaciones, especialmente en lo que se refiere a Nicaragua y Honduras, ahorita oscila en el 80 %.

P: Cuadro inmensamente preocupante, si se tiene en cuenta que se veía a Estocolmo como una *oportunidad* para la región...

En efecto, esos serán los problemas que acarrean las nuevas deudas. Hay siempre condicionamientos que no entran en el debate público y que ni siquiera pueden ser frenados por los gobiernos porque carecen de poder político, económico y simplemente agachan la cabeza y aceptan. Esto, aun si ven que los programas de ajuste desencadenan muchos elementos negativos en sus sociedades.

P: La suya no es una visión no muy optimista sobre los resultados obtenidos...

Insisto en que debemos seguir con detenimiento la dirección de los fondos para entender el futuro de la región. Y agrego un elemento ejemplificador, preocupante. Estados Unidos anticipó una ayuda de 1 mil millones de dólares, pero cuyos efectos futuros son cada día más claros y los podemos percibir como globalmente negativos.

 

Todo esto me lleva a abrir un concepto interpretativo de fondo. Cuando se habla corrientemente de *ayuda* es vital ver hacia donde va dirigida, analizar cuánto llega realmente y que planes tiene. Por otra parte, cuánta pérdida de soberanía representan esos créditos! Y, esencialmente, no confundir solidaridad o cooperación solidaria con este proceso de nuevo endeudamiento!

P: Esta visión, ¿es personal o se corresponde con una reflexión consensuada de Interforos?

Los representantes más agudos y críticos de Interforos coinciden en líneas generales con este balance. Hay otros representantes de ONGs que tienen una actitud más moderada. Hay que entender que una buena parte de esos organismos dependen también del crédito y del financimientao del Norte. Y en ese caso, lamentablemente, su discurso es cada vez más cauteloso. Están condicionados, incluso en su misma sobreviviencia. Esa es una realidad que también condiciona el pensamiento y la acción de muchos organismos no-gubernamentales del Norte, que a pesar de su denominación, tienen una estrecha « dependencia » de sus respectivos gobiernos o de financiamientos privados.

No podemos negar, sin embargo, que existen otras ONGs, incluso en Europa mismo, muy críticas y claras. Un representabte de « Voice » de Bélgica dijo, en la inauguración del la Reunión de las ONGs en Estocolmo, que la deuda externa es una carga demasiado elevada para las economías centroamericanas, pero no menos elevada para la conciencia del Norte. Sin embargo no escuché propósitos tan directos en ningún otro momento en ese cónclave.

P: Le rogaría profundizar un poco más, en tanto que testigo «sur» privilegiado el balance mismo de lo que pasó en Estocolmo, en su dinámica interna... Hubo un esfuerzos significativo de parte de sectores centroamericanos para preparar Estocolmo.

R: Creo que hay que hacer el esfuerzo analítico para encontrar un punto intermedio entre optimismo y pesimismo. En cuanto a los aspectos positivos, en primer lugar, la participación misma de representantes de la sociedad civil centroamericana. Ha sido la mayor de todas en la historia de cualquier grupo consultivo. Vinimos, participamos, hicimos propuestas. Incluso trajimos planteamientos no necesariamente concertados con nuestros gobiernos, como fue el caso de Honduras. Interforos no fue invitado a participar en la delegación oficial. La presencia de la gente, el valor de elevar su voz, es un aporte notable. Antes, los organismos financieros internacionales imponían sus criterios sin consulta alguna, sin darle publicidad para no entrar en debate con los que potencialmente son sus opositores...

Un segundo aspecto fue encontar en la reunión de ONGs previo al Grupo Consultivo, puntos coincidentes entre nosotros, los centroamericanos. Aunque parezca simple es evidente que tenemos allá un comportamiento bastante aldeano y no había demasiada comunicación e intercambio. De pronto todos nos damos cuenta que tenemos los mismos problemas, y comprendemos que hay soluciones que pueden o deben ser también comunes y conjuntas.

A ese nivel se encontraron cuatro grandes coincidencias: en torno a la pobreza creciente de toda la región; a la necesidad de descentralizar el poder fortaleciendo las instancias locales; a reconocer la vulnerabilidad económico-social y a la necesidad de crear instrumentos que garanticen mayor y mejor transparencia en el uso de los fondos. Son coincidencias que pueden aportar a una integración regional , a fortalecer una Plataforma común, superando nuestra visión micro, local.

P: ¿ Y los aspectos negativos?

R: Constatar que la reunión de los ONGs, previa al Grupo Consultivo, tuvo algo de ornamental, de cosmético. Se notó en la organización profundamente deficiente, en la agenda, en la discusión no muy ordenda. Y sobre todo, en la falta de claridad sobre como se canalizarían las conclusiones hacia el Grupo Consultivo que empezaba al día siguiente de finalizar el encuentro no-gubernamental.

Otro elemento negativo, las debilidades propias de las sociedades civiles centroamericanas. Es evidente que se logró cierto nivel de capacidad de propuesta más o menos elaborada pero sin llegar a decir como se deben instrumentalizar los proyectos y sin poder articular sistematizadamente unas propuestas con otras, unos temas con otros.

Punto clave, en cierta manera grave, porque desnuda un problema de fondo: la falta de auténticos Proyectos de Nación, de país, por parte de esas sociedades civiles.

P: Le pido un balance.

R: Me parece esencial la ausencia de una expresión categórica, crítica, de las sociedades civiles centro americanas hacia los organismos financieros internacionales y gobiernos del Norte al momento de debatir crudamente el futuro. Si hubiera existido esa visión crítica, se hubiera forjado una posición más fuerte contra el nuevo paquete de endeudamiento en puerta. Tampoco sentí esa mirada crítica de parte de los ONGs europeas, muchas de las cuales se mostraron extremadamente medidas en sus apreciaciones y valoraciones.

P: ¿ No se corre el riesgo, al faltar esa distancia crítica al círculo *cooperación-ajuste-deuda*, de asumir una postura de legitimación de nuevos ajustes y más endeudamiento?

R: En cierta forma sí. Sentí que siempre se decía que la « ayuda » era buena, era correcta, necesaria, pero no se exigió que se clarifique hacia donde irán los fondos, como se emplearán, con que tasa y en que forma se devolverán...

Y por otra parte, faltó una propuesta de Nuevo Diálogo entre el Norte y el Sur, o por lo menos entre nuestra región y Europa. Tenemos que empezar a redefinir los términos en la relación económica, social y política para avanzar hacia una nueva agenda de cara al futuro. Porque es de temer que, a largo plazo, el nuevo paquete de la deuda conlleve consecuencias más dramáticas que el impacto del mismo Mitch.