Conferencia:
Dr. Daniel Cibils *
Cuando recibo
la invitación de APU para participar como neurofisiólogo en un congreso sobre
el
cuerpo buscando un diálogo posible entre disciplinas distintas, me
resulta un desafío interesante dado
que son disciplinas que tienen un objeto de estudio diferente;
para unos el inconsciente y para otros el
cerebro y su funcionamiento, además de tener metodología y marco
teórico propio.
Esto
implicaría pensar si nuestras explicaciones del funcionamiento neural podrían o
no tener un
correlato con lo psíquico.
Nuestro
encare entonces no será un intento de explicación de la psiquis desde las
neurociencias
sino buscar los puntos de contacto, adelantando desde ya que los
fenómenos psicológicos tal vez sean
de los mas difíciles de abordar para la neurofisiología.
Partiremos de reconocer que no obstante el gran desarrollo tecnológico del ultimo siglo ello no
nos ha permitido desentrañar más que aspectos parciales de cómo funciona el cerebro en alguna de
sus capacidades básicas como el percibir, planificar, aprender y recordar, además de mantener la atención
o dormir y dentro del dormir tener ensueños, etc.
Mirando
la neurofisiología retrospectivamente, hace casi un siglo Hans Berger descubre
las ondas
cerebrales en el hombre. Pensó que esto permitiría la comprensión del
funcionamiento del cerebro
y contribuir
al diagnóstico de las enfermedades
mentales.
Podríamos decir, un siglo después, que la actividad psíquica es la
esfera donde el estudio de las
ondas cerebrales ha mostrado menor
utilidad.
Paralelamente su aplicación fue notable y se
avanzó significativamente en el estudio de muchas
enfermedades neurológicas como ser la
epilepsia, las demencias, los trastornos del sueño, etc.
La neurofisiología clínica hasta la década del 70 no se ocupó especialmente de la esfera cognitiva
y es recién merced al desarrollo de técnicas como los Potenciales Evocados y la EEG-Computarizada que
los aspectos cognitivos cobran relevancia en la investigación neurofisiológica.
Un
siglo después del desarrollo de la visión localizacionista para explicar el
funcionamiento del
cerebro, esta sigue teniendo una amplia aceptación en las
neurociencias.
Una de las razones de esta aceptación es su
poderosa proyección en la terapéutica neurológica
donde muchos procesos patológicos que alteran
una determinada función tienen un asiento neural bien
localizado.
La
visión localizacionista del sistema nervioso central ha dificultado en cierta
medida el avance en
la comprensión del funcionamiento global del
cerebro, dado que actualmente se
considera que no existe
un locus cerebral para cada aspecto
neurológico o psíquico diferente.
Así en
neurología se interpreta que una sintomatología dada, es debida a la suma de
alteraciones
locales, regionales, hemisféricas y de efectos a distancia. Las
lesiones neurológicas afectan a la arquitectura
cognitiva fundamentalmente por mecanismos de desconexión de vías,
tal como desarrolló Geschwing.
REALIDAD Y
ESPEJISMO DE LA TECNOLOGÍA
El fascinante
progreso tecnológico en el campo de las neuro-imágenes, ya sea anatómicas :
tomografía axial computarizada (TAC),
resonancia nuclear magnética (RNM); como también
neuroimágenes funcionales: tomografía por
emisión de positrones (PET), tomografía por emisión de
fotón único (SPECT), resonancia magnética funcional (f-RNM),
afianzan nuestros desarrollos en la
comprensión del “donde” (locus) y nos distrae del encare del “como”
(mecanismos).
La capacidad
de estudio estructural del cerebro ha llegado con la RNM a fracciones de
milímetro.
A casi un siglo de los trabajos neurohistológicos de Ramón y
Cajal, nos aproximamos a disponer de la
histología del cerebro del hombre in vivo y en forma no invasiva.
Revisaremos
sumariamente los avances tecnológicos en el estudio de las funciones cerebrales
en
relación al desarrollo de las neurociencias
Cuando
observamos estas increíbles imágenes durante tareas cognitivas (SLIDES), no
debemos olvidar
que ellas reflejan fenómenos tan alejados de la psiquis como el
aumento del consumo de glucosa o un
cambio localizado del flujo sanguíneo capilar o de la oxigenación
de la sangre en un determinado lugar
de la corteza.
(scaneado de Mesulam Pag. 236b)
No tenemos
hoy a nivel de los estudios neurofisiológicos un desarrollo tecnológico similar
a las
neuroimágenes anatómicas. Se podría decir que nuestra capacidad de
estudio funcional del cerebro es:
“de una función en algún
lugar”.
No disponemos
de una neuroimagen funcional comparable a la información que en escala global
nos
da la neuroimagen anatómica.
No sabemos
cuál será el avance en la tecnología que nos permitirá estudiar funcionalmente
el cerebro
como un todo, de la misma manera que hoy podemos estudiar toda su
estructura anatómica.
Algunos avances sugieren que este
desarrollo estará basado, al igual que la RNM, en tecnologías
electromagnéticas.
Nuestro
cerebro funciona con patrones dinámicos de conexión entre diferentes áreas,
algunas
vinculadas fuertemente con el nivel de los receptores y otras con niveles de integración.
Se han
encontrado nuevas estructuras funcionales denominadas “áreas de interrelación
multimodal”.
Estas áreas se ponen de manifiesto cuando hay simultaneidad de
percepciones de diferente tipo.
Si se
solicita realizar un reconocimiento de fotos de caras y asociar el nombre a
cada foto, el correcto
resultado de cara + nombre muestra actividad localizada en
áreas diferentes.
((SLIDE # 5) Consumo de oxígeno ( PET ) registrado simultáneamente con RNM. Tarea
realizada: asociación correcta
cara + nombre. Se observa actividad principal en amígdala e
hipocampo derecho + via
occipitotemporal inferior + etc.)
Tomado de Mesulam, idem)
Este “neo”-localizacionismo muestra áreas donde
estarían estas integraciones multimodales.
A un nivel de
más complejidad, la asociación perceptiva entre aportes sensoriales diversos,
más rastros
mnésicos, más elementos emocionales, es
de tal diversidad que escapa incluso a estas concepciónes neolocalizacionistas.
La red del
cerebro la pensamos como dinámicas asociaciones multimodales sin un anclaje
anatómico
único, cosa muy difícil de comprobar
empíricamente por el momento.
Esto nos permitiría
desarrollar la idea de un relacionamiento multimodal en niveles de complejidad
progresivos en el cuerpo neurobiológico
hasta niveles neuropsicológicos.
En la
comprensión de la interrelación cerebro-psiquis tenemos una rica experiencia
integrándonos
como neurofisiólogos en la
Neuropsicología. Esto ha
contribuido notablemente al conocimiento en
campos como la memoria, el lenguaje, la
percepción visual, etc.
Una de las
mejores síntesis de esta integración son las redes del cerebro de Mesulam.
Esta reformulación de la actividad cerebral basada en datos anatómicos, neurofisiológicos, clínicos, psicológicos etc.; es una suma de un siglo de estudios sobre el cerebro/mente.
Por su
vinculación con la psiquis he subrayado dentro de las redes de Mesulam, la red
hipocámpico-amígdalo-entorinal, que se
relaciona especialmente con las emociones y la memoria.
Hay trabajos
en animales que muestran un doble circuito neural vinculado con las emociones
que evidencia un doble archivado o
inscripción de la experiencia emocional.
Este doble
circuito está relacionado claramente a estructuras neurales diferentes dentro
del complejo hipocámpico-amígdalo-entorinal.
Uno de estos
circuitos es consciente y el otro inconsciente.
Mientras que
el circuito consciente involucra
principalmente el hipocampo y la
corteza cerebral
relacionada, el circuito inconsciente
involucra la amígdala cerebral y sus conexiones con el hipotálamo.
La amígdala y
el hipotálamo mediarían las respuestas neurovegetativas y conductuales
inconscientes
y el hipocampo con su cortex
relacionado, la memoria conciente, (Bechara y cols.).
En el hombre se han encontrado similares
respuestas vegetativas frente a estímulos de tipo
atemorizante previamente condicionados.
Si por alguna razón el hipocampo se daña, el
sujeto, aunque no tenga recuerdo consciente de
cual fue la causa atemorizante,
presentará las respuestas vegetativas y conductuales frente al estímulo.
Hay
experiencias en animales que muestran que las respuestas neurovegetativas y las
conductas
de temor están presentes siempre que
las amígdalas cerebrales no estén dañadas.
En las fronteras de la neurofisiología podríamos dejar abierta una pregunta sobre la vinculación de
esta doble memorización biológica con los hallazgos y las teorías del psicoanálisis.
Dentro de las
técnicas neurofisiológicas que disponemos para el análisis de cómo
funciona el cerebro,
nos referiremos a algunos aspectos de
estudios realizados con Potenciales
Evocados.
Los potenciales evocados son una medida fisiológica que nos permite el estudio de las
estructuras
receptoriales primarias, de niveles superiores
de integración sensorial y también de procesos cognitivos.
Diferentes
tareas cognitivas se asocian a especiales respuestas fisiológicas denominadas
“potenciales
evocados cognitivos”.
Por ejemplo,
a un sujeto se le da a escuchar dos tonos
diferentes, A y B que se presentan al azar en
muy diferente proporción (ejemplo 80 %
del A y 20% del B) y se le instruye a que realice la suma menta
del tono menos frecuente, “B”.
El sujeto
realiza una discriminación auditiva tonal (reconocer ambos tonos como
diferentes) y además
un trabajo cognitivo, o sea contar los
tonos “B”
La percepción de los dos tonos A y B
genera potenciales evocados vinculados
a las estructuras
sensoriales que son iguales para ambos
tonos, pero genera otro tipo de respuestas denominadas
potenciales
evocados cognitivos solamente frente al reconocimiento y procesamiento de
suma del tono B.
(Scaneado de Chiappa
K. , pag 533)
Se genera un potencial cognitivo llamado onda
P300. Hay ciertas características de
este potencial
que varían con la complejidad del trabajo mental solicitado.
Se ha
encontrado que este potencial cognitivo P300 (estudios con f-RNM ; Linden, 1999),tiene varios
orígenes anatómicos; áreas parietales,
insula, región temporoparietal y frontal, lo que indica que la
generación de dicha respuesta cognitiva
depende de la participación de diferentes estructuras.
Una tarea
cognitiva como la que explicamos anteriormente requiere fundamentalmente
procesamiento
auditivo. Pero otra tarea que sume otro
tipo de información sensorial con otra
forma de respuesta
implicará otra configuración cognitiva
diferente basada en una diferente asociación anátomo-funcional.
Hay otros
potenciales cognitivos.
Si a un sujeto
en forma inadvertida se le intercala un sonido no esperado, “C” entre los “A” y
“B”, se
genera otra respuesta que solamente
aparece frente a lo inesperado del estímulo. A estos potenciales
cognitivos se los llama “potenciales de novedad”.
Existen por lo tanto hallazgos
neurofisiológicos de la actividad cognitiva expresados por ondas que
muestran la concordancia y la discordancia entre lo esperado y lo recibido.
Esto sugiere
un procesamiento de la información proveniente del mundo externo en base a
modelos
de percepciones que estarían en nuestro
cerebro.
Con
referencia al discurso, hay también
potenciales cognitivos especiales que se generan cuando
aparece una palabra no esperada en la
oración, (onda cognitiva N400)
Si escuchamos
la frase: “La madre le estaba dando de mamar al libro”,..... la palabra
“libro”,
(inesperada en el contexto de lo que se
estaba escuchando y que simultáneamente a la escucha atenta,
estaba previendo ya su contenido
inmediato), genera un potencial cerebral que evidencia lo incoherente
en el discurso.
Estos
supuestos modelos o representaciones serían no solo de lo que percibo como también ...
de lo que quiero hacer.
Hay experiencias que sugieren que
habría también modelos internos de las respuestas, ya sea de
un simple gesto o de comportamientos
más complejos.
La
realización de una tarea motora implica un control de los movimientos y la corrección instantánea
de los errores que se puedan producir.
Se va ajustado permanentemente la ejecución a
un modelo cerebral de la respuesta, en la medida
que se va percibiendo consciente/inconcientemente
su propia ejecución.
Aquí también
hay señales fisiológicas del cerebro a las “fallas”
en la ejecución de la respuesta.
Estas actividades neurales vinculadas a la detección
de errores en la ejecución se han
descrito
por f-RNM en el cíngulo y corteza
frontal izquierda. (Khiehl K. y cols.
2000)
Hay
investigaciones que muestran que pacientes con lesiones cerebrales traumáticas
no pueden
corregir los errores en la ejecución y
no presentan en su cerebro estas señales de error.
Si la
neurofisiología nos muestra este chequeo permanente de errores frente a modelos
simples
de ejecución de conductas motoras, nos
preguntamos:
¿
Existirán modelos para conductas más complejas o estas se escaparían al dominio de
exploración neurofisiológica por la
multideterminación que implica?
Pregunta
muy interesante pero de difícil
respuesta actualmente ya que la
instrumentación
experimental no es actualmente viable.
Hay que decir que alguna de estas respuestas cerebrales de
error frente a esquemas de exploración
simples se obtienen estudiando un sujeto dentro de un resonador
magnético.
Mientras la neurofisiología en la segunda mitad del siglo XX consideraba al
sustrato neural de la conciencia como uno de sus temas más difíciles, no es
hasta cerca de un par de décadas en que se empiezan a plantear correlatos
neurofisiológicos relativos a los procesos inconscientes.
El estudio de “lo inconsciente” o “lo no-consciente”, es abordado desde las
neurociencias como constituido por múltiples modalidades de: funcionamiento, de
tipo de inscripción y de origen.
En este punto merece citarse el artículo
de J. Kihltrom,1987, sobre la Cognición
Inconsciente
(en sus aspectos subconciente,
preconciente, etc.)
En un reciente artículo de Bernat y cols. de 2001 sobre la evidencia neurofisiológica de
percepciones inconscientes es un trabajo sobre potenciales evocados cognitivos generados a partir de
estímulos no conscientes.
Esta investigación se hizo utilizando estímulos producidos por imágenes de muy breve presentación
visual, (microflashes de imágenes presentadas unos pocos milisegundos), que es una técnica usada en
la exploracion de percepciones inconscientes desde hace décadas.
Basados en
las teorías de detección de señales se
demostró que los estímulos empleados eran
totalmente inconscientes.
Mediante
registro del potencial cognitivo P300, sin ninguna participación del paciente
se observó que
existía un reconocimiento discriminado
del cerebro de los diferentes estímulos inconcientes.
Estas
investigaciones aportan evidencia
neurofisiológica de que se registra información en respuesta
a estímulos no conscientes para el
sujeto.
Es razonable
presumir que este procesamiento de la información inconciente pudiera ocurrir
no
solamente con las imágenes sino también
con otras informaciones sensoriales.
Hay otros
estudios que muestran que hasta un condicionamiento de tipo evitativo puede ser
realizado inconscientemente.
Pensando en
estas experiencias sumamos interrogantes:
¿ Cómo participarían las percepciones inconscientes
en la estructuración psíquica, en el desarrollo
de patología, etc. ?
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La neurología
nos muestra algunas experiencias que nos hacen pensar cómo el funcionamiento
del cerebro se integra con la
conciencia y con las percepciones inconscientes
Diferentes estudios basados en la interrupción ya sea anatómica como funcional entre los
hemisferios cerebrales nos plantean el problema de percepciones inconscientes y cómo ellas se procesarían.
En el
tratamiento de algunos tipos de epilepsia es necesario recurrir a la separación quirúrgica de
los hemisferios cerebrales mediante la
sección del cuerpo calloso.
Una particularidad de esta nueva configuración anátomo-funcional del cerebro llamada “cerebro
hendido o dividido” es que las imágenes pueden llegar exclusivamente al hemisferio izquierdo o al derecho
Desde los
estudios de Sperry y Gazzaniga en estos pacientes con cerebro dividido, se
conoce que
la imagen que llega al hemisferio
izquierdo es consciente y la que llega al hemisferio derecho es inconsciente.
No obstante ser inconsciente, la imagen que llega al hemisferio derecho puede provocar respuestas comportamentales en el individuo.
En un ejemplo clásico explorando estos pacientes, se le proyectó a un sujeto la foto de una mujer
desnuda en una actitud ridícula. Cuando la información llega al hemisferio izquierdo el sujeto se ríe y es
consciente del contenido de la foto.
Si la misma foto se proyecta en el hemisferio derecho, se consigue que el sujeto, aunque no sea
conciente de la imagen, también se ría.
Interrogado
en ése momento de por qué se está riendo el sujeto dice: “esta máquina es
graciosa”, (refiriéndose a la máquina que le proyecta las imágenes)
Obviamente
esta respuesta se podría interpretar como una racionalización, producto de la
autoobservación de que se está riendo y
de la necesidad de una explicación de risa a los demás.
Esto ha
llevado a plantear que el hemisferio izquierdo tendría una función de “dar sentido e
interpretar
las percepciones inconscientes”.
Ello indicaría una permanente construcción
del mundo exterior por nuestra psiquis, ya sea con
la información consciente como con la
inconsciente
Shallice
(1988) propone que la conciencia es el resultado de la actividad integrada de
diversos
sistemas distribuidos (no hay un
“órgano” de la conciencia, ni una topografía a donde poder referirla).
LA PALABRA:
SU MEMORIZACION, SUS ARCHIVOS
El lenguaje, desde la percepción de los sonidos, su decodificación, la traducción a un código
fonémico, la búsqueda dentro de un lexicon fonológico y hasta el apareamiento y búsqueda dentro del
sistema semántico, son procesos que habitualmente ocurren de manera no consciente.
Se han
encontrado que los componentes fonéticos y visuoespaciales del lenguaje son
almacenados
con una cierta selectividad en diferentes estructuras de ambos
hemisferios.
Esto
indicaría que la memoria tendría un anclaje distribuido en el cerebro.
Algunas
piezas del trazo mnésico tendrían casilleros predeterminados. Mientras que los
componentes visuoespaciales tienen un procesamiento y memorización
fundamentalmente hemisférico derecho, el
análisis fonético y la memoria fonética
se hace principalmente en el izquierdo.
En
investigaciones realizadas por nuestro Grupo de Cirugía de Epilepsia del
Instituto de Neurología,
(#) sobre la dominancia hemisférica del
lenguaje y la memoria, se utiliza la abolición funcional de uno de
los hemisferios cerebrales por
inyección de un anestésico barbitúrico de acción ultracorta. Este estudio,
denominado Test de Wada, bloquea
funcionalmente (entre otras
estructuras) el hipocampo por unos
minutos.
La diferente
inscripción en la memoria de los componentes fonemáticos y visuoespaciales del
lenguaje puede analizarse en la
siguiente paciente estudiada en el Grupo.
Se anestesia
el hemi-cerebro derecho a una paciente y se le muestra una hoja de papel que
tiene
una imagen de un pescado.
Se le
pregunta qué es, y la paciente denomina correctamente la imagen diciendo: “un
pescado”.
Interrogada
luego de finalizado el efecto del anestésico sobre qué objetos se le habían
presentado,
la paciente menciona haber dicho la palabra “pescado”, pero
no recuerda haberlo visto.
Tiene un
rastro de memoria fonético de la palabra “pescado” pero no recuerda la imagen del pescado.
Este caso, objetiva claramente la memorización diferente de los componentes fonemáticos y visuales de
la imagen del pescado. La anestesia del hipocampo derecho impide la memorización de los elementos
visuales de la imagen y solamente queda el recuerdo de lo fonético en el hipocampo izquierdo.
Podríamos seguir avanzando y aventurarnos teóricamente a una aproximación de los diferentes y
simultáneos registros mnésicos del mundo exterior y vislumbrar en qué medida se podrían integrar
elementos conscientes e inconscientes en nuestra aprehensión del mundo externo.
Basados en estas dos experiencias neurológicas previas podríamos plantear la siguiente posibilidad,
que teóricamente denominaremos: “el ejemplo del mate”.
Frente a un
objeto que se presenta visualmente, ejemplo:
fotografía de un mate, la
mente
automáticamente asocia una carga semántica
y almacena al menos 3 registros más que la memoria
visual del objeto:
Se percibe
una imagen y simultáneamente se le asocia una PALABRA + la FIGURA de ésa
palabra + el SONIDO de la palabra.
De estas (al
menos) cuatro inscripciones mnésicas relacionadas, una tentativa de evocación
podría
recordar solamente alguna de estas inscripciones.
Recordando el
ejemplo del test de Wada, podríamos plantear que frente a la visión de la
FIGURA MATE,
-
el
hemisferio izquierdo podría recordar el SONIDO de la palabra asociada a la
imagen
-
y
el hemisferio derecho la FIGURA de la palabra asociada a la imagen mate.
Y como trazo
diferido, aunque no se hubiera pronunciado ningún sonido frente a la imagen
proveniente del mundo exterior, podrían quedar en la memoria del sujeto
solamente rastros mnésicos
de las asociaciones fonémicas y/o de la imagen de la palabra.
Esto nos
lleva a pensar que dicho “sonido” que
solo existió en la psiquis frente a un silente objeto
visual, se podría asociar con
percepciones reales o hasta con otros rastros mnésicos de otras imágenes
anteriores y/o con sus correspondientes
transcripciones lexicales.
Desarrollando esta línea de pensamiento podríamos a su vez sumar aspectos no-conscientes y
hasta culturales de la palabra MATE. Podríamos teorizar que la palabra “mate” tiene más de un significado
en nuestra cultura: un objeto, una bebida, es un sinónimo popular rioplatense de “la cabeza” y hasta con
diferente acentuación puede relacionarse con el verbo matar.
En este nivel ya intuimos los diferentes niveles de “lo real”, desde la imagen retiniana hasta el
símbolo.
Podríamos
pensar que en la realidad, (¿ cuál realidad ?) el recuerdo podría ser el de las
diferentes inscripciones pero no necesariamente de la imagen del objeto
externo.
Como mencionamos anteriormente, hasta una
conducta podría ser la expresión de asociaciones
entre rastros inconscientes.
Esto nos
sugiere, desde determinados hallazgos de las neurociencias, una creación
psiquica del
mundo.
Nos llevaría a
pensar que nuestra mente trabaja conscientemente e inconcientemente con muchos
registros, unos provenientes del exterior y otros generados por
nuestro cerebro en asociación con otros
estímulos.
Para
finalizar, estos aspectos tratados nos sugieren puntos de encuentro con el
psicoanálisis y
podrían aportar una idea de cómo desde
las neurociencias nos aproximamos a la relación cerebro-mente
en un salto muy difícil, quizás... imposible.
Siendo el inconsciente el objeto de estudio del psicoanálisis hemos seleccionado dentro de la
neurofisiología algunos puentes multidisciplinarios, ya sea desde las percepciones no concientes, desde
la diferente inscripción mnésica de la palabra o de las emociones hasta algunas ventanas neurofisiológicas
a la creación psíquica del mundo exterior.
Alguno de estos problemas entrelazan ambas disciplinas en una búsqueda conjunta construida desde
nuestra diferente teorización, metodologías y límites.
o-o-o-o-o-o-o
Este trabajo multidisciplinario puede ser objetivado
en el siguiente SLIDE que muestra una nueva neuroimagen funcional
de
la posible interdisciplina cerebro-inconsciente, producto de mis divanes, la
amistad con APU y sus integrantes.
(SLIDE-en
broma)
BECHARA A. y cols. Double dissociation of conditioning and declarative
knowledge relative to the
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CHIAPA K., Evoked potentials in Clinical Medicine, 3º edición.Lippincott-Raven,
1997
(#) Estudios no publicados realizados
en abril/2002 conjuntamente con los Dres. J.C.Alcántara y
Nora Rodríguez, Fga.N.Gonzalez, A. de
Tenyi y neurólogos del Grupo de Cirugía de Epilepsia, Inst. de Neurología.
* Neurólogo. Profesor Agregado titular del Instituto de Neurología.
Jefe del
Dpto. de Neurofisiología Clínica del Instituto de Neurología, Hospital de
Clínicas, Ftad. de Medicina, UDELAR,
Montevideo/Uruguay. (
Sitio Web: www.chasque.apc.org/dcibils ).
Dirección
postal: Guipúzcoa 435, Montevideo CP 11300, Uruguay.
Email: dcibils@chasque.apc.org
Agradecimientos:
El autor agradece la valiosa ayuda en la discusión de esta conferencia
al Dr.Sergio Dansilio.