Frances Kissling
(Presidenta de CDD) visita la Comisión de Salud de la Cámara de
Senadores
Presidenta de la Organización
Catholics For a Free Choice CFFC (Católicas por el Derecho a
Decidir) de los EEUU, desde 1982. Organización no gubernamental
de reconocimiento internacional dedicada a los Derechos de las
Mujeres, el fortalecimiento de la Sociedad Civil y la Salud
Reproductiva, a través de la investigación, la educación y el
análisis político.
Frances Kissling es una reconocida pensadora y disertante sobre
asuntos vinculados a la religión, las políticas de población y
los derechos sexuales y reproductivos. Ha tenido un prestigioso
desempeño en "lobby" parlamentario, destacándose su intervención
en la Cámara de los Lores en Inglaterra.
Ha participado en la capacitación de profesionales vinculados a
la salud en países tales como Brasil, México, Filipinas,
Alemania, Polonia, Irlanda y los EEUU. Ha sido una de las
principales voceras en el debate internacional de las
Conferencias de Naciones Unidas vinculadas a estas temáticas.
Es integrante de los Comités Directivos de las siguientes
instituciones: Religious Coalition For Reproductive Choice, Alan
Guttmacher Institute, IBIS Reproductive Health, y fundadora de
Global Fund for Women. Sus artículos han sido publicados en New
York Times, Washington Post, Boston Globe, London Guardian y
diversos periódicos de todo el mundo.
Damos la bienvenida a la señora Frances Kissling, Presidenta de
la Organización Católicas por el Derecho a Decidir, quien ha
venido acompañada por un grupo de distinguidas colegas y amigas,
las señoras Grela y Abracinskas.
Con mucho gusto le ofrecemos el uso de la palabra.
Señora Kissling: Ante todo quiero aclarar que está
circulando un rumor equivocado, tal vez propagado por el señor
Vicepresidente, acerca de que mi español es perfecto, lo cual no
es verdad; por lo tanto, tendré que hablar en inglés y la señora
Johnson hará la traducción.
Quiero agradecer la invitación y decir que vengo aquí con
humildad. Soy ciudadana de los Estados Unidos y no comparto el
punto de vista de que mi país tenga algún derecho a decir a los
otros países qué hacer con sus propias leyes. Hacer eso me
parece algo totalmente inapropiado. No obstante, acudo a este
ámbito porque algunos amigos y colegas han considerado que yo
podría aportar alguna información o algunas ideas que quizás
sirvieran para el debate actual sobre el problema que están
tratando acerca de la salud reproductiva y, sobre todo, la
cuestión del aborto que está contenida en el proyecto de ley a
estudio.
Hace treinta años que estoy trabajando sobre este tema y he
tenido el honor y el privilegio de encontrarme con
parlamentarios en muchos países de América Latina, Europa y, por
supuesto, en mi propio país, los Estados Unidos. También he
leído mucho material sobre las distintas leyes que se han
consagrado en materia de salud reproductiva y aborto. Debo decir
que no siento envidia de ningún Legislador que tenga que tratar
este tema, pues es sumamente complejo y ningún país se ha
quedado totalmente satisfecho con la ley aprobada.
Cada vez más, no solamente con respecto al aborto, sino también
a la salud reproductiva, los Legisladores están teniendo que
enfrentar preguntas morales muy complejas, que anteriormente
quedaban circunscriptas al ámbito de la ciencia y de la medicina
y no entraban al ámbito del Derecho, de la ley. Sé que estas
cuestiones incluyen, por ejemplo, el tema de la reproducción
asistida, que tengo entendido esta Comisión ha estado tratando.
En los Estados Unidos, está todo lo atinente a la investigación
genética para tratar de curar o buscar la solución a las
enfermedades genéticas. Todas estas cuestiones no son de
respuesta fácil, por lo que los Legisladores se encuentran,
entonces, en una difícil posición, ya que tienen que elaborar
normas rígidas y claras para situaciones que es mejor dejarlas
libradas a la conciencia y a la decisión de cada individuo.
Con respecto a este tema, que conlleva cuestiones morales además
de legales, hemos visto que las religiones expresan su deseo de
participar en el debate público. Estoy totalmente a favor de que
todas las religiones y todos los grupos religiosos tengan
oportunidad de expresar sus puntos de vista, porque esas
instituciones son parte, de hecho, de la sociedad civil y tienen
derecho a difundir los conocimientos que han ido acumulando a
través de los siglos. Pero es muy importante, ya que compartimos
el concepto de la democracia plural y laica, que ninguna
religión, institución religiosa o la religión en general se
transforme en la base o el fundamento de la ley.
En cuanto al tema específico del aborto, quería compartir con
ustedes una información -aunque quizás ya están al tanto de
ella- que señala que la mayoría de las religiones del mundo
tienen opiniones distintas sobre si el aborto puede ser una
decisión moral en algunas circunstancias y, sobre todo, sobre la
pregunta acerca de en qué momento el feto se transforma en
persona. Por ejemplo, en la religión judía, generalmente se cree
que el feto no se transforma en persona, no llega a tener
identidad como tal, hasta que la cabeza del bebé sale del canal
de parto, ya que el momento de la primera respiración del bebé
es cuando Dios da vida a esa persona.
Con respecto a las religiones cristianas, el momento en que el
feto se transforma en persona se vincula, en general, al proceso
de desarrollo fetal, y la tendencia mayoritaria es pensar que
éste se transforma en persona cuando tiene lugar el desarrollo
del sistema neuronal, pues lo más probable es que ese sea el
momento.
La mayoría de las iglesias protestantes han hecho declaraciones
formales a favor del aborto legal; por ejemplo, las Iglesias
Metodista, Luterana, Episcopal y Presbiteriana han declarado
ante los Parlamentos y también ante sus Asambleas Generales, que
hasta antes del momento de la viabilidad del feto, la decisión
con respecto al aborto se debe dejar a la conciencia de la
mujer.
Hasta en el Islam, que consideramos una religión sumamente
conservadora en cuanto a cuestiones de salud reproductiva y
derechos de las mujeres, se entiende que el feto se transforma
en persona solamente ciento veinte días después del momento de
la concepción. A su vez, vemos que hasta en los países
musulmanes más conservadores, como es el caso del Irán y
Afganistán, se han liberalizado las leyes con respecto al
aborto, siendo ahora legal en las primeras doce semanas del
embarazo.
Es la tradición católica la que ha sido más identificada con una
prohibición absoluta del aborto, inclusive en situaciones en que
está en riesgo la vida de la mujer, y existe una creencia, de
mucha envergadura, de que la Iglesia Católica enseña que la vida
empieza en el momento mismo de la fertilización. Sin embargo,
esa creencia no es correcta. En 1974, un año después de
legalizado el aborto en los Estados Unidos, el Vaticano realizó
una declaración sobre el aborto voluntario, la cual no ha sido
contradecida o retirada por lo que sigue vigente. En ella, el
Vaticano reconoce que no sabe, con certidumbre, cuándo el feto
llega a ser una persona. También reconoce que no existe un
acuerdo entre los teólogos y los cleros sobre esta pregunta.
Por supuesto que les puedo brindar todos los documentos en
español, en especial el relacionado con el Vaticano, como así
también las declaraciones de las otras religiones para demostrar
la base de lo que estoy exponiendo.
Hace dos años el Papa emitió una encíclica, "Evangelium Vitae",
en la cual se reiteró la prohibición absoluta del aborto. Un
borrador de ese documento contenía la afirmación de que la
oposición de la Iglesia al aborto era una enseñanza infalible.
Esa fue la primera vez que se usaban esas palabras con respecto
al tema del aborto. No obstante, cuando se emitió el documento
final, esa frase se había borrado. Ese hecho da cuenta de que
existió un diálogo interno dentro de la Iglesia Católica, por el
cual se reconocía que todavía -es un tema abierto- no había una
posición definida sobre este asunto y que la prueba de la
infalibilidad no se tiene que aplicar a la cuestión del aborto.
Eso implica que los católicos tienen el derecho de expresar su
desacuerdo con la Iglesia y actuar según su propia conciencia en
este tema.
Todos quienes participamos en actividades de cabildeo o de
"lobby" político, sabemos que en algunos momentos, en el proceso
de dichas actividades, expresamos nuestros puntos de vista con
mayor firmeza de la que en realidad refleja la base de nuestros
argumentos; es decir, expresamos muy fuertemente nuestras
opiniones. La Iglesia institucional también se comporta como
otro actor que trata de influir en el proceso de elaboración de
políticas públicas. Eso hace que, muchas veces, no se refleje en
el discurso de cabildeo de la Iglesia la real incertidumbre o la
verdadera apertura que sigue existiendo sobre estos temas dentro
de la propia institución.
Por último, quisiera referirme a otro aspecto de este tema y,
posteriormente, estoy a la orden de los señores Senadores para
responder sus preguntas.
Muchos elementos de la enseñanza religiosa, de hecho, apoyan la
perspectiva de la despenalización del aborto. En todas las
religiones se expresa un valor muy alto por la protección de la
salud de todas las personas -incluyendo las mujeres y las
madres, la vida y la salud- así como por la necesidad de
promover la familia saludable. La realidad es que si analizamos
el alto costo humano del aborto ilegal e inseguro, puede
entenderse que para la gente que está preocupada por la salud de
las mujeres y los niños, el tema central o vital sea el de cómo
impedir que las mujeres mueran. Vemos que ningún país ha podido
impedirlo, pero observamos que tampoco han hecho un esfuerzo por
hacer valer la legislación que criminaliza el aborto. Por lo
tanto, el aborto existe y, sea legal o ilegal, se practica.
La pregunta central de este debate para la gente que se preocupa
por la salud de la mujer debe ser si las mujeres van a tener que
seguir sufriendo por los abortos o si van a poder hacerse un
aborto seguro, según su propia conciencia, en condiciones
adecuadas para después seguir su vida y constituir su propia
familia en los términos que consideren más apropiados.
Para las personas que creen que el aborto siempre es inmoral y,
sobre todo, para los Legisladores que se preguntan si tienen el
derecho de legalizar algo que ellos consideran que siempre es
inmoral, quisiera remitirme a algo que dijo Santo Tomás de
Aquino, un gran pensador de la Iglesia Católica, hace muchos
siglos. Cuando los Legisladores de su época le preguntaron si
deberían penalizar o prohibir la prostitución, que claramente
era inmoral, respondió lo siguiente: "No; no deben hacer que la
prostitución sea ilegal. No todo lo que se considera inmoral
debe tornarse ilegal". De la misma forma que con la problemática
del aborto, Aquino comentó que no percibía en el país ni en las
autoridades la voluntad de hacer valer una ley en contra de la
prostitución, y que creía que si elaboraban una ley que no
tuvieran ninguna intención de implementar o de hacer regir
después, eso redundaría en que toda la sociedad le faltaría el
respeto a las leyes y, en general, al Derecho. Entonces, el
mayor beneficio para la sociedad radica en elaborar leyes con
respecto a las cuales exista voluntad de implementarlas y no
simplemente en legislar en base a lo que se considera moral o
inmoral.
Culmino agradeciendo la invitación que nos han extendido y la
paciencia que nos han brindado concediéndonos tanto tiempo.
Estoy a vuestra disposición para contestar cualquier pregunta
que deseen formular y, al mismo tiempo, les deseo mucha suerte
en esta tarea tan difícil que están enfrentando.
Quiero que sepan también que en todo el mundo las mujeres están
conscientes de lo que está pasando en este momento en el Uruguay
respecto a este tema. Seguramente están esperando que la
resolución sea a favor del aborto.
Señora Xavier: Agradezco vuestra presencia y la
información que nos ha aportado. Considero que este es un tema
muy difícil pero que hay que abordar. La realidad sanitaria de
nuestro país está reclamando, de parte del Poder Legislativo,
que se dé una respuesta. No tengo la certeza acerca de cuál
será, pero sí creo que no podemos negarnos a discutir un tema
por más difícil que éste sea.
En lo personal, debo decir que estoy convencida, no sólo como
Legisladora sino también como médica, de que este es un buen
proyecto de ley, que enfatiza la prevención y, realmente, creo
que el centro de este asunto está justamente allí, porque no hay
nadie que esté a favor del aborto sino que lo que se quiere es
tener una maternidad deseada. A su vez, desde el punto de vista
legislativo, refuerza la concepción laica que este país tiene;
precisamente, los Legisladores, cuando legislamos, no podemos ni
debemos trasladar nuestras creencias religiosas, por más firmes
que sean, puesto que debemos trabajar para el conjunto de la
sociedad, que es diversa, sobre todo en este país conformado por
inmigrantes de todo el mundo, aunque básicamente seamos de
procedencia española e italiana. Sin duda, en nuestra población
existe una profunda base religiosa, y creo que si eventualmente
esta ley fuese rechazada por buena parte de la sociedad, nuestro
pueblo tiene mecanismos para confirmar o no la voluntad de los
Legisladores.
Por lo tanto, pienso que lo más importante es iniciar este
proceso y ver hasta dónde llegamos, porque la muerte injusta de
mujeres pobres nos tiene que sensibilizar.
Señor Presidente: Agradezco vuestra visita y los aportes
realizados con respecto a una problemática tan complicada sobre
la que existe la necesidad de que se transforme en un tema
parlamentario a efectos de buscarle soluciones. No se trata sólo
de la muerte de la mujer, sino que existe toda una patología
vinculada a la práctica insegura de los abortos, que en
reiteradas oportunidades es mucho más gravosa que el aborto en
sí mismo.
Por otra parte, de nuestras lecturas ha quedado claro que una
ley de salud reproductiva para la mujer puede disminuir en forma
notoria la necesidad del aborto, sobre todo cuando esa salud
reproductiva va acompañada de una tarea de docencia o de
instrucción. Hay experiencias en Europa que han demostrado el
abatimiento notorio de los abortos cuando esa práctica,
motivación o necesidad se transforma en una tarea educativa
hacia la pareja y hacia la mujer.
Señora Abracinskas: Queremos agradecer a la Comisión que
haya recibido con tanta celeridad a la señora Frances Kissling.
Por pertenecer a organizaciones de mujeres que están
participando de una sociedad civil muy activa que está siguiendo
todo ese debate, queremos ponernos a disposición de la Comisión,
ya sea para proporcionar material o para aportar reflexiones.
Sabemos que es un tema complejo y, por tanto, es difícil
legislar para no imponer ninguna posición hegemónica; creo que
esto hace a los nuevos desafíos de la democracia: cómo abordar
políticamente temas que tienen una diversidad de éticas
individuales. En tal sentido, queremos dejar material que forma
parte de la documentación que tiene Católicas por el Derecho a
Decidir y ponernos a disposición para cualquier consulta que
deseen realizar.
Señora Aguilera: De parte de la Comisión Nacional de
Seguimiento y teniendo en cuenta los compromisos de El Cairo y
de Beijing, quiero agradecerles muchísimo por habernos recibido.
La Comisión está trabajando en estos temas desde hace muchos
años en todo el país, y se nota un gran esfuerzo a nivel local y
nacional para que esta ley sea estudiada y promovida.
La sociedad civil de mujeres y de otras personas incluidas en
organizaciones no gubernamentales han estado en la propia
construcción del proyecto de ley. Creo conveniente reforzar lo
que decía la señora Senadora Xavier, pues me parece muy
importante. En este país laico, el respeto por los diversos
valores morales que la población tiene es un principio que
debemos resguardar. Como católica y como Católica por el Derecho
a Decidir, creo que la Iglesia Católica tiene que seguir
profundizando en la interna sobre estos asuntos, pues de ninguna
manera un proyecto de ley de este tipo obliga a nadie a tomar
decisiones que no quiere. Queremos que cada niño que nazca en
nuestro país sea un niño deseado, esperado, querido y cuidado,
para construir el Uruguay que anhelamos.
Este proyecto de ley cubre todos esos aspectos. Hace más de un
mes nos visitó la señora Rebecca Cook -experta a nivel mundial
sobre el tema que trata este proyecto de ley- y nos dijo que
pocos proyectos tienen las características de éste en su
integridad y en las posibilidades que da a hombres y mujeres de
tomar decisiones de acuerdo con sus valores. Creo que estamos
ante una ley que la sociedad uruguaya se merece, que atiende a
esa pluralidad y diversidad y al principio de tolerancia que nos
rige. En ese sentido, nos pondría a nivel de la región y del
mundo en un lugar que, lamentablemente, hemos perdido, pero
tenemos confianza en que vamos a recuperar como país laico con
ideas y principios individuales respetuosos de cada ciudadano y
ciudadana de este país.
Les agradezco nuevamente por recibirnos y nos ponemos a
disposición de la Comisión. Los señores Senadores saben que
estamos trabajando en cada uno de estos temas en profundidad y
muy seriamente, porque es tema que así lo merece.
Señor Presidente: Les agradecemos nuevamente vuestra
presencia.
|