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Energía y banca multilateral en América Latina: Contradicciones entre la realidad y el discurso.

Capítulo 6

EL CASO DE BRASIL

Las instituciones

La estructura institucional del sector energético brasileño se caracterizó, tradicionalmente, por el peso dominante de dos grandes holdings de empresas estatales (Electrobrás y Petrobrás), por una amplia red de empresas eléctricas estaduales y un importante papel de la planificación estatal del sector. Pero esta estructura se está modificando rápidamente en un contexto de profundas reformas del sector.

Corresponde al Ministerio de Minas y Energía (MME), por medio de la Secretaría de Energía, la formulación de la política energética nacional y la supervisión y control de los recursos hídricos y energéticos. Dos agencias tienen la responsabilidad de regir los dos principales subsectores: el eléctrico y el de hidrocarburos.

La Agencia Nacional de Energía Eléctrica (ANEEL) directamente o mediante autorización, concesión o licencia, se ocupa de la explotación de los potenciales eléctricos y de la fijación de las estructuras tarifarias. Centrais Elétricas Brasileiras S.A: - Eletrobrás, (holding estatal que controla 4 empresas regionales, 2 empresas distribuidoras y tiene participaciones minoritarias en las empresas estaduales), coordina las actividades de planificación de la expansión de las operaciones de los sistemas eléctricos. Participa, asimismo, en el financiamiento y la canalización de recursos financieros para inversiones en el subsector.

Las empresas eléctricas estaduales, segmentadas en generadoras y distribuidoras, están siendo privatizadas, lo que está multiplicando el número de actores en la estructura institucional brasileña. La apertura del sector hidrocarburos a la inversión privada y la construcción de grandes redes de gasoductos, está incorporando también a nuevos actores.

La Agencia Nacional de Petróleo – ANP, creada en 1997 en el marco de la desregulación del sector hidrocarburos, es un ente regulador y fiscalizador de las actividades del sector. A la ANP corresponden las concesiones de exploración y explotación de áreas petroleras y de gas natural, ya sea a Petrobrás o a privados o a empresas mixtas.

Petrobrás, holding de empresas estatales, participa en todas las fases de la producción y comercialización de petróleo y gas, pero ha perdido su carácter monopólico y actualmente desarrolla una vasta estrategia de alianzas con empresas privadas nacionales y extranjeras.

El BNDES, banco estatal de desarrollo, participa en el financiamiento de inversiones de las empresas del sector energético. También ha financiado a empresas transnacionales que han sido adjudicatarias de licitaciones de privatización del sector. Por ejemplo, a los compradores de las distribuidoras eléctricas paulistas Metropolitana y Bandeirantes.

Las fuentes energéticas de Brasil

Entre 1980-1995 el consumo energético total de Brasil creció un 43%, mientras que el consumo per cápita se incrementó en un 6%-.

La principal fuente de energía es la hidroeléctrica (36%). En quince años prácticamente se duplicó el consumo. Las ¾ partes de los domicilios (74,2%) está electrificado, pero existen 4,35 millones de domicilios sin electricidad y otros 4,84 millones que sólo tienen acceso a la energía eléctrica mediante conexiones clandestinas, con los correspondientes riesgos para la seguridad. Pese a la dinámica de este subsector, la mayor parte del potencial hidroeléctrico brasileño permanece inexplotado, probablemente a consecuencia de los graves impactos sociales y ambientales generados por los grandes proyectos hidroeléctricos llevados a cabo en el pasado.

El petróleo y sus derivados es la segunda fuente de energía de Brasil (32%). Sin embargo, ha sido de las menos dinámicas en los últimos años. Brasil redujo su dependencia externa del petróleo desde un 80% (50,5 millones de m3 importados en 1980) a 43% (29,2 millones de m3 en 1995). Esto se debió, en parte, al aumento de la producción nacional de petróleo, obtenida principalmente por medio de la explotación "off-shore" de la Cuenca de Campos (Río de Janeiro), y a la ampliación de la capacidad de refinación.

El gas natural aún representa una pequeña proporción de las fuentes de energía brasileñas (poco más del 2%), pero su consumo es el de mayor crecimiento, esperándose que en pocos años llegue a representar el 10% de la matriz energética del país. Existen varios proyectos, algunos ya en construcción, de gasoductos que transportarán hacia Brasil el gas natural boliviano y argentino. La estrategia en curso apunta al uso del gas natural como combustible para la generación termoeléctrica. Más allá de los argumentos en favor de un combustible supuestamente "limpio", lo que se procura es atraer capital privado para inversiones en generación eléctrica que tengan plazos de amortización menos largos que los impuestos por las centrales hidroeléctricas y que cuenten con un combustible relativamente barato.

El bajo precio del fuel oil impone, sin embargo, severas limitaciones a una política de sustitución por gas natural.

La leña significa el 12% de la oferta energética en Brasil. Su consumo está declinando, sobre todo por la menor utilización en las residencias.

La caña de azúcar se tornó una fuente energética importante debido al Programa Nacional del Alcohol (PROÁLCOOL) creado en 1975, con el objetivo de reducir la dependencia del petróleo importado para su uso en el transporte. En la primer década del Programa se invirtieron casi U$S 4.000 millones de recursos públicos con la finalidad de aumentar la producción de alcohol etílico, que se sitúa en el orden de 11-12.000 millones de litros por año. Gran parte de los agricultores de San Pablo sustituyó otros cultivos por el de la caña de azúcar. Pero en las coyunturas de altos precios internacionales del azúcar, los productores cañeros se orientan hacia los mercados externos, obligando a la importación para evitar crisis de desabastecimiento. Cerca del 33% de la flota de vehículos (unos 4,5 millones) utiliza el alcohol como combustible.

Las fuentes no convencionales de energía (solar, eólica, biomasa) no tienen significación, mientras que el programa nuclear brasileño aún no ha dado resultados en términos de generación.

Los nuevos marcos regulatorios

Los marcos regulatorios de los sectores eléctrico y de hidrocarburos se están modificando radicalmente en Brasil.

El modelo del sector eléctrico se caracterizaba por la existencia de monopolios regionales y mercados cautivos, empresas verticalizadas, centralización (federal y estadual) y un proceso cooperativo entre los actores del sector.

El nuevo modelo hacia el que se está transitando se caracteriza por competencia en la generación y distribución, desverticalización -separación en empresas independientes de las funciones de transmisión y distribución-, participación del capital privado (aumentando el número de agentes del sector) y la coexistencia de mercados cautivos y libres.

Las directrices generales del modelo eléctrico, definidos por la legislación son:

* Competencia en la generación de electricidad,

* Libre acceso de cualquier agente a las redes de transmisión (o transporte) de energía,

* Libre opción de los grandes consumidores para elegir sus proveedores,

* Creación de la figura del Productor Independiente de Energía Eléctrica

* Necesidad de un "acuerdo" simple o entre transmisores.

En los proyectos de privatización de concesionarias estaduales y regionales, actualmente en curso, se dispone el pasaje a manos privadas sólo de los sectores de generación y distribución de energía eléctrica, permaneciendo el área trasmisión en poder del Estado.

El nuevo ordenamiento legal procura crear condiciones de competitividad en el sector eléctrico por la participación de un número cada vez mayor de actores privados. Así, se supone que la figura del productor independiente de energía asumirá un papel transformador por las presiones legítimas que ejercerá sobre los actuales monopolios.

En el sector hidrocarburos se procedió a la desregulación de los mercados del petróleo y del gas, que fueron abiertos a la inversión privada, poniendo fin al monopolio de Petrobrás. Los capitales privados pueden intervenir en todas las fases de la industria.

La función de regulación, que incluye la decisión respecto a las concesiones de exploración y explotación de cuencas petroleras, fue otorgada a la Agencia Nacional de Petróleo.

La privatización fue descartada, atendiendo a la significación de Petrobrás en la economía nacional. Las operaciones de Petrobrás equivalen a cerca del 2% del PBI de Brasil. Si se agregan sus operaciones como conglomerado y la compra de bienes y servicios internos, esa participación podría llegar hasta el 25%. El patrimonio de la estatal es superior a los 50.000 millones de dólares. En 1995 aportó 6.516 millones de dólares en impuestos.

El nuevo marco legal habilitó a Petrobrás a formar emprendimientos conjuntos con el sector privado, como socio mayoritario o minoritario, y a vender activos sin la previa aprobación del Congreso en cada una de sus asociaciones.

Con 40 años de experiencia como único explorador y productor de petróleo y gas en Brasil, y siendo un líder reconocido en la tecnología de agua profunda necesaria para las reservas de crudo que el país tiene en zonas marinas, las firmas extranjeras buscan asociarse con Petrobrás. La empresa estatal planea invertir U$S 5.000 millones en los próximos años en la explotación y distribución de petróleo y derivados, en sociedad con 37 empresas extranjeras, entre las cuales están Exxon, Shell, Mobil, British Petroleum, Amerada Hess, Elf e YPF.

La política energética

Fuentes de energía

La evolución durante los últimos quince años de la producción y el consumo de energía en Brasil no ha sido el resultado de alguna política energética formulada de forma integrada. En realidad, se trató de una sucesión de planes y programas, todos ellos marcadamente sectoriales, abiertos a la presión de grupos de intereses, con exclusión de la población usuaria.

Uno de esos programas sectoriales, por ejemplo, fue PROÁLCOOL-Programa Nacional do Álcool, orientado a la sustitución de combustibles fósiles, que insumió grandes recursos estatales y dejó enormes deudas incobrables de los productores beneficiados por el Programa. Hoy la producción subsidiada de alcohol etílico, utilizada como combustible por un tercio de los vehículos brasileños, está estancada en el orden de 11-12.000 millones de litros por año.

La política actual apunta a:

* incrementar la capacidad de generación eléctrica (utilizando los abundantes recursos hidroeléctricos que dispone e incrementando progresivamente la participación de la generación térmica convencional con centrales termoeléctricas alimentadas por gas natural o carbón), interconectar los sistemas eléctricos Norte/Nordeste y Sur/Sudeste/Centro-Oeste e interconexión eléctrica Brasil-Argentina para la importación de energía;

* incorporar decisivamente al gas natural (boliviano y argentino) en la matriz energética brasileña;

* desarrollar las reservas de carbón mineral existentes en el sur del país;

* desarrollar la capacidad de producción de petróleo, en el país y en el exterior;

* reducir el ritmo del programa nuclear.

Brasil, rodeado de países como Venezuela, Argentina, Perú y Bolivia -que cuentan con grandes reservas de gas-, apenas produce un 2,5% de la energía que consume utilizando el gas como matriz. La decisión brasileña de aumentar su dependencia de gas importado le está imprimiendo una velocidad incontenible al avance de las obras vinculadas a la exportación de gas hacia el mercado brasileño. Se espera que en diez años el gas natural llegue a representar el 12% de la matriz energética brasileña.

Fuentes brasileñas de gas natural

(millones de metros cúbicos por día)

País

1998

2000

2005

BRASIL

18

22,8

30

BOLIVIA

8*

15

22

ARGENTINA

0

27**

62***

TOTAL

26

64,8

114

* Inicio previsto para diciembre

** Incluye proyecto entre Petrobrás e YPF, y entre British Gas y Pan American

*** Incluye la producción del noroeste argentino

Fuente: Gazeta Mercantil Latinoamericana, en base a Petrobrás y mercado

Han sido proyectados numerosos gasoductos para transportar gas natural a Brasil, que - una vez que instale las centrales térmicas necesarias- podrá abastecer de energía eléctrica a industrias radicadas en las ciudades de San Pablo, Porto Alegre, Florianópolis y Curitiba.

Uno de esos gasoductos es el que, desde la ciudad boliviana de Santa Cruz de la Sierra, debe transportar hasta la capital paulista -a partir de diciembre de 1998- un total de 8 millones de metros cúbicos diarios durante 10 años. A fines de 1999, con la extensión de la obra hasta Porto Alegre, ese volumen aumentará a 30 millones de metros cúbicos. En este proyecto están involucradas Petrobrás, Tenecco de EEUU, BHP de Australia, British Gas del Reino Unido, YPFB de Bolivia y Enron de EEUU.

Otro gasoducto cuya ruta está definida es el que transportará gas natural desde la provincia argentina de Entre Ríos hasta la frontera brasileña para, a partir de una central térmica que será construida por la norteamericana AES en la ciudad de brasileña de Uruguayana , abastecer de energía a una amplia región del estado de Río Grande do Sul. En este proyecto, que proveerá 12 millones de metros cúbicos de gas por día, están empeñadas las empresas Transportadora de Gas del Norte (TGN), YPF, Petrobrás, Eletrobrás y la regional CEEE, de propiedad del estado de Río Grande do Sul.

Otros proyectos son el de British Gas con Pan American (joint venture entre la argentina Bridas y la norteamericana Amoco) de 15 millones de metros cúbicos diarios por el gasoducto Buenos Aires-Montevideo-Porto Alegre; y el Trans-Iguazú, un proyecto que discuten empresas distribuidoras del sur-sudeste de Brasil con productores argentinos y que tendría capacidad de hasta 35 millones de metros cúbicos por día (además de una derivación para atender la demanda paraguaya).

La garantía de disponibilidad y las ventajas ambientales son los argumentos que se utilizan para hacer que hoy el gas natural sea un combustible en ascenso. Sin embargo, no se dice cuál es la principal motivación para impulsar el uso de este combustible: su baratura, en relación a otros energéticos.

Existen algunos obstáculos para la absorción de esa oferta adicional de gas natural, por lo menos en el corto plazo. El proceso de construcción de termoeléctricas (importantes anclas para el consumo de gas) está atrasado y las industrias recién están iniciando el proceso de reconversión para adaptar sus equipos a la quema de gas natural. De los más de 20 proyectos para la construcción de usinas térmicas a gas (11 proyectadas a lo largo del gasoducto Bolivia-Brasil) pocos salieron de los papeles. La inseguridad en la rentabilidad de las termoeléctricas parece ser la causa de los retrasos: durante la época de lluvias la energía hidroeléctrica será más barata que la generada por el gas.

Reestructura empresarial y de mercados

La más importante reestructura se está produciendo en el sector eléctrico. Se está abriendo la generación eléctrica a la competencia -manteniéndose el transporte y la distribución como monopolios naturales- y se están privatizando las fases de generación y distribución.

Ya se han privatizado 13 empresas distribuidoras de electricidad: Escelsa (Espíritu Santo), Light (Río de Janeiro), Cerj, Coelba (Bahía), Centro-Oeste, Norte-Nordeste, CPFL (San Pablo), Enersul (Matto Grosso), Cemat, Energipe (Sergipe), Cosern, Coelce (Ceará), Bandeirantes y Metropolitana (San Pablo).

En la generación ya fue privatizada Gerasul (sur de Brasil), y se prevé privatizar en 1999: Furnas, Chesf, Eletronorte y Cesp (San Pablo). Las generadoras que entran en el plan de privatización incluyen un total de 49 usinas hidroeléctricas y 22 térmicas, que representan el 63,7% de la generación total del país.

Entre las empresas a privatizar se encuentran algunas que son muy rentables. Furnas, por ejemplo, en 1997 registró ganancias por U$S 360 millones. Según Dennis Jungerman, vicepresidente del área de fusiones y adquisiciones de JP Morgan, uno de los puntos más positivos en la privatización de las generadoras brasileñas es el alto grado de eficiencia de las empresas. "En términos operativos, de organización y de calidad técnica del personal, las generadoras están en óptimas condiciones. El problema de algunas es el alto nivel de endeudamiento".

Una de las particularidades es que el estatal BNDES - Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social financia el 50% de las privatizaciones de compañías eléctricas captando recursos en el exterior. O sea que los compradores -principalmente grandes transnacionales- reciben créditos del Estado, el que a su vez incrementa la ya de por sí elevada deuda externa del país. Solamente la privatización de las dos distribuidoras de San Pablo (Metropolitana y Bandeirantes) exigió recursos del orden de U$S 1.333 millones.

Eletrobrás, el holding federal y cabeza del grupo empresarial del sector eléctrico, junto con el banco BNDES y consultores extranjeros, con fondos del Banco Mundial, desarrollaron programas de "racionalización" -que significaron una importante disminución de mano de obra- para las compañías de distribución que se privatizaron.

También se comenzó la privatización de varias centrales electroenergéticas individuales.

En el caso del petróleo se procedió a la desmonopolización del mercado, abriendo espacios para la participación privada en todas las fases de la industria y para las asociaciones de Petrobrás con privados.

En el caso del gas natural el Congreso brasileño aprobó la flexibilización del monopolio estatal en el sector, permitiendo a los Estados que concedan el servicio a empresas privadas. En la actualidad, once distribuidoras de los Estados actúan en este mercado y otras cuatro están por firmar contratos para convertirse en abastecedoras de Petrobrás. El modelo en vigencia en la industria del gas es el siguiente:

Industria del gas en Brasil. Modelo en vigencia
Actividades Competencia Ejecutor
Exploración/ Producción Monopolio de la Unión Autorizados por ANP
Importación Monopolio de la Unión Autorizados por ANP
Transporte Monopolio de la Unión Autorizados por ANP
Procesamiento Monopolio de la Unión Autorizados por ANP
Distribución gas natural Monopolio de la Unión Concesionarias (*)
Distribución GLP Concesión de los Estados Distribuidoras
* Estatales o privadas

Fuente: Gazeta Mercantil

El transporte del gas natural desde Bolivia y Argentina estará en manos de los consorcios privados adjudicatarios -alguno de los cuales integra Petrobras-.

Financiamiento de inversiones, precios y tarifas

La política energética de las últimas décadas, influida por fuertes presiones sectoriales, generó vigorosos mecanismos de transferencias de rentas (entre regiones, sectores de la economía y de la población), vía privilegios tarifarios y subsidios. El sector energético se descapitalizó en beneficio de otros sectores.

A su vez, fue un factor de incremento del déficit fiscal, ya que el Tesoro Nacional debió frecuentemente cubrir los costos que las tarifas eran incapaces de solventar, o asegurar recursos para financiar programas como Proálcool, por medio de préstamos rápidamente transformados en deudas incobrables -y sistemáticamente perdonadas-.

Se puede hablar de un verdadero "proceso de privatización del Estado". La importancia económica y política de los grupos financieros, incluyendo empresas constructoras, fabricantes de bienes y equipamientos, empresas de servicios -desde consultoría hasta tercerización- ha sido el aspecto más revelador de esta articulación de intereses que, con frecuencia, también representó fraudes, sobrefacturación de obras y servicios, y actos de corrupción.

Los grandes consumidores de electricidad, por su parte, son subsidiados por los demás consumidores. Esto se manifiesta en una participación decreciente de estos consumidores en la facturación total de las empresas eléctricas (por ejemplo, las conexiones en alta tensión bajaron su aporte a la facturación del 44,3% en 1992 al 40,3% en 1995). También opera por medio de subsidios concedidos, bajo la forma de privilegios tarifarios, a algunos sectores productivos, en calidad de incentivos a la exportación.

Las regiones suministradoras de hidrocarburos, por su parte, han estructurado su vida en función de la renta petrolera (o gasífera). Los respectivos municipios son totalmente dependientes de los impuestos recaudados sobre la actividad petrolera.

Uso eficiente de la energía

La creación del Programa Nacional de Conservación de Energía Eléctrica (PROCEL) se basó en los resultados de estudios llevados a cabo por un Grupo de Trabajo que analizó la conservación de electricidad en el Brasil (1982). De estos estudios resultó una acción conjunta de los antiguos Ministerios de Minas y Energía y de Industria y Comercio, consolidada en un memorándum interministerial del 30 de diciembre de 1985, el cual oficialmente estableció PROCEL como el primer esfuerzo sistematizado para promover el uso racional de la energía eléctrica.

A partir de esa fecha, PROCEL desarrolló un conjunto de actividades que, además de permitir el conocimiento más detallado de las características del mercado consumidor y la identificación de los puntos de desperdicio derivados de los hábitos de uso de la electricidad, sirvió para orientar las medidas necesarias para el perfeccionamiento de equipos eléctricos en términos de su eficiencia eléctrica. PROCEL puede desarrollar proyectos para promover tanto la reducción de esos desperdicios como la mayor calidad de los equipos y procesos relacionados con los diversos usos finales de la electricidad.

PROCEL ha logrado economías directas y cuantificables superiores a 1,2 TWh, con costos inferiores a U$S 6 por barril equivalente de petróleo (BEP), lo cual corresponde a menos del 20% del costo de la expansión correspondiente del sistema eléctrico. Se obtuvieron, asimismo, otras economías indirectas e inducidas.

Para cumplir sus objetivos, PROCEL utiliza mecanismos institucionales, financieros, gerenciales, promocionales y otros, buscando estimular la reducción del consumo de energía eléctrica en los varios sectores y estratos de la sociedad. Dentro de las diferentes líneas de actuación del Programa son importantes las acciones desarrolladas en el campo industrial. En esta área se han realizado algunos proyectos, siendo uno de los principales el diagnóstico energético llevado a cabo con miras a identificar los principales puntos de desperdicios y las oportunidades de mejorías en diversas empresas para evaluar el potencial de conservación. Las medidas, a nivel de diagnósticos orientados a la eliminación de los desperdicios, en su gran mayoría son bastante sencillas y de bajo costo e implican, básicamente, el redimensionamiento de motores, la adecuación de equipos y procesos productivos, alteraciones en el acoplamiento de motores y equipos, la mejoría de las instalaciones eléctricas, ajustes operacionales, una mejor administración, etc.

El segundo proyecto relevante en el área industrial es la optimización energética, que es el seguimiento natural del diagnóstico, lo cual trata el proceso productivo con mayor profundidad. Algunos consumidores, seleccionados a partir de estudios de diagnóstico energético, ofrecen un gran potencial de conservación.

Con miras a cuantificar y orientar acciones, se estiman metas de conservación de energía eléctrica por uso final (iluminación, refrigeración, acondicionamiento ambiental, sistemas motores, hornos) y metas consolidadas por sector (industrial, residencial, servicios e iluminación pública), con base en la experiencia internacional y las evaluaciones internas, así como hipótesis técnicas referentes al consumo medio del parque de equipos, el índice de penetración de nuevas tecnologías y los índices de mejoría de eficiencia y de la obsolescencia y vida útil de los equipos. Estas metas están incorporadas en la planificación de largo plazo del sector eléctrico y corresponden, en un horizonte de 25 años, a una reducción de consumo del orden del 12%.

Sumándose las pequeñas ganancias logradas en los segmentos del sistema eléctrico a las obtenidas por los consumidores, la conservación tendrá una participación significativa en las actividades del sector eléctrico.

Se plantea, además, introducir la conservación de energía como una de las premisas usuales de la ingeniería, para que deje de ser, como es hoy en día, o es en parte, una actividad auxiliar, muchas veces desvinculada de la planificación, diseño, implementación y operación de los sistemas.

Impactos ambientales y sociales

Las regiones suministradoras de petróleo y gas natural conviven, cada vez más, con los riesgos y las alteraciones ambientales típicas de las tecnologías petrolíferas y del transporte. Y perdieron muchas tierras, fajas de dominio en tierras y litorales cuyos puntos turísticos e históricos están ahora marcados por el ritmo y eventos propios de esta industria, como los incendios y los derrames de crudo.

En el Norte de San Pablo y en la faja costera nordestina y en todas las zonas de cañaverales y usinas/destilerías -promovidas por el Proalcoól- la sociedad convive seis meses por año con las quemas de los cañaverales y con las emanaciones alcohólicas. El sector alcohol azucarero es un empleador de grandes contingentes de mano de obra infantil y femenina en tareas penosas e insalubres, durante jornadas prolongadas, y con una gran mayoría contratada por "gatos" (engañadores) y por medio de subterfugios que dificultan aplicar la legislación laboral y mejorar los salarios.

En las regiones carboníferas, principalmente en las minas subterráneas (Santa Catarina), la insalubridad y el riesgo ocupacional son la regla. En el extremo sur del país, en Bagé, las evidencias y las reclamaciones sobre la polución del aire y la acidez atmosférica provienen también del lado uruguayo de la frontera. En el sur catarinense, la herencia de la producción carbonífera se mide en decenas de miles de hectáreas perdidas, estériles, agujereadas, ríos y lechos subterráneos de agua ya acidificados y con altos tenores de metales pesados y un olor permanente de hidrocarbonetas, alquitrán y gases sulfurosos en el aire.

En las actuales localidades y regiones donde se corta o recolecta leña para combustible directo o para producir carbón, la expansión económica se caracteriza por la violencia ambiental. En algunos casos la deforestación se realiza para extraer maderas de ley, y para plantar, siendo la carbonización una actividad secundaria, hecha de un modo irregular, con mano de obra de contratistas y "gatos", existiendo innumerables casos de trabajo forzado de familias enteras, viviendo confinadas en las franjas de bosques y cercados, bajo el arbitrio de los intermediarios de los grandes hacendados y de los compradores de carbón. En otros casos, como el de las grandes plantaciones de eucaliptus, el problema también existe, pero con una u otra solución parcial bajo la forma de agro-villas o de pequeñas ciudades y donde todos trabajan en una única gran empresa (como por ejemplo Carbonita, en Minas Gerais). En ambos casos, los trabajadores conviven todo el tiempo con el humo, el calor, los gases de combustión, los riesgos de la caída de los árboles y de los incendios.

Las centrales hidroeléctricas construidas hasta el presente resultaron en más de 30.000 km2 de tierras y bosques inundados para la formación de los embalses, y en la expulsión o "dislocamiento compulsivo" de cerca de 200 mil familias ribereñas, que vieron violentadas sus bases materiales y culturales de existencia. En el relacionamiento de las empresas con estas poblaciones prevaleció la estrategia de hechos consumados en casi todos los emprendimientos. Las compensaciones a los desplazados fueron irrisorias o inexistentes, el proceso de reasentamiento -cuando existió- no aseguró el mantenimiento de las anteriores condiciones de vida.

En las áreas de represas aparecieron diversos problemas de salud pública, como el aumento de las dolencias de naturaleza endémica, o la afectación de la calidad del agua en los embalses, perjudicando actividades como la pesca y la agricultura. También hubo problemas de seguridad de las poblaciones, con el incremento del riesgo de inundación aguas abajo de los embalses. Grandes cantidades de tierra cultivable quedaron sumergidas y, en muchos casos, la pérdida de biodiversidad fue irreversible.

La creación de diversos movimientos sociales -como por ejemplo el Movimiento Nacional de Afectados por las Represas- fue la reacción social ante los problemas emergentes de la expansión hidroeléctrica.

Estos procesos han convivido, por otra parte, con fenómenos de exclusión social. En 1991 había 4,35 millones de residencias no electrificadas y 4,84 millones de domicilios que sólo tenían acceso a la energía eléctrica por medio de conexiones clandestinas o, en algunos casos, como autoproductores, usando baterías de autos y generadores diesel, por ejemplo. En 1995, según el CIER, había en Brasil 39.945.000 viviendas y un 8,9% de ellas (o sea, 3.547.000) no estaban electrificadas.

Tanto en el sector eléctrico como en el sistema Petrobrás en los últimos años fue disminuido el personal propio, lo que implicó una mayor proporción de horas-hombre contratadas de terceros, generalmente en condiciones peores de trabajo y remuneración, que el personal propio. Las reducciones de personal también afectaron a otros sectores energéticos, como el del carbón.

Potenciales de mejoramiento: eficiencia y fuentes energéticas no convencionales

Fuentes energéticas no convencionales

La producción de energía en Brasil a partir de fuentes no convencionales (solar, eólica, biomasa distinta de la leña), aprovechando recursos energéticos locales, disponibles en gran escala, y localizados en regiones de difícil atención por los sistemas convencionales, es una alternativa para las poblaciones que habitan en comunidades aisladas o en los "bolsones" de pobreza diseminados en diversas regiones del país. Pero su desarrollo actual es insignificante.

* Pequeños aprovechamientos hidráulicos

Como se señaló mas arriba, Brasil tiene un enorme potencial no aprovechado en materia de energía hdráulica. En vista de los negativos impactos de las grandes represas hidroeléctricas, todo parecería indicar la conveniencia de encarar estudios sobre pequeños aprovechamientos hidráulicos de bajo impacto ambiental, pero que sumados podrían convertirse en un importante componente de la matriz energética brasileña

* Energía solar

Algunos estudios han demostrado que, dependiendo de la distancia a la red, del número de domicilios a ser atendidos, y de la carga a ser suministrada, la generación a partir de células fotovoltáicas ya se presenta como más ventajosa, en comparación con los costos medios de electrificación. Pero, tales inversiones no tienen la rentabilidad asegurada, debido a las condiciones de pobreza que caracteriza a las poblaciones que se beneficiarían. En consecuencia, la alternativa fotovoltaica sólo se torna posible por medio de la caridad con que las empresas públicas y los organismos internacionales de financiamiento destinan recursos a ese fin.

Se estima que Brasil puede desarrollar 50 MW de potencia instalada en generación fotovoltáica y 3 millones de metros cuadrados de captación termo-solar.

* Energía eólica

Se pueden destacar dos experiencias de generación eólica: una desarrollada por CELPE/UFPE, con un aerogenerador de 75kW instalado en la isla de Fernado de Noronha; y la otra por CEMIG con un grupo de 4 aerogeneradores de 250 kW cada uno, instalados en el cerro de Camelinho en Minas Gerais y conectado a la red.

Se estima que Brasil puede desarrollar 1000 MW de potencia instalada de generación eólica.

La empresa de energía eléctrica Idaho Power Company, que posee 17 hidroeléctricas y cuatro termoeléctricas en el estado de Idaho, en los Estados Unidos, abrirá una filial brasileña para implantar proyectos de generación combinada de energía solar y eólica en lugares aislados que son abastecidos por energía generada por termoeléctricas a gasoil. La empresa posee tecnología de avanzada en sistemas de generación de energía renovable destinados a localidades alejadas de las redes de distribución.

* Biomasa

La crisis del petróleo de 1973 estimuló estudios relativos al uso de otros energéticos provenientes de la biomasa nacional, entre otros: etanol de amiláceos y de materiales celulósicos, metanol de madera, aceites vegetales, residuos orgánicos e industriales. A pesar del gran potencial estimado, estos proyectos no atrajeron el interés empresarial, cayendo en el abandono por su baja rentabilidad, luego del "shock" petrolero.

El principal proyecto de utilización de la biomasa para la generación de energía eléctrica en Brasil es BIG-GT (Biomass Integrated Gasifier-Gas Turbine), en desarrollo por un consorcio de empresas que incluye a Chesf, Eletrobrás, Cientec, Vale do Rio Doce, Shell y el Ministerio de Ciencia y Tecnología, con el apoyo financiero del Banco Mundial.

En el "Plan de Acción para el Desarrollo de Energías Renovables Solar, Eólica y de la Biomasa en Brasil", elaborado por el Foro de Energías Renovables, reunido en Brasil en 1995, propuso las siguientes metas para el año 2005:

. 3000 MW de potencia instalada en cogeneración a partir de bagazo de caña de azúcar;

. 1000 MW de potencia instalada en cogeneración a partir de residuos de la industria del papel y la celulosa;

. 250 MW de potencia instalada en termoeléctricas a leña obtenida de las plantaciones forestales;

. 150 MW de potencia instalada en sistemas de generación eléctrica de pequeña escala utilizando aceites vegetales;

. 12 millones de toneladas de carbón vegetal/año, siendo todo el crecimiento en relación a la producción actual (cerca de 10 millones de toneladas/año) obtenido de forma sustentable;

. 18.000 millones de litros/año de alcohol etílico para fines carburantes;

. 20 millones de litros/año de aceites vegetales carburantes;

. 80.000 m3 de biogás, obtenido a partir de residuos urbanos, industriales y rurales;

. 3 millones de hectáreas adicionales de reforestación con especies nativas y exóticas.

Fueron también definidos, con carácter prioritario, cuatro programas para el desarrollo de energía de la biomasa en Brasil para el período 1997-2000:

a. Desarrollo sustentable de la Amazonia con base en recursos de la biomasa

Dada la importancia de la región amazónica para el equilibrio biológico y climático del planeta, siendo la región con mayor exuberancia en biomasa del país y dado el desconocimiento científico de las actividades que valorizan la biodiversidad y los bosques, se propone establecer incentivos para implantar sistemas de producción integrados de biomasa no leñosa y sistemas de manejo forestal sustentable.

b. Desarrollo de plantaciones forestales de múltiples usos

Se propone crear líneas de crédito tripartito (gobierno, sistema financiero e industrias/ usuarios de la biomasa) para la instalación de un amplio programa de reforestación y recuperación de áreas degradadas, partiendo de módulos forestales en pequeñas e medianas propiedades rurales, con el objetivo de:

. reforestar 600,000 hectáreas en áreas rurales y urbanas, de forma de asegurar que 20% del área total a ser reforestada (120,000 hás.) sea implantada en pequeños e medianos establecimientos rurales;

. implantar 200 viveros forestales comunitarios;

c. Usos regionales de energías de biomasa en el transporte en complementación o sustitución de derivados de petróleo

Se propone incentivar la producción de combustibles nacionales renovables para utilización en el transporte individual y colectivo de cargas e pasajeros en motores de ciclo Otto y ciclo Diesel, por medio de:

. ampliación de la producción de alcohol carburante en cerca de 20-25% en los próximos cuatro años, pasando de los actuales 13.000 millones de litros/año a 16.000 millones de litros/año, y estimulando el desarrollo tecnológico de motores de ciclo Otto en el sentido de ampliar la participación del alcohol anhidro en la gasolina;

. producción de 5 millones de litros/año de aceite vegetal carburante, mejorando el rendimiento de los procesos termoquímicos de producción del "diesel vegetal" y estimulando el desarrollo tecnológico de motores de ciclo Diesel para viabilizar el uso del aceite vegetal, particularmente el aceite de dendê (palma aceitera) .

d. Sistemas integrados de desarrollo sustentable para la producción de energía, alimentos y materias primas

Se propone promover el desarrollo sustentable de la biomasa por medio de proyectos demostración de sistemas integrados de producción agrícola, silvícola y extractiva, y de formación de emprendimientos que integren la producción de energía, de alimentos y de materia prima, a partir de la valorización de residuos de las actividades rurales ya existentes, y del estímulo al desarrollo tecnológico de los procesos de generación de energía, particularmente en la utilización de bagazo da caña de azúcar y en la industria de papel y celulosa, por medio de:

. la instalación de 300 MW de cogeneración de energía eléctrica a partir del bagazo de caña de azúcar;

. la instalación de 100 MW de cogeneración de energía eléctrica en la industria de papel y celulosa;

. la instalación de 15 MW de generación de energía eléctrica a partir de grupos motogeneradores multicombustibles a aceite vegetal.

Eficiencia energética

En la búsqueda de la eficiencia energética, el Plan de Acción de PROCEL/GCOI/CCON para el período 1997-1998 se plantea:

a. el gerenciamiento de la demanda en baja tensión, con la instalación de 2 millones de limitadores de demanda:

b. el aumento de eficiencia de los sistemas de iluminación pública, con la sustitución de 3 millones de puntos ineficientes;

c. la sustitución de lámparas ineficientes (8 millones de lámparas);

d. la introducción de motores de alto rendimiento: introducción en el mercado de 150 mil motores de alto rendimiento;

e. el aumento del mercado de refrigeradores eficientes, con la introducción de 1,2 millones de refrigeradores;

f. la reducción del desperdicio de energía eléctrica en los predios públicos, proponiéndose aumentar la eficiencia de 2.000 predios.

Los resultados esperados son:

Potencia Energía

500 MW (97) 1,058 GWh (97)

1,325 MW (98) 2,366 GWh (98)

Los recursos financieros necesarios son estimados en U$S 800 millones.

El sector energía y la Banca Multilateral de Desarrollo

La falta de inversiones en infraestructura de transporte y energía, en los últimos años, causaron la elevación de los costos de los procesos productivos y colocado en peligro el éxito de la estrategia de modernización industrial en Brasil. Por esa razón, el Banco Mundial propuso un análisis conjunto con las autoridades brasileñas de diversas alternativas, que garanticen la viabilidad financiera, no apenas de proyectos individuales, sino también de sectores como un todo.

En ese contexto, el Banco daría soporte a las reformas planteadas para mejorar la estructura institucional, legal y política de los sectores de infraestructura productiva, fortaleciendo la legislación tarifaria y regulatoria, y creando reglas transparentes que garanticen la autonomía de las operaciones del sector privado en la infraestructura física y de energía. Como ejemplos, se pueden citar los casos del ajuste de las tarifas de energía a los niveles de costos reales; la flexibilización de los monopolios; y la descentralización.

Además de eso, según el "Brazil Country Paper" elaborado por el BID (5-10-95), existen aproximadamente 18 proyectos del sector eléctrico paralizados -en diversos estadios- por la falta de financiamiento, y que colocan en jaque la estrategia del gobierno de modernización del sector productivo, incluyendo ahí la posibilidad de la necesidad de racionalización de la energía.

Por eso, la estrategia del Banco Mundial en el subsector de electricidad incluye también:

a) el fortalecimiento de las instituciones, con la creación de nuevas agencias y reformas en las ya existentes, a fin de mejorar los atributos positivos que el sector tiene en áreas críticas del planeamiento de largo plazo, como en ingeniería, construcción y operación de sistemas complejos, etc.

b) emprendimientos que busquen acciones que mejoren el servicio ofrecido al público; las políticas de administración personal y financiera; y el desarrollo de tecnologías más eficientes para la producción, transporte y comercialización de energía.

c) proyectos que contribuyan a prioridades específicas, como la conservación de la energía, la reducción de las pérdidas, la diversificación de la matriz energética, privatización, aumento de la participación del sector privado en la movilización de recursos y en la operación de las concesiones; y esfuerzos para reducir los precios (de entrada) a través de recursos financieros.

Actualmente, existen 37 proyectos (y 22 para futura consideración) que ya cuentan con el auxilio financiero del Banco Mundial, totalizando inversiones del orden de U$S 6.100 millones (período 1995-97), de los cuales apenas U$S 30,5 millones fueron destinados para el área de la energía: como en el caso de la construcción del gasoducto Brasil-Bolivia; el Proyecto piloto de Biomasa, en el Nordeste; el Proyecto de Eficiencia Energética; el Proyecto de Transporte de Hidrocarbonetas; el Proyecto de Desarrollo del Sector del Gas; y el Proyecto Hidroeléctrico de Segredo da la Compañía Paranaense de Energía - CEPEL.

El BM también está extendiendo su ayuda financiera a varias compañías de energía eléctrica en conjunto con las líneas de crédito para pequeñas y medianas industrias, a través del BNDES.

El BID, por su parte, está contribuyendo a financiar algunos proyectos privados, como es el caso de AES.


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