Energía y banca
multilateral en América Latina: Contradicciones
entre la realidad y el discurso.
Capítulo 6
EL CASO DE BRASIL
Las instituciones
La estructura institucional del
sector energético brasileño se caracterizó,
tradicionalmente, por el peso dominante de dos
grandes holdings de empresas estatales (Electrobrás
y Petrobrás), por una amplia red de empresas
eléctricas estaduales y un importante papel de la
planificación estatal del sector. Pero esta
estructura se está modificando rápidamente en un
contexto de profundas reformas del sector.
Corresponde al Ministerio de Minas
y Energía (MME), por medio de la Secretaría de
Energía, la formulación de la política energética
nacional y la supervisión y control de los recursos
hídricos y energéticos. Dos agencias tienen la
responsabilidad de regir los dos principales
subsectores: el eléctrico y el de hidrocarburos.
La Agencia Nacional de Energía
Eléctrica (ANEEL) directamente o mediante
autorización, concesión o licencia, se ocupa de la
explotación de los potenciales eléctricos y de la
fijación de las estructuras tarifarias. Centrais
Elétricas Brasileiras S.A: - Eletrobrás, (holding
estatal que controla 4 empresas regionales, 2
empresas distribuidoras y tiene participaciones
minoritarias en las empresas estaduales), coordina
las actividades de planificación de la expansión de
las operaciones de los sistemas eléctricos.
Participa, asimismo, en el financiamiento y la
canalización de recursos financieros para
inversiones en el subsector.
Las empresas eléctricas
estaduales, segmentadas en generadoras y
distribuidoras, están siendo privatizadas, lo que
está multiplicando el número de actores en la
estructura institucional brasileña. La apertura del
sector hidrocarburos a la inversión privada y la
construcción de grandes redes de gasoductos, está
incorporando también a nuevos actores.
La Agencia Nacional de Petróleo
ANP, creada en 1997 en el marco de la
desregulación del sector hidrocarburos, es un ente
regulador y fiscalizador de las actividades del
sector. A la ANP corresponden las concesiones de
exploración y explotación de áreas petroleras y de
gas natural, ya sea a Petrobrás o a privados o a
empresas mixtas.
Petrobrás, holding de empresas
estatales, participa en todas las fases de la
producción y comercialización de petróleo y gas,
pero ha perdido su carácter monopólico y
actualmente desarrolla una vasta estrategia de
alianzas con empresas privadas nacionales y
extranjeras.
El BNDES, banco estatal de
desarrollo, participa en el financiamiento de
inversiones de las empresas del sector energético.
También ha financiado a empresas transnacionales que
han sido adjudicatarias de licitaciones de
privatización del sector. Por ejemplo, a los
compradores de las distribuidoras eléctricas
paulistas Metropolitana y Bandeirantes.
Las fuentes energéticas de
Brasil
Entre 1980-1995 el consumo
energético total de Brasil creció un 43%, mientras
que el consumo per cápita se incrementó en un 6%-.
La principal fuente de energía es
la hidroeléctrica (36%). En quince años
prácticamente se duplicó el consumo. Las ¾ partes
de los domicilios (74,2%) está electrificado, pero
existen 4,35 millones de domicilios sin electricidad
y otros 4,84 millones que sólo tienen acceso a la
energía eléctrica mediante conexiones clandestinas,
con los correspondientes riesgos para la seguridad.
Pese a la dinámica de este subsector, la mayor parte
del potencial hidroeléctrico brasileño permanece
inexplotado, probablemente a consecuencia de los
graves impactos sociales y ambientales generados por
los grandes proyectos hidroeléctricos llevados a
cabo en el pasado.
El petróleo y sus derivados es la
segunda fuente de energía de Brasil (32%). Sin
embargo, ha sido de las menos dinámicas en los
últimos años. Brasil redujo su dependencia externa
del petróleo desde un 80% (50,5 millones de m3
importados en 1980) a 43% (29,2 millones de m3 en
1995). Esto se debió, en parte, al aumento de la
producción nacional de petróleo, obtenida
principalmente por medio de la explotación
"off-shore" de la Cuenca de Campos (Río de
Janeiro), y a la ampliación de la capacidad de
refinación.
El gas natural aún representa una
pequeña proporción de las fuentes de energía
brasileñas (poco más del 2%), pero su consumo es el
de mayor crecimiento, esperándose que en pocos años
llegue a representar el 10% de la matriz energética
del país. Existen varios proyectos, algunos ya en
construcción, de gasoductos que transportarán hacia
Brasil el gas natural boliviano y argentino. La
estrategia en curso apunta al uso del gas natural
como combustible para la generación termoeléctrica.
Más allá de los argumentos en favor de un
combustible supuestamente "limpio", lo que
se procura es atraer capital privado para inversiones
en generación eléctrica que tengan plazos de
amortización menos largos que los impuestos por las
centrales hidroeléctricas y que cuenten con un
combustible relativamente barato.
El bajo precio del fuel oil impone,
sin embargo, severas limitaciones a una política de
sustitución por gas natural.
La leña significa el 12% de la
oferta energética en Brasil. Su consumo está
declinando, sobre todo por la menor utilización en
las residencias.
La caña de azúcar se tornó una
fuente energética importante debido al Programa
Nacional del Alcohol (PROÁLCOOL) creado en 1975, con
el objetivo de reducir la dependencia del petróleo
importado para su uso en el transporte. En la primer
década del Programa se invirtieron casi U$S 4.000
millones de recursos públicos con la finalidad de
aumentar la producción de alcohol etílico, que se
sitúa en el orden de 11-12.000 millones de litros
por año. Gran parte de los agricultores de San Pablo
sustituyó otros cultivos por el de la caña de
azúcar. Pero en las coyunturas de altos precios
internacionales del azúcar, los productores cañeros
se orientan hacia los mercados externos, obligando a
la importación para evitar crisis de
desabastecimiento. Cerca del 33% de la flota de
vehículos (unos 4,5 millones) utiliza el alcohol
como combustible.
Las fuentes no convencionales de
energía (solar, eólica, biomasa) no tienen
significación, mientras que el programa nuclear
brasileño aún no ha dado resultados en términos de
generación.
Los nuevos marcos
regulatorios
Los marcos regulatorios de los
sectores eléctrico y de hidrocarburos se están
modificando radicalmente en Brasil.
El modelo del sector eléctrico se
caracterizaba por la existencia de monopolios
regionales y mercados cautivos, empresas
verticalizadas, centralización (federal y estadual)
y un proceso cooperativo entre los actores del
sector.
El nuevo modelo hacia el que se
está transitando se caracteriza por competencia en
la generación y distribución, desverticalización
-separación en empresas independientes de las
funciones de transmisión y distribución-,
participación del capital privado (aumentando el
número de agentes del sector) y la coexistencia de
mercados cautivos y libres.
Las directrices generales del
modelo eléctrico, definidos por la legislación son:
* Competencia en la generación de
electricidad,
* Libre acceso de cualquier agente
a las redes de transmisión (o transporte) de
energía,
* Libre opción de los grandes
consumidores para elegir sus proveedores,
* Creación de la figura del
Productor Independiente de Energía Eléctrica
* Necesidad de un
"acuerdo" simple o entre transmisores.
En los proyectos de privatización
de concesionarias estaduales y regionales,
actualmente en curso, se dispone el pasaje a manos
privadas sólo de los sectores de generación y
distribución de energía eléctrica, permaneciendo
el área trasmisión en poder del Estado.
El nuevo ordenamiento legal procura
crear condiciones de competitividad en el sector
eléctrico por la participación de un número cada
vez mayor de actores privados. Así, se supone que la
figura del productor independiente de energía
asumirá un papel transformador por las presiones
legítimas que ejercerá sobre los actuales
monopolios.
En el sector hidrocarburos se
procedió a la desregulación de los mercados del
petróleo y del gas, que fueron abiertos a la
inversión privada, poniendo fin al monopolio de
Petrobrás. Los capitales privados pueden intervenir
en todas las fases de la industria.
La función de regulación, que
incluye la decisión respecto a las concesiones de
exploración y explotación de cuencas petroleras,
fue otorgada a la Agencia Nacional de Petróleo.
La privatización fue descartada,
atendiendo a la significación de Petrobrás en la
economía nacional. Las operaciones de Petrobrás
equivalen a cerca del 2% del PBI de Brasil. Si se
agregan sus operaciones como conglomerado y la compra
de bienes y servicios internos, esa participación
podría llegar hasta el 25%. El patrimonio de la
estatal es superior a los 50.000 millones de
dólares. En 1995 aportó 6.516 millones de dólares
en impuestos.
El nuevo marco legal habilitó a
Petrobrás a formar emprendimientos conjuntos con el
sector privado, como socio mayoritario o minoritario,
y a vender activos sin la previa aprobación del
Congreso en cada una de sus asociaciones.
Con 40 años de experiencia como
único explorador y productor de petróleo y gas en
Brasil, y siendo un líder reconocido en la
tecnología de agua profunda necesaria para las
reservas de crudo que el país tiene en zonas
marinas, las firmas extranjeras buscan asociarse con
Petrobrás. La empresa estatal planea invertir U$S
5.000 millones en los próximos años en la
explotación y distribución de petróleo y
derivados, en sociedad con 37 empresas extranjeras,
entre las cuales están Exxon, Shell, Mobil, British
Petroleum, Amerada Hess, Elf e YPF.
La política energética
Fuentes de energía
La evolución durante los últimos
quince años de la producción y el consumo de
energía en Brasil no ha sido el resultado de alguna
política energética formulada de forma integrada.
En realidad, se trató de una sucesión de planes y
programas, todos ellos marcadamente sectoriales,
abiertos a la presión de grupos de intereses, con
exclusión de la población usuaria.
Uno de esos programas sectoriales,
por ejemplo, fue PROÁLCOOL-Programa Nacional do
Álcool, orientado a la sustitución de combustibles
fósiles, que insumió grandes recursos estatales y
dejó enormes deudas incobrables de los productores
beneficiados por el Programa. Hoy la producción
subsidiada de alcohol etílico, utilizada como
combustible por un tercio de los vehículos
brasileños, está estancada en el orden de 11-12.000
millones de litros por año.
La política actual apunta a:
* incrementar la capacidad de
generación eléctrica (utilizando los abundantes
recursos hidroeléctricos que dispone e incrementando
progresivamente la participación de la generación
térmica convencional con centrales termoeléctricas
alimentadas por gas natural o carbón), interconectar
los sistemas eléctricos Norte/Nordeste y
Sur/Sudeste/Centro-Oeste e interconexión eléctrica
Brasil-Argentina para la importación de energía;
* incorporar decisivamente al gas
natural (boliviano y argentino) en la matriz
energética brasileña;
* desarrollar las reservas de
carbón mineral existentes en el sur del país;
* desarrollar la capacidad de
producción de petróleo, en el país y en el
exterior;
* reducir el ritmo del programa
nuclear.
Brasil, rodeado de países como
Venezuela, Argentina, Perú y Bolivia -que cuentan
con grandes reservas de gas-, apenas produce un 2,5%
de la energía que consume utilizando el gas como
matriz. La decisión brasileña de aumentar su
dependencia de gas importado le está imprimiendo una
velocidad incontenible al avance de las obras
vinculadas a la exportación de gas hacia el mercado
brasileño. Se espera que en diez años el gas
natural llegue a representar el 12% de la matriz
energética brasileña.
Fuentes
brasileñas de gas natural (millones de metros cúbicos
por día)
|
País |
1998
|
2000
|
2005
|
BRASIL |
18
|
22,8
|
30
|
BOLIVIA |
8*
|
15
|
22
|
ARGENTINA |
0
|
27**
|
62***
|
TOTAL |
26
|
64,8
|
114
|
* Inicio
previsto para diciembre ** Incluye proyecto entre
Petrobrás e YPF, y entre British Gas y Pan
American
*** Incluye la
producción del noroeste argentino
Fuente: Gazeta
Mercantil Latinoamericana, en base a
Petrobrás y mercado
|
Han sido proyectados numerosos
gasoductos para transportar gas natural a Brasil, que
- una vez que instale las centrales térmicas
necesarias- podrá abastecer de energía eléctrica a
industrias radicadas en las ciudades de San Pablo,
Porto Alegre, Florianópolis y Curitiba.
Uno de esos gasoductos es el que,
desde la ciudad boliviana de Santa Cruz de la Sierra,
debe transportar hasta la capital paulista -a partir
de diciembre de 1998- un total de 8 millones de
metros cúbicos diarios durante 10 años. A fines de
1999, con la extensión de la obra hasta Porto
Alegre, ese volumen aumentará a 30 millones de
metros cúbicos. En este proyecto están involucradas
Petrobrás, Tenecco de EEUU, BHP de Australia,
British Gas del Reino Unido, YPFB de Bolivia y Enron
de EEUU.
Otro gasoducto cuya ruta está
definida es el que transportará gas natural desde la
provincia argentina de Entre Ríos hasta la frontera
brasileña para, a partir de una central térmica que
será construida por la norteamericana AES en la
ciudad de brasileña de Uruguayana , abastecer de
energía a una amplia región del estado de Río
Grande do Sul. En este proyecto, que proveerá 12
millones de metros cúbicos de gas por día, están
empeñadas las empresas Transportadora de Gas del
Norte (TGN), YPF, Petrobrás, Eletrobrás y la
regional CEEE, de propiedad del estado de Río Grande
do Sul.
Otros proyectos son el de British
Gas con Pan American (joint venture entre la
argentina Bridas y la norteamericana Amoco) de 15
millones de metros cúbicos diarios por el gasoducto
Buenos Aires-Montevideo-Porto Alegre; y el
Trans-Iguazú, un proyecto que discuten empresas
distribuidoras del sur-sudeste de Brasil con
productores argentinos y que tendría capacidad de
hasta 35 millones de metros cúbicos por día
(además de una derivación para atender la demanda
paraguaya).
La garantía de disponibilidad y
las ventajas ambientales son los argumentos que se
utilizan para hacer que hoy el gas natural sea un
combustible en ascenso. Sin embargo, no se dice cuál
es la principal motivación para impulsar el uso de
este combustible: su baratura, en relación a otros
energéticos.
Existen algunos obstáculos para la
absorción de esa oferta adicional de gas natural,
por lo menos en el corto plazo. El proceso de
construcción de termoeléctricas (importantes anclas
para el consumo de gas) está atrasado y las
industrias recién están iniciando el proceso de
reconversión para adaptar sus equipos a la quema de
gas natural. De los más de 20 proyectos para la
construcción de usinas térmicas a gas (11
proyectadas a lo largo del gasoducto Bolivia-Brasil)
pocos salieron de los papeles. La inseguridad en la
rentabilidad de las termoeléctricas parece ser la
causa de los retrasos: durante la época de lluvias
la energía hidroeléctrica será más barata que la
generada por el gas.
Reestructura empresarial y de
mercados
La más importante reestructura se
está produciendo en el sector eléctrico. Se está
abriendo la generación eléctrica a la competencia
-manteniéndose el transporte y la distribución como
monopolios naturales- y se están privatizando las
fases de generación y distribución.
Ya se han privatizado 13 empresas
distribuidoras de electricidad: Escelsa (Espíritu
Santo), Light (Río de Janeiro), Cerj, Coelba
(Bahía), Centro-Oeste, Norte-Nordeste, CPFL (San
Pablo), Enersul (Matto Grosso), Cemat, Energipe
(Sergipe), Cosern, Coelce (Ceará), Bandeirantes y
Metropolitana (San Pablo).
En la generación ya fue
privatizada Gerasul (sur de Brasil), y se prevé
privatizar en 1999: Furnas, Chesf, Eletronorte y Cesp
(San Pablo). Las generadoras que entran en el plan de
privatización incluyen un total de 49 usinas
hidroeléctricas y 22 térmicas, que representan el
63,7% de la generación total del país.
Entre las empresas a privatizar se
encuentran algunas que son muy rentables. Furnas, por
ejemplo, en 1997 registró ganancias por U$S 360
millones. Según Dennis Jungerman, vicepresidente del
área de fusiones y adquisiciones de JP Morgan, uno
de los puntos más positivos en la privatización de
las generadoras brasileñas es el alto grado de
eficiencia de las empresas. "En términos
operativos, de organización y de calidad técnica
del personal, las generadoras están en óptimas
condiciones. El problema de algunas es el alto nivel
de endeudamiento".
Una de las particularidades es que
el estatal BNDES - Banco Nacional de Desarrollo
Económico y Social financia el 50% de las
privatizaciones de compañías eléctricas captando
recursos en el exterior. O sea que los compradores
-principalmente grandes transnacionales- reciben
créditos del Estado, el que a su vez incrementa la
ya de por sí elevada deuda externa del país.
Solamente la privatización de las dos distribuidoras
de San Pablo (Metropolitana y Bandeirantes) exigió
recursos del orden de U$S 1.333 millones.
Eletrobrás, el holding federal y
cabeza del grupo empresarial del sector eléctrico,
junto con el banco BNDES y consultores extranjeros,
con fondos del Banco Mundial, desarrollaron programas
de "racionalización" -que significaron una
importante disminución de mano de obra- para las
compañías de distribución que se privatizaron.
También se comenzó la
privatización de varias centrales
electroenergéticas individuales.
En el caso del petróleo se
procedió a la desmonopolización del mercado,
abriendo espacios para la participación privada en
todas las fases de la industria y para las
asociaciones de Petrobrás con privados.
En el caso del gas natural el
Congreso brasileño aprobó la flexibilización del
monopolio estatal en el sector, permitiendo a los
Estados que concedan el servicio a empresas privadas.
En la actualidad, once distribuidoras de los Estados
actúan en este mercado y otras cuatro están por
firmar contratos para convertirse en abastecedoras de
Petrobrás. El modelo en vigencia en la industria del
gas es el siguiente:
Industria
del gas en Brasil. Modelo en vigencia |
Actividades |
Competencia |
Ejecutor |
Exploración/
Producción |
Monopolio
de la Unión |
Autorizados
por ANP |
Importación |
Monopolio
de la Unión |
Autorizados
por ANP |
Transporte |
Monopolio
de la Unión |
Autorizados
por ANP |
Procesamiento |
Monopolio
de la Unión |
Autorizados
por ANP |
Distribución
gas natural |
Monopolio
de la Unión |
Concesionarias
(*) |
Distribución
GLP |
Concesión
de los Estados |
Distribuidoras |
*
Estatales o privadas Fuente: Gazeta Mercantil
|
El transporte del gas natural desde
Bolivia y Argentina estará en manos de los
consorcios privados adjudicatarios -alguno de los
cuales integra Petrobras-.
Financiamiento de inversiones,
precios y tarifas
La política energética de las
últimas décadas, influida por fuertes presiones
sectoriales, generó vigorosos mecanismos de
transferencias de rentas (entre regiones, sectores de
la economía y de la población), vía privilegios
tarifarios y subsidios. El sector energético se
descapitalizó en beneficio de otros sectores.
A su vez, fue un factor de
incremento del déficit fiscal, ya que el Tesoro
Nacional debió frecuentemente cubrir los costos que
las tarifas eran incapaces de solventar, o asegurar
recursos para financiar programas como Proálcool,
por medio de préstamos rápidamente transformados en
deudas incobrables -y sistemáticamente perdonadas-.
Se puede hablar de un verdadero
"proceso de privatización del Estado". La
importancia económica y política de los grupos
financieros, incluyendo empresas constructoras,
fabricantes de bienes y equipamientos, empresas de
servicios -desde consultoría hasta tercerización-
ha sido el aspecto más revelador de esta
articulación de intereses que, con frecuencia,
también representó fraudes, sobrefacturación de
obras y servicios, y actos de corrupción.
Los grandes consumidores de
electricidad, por su parte, son subsidiados por los
demás consumidores. Esto se manifiesta en una
participación decreciente de estos consumidores en
la facturación total de las empresas eléctricas
(por ejemplo, las conexiones en alta tensión bajaron
su aporte a la facturación del 44,3% en 1992 al
40,3% en 1995). También opera por medio de subsidios
concedidos, bajo la forma de privilegios tarifarios,
a algunos sectores productivos, en calidad de
incentivos a la exportación.
Las regiones suministradoras de
hidrocarburos, por su parte, han estructurado su vida
en función de la renta petrolera (o gasífera). Los
respectivos municipios son totalmente dependientes de
los impuestos recaudados sobre la actividad
petrolera.
Uso eficiente de la energía
La creación del Programa Nacional
de Conservación de Energía Eléctrica (PROCEL) se
basó en los resultados de estudios llevados a cabo
por un Grupo de Trabajo que analizó la conservación
de electricidad en el Brasil (1982). De estos
estudios resultó una acción conjunta de los
antiguos Ministerios de Minas y Energía y de
Industria y Comercio, consolidada en un memorándum
interministerial del 30 de diciembre de 1985, el cual
oficialmente estableció PROCEL como el primer
esfuerzo sistematizado para promover el uso racional
de la energía eléctrica.
A partir de esa fecha, PROCEL
desarrolló un conjunto de actividades que, además
de permitir el conocimiento más detallado de las
características del mercado consumidor y la
identificación de los puntos de desperdicio
derivados de los hábitos de uso de la electricidad,
sirvió para orientar las medidas necesarias para el
perfeccionamiento de equipos eléctricos en términos
de su eficiencia eléctrica. PROCEL puede desarrollar
proyectos para promover tanto la reducción de esos
desperdicios como la mayor calidad de los equipos y
procesos relacionados con los diversos usos finales
de la electricidad.
PROCEL ha logrado economías
directas y cuantificables superiores a 1,2 TWh, con
costos inferiores a U$S 6 por barril equivalente de
petróleo (BEP), lo cual corresponde a menos del 20%
del costo de la expansión correspondiente del
sistema eléctrico. Se obtuvieron, asimismo, otras
economías indirectas e inducidas.
Para cumplir sus objetivos, PROCEL
utiliza mecanismos institucionales, financieros,
gerenciales, promocionales y otros, buscando
estimular la reducción del consumo de energía
eléctrica en los varios sectores y estratos de la
sociedad. Dentro de las diferentes líneas de
actuación del Programa son importantes las acciones
desarrolladas en el campo industrial. En esta área
se han realizado algunos proyectos, siendo uno de los
principales el diagnóstico energético llevado a
cabo con miras a identificar los principales puntos
de desperdicios y las oportunidades de mejorías en
diversas empresas para evaluar el potencial de
conservación. Las medidas, a nivel de diagnósticos
orientados a la eliminación de los desperdicios, en
su gran mayoría son bastante sencillas y de bajo
costo e implican, básicamente, el redimensionamiento
de motores, la adecuación de equipos y procesos
productivos, alteraciones en el acoplamiento de
motores y equipos, la mejoría de las instalaciones
eléctricas, ajustes operacionales, una mejor
administración, etc.
El segundo proyecto relevante en el
área industrial es la optimización energética, que
es el seguimiento natural del diagnóstico, lo cual
trata el proceso productivo con mayor profundidad.
Algunos consumidores, seleccionados a partir de
estudios de diagnóstico energético, ofrecen un gran
potencial de conservación.
Con miras a cuantificar y orientar
acciones, se estiman metas de conservación de
energía eléctrica por uso final (iluminación,
refrigeración, acondicionamiento ambiental, sistemas
motores, hornos) y metas consolidadas por sector
(industrial, residencial, servicios e iluminación
pública), con base en la experiencia internacional y
las evaluaciones internas, así como hipótesis
técnicas referentes al consumo medio del parque de
equipos, el índice de penetración de nuevas
tecnologías y los índices de mejoría de eficiencia
y de la obsolescencia y vida útil de los equipos.
Estas metas están incorporadas en la planificación
de largo plazo del sector eléctrico y corresponden,
en un horizonte de 25 años, a una reducción de
consumo del orden del 12%.
Sumándose las pequeñas ganancias
logradas en los segmentos del sistema eléctrico a
las obtenidas por los consumidores, la conservación
tendrá una participación significativa en las
actividades del sector eléctrico.
Se plantea, además, introducir la
conservación de energía como una de las premisas
usuales de la ingeniería, para que deje de ser, como
es hoy en día, o es en parte, una actividad
auxiliar, muchas veces desvinculada de la
planificación, diseño, implementación y operación
de los sistemas.
Impactos ambientales y
sociales
Las regiones suministradoras de petróleo
y gas natural conviven, cada vez más, con los
riesgos y las alteraciones ambientales típicas de
las tecnologías petrolíferas y del transporte. Y
perdieron muchas tierras, fajas de dominio en tierras
y litorales cuyos puntos turísticos e históricos
están ahora marcados por el ritmo y eventos propios
de esta industria, como los incendios y los derrames
de crudo.
En el Norte de San Pablo y en la
faja costera nordestina y en todas las zonas de cañaverales
y usinas/destilerías -promovidas por el
Proalcoól- la sociedad convive seis meses por año
con las quemas de los cañaverales y con las
emanaciones alcohólicas. El sector alcohol azucarero
es un empleador de grandes contingentes de mano de
obra infantil y femenina en tareas penosas e
insalubres, durante jornadas prolongadas, y con una
gran mayoría contratada por "gatos"
(engañadores) y por medio de subterfugios que
dificultan aplicar la legislación laboral y mejorar
los salarios.
En las regiones carboníferas,
principalmente en las minas subterráneas (Santa
Catarina), la insalubridad y el riesgo ocupacional
son la regla. En el extremo sur del país, en Bagé,
las evidencias y las reclamaciones sobre la polución
del aire y la acidez atmosférica provienen también
del lado uruguayo de la frontera. En el sur
catarinense, la herencia de la producción
carbonífera se mide en decenas de miles de
hectáreas perdidas, estériles, agujereadas, ríos y
lechos subterráneos de agua ya acidificados y con
altos tenores de metales pesados y un olor permanente
de hidrocarbonetas, alquitrán y gases sulfurosos en
el aire.
En las actuales localidades y
regiones donde se corta o recolecta leña para
combustible directo o para producir carbón, la
expansión económica se caracteriza por la violencia
ambiental. En algunos casos la deforestación se
realiza para extraer maderas de ley, y para plantar,
siendo la carbonización una actividad secundaria,
hecha de un modo irregular, con mano de obra de
contratistas y "gatos", existiendo
innumerables casos de trabajo forzado de familias
enteras, viviendo confinadas en las franjas de
bosques y cercados, bajo el arbitrio de los
intermediarios de los grandes hacendados y de los
compradores de carbón. En otros casos, como el de
las grandes plantaciones de eucaliptus, el problema
también existe, pero con una u otra solución
parcial bajo la forma de agro-villas o de pequeñas
ciudades y donde todos trabajan en una única gran
empresa (como por ejemplo Carbonita, en Minas
Gerais). En ambos casos, los trabajadores conviven
todo el tiempo con el humo, el calor, los gases de
combustión, los riesgos de la caída de los árboles
y de los incendios.
Las centrales hidroeléctricas
construidas hasta el presente resultaron en más de
30.000 km2 de tierras y bosques inundados para la
formación de los embalses, y en la expulsión o
"dislocamiento compulsivo" de cerca de 200
mil familias ribereñas, que vieron violentadas sus
bases materiales y culturales de existencia. En el
relacionamiento de las empresas con estas poblaciones
prevaleció la estrategia de hechos consumados en
casi todos los emprendimientos. Las compensaciones a
los desplazados fueron irrisorias o inexistentes, el
proceso de reasentamiento -cuando existió- no
aseguró el mantenimiento de las anteriores
condiciones de vida.
En las áreas de represas
aparecieron diversos problemas de salud pública,
como el aumento de las dolencias de naturaleza
endémica, o la afectación de la calidad del agua en
los embalses, perjudicando actividades como la pesca
y la agricultura. También hubo problemas de
seguridad de las poblaciones, con el incremento del
riesgo de inundación aguas abajo de los embalses.
Grandes cantidades de tierra cultivable quedaron
sumergidas y, en muchos casos, la pérdida de
biodiversidad fue irreversible.
La creación de diversos
movimientos sociales -como por ejemplo el Movimiento
Nacional de Afectados por las Represas- fue la
reacción social ante los problemas emergentes de la
expansión hidroeléctrica.
Estos procesos han convivido, por
otra parte, con fenómenos de exclusión social. En
1991 había 4,35 millones de residencias no
electrificadas y 4,84 millones de domicilios que
sólo tenían acceso a la energía eléctrica por
medio de conexiones clandestinas o, en algunos casos,
como autoproductores, usando baterías de autos y
generadores diesel, por ejemplo. En 1995, según el
CIER, había en Brasil 39.945.000 viviendas y un 8,9%
de ellas (o sea, 3.547.000) no estaban
electrificadas.
Tanto en el sector eléctrico como
en el sistema Petrobrás en los últimos años fue
disminuido el personal propio, lo que implicó una
mayor proporción de horas-hombre contratadas de
terceros, generalmente en condiciones peores de
trabajo y remuneración, que el personal propio. Las
reducciones de personal también afectaron a otros
sectores energéticos, como el del carbón.
Potenciales de mejoramiento:
eficiencia y fuentes energéticas no convencionales
Fuentes energéticas no
convencionales
La producción de energía en
Brasil a partir de fuentes no convencionales (solar,
eólica, biomasa distinta de la leña), aprovechando
recursos energéticos locales, disponibles en gran
escala, y localizados en regiones de difícil
atención por los sistemas convencionales, es una
alternativa para las poblaciones que habitan en
comunidades aisladas o en los "bolsones" de
pobreza diseminados en diversas regiones del país.
Pero su desarrollo actual es insignificante.
* Pequeños aprovechamientos
hidráulicos
Como se señaló mas arriba, Brasil
tiene un enorme potencial no aprovechado en materia
de energía hdráulica. En vista de los negativos
impactos de las grandes represas hidroeléctricas,
todo parecería indicar la conveniencia de encarar
estudios sobre pequeños aprovechamientos
hidráulicos de bajo impacto ambiental, pero que
sumados podrían convertirse en un importante
componente de la matriz energética brasileña
* Energía solar
Algunos estudios han demostrado
que, dependiendo de la distancia a la red, del
número de domicilios a ser atendidos, y de la carga
a ser suministrada, la generación a partir de
células fotovoltáicas ya se presenta como más
ventajosa, en comparación con los costos medios de
electrificación. Pero, tales inversiones no tienen
la rentabilidad asegurada, debido a las condiciones
de pobreza que caracteriza a las poblaciones que se
beneficiarían. En consecuencia, la alternativa
fotovoltaica sólo se torna posible por medio de la
caridad con que las empresas públicas y los
organismos internacionales de financiamiento destinan
recursos a ese fin.
Se estima que Brasil puede
desarrollar 50 MW de potencia instalada en
generación fotovoltáica y 3 millones de metros
cuadrados de captación termo-solar.
* Energía eólica
Se pueden destacar dos experiencias
de generación eólica: una desarrollada por
CELPE/UFPE, con un aerogenerador de 75kW instalado en
la isla de Fernado de Noronha; y la otra por CEMIG
con un grupo de 4 aerogeneradores de 250 kW cada uno,
instalados en el cerro de Camelinho en Minas Gerais y
conectado a la red.
Se estima que Brasil puede
desarrollar 1000 MW de potencia instalada de
generación eólica.
La empresa de energía eléctrica
Idaho Power Company, que posee 17 hidroeléctricas y
cuatro termoeléctricas en el estado de Idaho, en los
Estados Unidos, abrirá una filial brasileña para
implantar proyectos de generación combinada de
energía solar y eólica en lugares aislados que son
abastecidos por energía generada por
termoeléctricas a gasoil. La empresa posee
tecnología de avanzada en sistemas de generación de
energía renovable destinados a localidades alejadas
de las redes de distribución.
* Biomasa
La crisis del petróleo de 1973
estimuló estudios relativos al uso de otros
energéticos provenientes de la biomasa nacional,
entre otros: etanol de amiláceos y de materiales
celulósicos, metanol de madera, aceites vegetales,
residuos orgánicos e industriales. A pesar del gran
potencial estimado, estos proyectos no atrajeron el
interés empresarial, cayendo en el abandono por su
baja rentabilidad, luego del "shock"
petrolero.
El principal proyecto de
utilización de la biomasa para la generación de
energía eléctrica en Brasil es BIG-GT (Biomass
Integrated Gasifier-Gas Turbine), en desarrollo por
un consorcio de empresas que incluye a Chesf,
Eletrobrás, Cientec, Vale do Rio Doce, Shell y el
Ministerio de Ciencia y Tecnología, con el apoyo
financiero del Banco Mundial.
En el "Plan de Acción para
el Desarrollo de Energías Renovables Solar, Eólica
y de la Biomasa en Brasil", elaborado por el
Foro de Energías Renovables, reunido en Brasil en
1995, propuso las siguientes metas para el año 2005:
. 3000 MW de potencia
instalada en cogeneración a partir de bagazo de
caña de azúcar;
. 1000 MW de potencia
instalada en cogeneración a partir de residuos de la
industria del papel y la celulosa;
. 250 MW de potencia
instalada en termoeléctricas a leña obtenida de las
plantaciones forestales;
. 150 MW de potencia
instalada en sistemas de generación eléctrica de
pequeña escala utilizando aceites vegetales;
. 12 millones de toneladas
de carbón vegetal/año, siendo todo el crecimiento
en relación a la producción actual (cerca de 10
millones de toneladas/año) obtenido de forma
sustentable;
. 18.000 millones de
litros/año de alcohol etílico para fines
carburantes;
. 20 millones de litros/año
de aceites vegetales carburantes;
. 80.000 m3 de biogás,
obtenido a partir de residuos urbanos, industriales y
rurales;
. 3 millones de hectáreas
adicionales de reforestación con especies nativas y
exóticas.
Fueron también definidos, con
carácter prioritario, cuatro programas para el
desarrollo de energía de la biomasa en Brasil para
el período 1997-2000:
a. Desarrollo sustentable de la
Amazonia con base en recursos de la biomasa
Dada la importancia de la región
amazónica para el equilibrio biológico y climático
del planeta, siendo la región con mayor exuberancia
en biomasa del país y dado el desconocimiento
científico de las actividades que valorizan la
biodiversidad y los bosques, se propone establecer
incentivos para implantar sistemas de producción
integrados de biomasa no leñosa y sistemas de manejo
forestal sustentable.
b. Desarrollo de plantaciones
forestales de múltiples usos
Se propone crear líneas de
crédito tripartito (gobierno, sistema financiero e
industrias/ usuarios de la biomasa) para la
instalación de un amplio programa de reforestación
y recuperación de áreas degradadas, partiendo de
módulos forestales en pequeñas e medianas
propiedades rurales, con el objetivo de:
. reforestar 600,000
hectáreas en áreas rurales y urbanas, de forma
de asegurar que 20% del área total a ser
reforestada (120,000 hás.) sea implantada en
pequeños e medianos establecimientos rurales;
. implantar 200 viveros
forestales comunitarios;
c. Usos regionales de
energías de biomasa en el transporte en
complementación o sustitución de derivados de
petróleo
Se propone incentivar la
producción de combustibles nacionales renovables
para utilización en el transporte individual y
colectivo de cargas e pasajeros en motores de ciclo
Otto y ciclo Diesel, por medio de:
. ampliación de la
producción de alcohol carburante en cerca de
20-25% en los próximos cuatro años, pasando de
los actuales 13.000 millones de litros/año a
16.000 millones de litros/año, y estimulando el
desarrollo tecnológico de motores de ciclo Otto
en el sentido de ampliar la participación del
alcohol anhidro en la gasolina;
. producción de 5
millones de litros/año de aceite vegetal
carburante, mejorando el rendimiento de los
procesos termoquímicos de producción del
"diesel vegetal" y estimulando el
desarrollo tecnológico de motores de ciclo
Diesel para viabilizar el uso del aceite vegetal,
particularmente el aceite de dendê (palma
aceitera) .
d. Sistemas
integrados de desarrollo sustentable para la
producción de energía, alimentos y materias primas
Se propone promover el desarrollo
sustentable de la biomasa por medio de proyectos
demostración de sistemas integrados de producción
agrícola, silvícola y extractiva, y de formación
de emprendimientos que integren la producción de
energía, de alimentos y de materia prima, a partir
de la valorización de residuos de las actividades
rurales ya existentes, y del estímulo al desarrollo
tecnológico de los procesos de generación de
energía, particularmente en la utilización de
bagazo da caña de azúcar y en la industria de papel
y celulosa, por medio de:
. la instalación de 300
MW de cogeneración de energía eléctrica a
partir del bagazo de caña de azúcar;
. la instalación de 100
MW de cogeneración de energía eléctrica en la
industria de papel y celulosa;
. la instalación de 15
MW de generación de energía eléctrica a partir
de grupos motogeneradores multicombustibles a
aceite vegetal.
Eficiencia energética
En la búsqueda de la eficiencia
energética, el Plan de Acción de PROCEL/GCOI/CCON
para el período 1997-1998 se plantea:
a. el gerenciamiento de la demanda
en baja tensión, con la instalación de 2 millones
de limitadores de demanda:
b. el aumento de eficiencia de los
sistemas de iluminación pública, con la
sustitución de 3 millones de puntos ineficientes;
c. la sustitución de lámparas
ineficientes (8 millones de lámparas);
d. la introducción de motores de
alto rendimiento: introducción en el mercado de 150
mil motores de alto rendimiento;
e. el aumento del mercado de
refrigeradores eficientes, con la introducción de
1,2 millones de refrigeradores;
f. la reducción del desperdicio de
energía eléctrica en los predios públicos,
proponiéndose aumentar la eficiencia de 2.000
predios.
Los resultados esperados son:
Potencia Energía
500 MW (97) 1,058 GWh (97)
1,325 MW (98) 2,366 GWh (98)
Los recursos financieros necesarios
son estimados en U$S 800 millones.
El sector energía y la Banca
Multilateral de Desarrollo
La falta de inversiones en
infraestructura de transporte y energía, en los
últimos años, causaron la elevación de los costos
de los procesos productivos y colocado en peligro el
éxito de la estrategia de modernización industrial
en Brasil. Por esa razón, el Banco Mundial propuso
un análisis conjunto con las autoridades brasileñas
de diversas alternativas, que garanticen la
viabilidad financiera, no apenas de proyectos
individuales, sino también de sectores como un todo.
En ese contexto, el Banco daría
soporte a las reformas planteadas para mejorar la
estructura institucional, legal y política de los
sectores de infraestructura productiva, fortaleciendo
la legislación tarifaria y regulatoria, y creando
reglas transparentes que garanticen la autonomía de
las operaciones del sector privado en la
infraestructura física y de energía. Como ejemplos,
se pueden citar los casos del ajuste de las tarifas
de energía a los niveles de costos reales; la
flexibilización de los monopolios; y la
descentralización.
Además de eso, según el
"Brazil Country Paper" elaborado por el BID
(5-10-95), existen aproximadamente 18 proyectos del
sector eléctrico paralizados -en diversos estadios-
por la falta de financiamiento, y que colocan en
jaque la estrategia del gobierno de modernización
del sector productivo, incluyendo ahí la posibilidad
de la necesidad de racionalización de la energía.
Por eso, la estrategia del Banco
Mundial en el subsector de electricidad incluye
también:
a) el fortalecimiento de las
instituciones, con la creación de nuevas agencias y
reformas en las ya existentes, a fin de mejorar los
atributos positivos que el sector tiene en áreas
críticas del planeamiento de largo plazo, como en
ingeniería, construcción y operación de sistemas
complejos, etc.
b) emprendimientos que busquen
acciones que mejoren el servicio ofrecido al
público; las políticas de administración personal
y financiera; y el desarrollo de tecnologías más
eficientes para la producción, transporte y
comercialización de energía.
c) proyectos que contribuyan a
prioridades específicas, como la conservación de la
energía, la reducción de las pérdidas, la
diversificación de la matriz energética,
privatización, aumento de la participación del
sector privado en la movilización de recursos y en
la operación de las concesiones; y esfuerzos para
reducir los precios (de entrada) a través de
recursos financieros.
Actualmente, existen 37 proyectos
(y 22 para futura consideración) que ya cuentan con
el auxilio financiero del Banco Mundial, totalizando
inversiones del orden de U$S 6.100 millones (período
1995-97), de los cuales apenas U$S 30,5 millones
fueron destinados para el área de la energía: como
en el caso de la construcción del gasoducto
Brasil-Bolivia; el Proyecto piloto de Biomasa, en el
Nordeste; el Proyecto de Eficiencia Energética; el
Proyecto de Transporte de Hidrocarbonetas; el
Proyecto de Desarrollo del Sector del Gas; y el
Proyecto Hidroeléctrico de Segredo da la Compañía
Paranaense de Energía - CEPEL.
El BM también está extendiendo su
ayuda financiera a varias compañías de energía
eléctrica en conjunto con las líneas de crédito
para pequeñas y medianas industrias, a través del
BNDES.
El BID, por su parte, está
contribuyendo a financiar algunos proyectos privados,
como es el caso de AES.