logo.esp.gif (4996 bytes)

URUGUAY

Aspectos ambientales de la introducción del gas natural en el Uruguay. (CEUTA- julio,1998)

ENERGIA Y DESARROLLO

La energía en general -y este proyecto de introducción del gas natural en Uruguay en particular- tiene, como todas las cosas, diversas facetas. Aspectos buenos y malos porque nada es bueno o malo en sí mismo sino que depende del destino buscado la evaluación que se haga.

Solemos escuchar que el mundo avanza hacia la globalización, la competitividad, etc., pero también hay un proceso paralelo que condujo, por ejemplo, a la cumbre de Río en 1992, a la reciente Conferencia de Kioto, con sus logros y fracasos, y que demuestra también que hay caminos y valoraciones éticas divergentes, incluso en los ámbitos oficiales internacionales como la ONU y que las opciones que cada nación vaya tomando la van a ir acercando a uno u otro futuro.

En el caso concreto que nos ocupa -el gas natural- puede sin duda argumentarse en favor de su competitividad; pero se han exagerado sus ventajas ambientales desconociéndose la mayoría de sus efectos negativos. Esto no quiere decir en modo alguno que descalifiquemos esta tecnología ni que nos opongamos cerradamente a ella. Sino que procuramos poner ventajas y desventajas en la balanza para luego decidir, lo más consensualmente posible, si el balance final es positivo o negativo. Y en caso de decidir que el gas natural es la mejor opción que podemos tomar, estar conscientes de los problemas que tiene y hacer todos los esfuerzos por reducir o mitigar los impactos y efectos negativos. En esta exposición no consideraré extensamente las ventajas -que han sido suficientemente divulgadas por las autoridades- lo cual no quiere decir que no las reconozca. Sino que procuraré exponer los aspectos negativos no divulgados y discutir alguno de los aspectos mencionados habitualmente como positivos pero que no dicen toda la verdad.

En primer lugar vale la pena recordar que la versión más aceptada y difundida a nivel mundial del desarrollo sustentable lo define como aquel que puede satisfacer las necesidades actuales sin comprometer la satisfacción de las necesidades de las generaciones futuras. El propio subsecretario de la cartera de energía, el Ing. Antmann lo ha expresado en un artículo suyo para la revista "100%". Sin embargo el gas natural es un recurso no renovable que le ha demandado a la naturaleza cientos de miles de años producirlo y que nosotros nos estamos proponiendo acabar en unas pocas decenas. Pero además, la combustión de gas natural tiene consecuencias irreversibles en el proceso de calentamiento global del planeta. Estas son dos razones fundamentales para considerar que el consumo de gas natural, tal como se lo está proponiendo va en contra de las definiciones más aceptadas en el consenso internacional de lo que es el desarrollo sustentable.

GAS NATURAL Y EMISIONES CONTAMINANTES

Voy a intentar repasar muy someramente los impactos ambientales negativos del gas natural. Es muy común escuchar que el gas natural es un combustible más limpio, limpio o incluso hasta ecológico. Decir que es ecológico es una barbaridad. Decir que es limpio es una mentira. Definirlo como más limpio es un eufemismo y yo propondría decir que es menos sucio lo cual explica un poco mejor de que se trata.

La quema de combustibles fósiles produce impactos ambientales de diferente tipo vinculados a la emisión de gases que sucede a la combustión. Básicamente los más importantes son el dióxido de carbono (CO2), los óxidos de nitrógeno (NOx) y el dióxido de azufre (SO2). Entre los impactos más destacados de estos gases, el CO2 es de los principales causantes del efecto invernadero, el dióxido de azufre produce lluvia ácida y los óxidos de nitrógeno tienen efectos muy importantes en la salud además de también provocar lluvias ácidas.

La combustión de gas natural tiene dos ventajas en relación a los otros combustibles fósiles: no emite dióxido de azufre -por lo cual evitaría parte de las causas de la lluvia ácida- y emite entre un 50% y un 60% del dióxido de carbono que emiten los otros fósiles. Sin embargo mantiene los mismos niveles de emisión de óxidos de nitrógeno. El balance hasta aquí sería positivo.

Ahora bien, hay algunos problemas que se agregan y otros que no son lo suficientemente explicitados. Por ejemplo: es sabido que uno de los usos fundamentales que tendrá el gas natural es la generación de energía eléctrica. Hoy por hoy las centrales Batlle y La Tablada están funcionando muy pocas horas al año dado su alto costo de generación pues utilizan derivados del petróleo para su funcionamiento. En caso de efectivizarse la entrada del gas natural estas centrales funcionarán cada año un mayor número de horas con lo cual, si bien es cierto que por kilovatio producido la emisión de CO2 será menor y la de NOx será igual, en términos absolutos será mayor pues quemarán un volumen mayor de combustible.

Es necesario considerar que hay diferentes problemas ambientales, que hay algunos globales y otros locales y que no para todos los países la responsabilidad es la misma. En el tema que estamos tratando es bien distinto el problema del CO2 que el del NOx y no debemos ponerlos en la misma bolsa. El CO2 no es dañino para la salud y su impacto ambiental está vinculado al efecto invernadero y al calentamiento global del planeta. Sin embargo, si bien Uruguay ha adquirido sus compromisos en el camino del desarrollo sustentable y el control de las emisiones, es obvio que la incidencia de nuestro país en esta materia es ínfima. Con esto no quiero decir que no debamos preocuparnos, pero sí me parece que debe ser relativizado en la medida correspondiente. Para tener una idea, EE.UU. emite un millón de veces más dióxido de carbono que Uruguay y solo tiene 100 veces más población. Está claro que la preocupación uruguaya en este tema debe estar más concentrada en lograr que los países industrializados reduzcan sus emisiones que en las propias.

Sin embargo el caso del NOx es diferente pues es un gas que tiene efectos directos tanto en la lluvia ácida como en las salud de las personas: afecta pulmones y bronquios y produce irritación en los ojos. Pero además los NOx, al entrar en contacto con el aire forma también un nuevo gas: el ozono. Este ozono es denominado ozono superficial para distinguirlo del ozono estratosférico y todo el problema del conocido agujero de la capa de ozono y es un peligroso contaminante.

Hay sin embargo un problema mas importante que el CO2 a nivel de la contaminación global, que es el metano (CH4). Este es uno de los problemas que no se mencionan al evaluar la utilización del gas natural. El gas natural está compuesto en un 90% por gas metano. Cuando hay una fuga de gas en algún momento del proceso éste se va directamente a la atmósfera y tiene un potencial de calentamiento atmosférico 50 veces superior al del CO2. Y las fugas, por otra parte, no son menores. En EE.UU. -un país del que no se pueden negar sus capacidades tecnológicas- se estima que entre un 1% y un 2% de lo que se extrae de gas natural se escapa en algún momento de su extracción, traslado o almacenamiento.

ACCIDENTES Y EL CASO DEL RESERVORIO

A modo de balance, hemos visto entonces hasta ahora que la combustión de gas natural, comparándola con otros fósiles produce: cero emisión de dióxido de azufre, menor emisión de dióxido de carbono e igual emisión de óxidos de nitrógeno por unidad de combustible quemado. Además contribuye al aumento del ozono superficial y al calentamiento global por escapes de gas metano. Sólo me resta mencionar, para cerrar el capítulo de los impactos ambientales el problemas de los accidentes y -en el caso particular del gasoducto del sur- el Reservorio de la Cuenca del río Santa Lucía.

Se estima que hay más de 1.000 accidentes cada año en el mundo vinculados a la explotación del gas natural. Esto se puede relativizar todo lo que uno quiera. Evidentemente no va a ser más peligroso que la planta de ANCAP, la Central Batlle o la planta de GASEBA. Todas ellas son potencialmente tanto o mayor fuente de accidentes que los gasoductos. Pero no hay dudas, a juzgar por la experiencia internacional, que agregaríamos una nueva fuente riesgo.

Es también una recomendación de prudencia a nivel internacional el no tender los gasoductos cerca de los poblados o por encima de los puentes. La propia UTE tiene estudios que le han hecho rechazar esta posibilidad y sería bueno que ANCAP tuviera conocimiento de ellos antes de tender su gasoducto por el Puente Paysandú-Colón.

Y esto está estrechamente relacionado con el problema del Reservorio de la Cuenca del río Santa Lucía. Hay quienes dicen, incluso fuentes ministeriales, que éste no tendrá impactos ambientales. Sin embargo los estudios aún no se han hecho así que cualquier argumentación en favor o en contra es meramente especulativa.

Se argumenta, por ejemplo que este tipo de formación rocosa es la que naturalmente almacena este tipo de gas en el mundo. Pero con la misma naturalidad uno puede pensar por qué será que justo éste no almacenó nada. También es lícito pensar que una cosa es un almacenar gas en un proceso geoquímico de varios cientos de miles de años y otra muy diferente es provocar un almacenamiento igual en unas pocas horas. Vale la pena ser muy cuidadosos antes de hacer un emprendimiento de este tipo donde una fuga de gas puede provocar no solo accidentes por explosiones sino la contaminación del suelo y el agua de una cuenca que abarca el 5% del territorio nacional y de donde se toma el agua para el uso de más de la mitad de la población del país y se produce el 80% de la fruta y la verdura que consumimos.

En cualquier caso lo que parecería más acertado para tomar una decisión es que haya un estudio serio e independiente de impacto ambiental y riesgos. Según la información de la que nosotros disponemos un estudio de este tipo no podría ser encarado en toda su profundidad con los escasos recursos con que cuenta nuestro Ministerio de Medio Ambiente. Entre tanto los estudios que se han hecho hasta ahora y los que están previstos están a cargo de las mismas empresas que lo van a explotar y esto no ofrece garantías serias. Por lo tanto lo más prudente sería, en primera instancia que el gobierno contratara una consultora internacional independiente que pudiera hacer un estudio serio y confiable de los impactos y riesgos posibles de este emprendimiento.

En segundo lugar, debiera hacerse una consulta más amplia a la población acerca de esta decisión. Esta es una reivindicación que los ambientalistas han venido sosteniendo por largos años y es que cuando el riesgo es tan grande que pone en juego la vida de tantas personas, que amenaza con la contaminación del agua y los alimentos propios, de sus hijos y sus nietos, entonces la decisión no puede ser solamente técnica ni puede quedar en las exclusivas manos de los expertos. Porque la ciencia y la técnica han cometido demasiados errores en el pasado y nada hace suponer que no los puedan cometer en el futuro. Y además, porque la ciencia es un conocimiento provisorio. Lo que es verdad hoy será seguramente falso mañana y la vida y el ambiente de nuestros hijos, nietos y todas las generaciones que puedan venir después de nosotros no pueden quedar en las exclusivas manos de un puñado de técnicos con un conocimiento tan perecedero.

EL COSTO REAL DEL GAS NATURAL

Para terminar quisiera hacer algunas reflexiones acerca de los costos, la competividad y los aspectos económicos que tanto pesan y que nosotros no dejamos de considerar.

Hay varios aspectos de la producción, la economía y la energía que pueden ser evaluados económicamente y otros que no. Los vecinos de Sauce, por ejemplo, pueden no querer vivir arriba de un depósito de gas natural por más económica que les resulte la energía. Es decir que evaluarían la tecnología no tanto por sus resultados económicos sino por consideraciones ambientales, de riesgo, etc. Puede también decidirse por la razón meramente ética de no gastar en 20 años lo que a la naturaleza le ha costado millones producir y los miles de millones de personas que vendrán después de nosotros no tendrían. Sin embargo, voy a hacer algunas breves evaluaciones estrictamente económicas, no porque las considere más importante que las otras sino para demostrar que tampoco es seguro que el gas natural sea tan barato como se sostiene.

¿Cuánto vale el gas natural? El precio al que va a llegar al Uruguay incluye los costos de su extracción y traslado, por ejemplo. Pero no estamos pagando nada por el trabajo que hizo la naturaleza durante millones de años ni estamos pagando el valor que significa agotar un recurso que no es renovable. Tampoco estamos valorando el potencial riesgo de un accidente. El caso del petrolero San Jorge es un claro ejemplo de la relación que existe entre la certeza técnica, la realidad y la evaluación económica. El error técnico en el caso del San Jorge es casi inconcebible. En un mundo que envía naves a viajar entre las estrellas miles de millones de kilómetros, tenemos una roca a pocos metros de la costa y casi en la superficie y no la conocíamos. La ciencia y la tecnología que podía haber previsto este accidente existe. Sólo que por algún azar inexplicable del destino la catástrofe ocurrió. Y a partir de ahora y para siempre existirá, en el fondo del océano y a pocos metros de la costa de Maldonado unos 5.000 metros cúbicos de petróleo convertidos en venenosas pelotitas negras.

¿Y cuanto cuesta esto? El Ministerio de Medio Ambiente ha reclamado 2,5 millones de dólares por los gastos de limpieza. Pero esto no paga los costos ambientales del accidente, sólo la limpieza, si es que se le puede llamar limpiar a mandar el petróleo hacia el fondo del mar. En caso de ocurrir un accidente o una fuga, una explosión o la contaminación de la napa freática de la cuenca del Santa Lucía, ¿cuál será el costo de su reparación, si es que se puede reparar? ¿Donde estaríamos pagando este costo en el precio del gas?

Pero este es un costo aleatorio, es decir, ocurre si ocurre el accidente. Pero hay costos que sí se sabe que existen porque están asociados directamente con el uso del gas natural pero que no se contabilizan.

Por ejemplo: sabemos que los óxidos de nitrógeno acidifican nuestros pulmones y afectan nuestros ojos. Cuando los uruguayos vayamos al hospital a curarnos estas enfermedades vamos a estar ocasionando un gasto en el sistema de salud. Cada consulta, cada tratamiento y medicamento van a ser un gasto del sistema de salud que va a estar originado en realidad en la utilización del gas natural y que no se le está cargando al precio del gas. Es decir estaríamos subsidiando con nuestra salud y con dineros de Salud Pública (es decir: nuestros) el tan barato precio del gas natural.

Este análisis puede hacerse para cualquier sector de la energía y en cualquier caso van a ver que de una manera u otra estamos subsidiando con salud o con medio ambiente muchas de las actividades productivas. Si se contabilizaran estos costos seguramente las ecuaciones económicas podrían favorecer otras alternativas.

FUENTES ALTERNATIVAS DE ENERGÍA

La introducción del gas natural está siendo considerada para alimentar directamente a industrias, el consumo doméstico y la generación de energía. Podrían discutirse los beneficios en cada una de estas áreas: por ejemplo, explicitar que los sectores residenciales beneficiados van a ser solamente los de mayor nivel adquisitivo y que el gas natural nunca va a llegar a la mayoría de la población. O cuántas son las industrias beneficiadas y cuales podrían ser otras fuentes energéticas alternativas. Pero considerando que el consumo mayor va a estar asociado a la generación de energía eléctrica vale la pena mostrar algunas alternativas posibles.

La generación de electricidad tiene en el mundo alternativas limpias, verdaderamente limpias. Algunas de ellas excesivamente caras para nuestro país en la actualidad como la energía solar fotovoltaica. Sin embargo, otras opciones como la eólica podrían tener costos similares a la generación térmica máxime si consideramos las externalidades producidas por las fuentes fósiles.

A pesar de que es repetido que en el Uruguay no hay suficiente viento, la Facultad de Ingeniería ha demostrado que pueden instalarse un parque eólico de 300 MW, una potencia similar a la que la UTE considera necesaria en este momento y proyecta generar a partir de gas natural (aunque la primera no es "firme" como la segunda). El Ing. Cataldo, uno de los principales técnicos a cargo de estos estudios ha sostenido en un reciente seminario sobre energías renovables (Instituto Goethe, 17 al 20 de noviembre de 1997) que los costos de generación de este parque eólico rondaría los 3 centavos de dólar el kw/h producido, cifra que podría competir perfectamente con cualquiera de las opciones térmicas. Esta competitividad se acrecienta enormemente si consideramos las externalidades. Algunos países que han calculado los costos ambientales de su generación eléctrica, como Alemania, los han evaluado en el entorno de los 4 centavos de dólar por kw/h generado. Sólo los costos ambientales de su generación eléctrica estarían superando los costos de generación del parque eólico propuesto por la Universidad.

Como puede verse si en vez de subsidiar ocultamente la generación a partir de fuentes contaminantes subsidiáramos expresamente la generación a partir de fuentes limpias obtendríamos un resultado económica y ambientalmente superior.

A modo de resumen final entonces quisiera concluir en relación a la introducción del gas natural en nuestro país que:

Primero, si bien es cierto que en relación a algunos gases contaminantes la emisión en la combustión de gas natural es menor, hay otro tipo de problemas relacionados con otros gases contaminantes que se agravan.

Segundo, existen riesgos de accidentes siempre latentes y esto se multiplica si se considera el Reservorio del río Santa Lucía. Es prioritario realizar estudios independientes así como una consulta ciudadana antes de resolverlo.

Y finalmente, más allá de las consideraciones ambientales, éticas y humanísticas, si incorporamos todos los costos monetarizables vinculados a la salud y el ambiente, la conveniencia de el gas natural ante otras alternativas parece, al menos, dudosa.

 

* * * * * *


[ home ] [ acerca ] [ contenido ] [ otras fuentes ] [ ITeM ]
Copyright © 1997 Instituto del Tercer Mundo
Proyecto Energía y Banca Multilateral de Desarrollo
energia@chasque.apc.org