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CAPÍTULO 5

POTENCIAL EN MATERIA DE EFICIENCIA ENERGÉTICA. ALGUNAS REALIDADES Y ALGUNAS REFLEXIONES

5.1. EFICIENCIA ENERGÉTICA. CONSIDERACIONES GENERALES

Un consecuencia importante de la reducción de la oferta de petróleo en 1973-1974 y 1979-1980, especialmente en los países desarrollados con economía de mercado, ha sido la aceptación general de la conservación de la energía.

En contraste con esa situación, el interés de los países en desarrollo por la conservación de energía parece haber sido mucho más limitada, con excepción de unos cuantos países como el Brasil, la India y la República de Corea. La explicación puede encontrarse en una serie de factores, tales como la relativa "novedad" de la preocupación por la política energética en muchos países en desarrollo, la preocupación de sus responsables políticos por cuestiones de suministro de energía en detrimento (en términos relativos) de cuestiones referentes a la utilización de energía, falta de información acerca de oportunidades de conservación así como de las tecnologías apropiadas que hayan de emplearse, escasez de mano de obra experimentada y, tal vez lo más importante de todo, multiplicidad y dispersión de posibles beneficiarios de la conservación de la energía, lo cual hace sumamente difícil la organización de medidas para conservarla. No obstante, en los últimos años ha crecido la conciencia de la importancia que tiene la conservación de energía para los países en desarrollo. Por ejemplo, se han convocado en países en desarrollo un creciente número de reuniones acerca de este tema. Algunos países en desarrollo asiáticos ya han empezado a llevar a la práctica medidas de conservación de la energía. La eficiencia de la utilización de energía en procesos industriales y en transporte fue una de las cuestiones clave tratadas en una mesa redonda sobre problemas energéticos de los países en desarrollo organizada en el 13o. Congreso de la Conferencia Mundial de la Energía.

Se está abriendo paso la opinión de que la conservación de energía debería tener una alta prioridad en los países en desarrollo por las siguientes razones:

i) Ofrece a todos los países en desarrollo importadores de energía un camino par disminuir su dependencia de fuentes extranjeras de energía y por consiguiente disminuir los gastos de divisas en importaciones energéticas (por unidad de producción nacional);

ii) Incrementaría la eficiencia de todos los sectores de la economía, liberando recursos que se gastan innecesariamente en el suministro y utilización de energía para aplicaciones más productivas;

iii) Reduciría las necesidades de capital del sector energético, ya que los costos de capital por unidad de ahorro de energía son de ordinario considerablemente inferiores a los del suministro de energía, e inmovilizaría al capital por períodos más breves, ya que los tiempos de puesta en marcha y los plazos de reembolso son generalmente mucho más breves para las inversiones de ahorro de energía.

La conservación de energía en países en desarrollo también se debe tener en cuenta en relación con la "segunda crisis energética" causada por tasas excesivas y crecientes de agotamiento de las fuentes no comerciales tradicionales de energía como la leña. Las fuentes de energía tradicionales son cada vez más escasas no sólo en las zonas rurales, en las que constituyen la fuente principal de suministro, sino también en las zonas urbanas de muchos países en desarrollo, donde cada vez se comercializan más en lugar de fuentes "modernas" como el queroseno, cuyos precios se han disparado. Evidentemente, las aplicaciones (y la producción) de esas diferentes fuentes están relacionadas entre sí. En consecuencia, la conservación de energía deberá considerarse como algo más amplio, a saber, la manera de lograr una mayor eficiencia en la producción y aplicación de energía comercial y no comercial.

Al hablar de la conservación de energía es importante distinguir entre la eficiencia técnica y la eficiencia económica. En tanto que la reducción de las necesidades de energía para producir un artículo determinado sin elevar la utilización de otros insumos -es decir, elevar la eficiencia técnica de la producción- es deseable en sí misma, cabe la posibilidad de que no ofrezca eficiencia económica si las inversiones necesarias para conseguir esa reducción son excesivas. Una tecnología con una eficiencia técnica determinada puede ser económicamente eficiente en una economía, pero no en otra debido a diferencias en los precios relativos vigentes en una y otra economías. En la formulación y ejecución de políticas y medidas de conservación de energía es importante, por consiguiente, abordar las cuestiones de "qué nivel de eficiencia técnica se quiere alcanzar" y "a qué costo". Esto significa que la política de conservación debe aplicarse y organizarse a un nivel disociado, es decir, al nivel de las actividades por separado y respecto de agentes económicos determinados (empresas, viviendas, etc.).

Cuando se registraron los primeros aumentos bruscos de precios del petróleo y los primeros fallos del suministro, los gobiernos de países en desarrollo importadores de petróleo, al igual que los de los países industrializados, estaban por lo general mal preparados para emprender con urgencia las medidas necesarias para mejorar la utilización de la energía. En algunos países los esfuerzos iniciales encaminados a reducir la demanda de energía comercial importada dieron paso paulatinamente a un enfoque más refinado y selectivo para exigir buena administración, haciendo hincapié primordialmente en el logro de niveles económicamente eficientes de utilización de la energía. Esto ha entrañado examinar y adaptar el mandato, las estructuras y las prácticas de instituciones existentes y, en algunos países, la creación de nuevas instituciones con responsabilidad claramente definidas para la promoción de tecnologías de eficiencia energética.

El examen de las instituciones existentes y de sus prácticas incluyen por lo general las organizaciones gubernamentales y del sector público en la esfera del suministro y uso de la energía. Pueden conseguirse mejoras considerables, por ejemplo, en la eficiencia general del suministro de electricidad mediante la fusión de pequeñas unidades de suministro en otras mayores nacionales y regionales, mediante la interconexión de redes y mediante la extensión de los mandatos para incluir responsabilidades claramente definidas para la promoción del uso económicamente eficiente de la electricidad. En Costa Rica la reestructuración de la industria de suministro eléctrico mediante la constitución del Instituto Costarricense de Electricidad (ICI) como entidad planificadora central y la fusión de 40 compañías en sólo ocho ha producido beneficios apreciables en la eficiencia de la transmisión y la distribución.

La tarea de mejorar el funcionamiento de las instituciones existentes por lo que respecta al uso eficiente de la energía ha resultado por lo general más difícil que en el caso del suministro de energía. Las instituciones del sector público responsables de actividades con incidencia importante en la demanda de energía (tales como la administración de edificios públicos y la gestión del transporte público y de otras empresas) atribuye frecuentemente una prioridad relativamente baja a consideraciones de energía. No obstante, en algunos países se ha avanzado en la formación de una capacidad para la planificación y gestión de iniciativas encaminadas a mejorar la eficiencia de la utilización de energía, y se han conseguido algunos éxitos notables. Las autoridades de planificación urbana del Brasil, Singapur, Tailandia y Venezuela, por ejemplo, han aplicado programas de gestión del tráfico con lo que se han conseguido ahorros del 5% al 15% en el consumo de combustible para transporte por carretera. El costo de la aplicación de restricciones, creación de carriles para los autobuses, mejoramiento de señalizaciones y otras medidas aplicadas ha resultado bajo en comparación con los beneficios económicos que esas medidas han producido.

En el Perú, por ejemplo, se ha creado un Consejo Nacional de Energía y una Secretaría Técnica de apoyo, con representación de los sectores público, privado y académico, y se le han confiado tres objetivos principales, uno de los cuales se refiere a la promoción del uso racional de la energía. Posteriormente se decidió establecer un Centro Nacional de Conservación y Uso Racional de la Energía con responsabilidades que incluyen el logro de niveles crecientes de eficiencia energética: la coordinación de la fabricación nacional de equipo energéticamente eficiente, y la estimulación de la sustitución de productos del petróleo por "otras fuentes de energía, más deseables desde el punto de vista nacional".

Garantizar la eficiencia energética mediante la gestión de la demanda de energía y la planificación energética exigirá de ordinario un reforzamiento general de todos los aspectos de la capacidad institucional para elaboración de políticas energéticas. Frecuentemente será necesario un esfuerzo especial con miras a realzar y reorientar la capacidad de investigación en política energética para tener plenamente en cuenta las pautas nacionales de la utilización de energía.

A fin de conseguir ahorros concretos de energía, será importante, además de abordar la demanda compuesta, adoptar un enfoque sectorial que tenga en cuenta condiciones ampliamente divergentes dentro de cada sector. También es probable que la mejor manera de abordar las cuestiones tecnológicas conexas sea hacerlo sectorialmente. En el resto de la presente sección se esboza un enfoque basado en la necesidad de un criterio sectorial y, en particular, en la necesidad de otorgar la máxima prioridad a los principales sectores consumidores de energía (que de ordinario serán la vivienda, la industria y el transporte). Se sugiere en general cuatro aspectos principales de atención política: los grandes usuarios de energía ya existentes, principalmente en el sector industrial (los cuales, como grupo, deberán ser susceptibles de medidas que puedan producir sin tardanza resultados tangibles y mesurables); los usuarios dispersos, principalmente en los sectores doméstico y del transporte (los cuales, por definición, plantean un problema de aplicación muy diferente); la utilización de materiales de desecho y calor residual (con los posibles suministradores de energía, más que los usuarios, como objetivo principal), y la cooperación regional e internacional.

El objetivo principal de las medidas iniciales encaminadas a grandes usuarios de energía y grandes instalaciones utilizadoras de energía será garantizar que se emprendan auditorías amplias sobre la energía con objeto de evaluar los actuales niveles de eficiencia. Además deberían realizarse estudios económicos y técnicos de opciones para mejorar la eficiencia energética.

Una mayor eficiencia energética entre consumidores dispersos como objetivo político

Las consecuencias normativas principales en lo que respecta a la adopción de medidas en esta esfera se concretarán en las siguientes necesidades: reforzar la capacidad para adaptar y generar tecnologías eficientes energéticamente adecuadas a las necesidades locales (para lo cual el gobierno puede ser, entre otras cosas, un valiosísimo campo de experimentación); apoyar mecanismos de difusión más eficaces (mediante el aporte de información y conocimientos técnicos, la creación de una estructura favorable de incentivos y desincentivos, para acelerar la difusión de las TER; reforzar la capacidad de investigación orientada hacia la política (en particular las investigaciones económicas y sociales sobre la viabilidad de opciones tecnológicas disponibles).

Utilización de materiales de desecho y calor residual como objetivo político

Los precedentes objetivos de acción política se han referido a los usuarios finales de la energía. El punto de partida más conveniente serán probablemente los grandes productores de materiales de desecho y calor residual, que son al mismo tiempo grandes usuarios de formas de energía que pueden obtenerse de los desechos que producen (por ejemplo, los elaboradores de azúcar, que pueden aprovechar el bagazo como fuente de calor). Es posible que haya que asignar una prioridad más baja para medidas inmediatas a oportunidades potencialmente importantes en los casos en que hay un gran número de pequeños productores dispersos de desechos (por ejemplo, desechos agrícolas) incapaces de utilizar ellos mismos esos desechos, y cuando el mercado primordial consiste en múltiples usuarios personales y se está geográficamente distante (por ejemplo, los consumidores urbanos de carbón vegetal).

La necesidad política más importante en esta esfera será la de mejorar la capacidad de I y D. La tarea principal consistirá en identificar oportunidades importantes para la utilización de materiales y calor residual. Ello entrañará la identificación de fuentes potenciales y de posibles usos y usuarios, así como opciones tecnológicas para compaginar unos con otros.

Cooperación regional e internacional

En casi todas las esferas antes mencionadas se podrían reforzar en gran medida las capacidades de cada uno de los gobiernos mediante la cooperación con los gobiernos de otros países en desarrollo, en particular los que se encuentran en situaciones energéticas análogas en términos generales y aquellos que tienen situaciones muy diferentes pero intereses o capacidades complementarios. La cooperación regional podría resultar especialmente importante para conseguir mejores condiciones para la transferencia de Tecnologías en Eficiencia Energética (TEE) de proveedores internacionales. También las iniciativas regionales podrían ser útiles para abordar problemas de eficiencia energética propios de grupos de países en desarrollo que actualmente están bien servidos por el mercado internacional del TEE. La cooperación regional, en forma de compras mancomunadas y acuerdos comerciales, podría permitir asimismo el mejoramiento coordinado de capacidades nacionales complementarias en lo que se refiere al suministro de tecnología.

En la esfera de la cooperación internacional sigue existiendo un notable desequilibrio entre la asignación de recursos para proyectos de suministros de energía, especialmente en el subsector de la electricidad, y a otros proyectos energéticos, en particular los destinados específicamente a incrementar la eficiencia energética. Más aún, sigue siendo insólito que se preste atención a las consecuencias en materia de eficiencia energética de los proyectos no relacionados con la energía. Debe observarse, no obstante, que esas cuestiones son objeto de debate en el seno de los organismos bilaterales y multilaterales de desarrollo y que, por ejemplo, crece el número de proyectos de capacitación. Los breves períodos de amortización y las características de ahorro de divisas que tienen muchas inversiones en TEE las hacen potencialmente atractivas para instituciones financieras internacionales. Cabe la posibilidad de que estas últimas incrementen la asignación de recursos, una vez que haya obtenido experiencia en la concepción de mecanismos para superar algunos de los problemas que lleva consigo la gestión de gran número de préstamos relativamente pequeños y descentralizados que se necesitan para reforzar la capacidad de TEE.

5.2. POLÍTICAS Y REGULACIONES GUBERNAMENTALES LIGADAS AL MEJORAMIENTO DE LA EFICIENCIA ENERGÉTICA EN AMÉRICA LATINA

El uso eficiente de la energía ha tenido un escaso desarrollo en América Latina y el Caribe (ALC); inclusive durante la última década ha sufrido un retroceso en algunos sectores. Los datos disponibles indican que el consumo específico de energía en la Región podría ser reducido entre 10% y 20% en el corto y mediano plazo.

Las causas de la ineficiencia energética varían de un sector a otro. En el lado de la oferta, la excesiva regulación de las actividades de naturaleza competitiva y la deficiente regulación de las áreas monopólicas han propiciado la ineficiencia en el suministro de energía. Los altos niveles de pérdidas energéticas en las empresas suministradoras se deben -según partidarios del paradigma neolibral-a fallas estructurales y administrativas como son la insuficiente calificación del personal, la administración por procedimientos y las interferencias políticas en su gestión. Sin embargo, la intervención política puede tener signos y características diferentes y, por tanto, no ser necesariamente negativa; dependerá en función de qué criterios e intereses actúe. Por su parte -sostienen los neoliberales-, en los sectores de consumo, este fenómeno es atribuible a diversos factores como bajos precios de la energía, insuficiente información sobre prácticas y equipos eficientes, baja eficiencia del parque de equipos consumidores, ausencia de motivación publicitaria y financiera, distorsiones de los mercados y deficiencias en los servicios de mantenimiento y asistencia técnica.

Como se observa, la perspectiva es unilateral: bajos precios implican menores ganancias -lo cual no atrae al capital privado-, pero pueden implicar mayor equidad en el acceso a la energía. Dependerá de cuál concepción se maneje: la de la energía como un servicio público cuyo acceso equitativo el Estado debe garantizar -aunque no deje ganancias en el sentido comercial-, o la de la energía como mercancía que debe asegurar una rentabilidad a las empresas productoras -aunque deje segmentos de población sin acceso a la misma-.

Desde esta última concepción, las políticas y regulaciones gubernamentales planteadas para superar la baja eficiencia energética en la Región incluyen reformas estructurales en el sector energético y en otros sectores de la economía, la incorporación del uso eficiente de la energía en la política energética y en otras políticas sectoriales, y el establecimiento de mercados competitivos. La implantación de estas políticas y regulaciones -según sus promotores- se cumplirá totalmente sólo en el largo plazo, pero se pueden adelantar ciertas acciones para mejorar el entorno y alcanzar ahorros en determinadas áreas, a fin de anticipar en lo posible los beneficios económicos y ambientales del uso eficiente de la energía.

5.2.1. Evolución de la Eficiencia Energética en la Región

En la última década, el ritmo de crecimiento del Producto Bruto Interno (PBI) en ALC ha sido similar al del consumo final de energía. Entre 1980 y 1995, para el promedio de América Latina el Indice de Eficiencia (Consumo de energía/ PBI) empeoró, pasando de 2,51 miles de Bep por millón de dólares de PBI a 3,07. O sea que, en promedio, se requirió un 22,3% más de energía por cada unidad de Producto.

Sólo tres países (Uruguay, Jamaica y Guyana) mejoraron su eficiencia energética. Otros seis (Panamá, Chile, República Dominicana, Brasil, Colombia, Costa Rica) se mantuvieron en entornos similares de eficiencia energética. Y los restantes 14 países empeoraron su nivel de eficiencia, provocando la caída del promedio.

AMÉRICA LATINA. INDICE DE EFICIENCIA ENERGÉTICA

(Relación Consumo de Energía/ PBI). 1980 y 1995*


1980

1995




1. PAÍSES QUE MEJORARON






Uruguay

2,28

1,98

Jamaica

4,98

3,45

Guyana

10,83

8,45




2. PAÍSES QUE SIGUEN IGUAL






Panamá

2,43

2,47

Chile

2,52

2,51

República Dominicana

2,67

2,68

Costa Rica

2,90

2,81

Brasil

2,78

2,86

Colombia

3,25

3,32




3. PAÍSES QUE EMPEORARON






Barbados

1,72

1,98

Argentina

1,84

2,03

Ecuador

2,51

2,83

México

2,91

3,13

Guatemala

3,13

3,40

Bolivia

3,17

3,43

Perú

3,41

3,77

Paraguay

3,52

3,99

El Salvador

4,22

4,67

Honduras

5,17

5,68

Nicaragua

4,68

6,48

Trinidad y Tobago

1,91

7,80

Haití

9,03

10,79




AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE

2,51

3,07


* Consumo de energía medido en Miles de Bep y PBI medido en millones de U$S de 1980.

Ello contrasta con la tendencia observada en los países desarrollados, donde el PIB ha crecido a un ritmo mayor que el consumo de energía. Esta diferencia puede atribuirse en parte al escaso desarrollo que ha tenido la Región en materia de uso eficiente de la energía.

La baja eficiencia energética se inicia en el lado de la oferta. En el caso de los hidrocarburos, existen pérdidas excesivas en la producción, transporte y distribución de petróleo y sus derivados; asimismo es notorio el bajo aprovechamiento del gas asociado en los campos petroleros de varios países de la Región. De igual forma, en el subsector eléctrico las pérdidas entre la generación y el consumo final han alcanzado niveles alarmantes.

Varios indicadores muestran que la producción de las industrias energointensivas de ALC decreció entre 1980 y 1992. Sin embargo, la intensidad energética del sector industrial aumentó un 14% en el mismo período, lo que hace suponer que la eficiencia energética del sector se ha deteriorado.

Aunque no se dispone de estadísticas a nivel regional sobre la evolución de la eficiencia energética del transporte, los estudios realizados en varios países de ALC indican que los consumos específicos de combustible del transporte por carretera son considerablemente mayores a los del mundo industrializado.

En el sector residencial, la penetración de combustibles comerciales para la cocción de alimentos ha conducido al uso más eficiente de la energía. Sin embargo, los estudios realizados por OLADE en varios países de la Región demuestran que la eficiencia energética de los equipos utilizados en los hogares puede ser elevada significativamente. Los mismos estudios revelan una situación semejante en los sectores comerciales y de servicios.

La información disponible indica que en ALC existe un significativo potencial de conservación de energía, estimándose que en el corto y mediano plazo el consumo específico de hidrocarburos y de electricidad podría ser reducido en 15-20% y 10-15%, respectivamente.

5.2.2. Causas del Uso Ineficiente de la Energía en la Región

Antes de plantear políticas y regulaciones relativas a la eficiencia energética, conviene reflexionar sobre las causas fundamentales que impiden el uso eficiente de la energía en la Región, tanto a nivel de las empresas de suministro como de los consumidores finales. De esta forma se puede identificar con mayor facilidad las políticas y regulaciones gubernamentales para superar dichas causas.

Según los partidarios del paradigma neoliberal, el uso eficiente de la energía puede alcanzarse por dos caminos no excluyentes entre sí: buenas prácticas de consumo y equipos de alta eficiencia. Cualquiera de los dos reduce el consumo específico pero el punto óptimo se alcanza con su aplicación simultánea. El primer camino no demanda un costo económico para el usuario pero generalmente exige cambios en los hábitos de consumo que son difíciles de conseguir y mantener. El segundo camino requiere una inversión del consumidor en equipos más eficientes de conveniencia pocas veces evidente y no siempre rentable para el usuario, pero en cambio asegura mayor permanencia en los ahorros de energía por no implicar cambios en las prácticas habituales de consumo.

5.2.2.1 Sector energético

Según los partidarios del paradigma neoliberal, las causas primarias de la ineficiencia económica y energética del sector están en el deficiente funcionamiento de los mercados energéticos. Las áreas de naturaleza competitiva (gas natural, petróleo y derivados, carbón mineral y en ciertos casos la generación eléctrica) están excesivamente reguladas, lo que impide la competencia y por ende favorece la ineficiencia. Las áreas que constituyen monopolios naturales no tienen regulación o ésta es deficiente, ambiente que permite la ineficiencia en la gestión y operación.

En esta concepción, no se indaga acerca de cómo es el propio modelo económico quien, de hecho, estimula la ineficiencia del sector energía. Dicho modelo estimula la acelerada urbanización de las sociedades latinoamericanas y un creciente consumismo de su población. Con la concentración de la población en las grandes urbes aumentaron los requerimientos de energía, tanto para el uso doméstico como para el transporte. El consumismo promueve una intensificación en el uso de aparatos consumidores de electricidad y un desenfrenado crecimiento en el parque de automóviles de uso individual -en detrimento del uso de sistemas de transporte masivo como ómnibus, trolebus, monorriel, metro y ferrocarril-, que redunda en un mayor consumo de combustibles.

El transporte automotor es, precisamente, el principal consumidor de hidrocarburos y la mayor fuente de contaminación atmosférica del sector energético latinoamericano.

El consumismo, que genera estos impactos negativos en el uso de la energía, no es resultado de reales necesidades crecientes de la población, sino de las necesidades de la maquinaria económica contemporánea para continuar en funcionamiento. Esta maquinaria -sus agentes, las empresas- estimula la aparición de necesidades -reales a veces, ilusorias o de status en muchos otros casos-. El desarrollo del consumismo, por otra parte, exige -al menos según la experiencia latinoamericana- de una profundización de la inequidad: es necesario concentrar ingresos en una parte de la población, para que la misma pueda consumir esos bienes y servicios que no forman parte de la "canasta básica" para la vida; la contrapartida son crecientes contingentes de la población que no acceden a dicha "canasta básica".

Por lo tanto, la cuestión de la eficiencia energética es de difícil solución en el marco del modelo económico que está impulsando el paradigma neoliberal hoy predominante.

5.2.2.2 Empresas suministradoras de energía

A este nivel la ineficiencia energética se manifiesta como pérdidas de energía en la producción, transporte y distribución de hidrocarburos y de energía eléctrica. Según los neoliberales, es el resultado de la deficiencias estructurales y administrativas, características de empresas que monopolizan el mercado gracias a la explotación exclusiva y gratuita de recursos que en teoría pertenecen a toda la sociedad.

Entre las deficiencias anotadas -por los neoliberales- cabe destacar la insuficiente calificación del personal, el excesivo poder de los sindicatos que diluye las responsabilidades y ampara la negligencia, la administración por procedimientos y no por resultados, y la interferencia política en los niveles gerenciales y técnicos que conduce el manejo poco responsable y a la planificación improvisada de corto plazo.

5.2.2.3. Sector residencial

Según los neoliberales, las causas que explican la baja eficiencia energética en el sector residencial son los precios bajos de los energéticos, la insuficiente información sobre alternativas de ahorro, la falta de motivación publicitaria o financiera y el excesivo costo de los equipos de alta eficiencia.

Lo que no dicen los partidarios del paradigma neoliberal, es que la adopción de una política de precios reales daña en primer lugar el nivel de vida de los hogares de menores ingresos. Si bien dicha política de precios puede permitir un desarrollo y modernización del subsector eléctrico (por ejemplo en el caso de Chile), que de otro forma no habría sido posible en un marco de reglas de juego de mercado libre y capitales privados, eso se logra a costa del bienestar de los sectores más humildes de la población, marginándolos del "mercado eléctrico". Lo cual constituye una clara ineficiencia social.

5.2.2.4. Sector industrial y comercial

Los factores que motivan el uso ineficiente de la energía de las empresas son -siempre según los neoliberales- los precios bajos, la falta de competencia real en el mercado local, las deficiencias en los servicios de asistencia técnica, la inexistencia de mecanismos de financiamiento para proyectos de uso eficiente y la insuficiente capacidad técnica de la ingeniería local en este campo.

5.2.2.5. Sector transporte automotor

Se concluye, en la perspectiva neoliberal, que la ineficiencia energética en el transporte automotor de la región se origina en la obsolescencia del parque, las condiciones adversas del tráfico causada por la insuficiencia y las malas condiciones de la infraestructura vial, los hábitos de manejo inadecuados, el insuficiente mantenimiento, el deficiente servicio de los talleres mecánicos, la falta de información a los propietarios, el bajo precio de los combustibles y las distorsiones en el mercado local de vehículos y partes.

Se elude el fenómeno, ya señalado, de que es el propio modelo económico -con su vertiente consumista- quien genera ineficiencia en el sector transporte automotor, al promover el transporte individual en detrimento de las diversas formas de transporte colectivo.

5.2.3. Políticas y Regulaciones Gubernamentales para el Uso Eficiente de la Energía en la Región

La función fundamental de los gobiernos en materia de uso eficiente de energía debe ser, según los neoliberales, el establecimiento de las reglas de juego y el ambiente propicio para que la sociedad aproveche en la mejor forma posible los recursos energéticos, dentro de un proceso de optimización global de la economía.

5.2.3.1 Reformas estructurales en el sector energético

El objetivo fundamental de los cambios estructurales que deben efectuarse en el sector energético de ALC es, según los neoliberales, lograr una mayor eficiencia económica. Las áreas cuya estructura natural es la competencia deben desregularse, ya que su funcionamiento óptimo se logra en un ambiente de libre mercado, según ellos. Otras áreas deben regularse, por constituir segmentos monopólicos del mercado.

Para quienes son partidarios del paradigma neoliberal, se requiere un cambio sustancial para pasar de las estructuras monopólicas y de concentración estatal de la propiedad a otras que permitan la competencia en algunos segmentos del mercado (ya sea mediante las desregulación total o por medio de alguna forma de competencia regulada) y posibiliten la desconcentración de la propiedad a través del acceso al mercado de inversionistas privados. En general, estas transformaciones son bastante profundas y no pueden efectuarse mediante simples ajustes o cambios cosméticos. Se requiere -según ellos- una reforma integral de la legislación y de la estructura institucional, que en muchos casos va más allá del marco regulatorio propio del sector.

La reforma estructural del sector, según los neoliberales, tendrá efectos positivos en el uso eficiente de la energía a través de los precios de la energía y de la reforma institucional de las empresas suministradoras. En este contexto, ya no podrán existir precios inferiores a los niveles económicos que desincentiven el uso eficiente de la energía; las empresas suministradoras de hidrocarburos o generadoras de electricidad no podrán sobrevivir con su actual ineficiencia energética en un mercado competitivo. Por otro lado, será inadmisible que en la transmisión y la distribución de energía eléctrica se mantengan niveles de pérdidas como los vigentes.

La reforma estructural planteada implica profundos cambios en las empresas públicas de suministro de energía. El Estado deberá continuar fijando los objetivos y las políticas generales, protegiendo a la vez los intereses de los actores del sistema energético, entre ellos la sociedad. La actual estructura cerrada de gestión deberá ser reemplazada por otra de regulación transparente en la que todos los interesados (inversionistas, consumidores, grupos sociales) participen en las políticas de estas empresas. Este planteo de los "reformistas neoliberales" es meramente discursivo, ya que en las prácticas de transformación reales no se han caracterizado ni por la transparencia ni por la participación social (ver capítulo 6).

5.2.3.2. Reformas estructurales en otros sectores de la economia

Para los partidarios del paradigma neoliberal, la reforma del sector energético debe ser en realidad parte de una transformación global de la economía. No es posible alcanzar una mejor asignación de recursos en la economía solamente optimizando el sector energético. En forma recíproca, el éxito de la reestructuración del sector energético requiere reformas en los otros sectores.

5.2.3.3. Integración del manejo de la demanda y el uso eficiente de la energía en la política energética

La política energética ha estado tradicionalmente orientada a la ampliación de la oferta de energía, sin otorgar debida importancia al potencial de manejo de la demanda y de uso eficiente de la energía como alternativas para reducir los impactos económicos y ambientales que causa la cadena energética.

El manejo de la demanda y el uso eficiente de la energía deben ser considerados explícitamente en la planificación energética, en condiciones iguales a la de cualquier otra fuente en términos de potencial y costos.

La estructura de precios debe favorecer el uso de combustibles más eficientes. Es necesario también instrumentar tarifas eléctricas que incentiven el manejo de las cargas (tarifas binomias) y su desplazamiento fuera de las horas punta del sistema (tarifas interrumpibles y de tiempo de uso).

5.2.3.4. Incorporación del uso eficiente de la energía en otras políticas sectoriales

La creación de un ambiente favorable al uso eficiente de la energía trasciende el sector energético, ya que demanda acciones sobre todos los actores que de alguna forma influyen en el comportamiento de los consumidores finales de la energía.

La legislación vigente en múltiples áreas debe ser modificada para incentivar el uso eficiente de la energía.

Las campañas de información pública del gobierno deben incluir aspectos de sensibilización sobre temas energéticos, especialmente relativos a su uso eficiente, e información sobre prácticas y equipos para mejorar el rendimiento de los usos finales.

El sistema educativo debe ser reorientado para crear gradualmente una cultura de uso eficiente de la energía de la sociedad, y a la vez capacitar a las nuevas generaciones de técnicos para el manejo eficiente de la energía en los diversos usos finales.

5.2.3.5. Establecimiento de mercados competitivos

Según los partidarios del paradigma neoliberal, diversos estudios demostrarían que los sectores productivos adoptan con mayor rapidez nuevas tecnologías, incluyendo las de uso eficiente de la energía, en aquellos países donde rigen mercados competitivos. En realidad no existen evidencias concluyentes al respecto.

Según ellos, para establecer factores de competitividad en los mercados actuales es necesario modificar aquellos mecanismos (aranceles, restricciones comerciales y subsidios) que tácita o implícitamente limitan la entrada al mercado local de productos o servicios del exterior. De esta forma -supuestamente- se crearía una verdadera competencia de los sectores productivos internos entre sí y con los del exterior, motivación fundamental para la reducción de costos de explotación, incluyendo los de energía. ¿Podrán demostrarlo con evidencias empíricas concluyentes? Difícil.

5.2.4. Estrategias de Corto Plazo para el Mejoramiento de la Eficiencia Energética en la Región

La implantación de las políticas y regulaciones -de orientación neoliberal y que impulsan los organismos financieros internacionales- discutidas antes sólo puede realizarse en la práctica en forma gradual y a largo plazo, dado que es necesario alcanzar el consenso de los diversos sectores que comparten el poder político en los países de la Región. Para anticipar en lo posible los beneficios del uso eficiente de la energía, es recomendable -según los neoliberales- adoptar como estrategia la ejecución de ciertas acciones en el corto plazo, aunque sin perder coherencia con las políticas de mayor plazo antes indicadas. Estas acciones pueden estar orientadas a mejorar el entorno para el uso eficiente de la energía y a la vez obtener ahorros en áreas que ofrezcan buenas perspectivas de éxito en las condiciones vigentes.

5.2.4.1 Acciones que los neoliberales proponen para mejorar el entorno

Los gobiernos pueden iniciar acciones inmediatas en el lado de la oferta, donde tienen poder de decisión sobre la política energética y sobre las empresas suministradoras. En este ámbito se puede -según ellos- reducir las distorsiones en los niveles y en la estructura de precios de la energía, incorporar el uso eficiente de la energía en la planificación energética, eliminar la interferencia política en la gestión de las empresas energéticas públicas e introducir mejoras en su reglamentación interna. Los gobiernos también pueden modificar en el corto plazo las políticas sectoriales no energéticas en aquellos aspectos que no requieren la intervención de otros poderes del Estado. Tal puede ser el caso de determinadas políticas fiscales y de la información pública.

Las demás acciones a tomar en el corto plazo se refieren a la preparación de las políticas y regulaciones. En este ámbito se encuentra por ejemplo la elaboración de proyectos de ley para la reestructuración del sector energético y de otros sectores de la economía.

Lo que no abordan en este enfoque es que la intervención política puede tener diversos signos y efectos. Pero como se ubican a partir de un dogma (todo lo del Estado es malo e ineficiente, y lo privado es siempre bueno y eficiente), para ser coherentes con el mismo, lo único que pueden proponer es "eliminar las interferencias políticas", sin discutir qué implican específicamente en cada caso.

5.2.4.2 Programas demostrativos de uso eficiente de la energía

Dentro del mismo esquema "reformador", se señala que los gobiernos pueden lanzar programas para demostrar a los consumidores la viabilidad técnica y económica del uso eficiente de la energía. La selección y el diseño de estos programas deben ser cuidadosamente estudiados para alcanzar el éxito en un entorno adverso. A continuación citan algunas posibilidades.

Gestión de la demanda eléctrica

Las empresas eléctricas distribuidoras están en posición de reducir sus costos de expansión de la oferta mediante la introducción de equipos eficientes, subvencionados en parte por la misma empresa, y la instrumentación de tarifas que desincentiven las cargas en las horas punta del sistema.

OLADE está desarrollando un proyecto de este tipo en tres capitales del Istmo Centroamericano, con financiamiento de la Comisión de las Comunidades Europeas (CCE).

Creación de entes para fomentar el uso eficiente de la energía

En diversos países del mundo en desarrollo, el establecimiento de entes autónomos de alto nivel técnico ha demostrado ser una alternativa eficaz para fomentar el uso eficiente de la energía en entornos difíciles. Sus funciones incluyen uno o más de los siguientes campos: suministro de información, identificación de medidas, asistencia técnica e la puesta en marcha y certificación técnica para financiamiento de proyectos. Sus capitales provienen parcial o totalmente del sector público pero funcionan como entes de derecho privado para garantizar su eficiencia y autonomía.

Establecimiento de fondos especiales de financiamiento

La creación de fondos especializados constituye uno de los principales estímulos para la ejecución de proyectos de uso eficiente de la energía, especialmente para aquellos ligados a la expansión de la capacidad en los productivos, dado que los mecanismos financieros convencionales no están preparados para manejar estos proyectos.

Según los partidarios de las "reformas neoliberales" existen múltiples opciones para movilizar los recursos financieros necesarios, entre ellos la utilización de los mercados de capitales locales mediante la colocación de bonos en el mercado, el empleo de formas de "leasing" para nuevos equipos o instalaciones con agentes financieros locales o externos, establecimiento de "joint ventures" entre las empresas e inversionistas privados, y esquemas de conversión de deuda externa.

No ponen en cuestión los efectivos negativos del endeudamiento externo (parecen haber olvidado la "crisis de la deuda externa" en América Latina), ni lo que significaron para varios países los esquemas de conversión de deuda externa. De hecho, se "regalaron" activos nacionales públicos a empresas transnacionales por medio de esos esquemas.

La Subregión Andina ya cuenta con un financiamiento de este tipo, el denominado Fondo Andino de Cooperación Energética, constituido por aportes no reembolsables de la Comisión de las Comunidades Europeas (CEE) y la Corporación Andina de Fomento (CAF), destinado a financiar proyectos de uso eficiente de la energía en el sector de la oferta y en los de consumo. Resta por definir aún el esquema operativo de este fondo.

5.3. DESAFIOS PARA EL MEJORAMIENTO DE LA EFICIENCIA ENERGETICA EN EL TRANSPORTE AUTOMOTOR EN AMERICA LATINA Y EL CARIBE

El transporte automotor es el principal consumidor de hidrocarburos y la mayor fuente de contaminación atmosférica del sector energético en América Latina y el Caribe (ALC). Las previsiones de OLADE hasta el año 2000 indican que este comportamiento se mantendrá en el mediano plazo. Además de los impactos energéticos y ambientales indicados, el transporte automotor demanda altas inversiones para la infraestructura vehicular y vial. Todos estos impactos pueden ser aliviados en forma temporal mientras se implantan soluciones de fondo a largo plazo. A continuación se plantean algunas soluciones transitorias:

. Reforzamiento de los sistemas de inspección vehicular existentes para recuperar la eficiencia energética técnica del parque y reducir sus emisiones contaminantes.

. Incentivos indirectos al mantenimiento vehicular adecuado mediante la eliminación de distorsiones en el mercado y la instauración de normas de inspección vehicular antes indicada.

. Incorporación de innovaciones tecnológicas en vehículos obsoletos para mejorar su eficiencia y disminuir sus emisiones.

. Mejora de la calidad de los combustibles automotores a través de ajustes operativos en refinerías, controles de calidad más estrictos en los sistemas de distribución e implantación de normas para instalaciones de almacenamiento y expendio.

. Racionalización del tráfico para reducir la congestión vehicular urbana.

El desarrollo del transporte a largo plazo debe incorporar estrategias básicas como reducción de las necesidades de movilización, introducción de medios de transporte de baja intensidad energética, mejora de la eficiencia del parque y uso de energías más limpias. De aquí se desprenden algunas de las soluciones de fondo, a ser implantadas en el largo plazo.

. Incorporación de variable energética en la planificación urbana y rural.

. Puesta en marcha de sistemas de transporte masivo de personas como trolebuses, monorriel, metro y modernización de líneas férreas.

. Ampliación del transporte intermodal de carga por ferrocarril, transporte fluvial, ductos y carreteras.

. Estímulo al transporte individual de baja intensidad energética (motocicletas, bicicletas, peatones).

. Optimización de la red vial existente mediante sistemas de manejo de tráfico y construcción de nueva infraestructura.

. Marcos regulatorios e introducción de condiciones de mercado para promover la evolución del parque automotor hacia patrones de alta eficiencia energética y baja contaminación.

. Utilización de combustibles menos sucios como gas natural, metanol y etanol con el aprovechamiento de los grandes recursos gasíferos y agrícolas de ALC. Esta propuesta es la más discutible de este planteo estratégico, ya que no elimina la tendencia a la contaminación ambiental, sólo la acelera menos que otros combustibles usados tradicionalmente.

5.4. EL PROGRAMA DE CONSERVACION DE ENERGIA ELECTRICA DEL BRASIL

La creación del Programa Nacional de Conservación de Energía Eléctrica (PROCEL) se basó en los resultados de levantamientos llevados a cabo por un Grupo de Trabajo que analizó la conservación de electricidad en el Brasil, los cuales fueron presentados en el Seminario Nacional de Conservación de Energía Eléctrica realizado en Río de Janeiro en octubre de 1982.

De estos estudios resultó una acción conjunta de los antiguos Ministerios de Minas y Energía y de Industria y Comercio, consolidada en un memorándum interministerial del 30 de diciembre de 1985, el cual oficialmente estableció PROCEL como el primer esfuerzo sistematizado para promover el uso racional de la energía eléctrica.

A partir de esa fecha, siendo su Secretaría Ejecutiva ELETROBAS, PROCEL desarrolló un conjunto de actividades que, además de permitir el conocimiento más detallado de las características del mercado consumidor y la identificación de los puntos de desperdicio derivados de los hábitos de uso de la electricidad, sirvió para orientar las medidas necesarias para el perfeccionamiento de equipos eléctricos en términos de su eficiencia eléctrica. PROCEL puede desarrollar proyectos para promover tanto la reducción de esos desperdicios como la mayor calidad de los equipos y procesos relacionados con los diversos usos finales de la electricidad.

PROCEL ha logrado economías directas y cuantificables superiores a 1,2 TWh, con costos inferiores a U$S 6 por barril equivalente de petróleo (BEP), lo cual corresponde a menos del 20% del costo de la expansión correspondiente del sistema eléctrico. Se obtuvieron otras economías indirectas e inducidas, pero es difícil contabilizarlas dada la complejidad metodológica, así como la inestabilidad económica verificada en el período bajo consideración, cuando se produjeron simultánea o alternadamente una intensa inflación y recesión, que evidentemente inhiben acciones y aumentan consumos específicos.

Para cumplir sus objetivos, PROCEL utiliza mecanismos institucionales, financieros, gerenciales, promocionales y otros, buscando estimular la reducción del consumo de energía eléctrica en los varios sectores y estratos de la sociedad. Dentro de las diferentes líneas de actuación del Programa son importantes las acciones desarrolladas en el campo industrial. En esta área se han realizado algunos proyectos, siendo uno de los principales el diagnóstico energético llevado a cabo con miras a identificar los principales puntos de desperdicios y las oportunidades de mejorías en diversas empresas para evaluar el potencial de conservación. Las medidas, a nivel de diagnósticos orientados a la eliminación de los desperdicios, en su gran mayoría son bastante sencillas y de bajo costo e implican, básicamente, el redimensionamiento de motores, la adecuación de equipos y procesos productivos, alteraciones en el acoplamiento de motores y equipos, la mejoría de las instalaciones eléctricas, ajustes operacionales, una mejor administración, etc.

El segundo proyecto relevante en el área industrial es la optimización energética, que es el seguimiento natural del diagnóstico, lo cual trata el proceso productivo con mayor profundidad. Algunos consumidores, seleccionados a partir de estudios de diagnóstico energético, ofrecen un gran potencial de conservación.

Con miras a cuantificar y orientar acciones, se estiman metas de conservación de energía eléctrica por uso final (iluminación, refrigeración, acondicionamiento ambiental, sistemas motores, hornos) y metas consolidadas por sector (industrial, residencial, servicios e iluminación pública), con base en la experiencia internacional y las evaluaciones internas, así como hipótesis técnicas referentes al consumo medio del parque de equipos, el índice de penetración de nuevas tecnologías y los índices de mejoría de eficiencia y de la obsolescencia y vida útil de los equipos. Estas metas están incorporadas en la planificación de largo plazo del sector eléctrico y corresponden, en un horizonte de 25 años, a una reducción de consumo del orden del 12%.

En las próximas décadas la expansión del sistema eléctrico brasileño enfrentará dos grandes desafíos. Por un lado, la expansión dependerá de la disponibilidad de considerables cantidades de recursos financieros, los cuales estarán disponibles solamente si se recupera la economía del país. Por otro lado, las cuestiones ambientales tendrán una decidida influencia sobre la forma que tendrán los aprovechamientos energéticos futuros, teniendo en cuenta los impactos de los mismos, especialmente en la Amazonía.

Bajos esta condiciones, la conservación de la energía deberá asumir una importancia aún mayor, no solamente para permitir la captación de las inversiones necesarias, sino para mejorar el aprovechamiento del sistema ya instalado.

Por ello, además de incrementar las acciones dirigidas al uso racional, entendido ese uso no solamente como economía sino, principalmente, como la mejoría de la eficiencia de los consumidores y de los equipos y sistemas, la conservación deberá incorporarse en las instalaciones de las propias concesionarias.

En resumen, sumándose las pequeñas ganancias logradas en los segmentos del sistema eléctrico a las obtenidas por los consumidores, la conservación tendrá una participación significativa en las actividades del sector eléctrico.

Y será posible con esto introducir la conservación de energía como una de las premisas usuales de la ingeniería, para que deje de ser, como es hoy en día, o es en parte, una actividad auxiliar, muchas veces desvinculada de la planificación, diseño, implementación y operación de los sistemas.

5.5. OEA. PROGRAMA DE DESARROLLO INTEGRADO DE LA ENERGÍA

Durante las frenéticas actividades realizadas en el sector energético en los setenta, se identificaron tantos enfoques nuevos como problemas. Surgieron entonces, por todas partes, cuestiones energéticas (y especialistas en la materia), algunas centradas en "nuevas" tecnologías concretas -fotovoltaicas, eólicas, de combustibles sintéticos-, y otras con un enfoque sectorial - el papel de la energía en la agricultura, la utilización de los recursos forestales y, literalmente, docenas más-. En los países en desarrollo frecuentemente se magnificaron los problemas energéticos debido a la falta de recursos, tanto naturales como financieros, de modo que muchas de las ideas nuevas tuvieron peso en el Tercer Mundo.

Tras 15 años de experiencia en actividades de desarrollo regional integrado en América Latina y el Caribe, el Departamento de Desarrollo Regional (DDR) de la Organización de los Estados Americanos (OEA) había tomado plena conciencia de la importancia que la energía revestía para la planificación del desarrollo.

Además de las actividades regulares de cooperación técnica requeridas por los países miembros y los programas multilaterales de energía coordinados con otras entidades de desarrollo, la OEA estableció un programa plurinacional de energía, denominado Programa Integrado de Energía para el Desarrollo Económico y Social. Inspirado en la filosofía de planificación integrada de desarrollo regional que se tenía en el Departamento, el método que se ha creado en materia de desarrollo energético ha sido diferente, aunque a veces complementario, de los numerosos enfoques surgidos en los setenta.

En vez de definir como prioritario un sector específico o una sola tecnología, el DDR ha considerado la energía como un componente más, aunque catalítico, del desarrollo. El enfoque no está centrado en la oferta de energía o en la provisión de una nueva tecnología; más bien, se analiza cómo la energía está relacionada con el proceso de desarrollo, a fin de encontrar formas de estrechar esas interrelaciones en beneficio del desarrollo económico y social.

Esta metodología, que integra insumos mejorados de energía con otros elementos del desarrollo, redunda en sinergia.

Pero cuando el incremento de la oferta de energía se combina con la introducción de actividades económicamente productivas, puede contribuirse tanto al mejoramiento de la calidad de vida como al desarrollo económico. El identificar las posibilidades de utilizar la energía como fuerza catalítica para producir el desarrollo tanto social como económico es el objetivo latente del método de desarrollo integrado de la energía.

Para el desarrollo integrado de la energía es esencial poner énfasis en la demanda como elemento de la ecuación energética. Es tradicional que las compañías de energía de todo el mundo, tanto públicas como privadas, reciban proyecciones de la demanda e intenten satisfacerla. Se construye la infraestructura -centrales eléctricas, sistemas de transmisión, refinerías, etc.- y, a menudo, se satisface la demanda.

Con este enfoque tradicional, centrado en la oferta, se han hecho progresos en toda América Latina y el Caribe.

Sin embargo, este tradicional enfoque sectorial ha causado desequilibrios en el desarrollo energético. Algunas zonas, especialmente los centros urbanos o industriales, tienen acceso a las fuentes de energía a precios y calidad aceptables, pero a muchas áreas asiladas les está vedado este acceso.

El desarrollo energético integrado no considera la energía como un bien estático que deba estimarse y satisfacerse sino, por el contrario, como un insumo dinámico capaz de catalizar el desarrollo económico y social. Por estos medios es que el desarrollo integrado de la energía intenta incorporar las áreas geográficas y temáticas que quedan excluidas en la planificación tradicional de la energía y del desarrollo. El enfoque centrado en la oferta agrava la centralización, uno de los problemas más generalizados en América Latina y muchos países en vías de desarrollo. El desarrollo tradicional de la energía, por su misma naturaleza, fomenta la centralización.

La condición de círculo vicioso de los problemas que genera el enfoque centrado en la oferta son obvios: una zona carente de desarrollo económico y, en consecuencia, de demanda energética, ofrece muy baja prioridad para los suministradores de energía, pero la ausencia de energía, es, en sí, uno de los factores claves que retrasan el desarrollo económico.

Por contraste, el enfoque centrado en el desarrollo integrado de la energía procura interrelacionar el incremento del suministro energético y el aumento de las oportunidades de desarrollo.

Los proyectos de desarrollo integrado de la energía, en vez de continuar el ciclo de falta-de-desarrollo-falta-de-energía, pueden promover un desarrollo socioeconómico sostenido y de nivel progresivamente más alto.

El método del desarrollo integrado de la energía consiste en comenzar por parear las necesidades y las posibilidades de desarrollo con los recursos energéticos disponibles y, una vez logrado esto, buscar la tecnología más adecuada.

A pesar de la popularidad alcanzada por las "nuevas" tecnologías no tradicionales en el campo de la energía, las convencionales pueden ser, según las circunstancias, las mejores. Al mismo tiempo, ciertas fuentes nuevas y renovables de energía, incluidas la de biomasa, la hidráulica, la geotérmica, la eólica y la solar- han aparecido frecuentemente como componentes de los proyectos de desarrollo integrado de la energía, especialmente en los destinados a zonas rurales aisladas. Esto no proviene de una actitud contraria a la energía convencional sino de cuatro características que favorecen la energía renovable común en esas zonas: 1) baja densidad demográfica y grandes distancias entre los centros de demanda; 2) características geográficas extremadamente difíciles; 3) abundancia de estos recursos no tradicionales; 4) mayor generación de empleo por la utilización de recursos energéticos locales.

El balance energético, elemento fundamental para la planificación energética tradicional, es sólo un factor más en la planificación integrada, y si bien es útil para determinar cómo se usa la energía, rara vez indica cómo puede mejorarse la situación energética. Con el plan de desarrollo integrado de la energía se ponderan los factores culturales, sociales e institucionales y se analizan los accidentes geográficos, las capacidades productivas y los recursos y, lo que es más importante, se destacan las relaciones entre los diversos criterios de desarrollo.

Al incluir la oferta y la demanda de energía, actual y futura, en el contexto del desarrollo integrado, la planificación de la energía puede evitar las limitaciones que supone el enfoque de la oferta sola. Más aún, planificando la energía se pueden buscar las actividades económicamente productivas que pudieran ser catalizadas mediante el suministro de una fuente energética segura.

El Desarrollo Regional Integrado de la Energía

La regionalización de la energía incorpora el supuesto de que la desagregación del espacio facilita la planificación del desarrollo.

La geografía energética, es decir, la caracterización de zonas por la naturaleza de los problemas y las posibilidades que ofrecen en materia de energía, así como también de los factores políticos, institucionales y económicos, sirve como base para la desagregación regional. El proceso de la desagregación del espacio geográfico define un área para dar consideración a las cuestiones de energía y desarrollo. Mediante la selección y el análisis cuidadoso de un área geográfica se puede tener una idea particular de las combinaciones de energía y otras posibilidades de inversión.

El Desarrollo Sectorial Integrado de la Energía

Es grande el impacto de la energía en el desarrollo del transporte, la agricultura, la minería, etc. Con los proyectos sectoriales de desarrollo energético se ha intentado investigar la forma en que la energía se relaciona con un sector específico e identificar los proyectos de inversión y los cambios políticos que puede producir una mejor utilización de la energía.

La naturaleza integral de las actividades sectoriales también abarca la estructura institucional de los proyectos. Dado el carácter multisectorial de la energía y el transporte, se requiere la participación de muchas instituciones.

¿Dónde funciona mejor el desarrollo integrado de la energía?

Condiciones que facilitan las actividades de desarrollo integrado de la energía:

. la existencia de recursos energéticos

. un aislamiento relativo

. recursos humanos y organización comunal

. una estructura institucional

. un potencial de actividades económicamente productivas

1. La existencia de recursos energéticos

La existencia de recursos energéticos, en uso o en estado potencial, es lo que primero se necesita para un proyecto integrado en materia de energía. Aunque el enfoque sigue centrándose en la demanda, tendrá que haber alguna existencia de estos recursos para satisfacer la demanda actual y la que se genere posteriormente.

En consecuencia, en muchas regiones de América Latina existen recursos que potencialmente pueden combinarse con actividades productivas.

La situación es algo diferente en los pequeños países del Caribe. La extrema importancia de la energía de biomasa, que probablemente no cambie en el futuro cercano, no implica que se estén reservando recursos no utilizados sino, más bien, que se administran cuidadosamente aquellos disponibles, de bajo costo de explotación.

2. un aislamiento relativo

Los proyectos regionales de desarrollo integrado de la energía funcionan mejor en las zonas relativamente aisladas. Aunque el aislamiento relativo no puede definirse con precisión, estas zonas generalmente no están conectadas a la red eléctrica.

Aunque no es necesario que una región cuente con una infraestructura instalada extensamente desarrollada, la mayoría de las actividades económicas de los proyectos de desarrollo integrado de la energía incluyen las de producción de bienes para los mercados externos, por lo que se necesita acceso a ellos. Estos accesos pueden ser carreteras, ferrocarriles, ríos o hasta aeropuertos, pero es necesario tener alguna forma de integración con otras áreas.

3. Los recursos humanos y la organización comunal

El desarrollo integrado de la energía procura incorporar la participación de las poblaciones locales a la planificación de los programas. Sin esta participación y colaboración de los individuos que el programa tiene por beneficiarios, pueden fracasar hasta las ideas técnicamente más sólidas. La presencia de un grupo organizado de personas, con interés y capacidad para asumir parte de la responsabilidad del proceso de desarrollo, facilita en gran medida la ejecución de los proyectos.

La existencia de este "sentido comunal", desde las cooperativas hasta las iglesias, las escuelas y los clubes sociales, ofrece al equipo del proyecto la oportunidad de discutir los problemas y las aspiraciones de la comunidad con un grupo de individuos interesados. Sin perjuicio del grupo de que se trate, el sentido de pertenencia y el precedente de tomar acciones conjuntas, de beneficio mutuo, permiten que la planificación integrada tenga más posibilidades de traducirse en acciones concretas.

4. La estructura institucional

Además de la necesidad de que el proyecto cuente con la participación comunal, existe también la de fortalecer o, en su defecto, crear un organismo capaz de ejecutar y administrar proyectos.

Como es poco probable que, al comienzo, la institución existente pueda realizar esas tareas, la mayoría de los programas busca este nivel de capacidad en las organizaciones regionales o nacionales.

5. El potencial de actividades económicamente productivas

Durante la fase de selección de la región, el equipo del proyecto busca las actividades, presentes o factibles, cuyo potencial sea económicamente viable. El equipo busca actividades presentes que puedan tornarse más rentables con una fuente segura de energía o actividades que pudieran emprenderse si se contara con energía y otros insumos del desarrollo (como las plantas agroindustriales de Monteagudo, Bolivia).

Desafortunadamente, no en todas las regiones de América Latina pueden identificarse dichas actividades. En algunas no tienen recursos naturales adecuados para sustentar actividades económicas y en otras, aunque cuentan con recursos naturales, no se ha alcanzado un nivel básico de desarrollo económico en el que tenga un efecto importante el suministro de energía. En estos sitios, los proyectos energéticos de pequeña escala pueden mejorar la calidad de vida de sus habitantes pero no producir proyectos de inversión integral.

La detección de oportunidades para el desarrollo regional integrado de la energía

Estas cinco características pueden considerarse como una serie de criterios para el desarrollo regional integrado de la energía. Si la región no responde a las condiciones especificadas, porque su nivel de desarrollo es bastante más alto o más bajo que los parámetros aquí descritos, es probable que sean más beneficiosos otros métodos de desarrollo.

En consecuencia, las actividades deben seleccionarse con sumo cuidado para que produzcan el máximo efecto en el desarrollo con la menor cantidad de dinero posible. La aplicación del método de desarrollo regional integrado de la energía en las zonas que responden a los criterios descritos y que, en consecuencia, tienen una mayor posibilidad de buen éxito, constituye un intento por producir el máximo efecto en las acciones de desarrollo.

¿Quén debe "prácticar" el desarrollo integrado de la energía?

Dado su enfoque centralizado en el desarrollo de la demanda, en la desagregación regional y en las relaciones entre los factores del desarrollo, el método de desarrollo regional integrado de la energía requiere de la cooperación y la amplia responsabilidad de todos aquellos involucrados en actividades energéticas y de desarrollo.

Dada la naturaleza integral de los programas y los diferentes marcos institucionales de cada país, no puede asignársele a una entidad particular la tarea de "practicar" el desarrollo integrado de la energía. En algunos países, los organismos de planificación energética tienen la capacidad institucional para identificar y promover proyectos. Otros cuentan con sólidas organizaciones de desarrollo regional que pueden, de forma adecuada, asumir el liderazgo en materia de planificación y ejecución de proyectos integrados. Y en otros, la compañías nacionales de energía pueden dirigir las acciones de integración.


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