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ARGENTINA

Las política sociales y los organismos internacionales

Ana Falu

El Equipo de Seguimiento, Investigación y Propuesta de Políticas está integrado por investigadoras, profesionales y militantes del movimiento de mujeres, con trayectoria y compromiso con el tema del diseño e implementación de políticas públicas en Argentina.

Tiene por objetivo realizar el seguimiento de los acuerdos asumidos por el Gobierno Argentino en las Conferencias de Naciones Unidad, particularmente con el Programa de Acción Regional resultante de la Conferencia de Mar del Plata y con la Plataforma de Acción Mundial de Beijing ´95.

En el marco de dicho objetivo es que ha realizado el siguiente informe que busca de manera sintética realizar una reflexión crítica desde la perspectiva de género sobre el diseño e implementación de políticas sociales del gobierno nacional así como aquellas políticas, programas y proyectos financiados por organismos como BID y/o Banco Mundial.

Según la Plataforma de Beijing ‘95, los gobiernos y las agencias internacionales se comprometen a:

  • Revisar y modificar con la participación de las mujeres, las políticas macroeconómicas con el fin de promover una distribución más equitativa de los recursos: bienes, patrimonio, ingresos y servicios
  • Reducir los efectos negativos de las políticas de ajuste estructural en las mujeres, mediante programas y préstamos para el desarrollo social.
  • Reestructurar la asignación del gasto público para aumentar las oportunidades económicas de las mujeres, promover su acceso igualitario a los recursos productivos, y atender sus necesidades sociales, educativas, de vivienda, alimentación, salud y seguridad social.
  • Adoptar medidas concretas para disminuir el desempleo de las mujeres, mejorar su acceso al trabajo remunerado y elevar sus ingresos
  • Hacer reformas legislativas y administrativas para eliminar los obstáculos que impiden el acceso de las mujeres a la tierra, la tecnología y el capital.

Las políticas sociales del gobierno

Según informaciones del BID, el gasto social consolidado en la Argentina, a nivel nacional y provincial, está compuesto por: a) previdencia social y seguro médico y b) actividades sectoriales tales como en educación y salud pública. El monto en gasto social de nuestro país ha crecido en un 70% entre 1991 y 1994 (de U$S 30,3 mil millones a U$S 51,5 mil millones), en un ritmo superior al del gasto público total, representando en 1994 el 18% del PBI. Este incremento debe relativizarse, ya que:

a.- corresponde a ciertos incrementos automáticos del gasto social, es decir no a una decisión política de incrementarlos, y

b.- se basa en el incremento del monto total del gasto, no sabemos, cómo se refleja este incremento en el total del presupuesto nacional. Es decir, el presupuesto total del país pudo incrementarse también en un 70% o más, con lo cual la cifra se relativiza notoriamente.

Los rubros sectoriales más importantes son educación y salud, que absorben alrededor del 70% de los recursos y debido a las políticas de descentralización más del 80% del gasto sectorial lo efectúan las provincias y los municipios. Los estudios realizados con respecto al impacto distributivo del gasto social sectorial indican que este es relativamente progresivo, particularmente en lo que se refiere a programas de educación básica, salud pública, nutrición y bienestar social: de los U$S 21,9 mil utilizados, aproximadamente U$S 5,3 mil millones favorecen al primer quintil de la población. Es decir, que sólo el 24% del gasto se distribuye entre el 20% más pobre de nuestra población, con lo cual el diagnóstico de progresivo se relativiza aún más. Siguiendo con las matemáticas si dividimos los U$S 5,3 mil millones por el 20% de nuestra población (aproximadamente 6.600.000 personas) y a su vez esta cifra la dividimos por los 12 meses del año, observamos que se gastó en cada una de ellas un total de 67 dólares por mes.

El ajuste fiscal efectuado por el gobierno en el primer trimestre de 1995 significó un recorte equivalente al 3,9% del presupuesto nacional, y se tradujo en una reducción de aproximadamente 6,2% en el financiamiento social sectorial. Pero esta reducción no fue pareja, ya que el subconjunto de programas sociales nacionales dirigidos a proveer asistencia o servicios básicos a grupos vulnerables y/o carentes, con un presupuesto total correspondiente a 1,3 mil millones, sufrió un ajuste del 19%. Es decir, que se ajustaron los programas destinados a la población más pobre de nuestro país.

Según la "Guía de Programas Sociales Nacionales de1997" existen en el ámbito nacional 52 programas que se distribuyen en áreas como: Alimentación, Atención de la Salud, Capacitación y Fortalecimiento, Educación, Empleo y Desarrollo Productivo, Integración Social y Desarrollo Comunitario, Subsidios, Tercera Edad, Vivienda e Infaestructura Social. De estos 52 programas o planes sólo 12 de ellos es decir el 21% menciona en su población objetivo a las mujeres. Creemos que este es un indicador importante para evaluar desde una perspectiva que tenga en cuenta el género un diseño que mayoritariamente se basa en el universal masculino.

Nos llama particularmente la atención, un dato que parece menor, en el "Plan Social 1995. Políticas de promoción y solidaridad con los más necesitados", la información que se ponía a disposición era mucho más exhaustiva, ya que incluía por ejemplo: el total de recursos asignados a la finalidad social, su distribución; indicadores estadísticos utilizados (por ejemplo: evolución de la indigencia en los hogares del Gran Buenos Aires: 1988/1994, evolución de la pobreza en los hogares del GBA, evolución de indicadores de asistencia escolar, tasas de escolarización, etc.), oferta global de programas focalizados incluyendo el monto presupuestado ordenado por sectores y programas, objetivos, tipo de prestaciones, cantidad de beneficiarios del programa, etc. La mayoría de éstos datos, como observamos en la introducción metodológica se encuentra ausente en la información obtenida de la "Guía de Programas Sociales Nacionales. 1997"

La ausencia de información desagregada de la misma forma para los datos de 1997 obviamente limita cualquier tipo de evaluación que se pueda hacer sobre éste tipo de políticas, particularmente en el caso de las organizaciones no gubernamentales que carecen de los medios económicos y técnicos necesarios para realizarla.

El Banco Interamericano de Desarrollo

Diagnóstico y acciones

Una presentación del diagnóstico de partida de los organismos internacionales nos da una percepción inicial de ¿cuál es la lógica que articula las inversiones que se realizan en nuestros países?, ¿cuáles son los problemas que se perciben como tales y cuáles no?. De manera muy indirecta, y a través de un análisis tanto del diagnóstico como de los desafíos que se proponen se puede arriesgar una primera aproximación a cómo se percibe o se deja de percibir la perspectiva de género en éstos organismos.

El Plan de Convertibilidad, particularmente en su etapa que va desde el inicio en 1991 hasta 1995, donde el denominado "Efecto Tequila" puso seriamente en duda sus bases, es considerado un éxito y esto es así, en esta particular visión, cuando se toman como categorías de análisis: el fin de la inflación, la apertura económica, el avance en la modernización de la estructura productiva y el ajuste del sector público. El año 1995 marca un punto de inflexión en este "éxito" ya que se va a caracterizar por ser un período de: caída de los capitales externos, crisis del crédito doméstico, reducción de los planes de consumo y disminución del PBI. Esta situación augura que para el período 1996-1998 se produciría una reactivación que sin embargo sería menor que la del período 1991-94.

A partir de este diagnóstico inicial se definen cuatro desafíos:

  1. Consolidar la reforma del estado, llegando a nivel provincial
  2. Reducción del desempleo
  3. Equilibrio del sector externo
  4. Modernización del aparato productivo

Para ello se definen tres áreas básicas donde se concentraría la acción del BID y éstas son:

  1. Profundizar y consolidar la modernización del estado realizada a nivel central y extenderla a los gobiernos provinciales y municipales, la meta es modernizar el sector público provincial y municipal.
  2. Reducir la pobreza y elevar la calidad de vida con acciones dirigidas a proveer fuentes de empleo productivo, a aumentar la calidad y cobertura de los programas sociales y a lograr la racionalización del gasto social.
  3. Elevar la productividad y la competitividad, utilizando la defensa del medio ambiente, a través de la provisión de infraestructura de apoyo y modernización del aparato productivo.

Para este tipo de acciones el monto total de inversiones a aprobar para el período 1996-1998 es de U$S 3.700 millones, el cual se distribuirá en 30 operaciones. De éstas 15 estarán dirigidas a sectores sociales, 8 a programas de reforma y 7 a sectores productivos. De las 30 operaciones 11 se proyecta que tengan impacto en la reducción de pobreza. Además, y de "manera adicional" se apoyará programas generadores de empleo, de atención a grupos vulnerables en situación de emergencia -paradojalmente aquellos que fueron priorizados para el ajuste en el gasto social por el gobierno nacional-, fortalecimiento institucional de las entidades provinciales y municipales para llevar a cabo su plan de reforma. Resulta interesante, que el apoyo a programas de empleo y de atención a grupos vulnerables surja en el discurso de esta institución como apoyos adicionales. Si el modelo económico es un éxito, en esta perspectiva, el desempleo y la existencia de grupos en situación de riesgo son desviaciones que deben ser normalizadas y no productos del mismo plan de ajuste.

A esta altura conviene realizar algunas apreciaciones. En primera lugar y en relación directa con los desafíos que se propone el BID, no se percibe la posible contradicción que desde una evaluación que involucre la perspectiva de género tiene consolidar la reforma del estado y reducir el desempleo. ¿Por qué decimos ésto? En nuestro país y en particular en las provincias que lo componen el sector público al igual que el servicio doméstico son la principal fuente de empleo femenino. Por consiguiente se puede pensar las causas del desempleo desde la perspectiva de la reforma del estado que involucra la fusión, reestructuración y eliminación de organismos públicos y su incidencia en el empleo-desempleo femenino. Esta situación nos permite pensar el incremento de las tasas de desempleo no sólo desde la perspectiva que la condiciona al incremento de las tasas de actividad de las mujeres.

En relación al tema de calidad de vida, a pesar de los esfuerzos del BID y de sus políticas según un informe anual de la Organización de las Naciones Unidas, Argentina actualmente ocupa el lugar 36, en tanto que el año pasado ocupaba el número 30 del Indice de Desarrollo Humano. El trabajo elaborado por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), tomó ocho indicadores para evaluar, entre ellos: el índice de esperanza de vida, la tasa de alfabetización de adultos, la inscripción a los tres niveles educativos y el producto bruto per cápita. Argentina que se encuentra entre las naciones de "alto desarrollo humano", se ubica por debajo de países de la región como Barbados, Bahamas, Antigua, Barbuda, Chile y Costa Rica

Cabe mencionar que casi el 25% de la cartera activa del Banco en Argentina se destina a proyectos sociales (no se consideran en esta cifra los proyectos para saneamiento, medio ambiente y microempresas, de hacerlo este porcentaje se elevaría al 40%), es decir 1114,0 millones de dólares.

En relación al tema empleo, el principal programa de empleo de nuestro país es el "Proyecto Joven". Según información del MTSS este programa financiado por recursos del BID "tiene como objetivo facilitar la actividad laboral de jóvenes mayores de 16 años, de bajos recursos, sin experiencia laboral relevante, con instrucción no superior al secundario incompleto y que se encuentren desocupados, subocupados o inactivos. El Programa les ofrece la posibilidad de alcanzar la capacitación laboral al nivel de semicalificación mediante cursos de capacitación y pasantías diseñados de acuerdo con los requerimientos del mercado de trabajo formal. Proyecto Joven solventa íntegramente el costo de la capacitación, accidentes de trabajo, revisiones médicas, becas y subsidios que reciben los jóvenes".

Datos de la misma fuente nos informan que la composición de los beneficiarios según sexo se ha ido modificando desde la prueba piloto realizada en octubre de 1993 con un total de 2145 beneficiarios de los cuales el 50,4% eran mujeres, éstas pasaron a ser el 44,0% en el segundo llamado, realizado en julio de 1994 siguiendo esta tendencia decreciente en el sexto llamado las mujeres constituían el 40,1% de la población. Es decir, que la principal política de formación profesional que existe en nuestro país, resulta cada vez menos atractiva para las mujeres, a pesar de que dentro de los bienes y/o servicios que brinda incluye ayuda económica a las mujeres jefas de hogar con hijos menores de 5 años. Esta disminución de la población femenina beneficiaria se torna en una evaluación negativa desde una perspectiva que incluya el género, de su diseño en la medida en que, por los resultados arriba explicitados cada vez se torna menos atractiva para las mujeres.

Un déficit importante en el diseño de este tipo de proyectos es que no consideran la importancia de la gestión institucional focalizada en el tema mujer. Así, la inexistencia de instituciones de formación profesional para mujeres implica que algunas experiencias interesantes de participación femenina en el aprendizaje de oficios no tradicionales, (ejemplo: construcción, mecánica automotriz, etc.) sorprende a las instituciones formativas ya que son producto del interés particular de las mujeres y no de políticas o estrategias de las instituciones. Este no es un déficit menor al momento de pensar en el diseño de políticas que como Proyecto Joven, pretenden cumplir con criterios de género al proponer el financiamiento de servicios de guardería, visión que no deja de ser, aunque más progresista que otras, tradicional en relación a la división social de roles laborales entre mujeres y hombres.

Por último un dato de especial interés es el anuncio de que el BID acordó con el gobierno un programa de prestamos por U$S 4.000 millones para el período 1997-1999, de estos fondos más del 50% el compromiso es destinarlos a los sectores sociales y a programas de saneamiento. La prioridad es apoyar aquellas acciones destinadas a generar empleo, mejorar la eficiencia del gasto social y aquellos proyectos para favorecer la competitividad de la economía.

Cabe mencionar que se otorgarían 2,8 millones de dólares no reembolsables para apoyar proyectos pilotos de prevención y tratamiento de la violencia doméstica contra la mujer. Aún no se han especificado los mecanismos a partir de los cuales se implementarían dichos proyectos y de qué manera participarían, si es que lo hacen, en ellos las ong’s de mujeres.

El Banco Mundial

Diagnóstico y acciones

El diagnóstico de partida no difiere sustancialmente del elaborado por el BID, ya que sostiene que "en la mayoría de los países latinoamericanos, los problemas económicos de los 80 han sido reemplazados por un período de vigoroso y robusto crecimiento económico. La región se encuentra actualmente bien posicionada para incrementar su competitividad en el mercado mundial. Para asegurar que el crecimiento sea sostenido, los países deben continuar avanzando en el camino de la reestructuración económica".

Los prestamos que el Banco Mundial proporciona a los países son:

a.- Prestamos para proyectos destinados a la construcción de infraestructura (carreteras, drenajes, represas, suministro de agua potable, etc.)

b.- Prestamos para ajustes estructurales, en los cuales se condiciona la entrega de fondos para la realización del "ajuste estructural de un país": privatización de las empresas públicas, aumento de impuestos en forma regresiva y no progresiva, cambios en la legislación para lograr lo anterior, devaluación, recorte presupuestal a los servicios públicos y modernización de los mismos.

c.- Prestamos para ajustes sectoriales, es decir, para que un determinado sector promueva su privatización (ej.: Hidroeléctrico Yacyreta II).

d.- Créditos para asistencia en la planificación de reformas económicas (Administración Tributaria II).

En general, los proyectos de préstamo para infraestructura están parcialmente abiertos al público y los proyectos de préstamo para ajuste estructural están cerrados en su totalidad.

En relación a las acciones del total de dinero que el Banco Mundial ha invertido en proyectos en nuestro país (para febrero de 1997), sólo el 4,2% es decir: 252 millones de dólares se han invertido en dos programas que tienen a las mujeres como población objetivo. Estos programas son:

¹ PROMIN I: este proyecto que tiene un presupuesto para el período que va desde octubre de 1993 a diciembre de 1999 de 100 millones de dólares "contribuirá al mejoramiento por parte del Estado, de la situación de las madres y niños carenciados en materia de salud y nutrición, y promoverá un amplio plan de atención y cuidado de los preescolares en los municipios participantes de seis provincias (Buenos Aires, Córdoba, Entre Ríos, Mendoza, Santa Fe y Tucumán); apoyará esfuerzos del Estado para descentralizar la gestión y financiamiento de los servicios sociales, trasladándolos de los gobiernos provinciales a los municipales; apuntará a promover la eficiencia y el mejoramiento de la calidad de los actuales servicios de salud y nutrición materno-infantil y el desarrollo de la niñez temprana. Este proyecto financiará, sobre la base de criterios preestablecidos, las inversiones y los gastos derivados del aumento de las actividades vinculadas a la salud y la nutrición materno-infantil y a los servicios de protección de la niñez temprana"

¹ Red de Protección Social: este proyecto que se efectiviza a partir de diciembre de 1995 hasta junio de 1996, tiene un presupuesto de 152 millones de dólares y "beneficiará aproximadamente 3 millones de personas necesitadas, fundamentalmente madres y niños y 70.000 familias pobres del norte del país. Uno de los grandes objetivos de este proyecto es proteger y aumentar la eficiencia interna de nueve programas sociales ya instalados que ayudarán a los pobres y los desempleados en 1995 y 1996. Otra finalidad es aumentar la eficiencia de los gastos sociales y promover la participación de la sociedad civil. Este proyecto ayudará reducir los costos sociales asociados a la actual crisis económica de la Argentina y el correspondiente programa de ajuste. Mantendrá los servicios de salud y nutrición recibidos por millones de argentinos que actualmente viven en pobreza o se encuentran en situación de desempleo".

En relación a la colaboración entre el Banco Mundial y las ONG, se plantea en el futuro "fomentar asociaciones entre estos dos tipos de organizaciones a fin de promover la plena consecución de las metas de reducir la pobreza y fomentar el desarrollo sostenible".

A partir de la información disponible podemos afirmar que en las políticas que el Banco Mundial auspicia en nuestro país, la participación de las mujeres se realiza fundamentalmente a través de su rol tradicional de "madres" y no se visualizan acciones tendientes a revisar la división social de roles en el ámbito doméstico. Aunque por el tipo de programas analizados se percibe un vínculo fuerte entre mujer y situación de pobreza. No replantear la situación de empleo de las mujeres deja a las políticas sociales muy ligadas al asistencialismo y particularmente en su versión más abyecta: a la demagogia y el clientelismo político.

En relación a la participación de las ong´s, si bien el "Banco constituyó en 1981 un comité con 26 organizaciones no gubernamentales de todo el mundo" y "sobre esta base fue implementando políticas e instrucciones a su staff para el trabajo con ong’s" junto con el hecho de que "a partir del año 1996 se está planteando hacer una Asamblea de Ong´s que funcione de manera paralela a la Asamblea de Gobiernos". Es decir, que se están implementando o intentando implementar una serie de mecanismos institucionales que favorecerían una mayor participación de las ong´s en el diseño, la implementación y evaluación y monitoreo de las políticas del Banco, nos preocupa que la "participación de la sociedad civil" sea una modalidad encubierta de favorecer el ajuste de las políticas de Estado buscando a partir de un discurso que se propone desde una mayor eficacia, reemplazar al Estado a partir de las ong´s. Es decir, nos preocupa que se piense que las ong´s pueden reemplazar al estado en el cumplimiento de su función social.

Esta preocupación no nos impide pensar que una participación de las ong´s en la implementación de las políticas sociales garantice una mejor y mayor distribución de los beneficios que las mismas brindan. Siempre y cuando, se considere la necesaria asistencia que se debe brindar a las organizaciones de la sociedad civil para que puedan desempeñar este nuevo rol con mayor eficacia y sin perder su sentido de pertenencia comunitaria.

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