Ana Quiroz
En Nicaragua, la primera oportunidad que las mujeres nos juntamos para discutir algo
del Banco o las entidades financieras fue en la cumbre de desarrollo social en el
94. Ya había algunas organizaciones que venían trabajando el tema, pero a un nivel
más individual. Como movimiento, la primera vez que lo abordamos fue cuando discutimos la
plataforma hacia la Cumbre de Desarrollo Social, y aunque no le dimos sistematicidad
siempre estuvo presente la preocupación. Lo retomamos nuevamente hacia Beijing y más
recientemente este año, pues tuvimos oportunidades para profundizar un poco sobre el
tema, sobre todo en dos aspectos. Uno de ellos se refiere a una consulta que inició el
Banco Mundial para Nicaragua y el otro tiene relación con una propuesta que ha venido
preparando el grupo propositivo para el grupo consultivo que se reunirá en Ginebra en los
próximos meses.
Esta última propuesta tiene tres aspectos: 1) que Nicaragua forme parte de los países
altamente endeudados y empobrecidos. 2) Que los préstamos vayan dirigidos también hacia
el área social, pues hasta ahora han ido para el servicio de la deuda. 3) Que se elabore
un plan nacional con participación de la sociedad civil. Estos son los tres elementos de
la propuesta del grupo propositivo, que en estos momentos está siendo discutida y
respaldada por una buena parte de la sociedad civil en Nicaragua.
En torno a la consulta del Banco Mundial, nuestra experiencia fue similar en algunos
aspectos a la de El Salvador. Hubo poco tiempo entre el anuncio que venía el CAS y
nuestra discusión con el Banco. Tuvimos una discusión inicial con el encargado con el
encargado del Banco para las Ongs de la región y acordamos que habría una reunión
posterior con el movimiento de mujeres. Cuando llegamos a ella, resulta que era una
reunión de preparación para la reunión del Banco. El Banco no se presentó a la
reunión con las mujeres, sino que pidió al Ministerio de Agricultura que coordinara esa
reunión, que la organizara, y que allí nosotras elaboráramos una propuesta para la
reunión con el Banco y nombráramos a tres delegadas. Fue al único sector que le
hicieron eso. Con los otros: banqueros, productores, las Ong mixtas, etc., se reunieron
directamente en la fecha que habían establecido.
Posteriormente tuvieron la reunión con las compañeras delegadas y se mostraron
sorprendidos de la calidad de los aportes y propuestas que estaban haciendo las mujeres.
Pero, al igual que en otros casos, no tenemos ningún mecanismo para verificar la
inclusión en el CAS. Insistieron muchísimo en que todo depende de la voluntad del
gobierno. Las personas que estaban ahí tenían miedo a la participación de las mujeres y
poca sensibilidad sobre los aspectos de género.
Todo esto ha generado una discusión interesante en el movimiento de mujeres. No sólo
del movimiento de mujeres, porque también participaron mujeres del gobierno anterior, lo
que metió un poco de ruido a la hora de las propuestas. Nosotras propusimos una protesta
por el tratamiento que nos habían dado. Pero otras nos decían que más bien deberíamos
agradecer que el Banco nos había estado oyendo. Pero en realidad, oírnos es su mandato,
no es porque son "buenos".
Convocó el Ministerio de Agricultura, que invitó a funcionarias y ex
funcionarias y a hombres sensibles al tema. Esto permitió una discusión un poco
más sistemática, y ha sido incluida como uno de los temas de trabajo de Iniciativa por
la ciudadanía de las mujeres, que es una coordinación de reciente formación, con 120
grupos, colectivos y centros de mujeres en Nicaragua. Por primera vez logramos iniciar una
red a través del correo electrónico, de discusión y comunicación, donde por lo menos
60 estamos participando, entre grupos y mujeres individuales. Se ha establecido un
mecanismo de reproducción vía fax y entrega directa, lo que ha permitido ampliar y
agilizar las discusiones. El tema de la Banca ha sido uno de los que hemos empezado a
tratar.