AMENAZAS
DE LA GLOBALIZACION ECONOMICA SOBRE UNA REGION
INDIGENA DE ALTA BIODIVERSIDAD: EL CASO DE LA SELVA
DE LOS CHIMALAPAS, MEXICO.
Miguel
Angel García
Coordinador
de Proyectos
de la ONG Maderas del
Pueblo del Sureste, A.C.
Montevideo, Uruguay
Noviembre,
1998
1. INTRODUCCION
¿Chimalapas? ¿Qué es
Chimalapas? ¿una selva? ¿Dónde queda? ¿De quién
es? Estas preguntas nos hace el común de la gente,
mexicanos o extranjeros, cuando empezamos a platicar
de esa importantísima Bio-región de México.
Esa apariencia y esa
capacidad indígena, de los Chimalapas, son el marco
de fondo de nuestra ponencia.
2.- ¿DÓNDE
ESTÁN Y QUÉ EXISTE EN LOS CHIMALAPAS?
El Istmo de Tehuantepec;
cintura de México; botín geopolítico histórico
cuyo control ha sido un ansia reiterada de parte de
muy diversas potencias económicas desde mediados del
siglo pasado. Macroregión geográfica y cultural de
singular importancia, límite y confluencia de las
dos Sierras Madres, occidental y oriental; situación
que da lugar a abruptos desniveles y a una
accidentada y cambiante topografía, y por ende, a
una gran diversidad de microclimas y ecosistemas que
se constituyen en puente natural que une la
vegetación tropical de la vertiente del Golfo de
México con la del Océano Pacífico, donde a la vez
se extienden las mayores planicies costeras del
país. Y es ahí, en el corazón del Istmo, en los
límites de Oaxaca con los estados de Chiapas (al
oriente) y Veracruz (al norte) donde se encuentran
"Los Chimalapas".
Las condiciones
generales del Istmo resaltan en la Región de los
Chimalapas, la cual posee una topografía muy
accidentada que va desde las llanuras costeras, a
altitudes de 200 m.s.n.m., hasta cadenas montañosas
que alcanza los 2,300 m.s.n.m., lo que hace posible
la coexistencia de los más variados y complejos
sistemas ecológicos donde habita una gran diversidad
de flora y fauna silvestre, endémica en algunos
casos.
De ahí entonces que la
impresión inicial que se puede tener de esta
Región, como un área uniforme de Selvas lluviosas
tropicales no es exacta, pues ahí existe un complejo
y variado mosaico de diversos tipos de vegetación
natural, como son la propia selva alta perennifolia;
selvas medianas subperennifolias, bosques de niebla
(mesófilo), bosques de pino; bosques de pino-encino;
bosques de encino; selvas bajas caducifolias y un
extraño y aún no del todo explicado ecosistema
denominado "chaparrera". Todo ello
limitando y entremezclándose en una superficie
aproximada de 600 mil ha., de las cuales, según
recientes estudios realizados por la "Sociedad
para el Estudio de los Recursos Bióticos de Oaxaca,
A.C.", antes de los recientes y graves incendios
forestales (mayo-junio98),*
el 78% (casi 463 mil ha) se encontraban en un muy
buen estado de conservación y sólo un 5% totalmente
desforestadas.
Es de hacer notar
entonces que de este casi medio millón de hectáreas
de diversa vegetación bien conservada, 220 mil
corresponden a selva alta y más de 60 mil a bosque
mesófilo, los dos ecosistemas naturales más
complejos y de mayor biodiversidad en todo el
planeta.
Estas cifras y pese a
los incendios, ubican a la Región de los Chimalapas
como la Región con mayor y más diversa vegetación
conservada de forma compacta, y en lo que toca
propiamente a selvas altas, por su extensión, de
mayor importancia que la muy y por muy diversas y
poco afortunadas razones, famosa Selva Lacandona.
Estos hechos resaltan si
recordamos que, por un lado, en lo que va del siglo
XX, México ha perdido irreversiblemente, el 95% de
las selvas altas tropicales, de las cuales sólo nos
quedan poco más de 2 millones de ha. y que
anualmente se pierden entre 600 y 800 mil ha de
bosques y selvas , mientras y por el otro, nuestro
país está considerado a nivel mundial como
Megadiverso, concentrando un 10% de la riqueza
planetaria de flora y fauna silvestres. Obvio es
decir que una gran parte de esa superficie conservada
y de esa biodiversidad está en los Chimalapas.
Asimismo, esta región
constituye la cuenca alta de uno de los sistemas
hidrológicos más importantes no sólo del Golfo de
México, sino del país en su totalidad, esto es, de
los ríos Coatzacoalcos, Uxpanapa y de una parte del
sistema Grijalva-Usumacinta. Estos ríos conducen por
sí solos, alrededor de 40% de los escurrimientos
fluviales totales de México. Además, los Chimalapas
también aportan recursos hídricos a la vertiente
del Pacífico, nutriendo especialmente al sistema de
riego de Tehuantepec y a los sistemas lacustres
marinos de la costa oaxaqueña (Laguna Superior,
Laguna Inferior y Mar Muerto), que son unos de los
más grandes e importantes del Océano Pacífico y
que por siglos han sustentado la cultura indígena
pescadora de los huaves.
Por último, sobre el
aspecto ecológico, cabe señalar que los Chimalapas,
conformaban hasta hace relativamente pocos años, un
sólo macizo forestal que se extendía al norte a la
Región del Uxpanapa, Ver. y al oriente a la Selva
del Ocote en Chiapas, este conjunto ha sido
recientemente bautizado por su origen histórico
común, como la "Selva Zoque".
3.- LA
HISTORIA CHIMALAPA: UNA PACIENTE Y TENAZ LUCHA
INDÍGENA POR UN RICO TERRITORIO EN DISPUTA.
En todos los países de
alta diversidad biológica, ésta se ve acompañada
siempre, de la existencia de una gran cantidad de
etnias o culturas indígenas. Y esto no es casual: la
variedad y riqueza de los ecosistemas permite y
alienta el desarrollo de diversos grupos humanos que
se adaptan, descubriendo las mejores formas de
apropiación, utilización y manejo de los recursos,
como garantía de supervivencia y reproducción a
largo plazo, concibiendo a la naturaleza como una
gran productora de una gran variedad de bienes de
uso, estableciendo con ella relaciones de intercambio
y no de explotación, y desarrollando expresiones
culturales que reflejan la complejidad biológica en
la que se sustentan.
Se establece así una
relación entre el hombre y la naturaleza que se
retroalimenta de forma solidaria:
A mayor diversidad
biológica/mayores expresiones culturales (grupos
étnicos)/mayor defensa de la
diversidad/supervivencia y reproducción del
grupo/conservación y reproducción de la
biodiversidad.
A la vez dichos grupos
indígenas y campesinos, desde siempre han tenido
como eje de lucha la Tierra. Su defensa ó su
recuperación.
Más recientemente,
cuando el simple reparto agrario, injustamente
inconcluso, demuestra por sí mismo no romper el rol
campesino de sector social explotado, asignado a
través de mecanismos de distribución e intercambio
altamente desigual (vía precios bajos para productos
agrícolas y materias primas y precios altos para
productos industrializados; créditos leoninos;
tecnologías caras y sofisticadas, generadoras de
mayor dependencia); los campesinos entonces han
desarrollado luchas por mantener y expandir el
control de sus procesos productivos, dándoles así
un carácter económico (eliminación de coyotes
intermediarios; apropiación de fases primarias de
procesos industriales como aserraderos, beneficios de
café, molinos, exportación directa de productos,
etc.)
Sin embargo, estas
luchas económicas han también demostrado ya sus
límites, pues en el fondo están inmersas en una
competencia desleal, ubicadas dentro de una
estrategia de desarrollo rural impuesta por los
sectores dominantes, quienes al final fijan y aplican
a su arbitrio y conveniencia sus reglas del juego
(controles monopólicos de los mercados; apertura de
la frontera para importación de productos de bajo
costo; competencia dumping con caídas artificiales
de los precios en determinadas temporadas; alzas
violentas en las tasas de interés de los créditos
agrícolas; cambios legislativos totalmente
desventajosos y lesivos para las comunidades, etc.,
etc.). Se empieza a dar entonces entre las
comunidades indígenas y campesinas más avanzadas, un
tercer tipo de lucha: la lucha ecológica por un
modelo de desarrollo sustentable, que pondere la
autosuficiencia local y regional; el aprovechamiento
integral y sostenido de todos los recursos del
ecosistema para llevar a cabo una producción
diversificada y de uso múltiple del suelo; el
rescate de las tecnologías tradicionales y la
adopción de tecnologías apropiadas, en todos los
ámbitos de la vida comunitaria: la economía, la
salud, la educación, los servicios, la vida
doméstica, el rescate y la defensa de las
expresiones culturales (idioma, vestido, cosmogonía,
leyendas, fiestas y tradiciones) y sobre todo, de las
formas de organización solidarias (tequios, faenas,
trabajos colectivos, "mano vuelta"); la
apropiación y adecuación de aquellas partes del
conocimiento científico y de las tecnologías
"modernas" que complementen y no sustituyan
los saberes tradicionales, y que se adecuen a los
procesos campesinos de desarrollo; esto mediante el
diálogo e intercambio
indígenas-investigadores-técnicos. Todo lo anterior
como base estructural para la verdadera autonomía
política de las comunidades indígenas.
Esto ha sido en la
práctica la lucha de los indígenas Chimalapas,
poseedores ancestrales de esa Bio-región, hoy
propiedad agraria de 2 Comunidades invadidas: Santa
María (dueña de 460 mil ha) y San Miguel (dueña de
134 mil ha), quienes nos demuestran, aceptémoslo o
no, que el hecho de que esa zona se haya mantenido
relativamente tan conservada ecológicamente, se debe
a la vigorosa defensa que a lo largo de casi 500
años han realizado.
Los
Mocayas, y Zoques: antecedentes lejanos
Los Mocayas fueron,
según indicios, los primeros agricultores
sedentarios de Mesoamérica. De acuerdo a sus
vestigios, datan de más de 6,000 años y se
extendieron desde el Salvador en Centroamérica hasta
el norte de Veracruz. Anteriores a los Olmecas y los
Mayas, conformaron la cultura más antigua de
Mesoamérica, siendo los antepasados de los Zoques de
Chimalapas y de Chiapas y de los pueblos hermanados
Mixes y Popolucas.
Los Zoques de
Chimalapas, Tabasco y de Chiapas, así como los Mixes
y Popolucas, eran pueblos pacíficos y unidos. Los
Zoques recorrían grandes distancias transportando
entre otros productos, cacao, achiote, ixtle y
piedras de topacio, por rutas comerciales desde
Guatemala hasta Oaxaca; eran diestros navegantes que
viajaban en sus balsas de jonote por el Coatzacoalcos
y otros ríos. Hacia el año 1300, los Zapotecas de
los valles centrales de Oaxaca, con su llegada al
Istmo, separaron a los Mixes de los Zoques y estos
últimos se mantuvieron en contacto con Chiapas,
Tabasco y Guatemala. Hacia el año de 1447 d.c., los
Aztecas, en su paso por el Istmo rumbo a Chiapas y
Guatemala, separaron a los Popolucas de los Mixes y
derrotaron a los Zoques de Tabasco y Chiapas
obligándolos a pagar tributo. Desde entonces los
Mexicas, aliados con los Zapotecas, despojaron a los
pueblos zoques de Niltepec, Zanatepec y Tapanatepec,
al sur de los Chimalapas, quedando éstos en
posesión de los Zapotecas, al igual que Juchitán,
cuando conquistaron Tehuantepec en 1497. Los Zoques
de Chimalpas quedaron aislados, afectándose
seriamente su comercio, al perder el contacto con los
demás pueblos hermanos.
Chimalapa:
"Jicara llena de oro" para los conquistadores
Cuando ocurre la
conquista de México por los españoles, las rutas
que pasaban por el Istmo de Tehuantepec iban
costeando por el Golfo de México y por el Pacífico
y aunque había un camino de un mar a otro más
al oeste que el actual los Chimalapas siempre
quedaron fuera de todos los caminos de paso. Fue
hasta el año de 1674 que Fray Francisco de Burgoa
hablando de la doctrina de Zanatepec, daba la
noticia: "Otro (pueblo) tiene esta doctrina, en
la montaña, siete leguas de la cabecera de malísimo
camino.
Llámese Chimalapa y es
el mayor; tiene hasta cien casados. Es de temple muy
frío y húmedo, y en donde se dan las limosnas para
sustentarse los religiosos..."
Así, el 24 de Marzo de
1687, Domingo Pintado a nombre de todo el pueblo,
pagó veinticinco mil pesos en oro a la Corona de
España por las tierras de Santa María Chimalapa,
más de 900 mil hectáreas que quedaron amparados por
los títulos virreinales, en un acto en que los
Zoques de Chimalapas tuvieron que comprar sus propias
tierras entregando el oro en jícaras, de ahí que
Chimalapa en Zoque significa "Jícara de
Oro".
De esa compra, los
zoques reciben Títulos Virreinales que en su
introducción, textualmente dicen:
"EN EL NOMBRE DE
DIOS NUESTRO SEÑOR, AMEN. Sepan cuantos esta carta
vieren, que se inserta a esta escritura y también a
la otra parte, Don Domingo Pintado, vecino del Pueblo
de Santa María Chimalapa, de la provincia de
Antequera, ampliamente autorizado por todos los
condueños del ya dicho lugar, segundo documento que
yo el escribano doy fé -ví, y expresó los
sentimientos de comprar este terreno y bosques
deslindados para los vecinos del mismo pueblo y sus
descendientes, y ante mi también doy fé, Don Joan
Jiménez de Siles, Escribano de su Majestad y
Teniente del Mayor del Cabildo de esta ciudad, que
pidió y demandó consentimiento al mismo Cabildo de
su Majestad para que se le autorizara para hacer,
otorgar y jurar esta escritura...
... Y en nombre de dios
nuestro señor y de su majestad, otorgo y vendo a
domingo pintado, en mancomún de todos los vecinos y
sus sucesores del pueblo de Santa María Chimalapa
que compran el terreno boscoso ya señalado, y por el
precio de veinticinco mil pesos oro común que yo, el
escribano de su majestad y teniente del mayor del
cabildo de esta ciudad de México, recibo de
conformidad en este acto en nombre de su majestad
...". Con esta paradójica compra de sus propias
Tierras a los españoles, inician los Chimalapas la
lucha por la defensa de su territorio.
150 años
de lucha en defensa de la Tierra y de la Selva
Pocos informes existen
sobre los Chimalapas durante la Colonia. Se sabe
acaso que hacia el siglo XVIII, habían sido
plenamente incorporados a la alcaldía de
Tehuantepec, siendo entonces utilizados por los
españoles, para su comercio, los sistemas fluviales
tradicionales de los zoques hasta el Golfo de
México, iniciándose por esos años, la explotación
de maderas preciosas tropicales, misma que se
internó hasta las riberas del desde entonces
conocido como "Río del Corte" (principal
afluente del Coatzacoalcos). Se sabe también que en
1787, Chimalapilla, antigua cabecera indígena fue
azolada por la viruela, huyendo los pocos
sobrevivientes a fundar el poblado de Santa María,
actual cabecera de la comunidad del mismo nombre.
La lucha por la
independencia, en la que no se tiene referencia
alguna de que haya habido ninguna participación de
los indígenas zoques chimalapas, obliga a éstos a
buscar nuevamente el reconocimiento de su territorio,
cosa que obtienen en 1850, cuando el General José
Joaquín Herrera, presidente de México, reconoce los
Títulos Virreinales.
De ahí hasta las
primeras décadas del siglo XX, los zoques permanecen
refugiados en los bosques y selvas chimalapas, como
únicas poblaciones presentes, siendo relativamente
poco agredidos en forma directa durante este lapso,
aunque a sus espaldas se trafica con sus tierras, se
crean latifundios en el papel y se efectúan estudios
para abrir distintas vías interoceánicas, a la par
que continúa el saqueo de madera. Así por ejemplo,
para 1910 y como producto de la acción de las
compañías deslindadoras, se habían creado, al
norte de los Chimalapas, en territorio Zoque (hoy
Uxpanapa) haciendas extranjeras como la "Mexican
Land and Coffee", "El Corte and Chicago
Title and Trust", e inclusive, extensiones de
propiedad extranjeras tan amplias, como la denominada
"Hearst State", del magnate periodístico
norteamericano Randolph Hearst .
Con la revolución
agraria de 1910 - 1915 y el consiguiente cambio en la
legislación, nuevamente los zoques -chimalapas se
ven obligados a buscar el reconocimiento de su
ancestral territorio, para entonces ya invadido por
más haciendas, al norte y al poniente.
Desde entonces, los
indígenas zoques, dueños originales, han cometido
(y durante 50 años mas lo siguieron cometiendo) un
grave e involuntario "error": bajo su
lógica de no apropiación privada, sino de uso de la
tierra, no pueblan ni colonizan su vasto territorio;
conocen sus límites naturales (cerros, ríos) que
consideran innamovibles y se asientan y permanecen en
la porción centro poniente (cabeceras de Santa
María y San Miguel). Este "error" va a ser
aprovechado poco después por latifundistas,
madereros y ganaderos, provenientes sobre todo del
vecino estado de Chiapas.
Cabe señalar además,
que entre 1911 y 1920, llegan a Chimalapas, huyendo
de la violencia revolucionaria, la primer corriente
de migrantes de origen zapoteco, quienes desde
entonces se especializan en actividades de comercio,
el cual poco a poco controlan, pasando cuarenta años
después a arrebatarles a los zoques el control
político de Santa María.
Esta temprana migración
zapoteca inicia la conformación del mosaico
multiétnico que existe actualmente en los
Chimalapas, mismo que se va completando
históricamente con la colonización efectuada por
parte de pones mestizos michoacanos y chiapanecos,
llevados por empresas madereras en los 50s; con
el reacomodo de indígenas chianantecos en la zona
norte de la región, a mediados de los años
70, reacomodados con la construcción de la
presa "Cerro de Oro", así como con la
irrupción de campesinos mixtecos, chatinos y
mestizos, originarios del centro de Veracruz, quienes
durante fines de esa década y principios de los
80, penetran a Chimalapas en busca de tierras,
utilizando la brecha construida por el programa de
reacomodo del Uxpanapa. Además, de 1980 a 1989, toda
la porción oriente de Chimalapas es objeto de una
colonización ilegal por parte de indígenas
tzeltales y sobre todo, tzotziles chiapanecos,
quienes son engañados y manipulados por la
Confederación Nacional Campesina (C.N.C.), la
Delegación Agraria de la SRA en Chiapas y el
Gobierno de dicha entidad, cuyo fín político es
disputar el control de toda esta rica zona. Sin
embargo, como una breve conclusión, podemos observar
que las sucesivas migraciones reseñadas vienen a
multiplicar la complejidad y diversidad étnica,
introduciendo con el tiempo otros
elementos y manifestaciones propias de esta
plurietnicidad y del mestizaje alcanzados, lo que
obliga a que cualquier acercamiento y propuesta de
solución a la problemática existente debe
considerar necesariamente dicha diversidad.
d)
Los últimos 25 años: agresivos intentos de despojo
agrario.
Como ya se señaló, con
la Revolución de 1910-1917, el marco jurídico
agrario se transforma radicalmente, por lo que los
Chimalapas deben reiniciar ( cuando se enteran de la
necesidad de hacerlo ) su lucha por el reconocimiento
oficial a sus territorios y sus títulos.
Este reconocimiento
oficial sólo se logra hasta marzo de 1967, cuando el
entonces presidente Díaz Ordaz divide la comunidad
original, expidiendo dos decretos de
"Reconocimiento y Titulación de Bienes
Comunales" (uno a Santa María y otro a San
Miguel) que amparan 460,000 ha la primera, y 134,000
la segunda; en total, 594,000 ha, con lo que las
tierras zoques chimalapas sufren jurídicamente un
primer recorte, que habían ya padecido "de
facto": 300,000 ha menos de lo que señalaban
los Títulos Originales (al norte - Uxpanapa- y al
poniente de los actuales límites).
Sin embargo, ya desde
1947 (20 años antes) 5 grandes empresas madereras,
encabezadas por la Compañía Sánchez Monroy
de origen michoacano comienzan desde el
oriente, con todo el apoyo del gobierno del estado de
Chiapas, la invasión y tala de montañas chimalapas.
La mecánica fue "sencilla": bajo el
pretexto de que esos terrenos supuestamente estaban
dentro del estado de Chiapas y "no eran de
nadie" (pues los chimalapas no los habían
poblado) fueron declarados unilateralmente
"terrenos nacionales ubicados dentro del Estado
de Chiapas". Con ello, los madereros tuvieron la
puerta abierta para apoderarse y explotar durante 30
años, 100,000 ha de bosques y selvas Chimalapas.
Esta explotación sólo cesó hasta agosto de 1977,
cuando peones y obreros de las compañías, que se
habían ido a una huelga porque los patrones no les
permitieron sembrar su propia milpa, se alían a los
comuneros que luchaban por rescatar sus tierras y
juntos mediante la fuerza, expulsan a los madereros y
ya para entonces prósperos ganaderos.
Madereros, ganaderos y
narcos (en ese orden cronológico de aparición) con
abierto apoyo de los sucesivos gobiernos chiapanecos,
y en particular durante la gestión del Gral.
Absalón Castellanos (cuyo hermano Ernesto es
detenido por los comuneros chimalapas en diciembre de
1986, cuando saqueaba madera y café en terrenos
comunales) y, sobre todo, en el período Patrocinio
González-Elmer Seltzer, se apoderan mediante la
violencia de grandes extensiones de terrenos
comunales. Como ejemplo, ganaderos de este tipo,
obtienen un Acuerdo Presidencial en 1987, que declara
como terrenos nacionales, 40,945 ha de un predio
nominado "San Isidro la Gringa", ubicado al
noreste de Santa María, 28 kms adentro de terrenos
comunales. En esta colonia de San Isidro la Gringa,
se asientan los ganaderos y narcos más poderosos de
la Región, habiendo elementos para suponer que el
propio Patrocinio González Garrido tenía intereses
en estos terrenos, a través de prestanombres (dos
años seguidos, 1991-1992, la Asociación Ganadera
local de la Gringa obtiene el premio estatal de
ganado de alto registro; por otra parte se tiene una
imagen de satélite de la zona, en la que se ubica
una pista clandestina en las estribaciones de la
Sierra El Espinazo del Diablo, y por esta porción
cruzaba el proyecto de autopista que González
Garrido y defendió hasta el final ).
Para complicar
enormemente el problema agrario, el gobierno de
Chiapas, con la complicidad de la SRA y la omisión
del gobierno Oaxaqueño, traslado a la región,
indígenas Tzotziles y Tzeltales, originarios de los
Altos, quienes emigraron, primero, por necesidad de
tierras y posteriormente a causa de conflictos
religiosos. Con ello el gobierno repartió tierra
ajena, "aventando" a dichos indígenas a
terrenos comunales, a cambio de que "defendieran
a Chiapas de los Chimalapas, pues estos le querían
quitar territorio a Chiapas". Así, durante 25
años (1967-1992) se crearon dentro de terrenos
comunales, 28 núcleos agrarios (de los cuales, 13
cuentan con Resolución Presidencial posterior a las
de Chimalapas, 5 cuentan con mandamiento
gubernamental; 2 cuentan con expediente instaurado
ante la Comisión Agraria Mixta; 3 tienen solicitud
ante dicha comisión y 5 no cuentan con ningún
documento).
Así, entre 1967 y 1990,
cuando los comuneros le exigían a la SRA que
ejecutara físicamente las Resoluciones
Presidenciales, y que elaborara y entregara los
Planos Definitivos, para integrar las Carpetas
Básicas Agrarias, la SRA ilegalmente respondía
"que sólo podría hacerlo hasta que se pusieran
de acuerdo los dos gobernadores". En 1991 se le
demuestra a la SRA que, de acuerdo al art. 356° de
la Ley Federal de Reforma Agraria, la anterior
afirmación es falsa; dicha institución responde que
"la disculparan, que había estado cometiendo
"un error" durante ¡veinticuatro
años!", pero que de cualquier forma no podría
efectuarse el deslinde físico, porque
desgraciadamente "por otro error", habían
ahí 34 núcleos agrarios chiapanecos (ejidos) y que
"si se intentaban realizar los trabajos
topográficos iba a haber violencia y muertos".
Ante este "argumento", las comunidades
chimalapas reflexionan y discuten, determinando que
los ejidatarios chiapanecos, en su mayoría son tan
indígenas y tan pobres como ellos; que ambos
comuneros y ejidatarios han sido
víctimas de engaños y manipulaciones por parte del
gobierno, el cual, en alianza y complicidad con
intereses de ganaderos y narcos, ha propiciado un
enfrentamiento entre campesinos para complicar y
volver irresoluble el problema agrario, y mientras
así, avanzar, apoderándose de la tierra comunal y
de sus bosques. Con esta reflexión, las comunidades
deciden llevar a cabo directamente, sin intervención
gubernamental, convenios de conciliación agraria con
los indígenas y campesinos chiapanecos, bajo las
siguientes bases:
Olvidarse del
conflicto entre estados, porque todos (comuneros
y ejidatarios) son campesinos y mexicanos.
Respeto mutuo y
absoluto a la posesión de la tierra de los
verdaderos campesinos que vivan en y de
la tierra chimalapa.
Alto total a las
provocaciones y agresiones entre comuneros y
ejidatarios. Paz social entre campesinos..
No permitir, ni
ejidatarios ni comuneros, ningún nuevo
asentamiento humano en la Región.
Apoyo mutuo para
defender y proteger la montaña (sobre todo en la
prevención y el combate de los incendios
forestales).
La reacción del
gobierno chiapaneco y de los intereses afectados no
se hace esperar y en julio de 1991 concentra a 17
autoridades ejidales en la Presidencia Municipal de
Cintalapa, donde mediante presiones, obliga a estas
autoridades a firmar un acta de disestimiento de los
acuerdos y dos amparos contra la ejecución de las
Resoluciones Presidenciales de los Chimalapas.
Tras tensas gestiones y
con el apoyo ya para entonces del Comité Nacional
para la Defensa de los Chimalapas, los comuneros le
arrancan al Gobierno Federal la promesa de entrega de
los planos definitivos ya para entonces (1993)
elaborados y firmados. La entrega de dichos
documentos, programada para el 9 de octubre de 1993,
es suspendida por presiones directas del Secretario
de Gobernación, Patrocinio González; pese a lo
cual, los comuneros, por otros medios, habían
obtenido copia certificada de dichos planos
definitivos, los cuales entonces ¡son desconocidos
por el propio Gobierno Federal.
Esto obliga a una fuerte
movilización comunal y 110 indígenas se trasladan a
la Cd. de México, efectuando un plantón
"ecológico" y pacífico frente a las
oficinas del Programa de Naciones unidas para el
Medio Ambiente (PNUMA), desde donde realizan una
denuncia internacional, que dado el contexto nacional
(TLC), obliga al Gobierno Federal a negociar con las
comunidades. Así, el 20 de diciembre de 1993 se
firma un Acuerdo entre las comunidades, el CNDCh, el
Gobierno Federal y los gobiernos de Oaxaca y Chiapas,
en los que señalan los siguientes compromisos
gubernamentales:
Solución Agraria
definitiva, sacando a ganaderos privados
invasores y otorgando un tratamiento diferencial
a los Ejidos Chiapanecos, de acuerdo al estatus
jurídico que presenten, con la base de
exclusión de Resoluciones Presidenciales
anteriores (6) y reconocimiento de posesiones e
incorporación como comuneros de los verdaderos
campesinos chiapanecos que vivan en la tierra y
de la tierra.
Cese a la violación
de los derechos humanos indígenas y solución a
los 5 expedientes hasta entonces instaurados ante
la CNDH (ver cuadro No.3)
Respeto al proceso
comunitario para el establecimiento de su propia
Reserva Ecológica Campesina.
Cuadro
3
NÚM. FECHA ASUNTO
90,1,111 1990
Problema Agrario y violación de Derechos de San
Francisco La
Paz Chimalapa.
CNDH/122/90/AXC/149
1990 Problema Agrario y violación de Derechos de San
Francisco La
Paz Chimalapa.
CHDH/122/94/CHIS/544
1994 Asunto Agrario
CNDH.122.99.CHIS.504664.000
1995 Asunto Agrario
CNDH.122/92.OAX.CO6520.000
1995 Asesinato de una familia (esposa y 2 niños) del
Poblado de San
Pedro Buenavista Chimalapa.
CNDH.122/91.OAX.C02929.000
1991 Violación y asesinato de 2 muchachas menores
(Lucía y
Cecilia Paz Escalante) en el poblado
Nicolás Bravo,
Chimalapa
CNDH.121/92.OAX.C06614.000
1992 Secuestro y desaparición del comunero Pablo
Escobedo
Méndez de San Francisco La Paz,
Chimalapa.
No. aún no
asignado 1996(febrero) Detención y juicio arbitrario
contra el comunero
Nabor Escobedo
Méndez.
De estos acuerdos, sólo
es parcialmente cumplido el primero, al devolverse en
septiembre de 1994, a la comunidad de Santa María,
los terrenos invadidos de la Colonia Ganadera
"La Gringa" (41 mil ha en el papel)
mediante el pago a los ganaderos ¡por
indemnización! de $14 mil millones de pesos, de los
cuales poco más de $3 mil millones fueron
impunemente pagados ¡al Director Agrario del
gobierno del estado de Chiapas!
En cambio, el proceso de
regularización agraria definitiva de los núcleos
ejidales chiapanecos, asentados en terrenos
comunales, propuesto desde 1991 por las propias
comunidades chimalapas y supuestamente aceptado por
el gobierno federal en 1993, queda detenido por
varios años (1994-1997), debido a presiones de
ganaderos y gobierno chiapaneco.
En cambio, durante esos
4 años (1994 - 1997); los gobiernos Federal y de
Oaxaca tratan de convencer y presionar a los
Chimalapas para que "acepten" a los
ganaderos privados y no exijan verificar en el campo
la existencia y condición socioeconómica de los
supuestos ejidatarios. Incluso el Dr. Arturo Warman,
a nivel confidencial ante el gobierno de Oaxaca y
Chiapas, propuso como solución agraria y la
expropiación de los Chimalapas de los terrenos
ocupados por chiapanecos, respetándolos tal como
están en estos momentos, para su posterior
reconocimiento.
Como estrategia
complementaria para tratar de sacar adelante esta
propuesta contra las comunidades, se llevó a cabo la
cooptación de autoridades comunales y municipales y
se desarrolló una intensa campaña de intimidación,
difamación y guerra sucia contra los grupos de la
Sociedad Civil que hemos venido realizando acciones
de información, asesoría jurídica y apoyo
político y de difusión a las comunidades.
e )El
"conflicto de limites Oaxaca-Chiapas"
Como se dijo en
párrafos anteriores, desde 1950, asesorado e
impulsado por compañías madereras, el gobierno del
estado Chiapas declaró unilateralmente que
aproximadamente 160 mil ha. de los terrenos comunales
de Chimalapas, estaban dentro del estado de Chiapas,
y no dentro de Oaxaca; siendo además
"baldíos", es decir,
"nacionales". En base a esta afirmación, a
la confusión dolosa entre un problema agrario y uno
de límites estatales -creada y fomentada por la
oligarquía y gobierno chiapaneco- y a la
manipulación de parte de éstos, del sentimiento
"localista" del pueblo de Chiapas, desde
entonces, intereses ajenos a las comunidades
(talamontes, ganaderos y narcotraficantes) basan en
este conflicto, la invasión, colonización y
depredación de la selva.
Sin embargo,
jurídicamente este conflicto no debió existir, pues
hasta 1995 las Constituciones de ambos estados, en
sus artículos 3º (Chiapas) y 28ª (Oaxaca)
señalaban claramente sus límites, no existiendo
ningún traslape, y resultando que
constitucionalmente, el 98% de la superficie del
territorio de las comunidades Chimalapas se
encontraban dentro del estado de Oaxaca, y sólo 12
mil ha., de las 160 mil que de facto se ha apoderado
el gobierno chiapaneco, se encontraban efectivamente
dentro de Chiapas. Con esto, ambos gobiernos (el de
Chiapas por comisión y el de Oaxaca por omisión )
habían violado flagrantemente sus propias
Constituciones, al no reconocer en los hechos dichos
límites.
Sin embargo, en junio de
1995, de forma silenciosa y unilateral, el gobierno
chiapaneco, a través de su Congreso local, reforma
nuevamente su Constitución, borrando del artículo
tercero, todo lo relativo a los límites estatales.
Al poco tiempo, el propio Instituto Nacional de
Estadística, Geografía e Informática (INEGI)
publica unos nuevos mapas de Chiapas y Oaxaca, con
unos límites mutuos totalmente irreconocibles, pero
que coinciden sospechosamente con la ubicación de
los ejidos y propiedades privadas ganaderas de origen
chiapaneco. De todo ello, el gobierno y Congreso de
Oaxaca, aparentemente no se dan ni por enterados,
más preocupados por el control político de la
Región para favorecer al partido oficial, que por
defender su propia soberanía estatal, al fin,
quienes pagan, son los indígenas Chimalapas y su
selva.
4.- LA
"MODERNIZACIÓN" Y "EL
DESARROLLO" EN LOS
CHIMALAPAS
Diversas han sido las
amenazas y presiones "modernas" sobre la
selva y sobre las comunidades mismas, que han ido
magnificándose en los últimos 25 años. Durante
este período, las principales amenazas de establecer
ahí macroproyectos de "desarrollo", han
sido las siguientes:
Los proyectos
carreteros: Uno de estos proyectos ha sido
promovido fuertemente por el gobierno chiapaneco,
principalmente por Patrocinio González Garrido,
apoyado por el Gobierno Federal y consiste en una
carretera de cuota, de cuatro carriles, con 250
km. de longitud aproximadamente, que comunicaría
Tuxtla Gutiérrez con México, D.F., a través de
autopistas. Para ello se buscaron trazos
diagonales que evitarán la vuelta de 90° que da
actualmente las carreteras panamericana y
transístima a la altura de la Ventosa, Oax. El
trazo original elaborado en 1990, cruzaba a todo
lo largo la Reserva Especial de la Biosfera El
Ocote, Chis., afectando además la zona
nororiental de los Chimalapas, en las
estribaciones de la cordillera de El Espinazo
del Diablo, zona ecológica que presenta los
mayores endemismos de la Región, así como el
extremo oriental de la zona de Uxpanapa, Ver.,
donde se encuentran los últimos reductos
importantes de selva, que sobrevivieron a la
destrucción realizada durante la década de los
70s. Gracias a la presión comunal y de la
sociedad civil, este proyecto fue desviado por el
gobierno Federal hacia el este de su trazo, en
1992, sacándolo de las selvas señaladas. Sin
embargo, el nuevo trazo elegido por la SCT, se
planteaba cruzar la presa Netzahualcóyotl
(Malpaso), construyendo 2 puentes, obra técnica
y financieramente absurda (la presa es la 4a más
grande del país y tiene una profundidad que
alcanza los 200 metros). De hecho, la
construcción de la nueva autopista Ocozocuautla,
Chis.-Cosoleacaque, Ver., se inició en 1992,
terminándose totalmente en su tramo que va de
Tuxtla Gutiérrez hasta el pie de la presa,
frente a la cual la obra quedó suspendida. Este
año el presidente Zedillo ha anunciado que esta
obra se terminará en su sexenio. " con un
nuevo trazo" (sin decir cuál ) por lo que
existe el riesgo real de que dicha autopista
retome su ruta original, cruzando El Ocote,
Chimalapas y Uxpanapa, hecho que se combina con
declaraciones recientes efectuadas por las
Cámaras de Comercio y de Industriales de
Chiapas, inmediatamente después de los recientes
incendios que afectaron exactamente las zonas por
las que cruzaba el trazo original, en los que
exigen se reinicie la obra, retomando el primer
proyecto.
El otro proyecto
carretero procede directamente del gobierno
chiapaneco quien, a través de la presidencia
municipal de Cintalapa y con apoyo de la SEDESOL, de
forma intermitente ha venido realizando desde 1992 la
construcción de una brecha revestida de
aproximadamente 30 km., desde el ejido "Cal y
Mayor" hasta el núcleo agrario
"Reforma", pasando por los poblados de Elsy
Herrerías, y Canaán, todos dentro de la zona
oriente de los bienes comunales Chimalapas, que como
ya se señaló, es la de mayor conflictividad agraria
y a su vez, donde existe la mayor diversidad
ecológica (El "Espinazo del Diablo"). Esta
brecha tendría como propósito desembocar hasta el
poblado 14 en Veracruz, para enlazarse a la brecha y
futura carretera revestida, que viene de Boca del
Monte en la transistmica.
El proyecto
hidráulico Chicapa-Chimalapa: Concebido y
diseñado desde mediados de los años setentas
por la entonces Secretaria de Recursos
Hidráulicos (SRH), mediante este proyecto se
pretendía extraer agua del caudal del río Del
Corte (afluente principal del Coatzacoalcos),
que nace en el corazón de la selva Chimalapa,
para trasladarla artificialmente a la vertiente
del Pacífico. Esto implicaba la construcción de
3 grandes de presas ("Chimalapa",
"Chichihua" y "Chicapa") así
como tajos, túneles y canales dentro de la
selva, y cuya finalidad sería extender
fuertemente las áreas de agricultura de riego en
la planicie costera oaxaqueña, además de
alimentar de agua posibles ampliaciones del
complejo petroquímico Salina Cruz (el
segundo más grande del país). Complementaban
además el sistema, otras 3 cortinas construidas
al sureste de Chiamalapas, en la vertiente del
pacífico, aprovechando 3 grandes cañones
existentes en la Sierra de Niltepec, Oax.
La construcción de este
proyecto hidráulico implicaría un grave deterioro
de los recursos naturales de la región, por sí
misma, y por toda la red de caminos y obras
adicionales que requeriría, y la subsecuente
colonización desordenada que les seguirán,
resultando a mediano plazo contraproducente para el
futuro del país, dada la grave alteración
hidrológica y ecológica que a largo plazo
causaría, en beneficio de interés ajenos a los de
sus habitantes. El proyecto fue suspendido en 1990,
por su alto costo, la cancelación de financiamiento
internacional (Banco Mundial) y por la abierta
oposición campesina y de grupos ecologístas. Sin
embargo, aquí también, en el contexto del llamado
"Megaproyecto del Istmo", que contempla la
total reconversión de los cultivos tradicionales de
la costa oaxaqueña en cultivos de sorgo, y recién
terminada la grave temporada de incendios, que
afectaron una alta porción de los terrenos
considerados por las obras del proyecto hidráulico ,
intereses políticos regionales priístas,
reiniciaron una campaña pública solicitando que ea
revivido el proyecto Chicapa-Chimalapa.
El Complejo
Industrial Forestal BID-CONAFOR/SARH:
Concebido en 1987 por la entonces llamada
Comisión Nacional Forestal (CONAFOR) del
gobierno Federal y auspiciado por el Banco
Interamericano del Desarrollo, este proyecto
pretendía la instalación en los Chimalapas, de
una serie de grandes plantas industriales
madereras, apoyadas por una amplia red de caminos
y brechas de extracción forestal. Elaborado sin
conocimiento ni intervención de las Comunidades,
fue cancelado por el propio BID en 1990, debido a
las denuncias y presiones directas realizadas por
los representantes comunales y por el Pacto de
Grupos Ecologistas.
El Megaproyecto
del Istmo: Cíclicamente, el Istmo de
Tehuantepec ha sido objeto de interés
geopolítico y económico por parte de las
grandes potencias. Desde el Siglo pasado, con los
Tratados de "la Mesilla" y
"Mclean-Ocampo", firmados por los
gobiernos mexicanos reformistas con los Estados
Unidos, hasta el proyecto "Alfa-Omega",
concebido durante el boom petrolero de los
80s, se vienen realizando estudios y
proyectos de control comercial interocéanico en
esta Región. Actualmente, en el contexto de la
acelerada globalización del capital financiero,
y teniendo en puerta el término de la concesión
del Canal de Panamá, de por sí hoy día
obsoleto, ha vuelto a surgir con mucho mayor
énfasis el interés de desarrollar en el Istmo
de Tehuantepec, una moderna vía interoceánica,
ahora terrestre (tren bala y autopista de 8
carriles, con sistema multimodal automatizado de
transporte, carga y descarga), pero además,
acompañado de la total privatización de los
complejos petroquímicos e instalaciones de
Coatzacoalcos, Ver. y Salina Cruz, Oax., y de un
corredor industrial de maquiladoras, así como
cultivos intensivos altamente mecanizados y
procesos agroexportadores ( saqueo de madera
preciosa y semipreciosa en rollo, plantaciones
comerciales de eucalipto y siembra extensiva e
intensiva de sorgo). La instrumentación de este
Megaproyecto, tal como está en sus términos
actuales (demasiado poco conocidos y menos
discutidos públicamente) implicaría, directa e
indirectamente, un violento impacto ecológico,
social y cultural hacia la población, las
comunidades y los recursos naturales de todo el
Istmo y , por ende, hacia la selva de los
Chimalapas, amén de vulnerar la capacidad
política soberana de nuestro Estado-Nación.
Oculto totalmente a la opinión pública nacional
y obviamente a la población local, e
insuficientemente atendido por las fuerzas
políticas de oposición, este llamado
"Megaproyecto" ha pasado ya a ser un
"Megaprograma" al iniciarse la
construcción y operación de la infraestructura
e industrias planeadas (como el Aeropuesto
Internacional de Ixtepec, Oax.; la planta de
Akilación en Salina Cruz, Oax.; la licitación
del FFCC del Sureste en su tramo
México-Veracruz-Coatzacoalcos, ganado por
Tribasa, el "descubrimiento de los
yacimientos de acero más grandes de América
Latina en la Sierra Sur de Oaxaca, por parte de
la empresa "Acerera del Norte" y con
ello, el diseño de un tren de carga exclusiva al
puerto de Salina Cruz, Oax., donde se planea
establecer una planta fundidora o la siembra de
enormes extensiones de Eucaliptos en la Sierra
Mixe, por ejemplo) efectuando gradualmente la
colocación de piezas de un rompecabezas de
magnitud e importancia transnacional.
5.- LOS
INCENDIOS EN LOS CHIMALAPAS
Los incendios de 1998 en
los Chimalapas afectaron mas de un tercio de esta
selva tropical. Contrariamente a las afirmaciones
gubernamentales, muchos de los incendios de esta
región ocurrieron en áreas con un plan de manejo
local, en donde la mayoría de la población local
participa en los esfuerzos de conservación bajo un
programa de protección, retando abiertamente a los
caciques y a las autoridades locales que están
atadas a organizaciones políticas oficiales. La ONG
Maderas asumió la responsabilidad de trabajar con la
población local, para promover los programas de
silvicultura como parte de un programa mas amplio
para dar forma a un proceso de desarrollo congruente
con los objetivos comunales de conservar su herencia
colectiva junto con la biosfera.
Los comuneros tienen una
larga historia de orgarización comunal para prevenir
v controlar los incendios. Sin embargo, en 1995,
Maderas en colaboración con las autoridades locales,
se comprometió a realizar un ejercicio de
planeación, para identificar aquellas zonas que son
mas susceptibles a la amenaza de incendios. No fue
sorprendente al descubrir una importante coincidencia
entre estas zonas y tres importantes factores:
1)
Conflictos agrarios y la expansión de
potreros privados para ganado;
2)
Expansión de la frontera ganadera por
parte de los comuneros mas solventes y
3) El
acelerado crecimiento del tráfico de
drogas, en zonas que han sido claramente
identificadas y señaladas a las
autoridades federales por parte de las
autoridades comunales.
El diagnóstico también
analizó las condiciones que se hubieran necesitado
para propagar los incendios. Se tomaron las
decisiones basándose en la limitada habilidad para
controlar los fuegos, las condiciones sociales
existentes y los altos índices de humedad las áreas
de selva tropical y de bosques de niebla (donde
normalmente llueve 11 meses al año) que hacen
difícil que los incendios se prolonguen. Como
resultado, se decidieren concentrar las actividades
en la zona oriente, donde se localizan las mas
grandes áreas de bosque templado y donde continúan
los conflictos sobre tenencia de la tierra y sobre
los limites entre los estados de Oaxaca y Chiapas. El
análisis sugirió que estos factores eran
primordiales en causar los incendios forestales en
esta región.
Se entrenó y equipó a
una brigada comunal especializada en combate de
incendios para que vigilara esta zona. También
fueron entrenados otros comuneros de la región. Esta
estrategia funcionó bien durante 1996 y1997,
basándose en Iniciativas individuales de comuneros
que reportaban fuegos y estableciendo un mecanismo de
comunicación para movilizar los recursos que se
necesitaban. La gran limitante de este método, era
que para momento en que se detectaban los humos de
los incendios, estos ya eran muy avanzados; pero no
se pudo disponer de recursos para la construcción de
casetas de detección, para la compra del equipo
necesario y para pagar salarios a guardabosques
comunales; ¡a las comunidades se les indicó que la
Secretaría de Hacienda no autorizaría este tipo de
gasto! Maderas insistió y consiguió dinero (le
fuentes internacionales para adquirir parte de las
herramientas, pero no pudo obtener recursos para las
casetas (US $ 8,000 cada una) y para pagar a los
guardabosques. Para el momento en que llegó el
equipo, 12,000 lías. de bosques de pino con alta
regeneración y de pastizales se habían quemado y
varios incendios ya habían aparecido en el corazón
de la selva, mismos que resultaban imposibles de
controlar.
Los incendios
incrementaron su intensidad y el humo viajó hasta
Texas y Florida, provocando medidas de emergencia a
través del gobierno de los Estados Unidos. Conforme
la gravedad de la situación se volvió evidente, se
solicitó ayuda externa. Personal (leí Servicio
Forestal de los Estados Unidos se unió a las tres
brigadas especializadas de la SEMARNAP con equipo
especializado; asimismo, se unió un reciente número
de soldados mexicanos. En México los trámites
burocráticos hicieron más lento la llegada del
equipo moderno al frente de fuegos, pero
posteriormente un impresionante arribo de material
reforzó a los cuadros humanos, pero fueron incapaces
de controlar varios de los puntos de fuego hasta que
las lluvias llegaron un mes más tarde. Mientras que
mucha de esta ayuda fue proporcionada por la Agencia
norteamericana para el Desarrollo Internacional (US
AID), tres helicópteros "air cranes.",
usados para transportar agua al corazón de la selva,
fueron contratados por el gobierno mexicano a
empresas privadas (2 fueron asignados a Chimalapas y
el tercero a la vecina reserva de El Ocote) al costo
de US$5,000 por hora; contratados durante 25 días.
representaron un costo total de cerca de $3,000,000.
Es cierto que sin este apoyo aéreo, los daños
forestales hubieran sido mucho mayores.
Hubo claras sospechas en
la zona de que algunos de los brotes habían sido
provocados. Un extraño conjunto de 17 diferentes
frentes de fuego a lo largo de una misma latitud,
abarcando alrededor de 100 kms. de este a oeste,
empezó a arder en el corazón de la selva tropical
alta y del bosque de niebla. Zona totalmente
inaccesible, sin ningún poblado ni área de
producción agrícola o rancho ganadero, los
incendios en estas áreas húmedas en medio de la
selva fueron los mas enigmáticos; en las
comunidades, se hicieron cuestionamientos acerca de
su forma tan peculiar, considerando su carácter
secuencial y su aparente auto-perpetuación. Se
intensificaron las especulaciones de que éstos
quizá hayan sido provocados para crear bases de
contrainsurgencia con el arribo de tropas especiales
de la "zona de guerra" Chiapaneca, quienes
no colaboraron con las brigadas de combate de
incendios. Esta sospecha fue reforzada por el
comentario de uno de los técnicos norteamericanos,
quien identificó la huella singular de estos
incendios con incidentes similares en Viet Nam.
Cuando todo había
terminado, 68 incendios forestales habían ocurrido
durante 45 días. De los 17 en el corazón de la
selva tropical, 6 nunca fueron controlados. El 20 de
junio, las tormentas tropicales finalmente acabaron
con todos los incendios que permanecían. Para ese
momento, 210,000 has., 35% del área total, habían
sido dañadas (el gobierno del estado fijo el daño
en 25,000 has., "de las cuales solo un tercio
era de bosque"). 126,000 has. fueron áreas de
alta montaña y bosque de niebla; de éstas, 18,000
has. de bosque de niebla virgen fueron completamente
quemadas
La naturaleza de los
incendios
Aunque las comunidades
asumieron responsabilidad por algunos de los
incendios, resultado de la falta de cuidado de
algunos de sus miembros, otros fueron directamente
relacionados con las actividades ganaderas. Sin
embargo, la escala del desastre no puede explicarse
por estos incidentes. Es particularmente
significativo que algunos de los incendios mas
grandes y mas incontrolables permanecen sin
explicación.
En este contexto,
entonces, nuestra búsqueda de las causas y motivos
nos llevó a examinar la historia de la región y a
identificar a los beneficiarios potenciales de los
incendios. En un ejercicio superposición de los
planos de los ambiciosos proyectos de infraestructura
del sector publico de épocas pasadas sobre un mapa
en que se localizaban los incendios, descubrimos una
preocupante coincidencia entre dos grandes pero muy
diferentes proyectos: tres presas propuestas a
inicios de los 80s, como parte de un proyecto
"Chicapa-Chimalapa" evaluado por el Banco
Mundial, y la ruta directa de la autopista planeada a
inicios de los 90s desde Tuxtla Gutiérrez, Chiapas.
En discusiones dentro de las comunidades, descubrimos
que el candidato oficial para el congreso local
había sido por mucho tiempo uno de los promotores
del proyecto de las presas, con su túnel de 40
kilómetros para conducir las aguas desde la selva
tropical alta a los valles de la costa. De igual
forma, el candidato a gobernador (ahora electo) en
Oaxaca es uno de los mas firmes promotores del
llamado megaproyecto del Istmo, mientras que grupos
poderosos en Chiapas estuvieron renovando sus
reclamos para abandonar la larga desviación en la
carretera acordada en 1992 y regresar a la ruta
original que cruza la selva tropical; la zona de esta
ruta original fue severamente dañada por las
conflagraciones (todos los trabajos de la autopista
fueron suspendidos en 1996, ya que estos reclamos
fueron tomados en cuenta en los mas altos niveles de
gobierno).
En nuestro análisis
final, los incendios de 1998 son un reflejo del
complejo panorama de los conflictos sociales y
económicos que están desgarrando las estructuras de
la sociedad mexicana. Algunos fueron el resultado
directo de la falta de cuidado e irresponsabilidad de
campesinos pobres e indígenas intentando ganarse a
duras penas su subsistencia en condiciones
desfavorables; otros fueron el producto de ganaderos
codiciosos, intentando expandir su riqueza y su
control sobre los recursos. Pero los incidentes mas
serios pueden ser mejor explicados como producto de
un profundo conflicto no resuelto alrededor de
aspectos fundamentales de justicia social, valores
ambientales y el modelo de desarrollo.
Imposibilitados para usar la fuerza directa para
atacar a los grupos indígenas de comunidades pobres
quienes exitosamente se han aliado con campesinos
pobres, y sin la capacidad de sacarlos de 1a región,
los ricos y ambiciosos grupos industriales y
financieros parecen estar usando todos los medios
disponibles para bloquear los acuerdos políticos de
épocas pasadas y la aún frágil conciencia
ambiental y social de la época actual. No hay
escrúpulos en esta guerra sin fronteras. Pero hay
altos costos y víctimas reales.
Conclusiones
e implicaciones políticas
Este análisis de los
incendios forestales en Chimalapas durante la primera
mitad de 1998 nos obliga a revisar el proceso de
deforestación en México. No es correcto ni de
utilidad culpar de esta terrible tragedia a los mas
pobres del país. Desviando la atención sobre las
causas subyacentes de la deforestación, el gobierno
intenta impedir cualquier discusión de los profundos
problemas sociales y filosóficos causados por sus
continuos intentos de acelerar el ritmo de la
integración económica internacional. La ambiciosa
infraestructura y programas de inversión productiva
propuestos para la estratégica región del Istmo de
Tehuantepec y los Chimalapas claramente plantean la
cuestión de qué tipo de desarrollo y para quien.
Este es un tema que virtualmente se ha convertido en
tabú en los círculos oficiales, donde la gente
honesta ha sido excluida. Estos esfuerzos por
eliminar el debate e imponer una mano dura en la
implementación de políticas económicas que
amenazan el bienestar de los grupos locales está
provocando una fuerte oposición y muchas formas de
conflicto a través del país. En respuesta, algunas
de las personas poderosas y grupos que se sienten
agraviados por la incapacidad oficial para imponer de
manera unilateral sus proyectos, están tomando los
asuntos en sus propias manos, como sus antecesores lo
han venido haciendo por generaciones. En Chimalapas,
en 1998 los resultados fueron trágicos.
La gravedad de la
situación es evidente tal como lo es la promesa
personificada en un inusual acuerdo que reconoce las
capacidades de las comunidades. Conforme planificaba
sus esfuerzos de restauración, después de los
incendios de 1998, la presidencia mexicana
explícitamente aceptó este potencial en las
comunidades de los Chimalapas, excluyendo a la
región de la lista de 85 áreas de restauración
ecológica en las cuales el gobierno federal
implementaría sus programas sin ningún proceso de
consulta a las poblaciones directamente afectadas. En
lugar de ello, el ejecutivo, a través de la
SEMARNAP, acordó firmar un acuerdo escrito que
establece mutuos derechos y obligaciones en una
"Comisión Técnica Comunal" que
examinaría el problema al nivel detallado de las
parcelas y determinaría las técnicas especificas de
restauración y reforestación en cada área. Al
reconocer la legitimidad y autoridad de las
comunidades, el acuerdo puede ser un importante
avance para aceptar el modelo de adrninistración de
la selva que limitaría la deforestación a través
de la protección de los bosques contra la
explotación por parte de intereses externos y que
retrasaría la integración violenta de la región al
proceso de globalización, permitiendo a las
comunidades implementar una estrategia alternativa.
Si México ha de
aprender de esta experiencia, y evitar su repetición
en el futuro, no será suficiente con mejorar los
sistemas de combate a los incendios o la capacidad de
prevenirlos. Tampoco será suficiente reconocer a la
comunidades e invitarlas a la mesa de negociaciones y
a los encuentros de planeación. Será imprescindible
llegar a un consenso que permitirá a los grupos en
conflicto alcanzar mutuas y satisfactorias soluciones
de algunos de los asuntos mas conflictivos de
nuestros días: tenencia de la tierra, participación
popular en la gestión y diseño de planes de manejo
de recursos y, mas importante, el misrno diseño del
modelo de desarrollo. La mera enunciación de esta
agenda imponente, hace evidente que es muy probable
que la deforestación y los incendios forestales
continuaran siendo nuestros compañeros de viaje
durante muchos años. También es claro que si
compartimos un objetivo común de protección de los
bosques y de los ecosistemas de los cuales ellos
forman parte, se debiera dedicar una atención mucho
mas seria a fortalecer las capacidades de las
comunidades locales comprometidas a defender estos
recursos como parte de su esfuerzo de sobrevivencia
como individuos y como grupos.
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