La ciudadanía (homo)sexual
¿Vivimos en sociedades pos-disciplinarias?
Carlos Muñoz
En lo que respecta a la ciudadanía sexual, el discurso de liberación gradual todavía predomina en los medios de comunicación y se asume que las sociedades tardomodernas se están volviendo más "liberales".
Retomemos el planteo del tema, iniciado en el artículo publicado en el número 262 (marzo de 2006) de relaciones, en el cual consideramos el tema en términos de las teorías d Foucault, de Giddens y de la mas reciente teoría inglesa de la ciudadanìa sexual.
Las encuestas inglesas muestran una mayor aceptación de las relaciones prematrimoniales y una mayor tolerancia hacia la homosexualidad (particularmente entre los más jóvenes) y los estudios cualitativos ilustran una mayor diversidad de comunidades, valores y prácticas (Jackson y Scott, 2004: 233). Pero admiten que las ansiedades en torno a la sexualidad siguen siendo de alguna manera separables de las prácticas y rutinas cotidianas y continúan siendo problemáticas.
El propio Giddens -aunque defendió de Foucault a la liberación gay y al freudomarxismo- vio contratendencias expresadas por ejemplo en el aumento de la violencia sexual masculina contra las mujeres. En resumen, para Jackson y Scott es cierto que cada vez hay más posibilidades de opciones sexuales, pero también hay mayores ansiedades generadas por esta libertad. Discuten estas tensiones en cuatro ejemplos:
[1] la sexualidad infantil (reconocemos que los niños son sexuados o no? La educación sexual es a menudo resistida en todas las sociedades, aún quienes son abiertos sobre la sexualidad tienen problemas para hablarlo con sus hijos en privado. Es correcto que los niños nos vean desnudos? Bañarnos con ellos? Demasiada información, será abuso sexual? Y no hablemos del miedo a promover la iniciación sexual adolescente.
[2] Giddens (1992) insistía en que las relaciones se "democratizaban". Jackson y Scott (2004: 240) señalan que persisten asimetrías viejas, como el doble estándar según sexos y la diferenciación entre mujeres "buenas" y "malas" y surgen asimetrías nuevas, como un nuevo discurso de la diferencia sexual basado en la psicología evolutiva que indica que los hombres quieren diseminar su esperma lo más posible mientras que las mujeres quieren un padre ideal para sus hijos.
[3] Para las parejas homosexuales "la tolerancia tiene el precio de la heterosexualización de todas las relaciones. Las relaciones de gays y lesbianas son más aceptadas si invierten en los ‘valores familiares’ dominantes en la heterosexualidad normativa" (2004: 237)
[4] La exigencia de perfección sexual gravita ahora, con la idea de que la satisfacción de la mujer continua siendo la más difícil de lograr (2004: 241).
En fin, el propio Giddens propone a la nueva sexualidad plástica como una tendencia y no creemos que negara la persistencia de dispositivos que aún hoy pueden explicarse genealógicamente. Con respecto a los homosexuales, entiende que "todavía deben oponerse a prejuicios profundamente arraigados y con mucha frecuencia, a una violencia clara. Sus luchas emancipatorias encuentran resistencias quizá tan profundas como las que continúan obstruyendo el acceso a la igualdad económica y social."(1992: 41). Si repasamos el informe de Reding (2003) vemos que en el Caribe, existen leyes de sodomía en Jamaica y en casi todo el caribe de habla inglesa, incluyendo Trinidad y Tobago, Antigua y Barbuda, Saint Kitts y Nevis, Barbados, Dominica, Granada, San Vincente y las Granadinas, Santa Lucía, Belice y Guyana. Las leyes proveen de 5 años para arriba y en algunos casos trabajos forzados. Cuba ya eliminó sus leyes discriminatorias, pero las asociaciones GLBT (gays, lesbianas, bisexuales, travestis, transexuales y transgéneros) continúan prohibidas. En América Central Nicaragua es el único país que mantiene leyes de sodomía (uno a tres años de prisión). En Guatemala y El Salvador, los que salen del closet están sujetos a violencia rutinaria y el gobierno hace poco por llevar a tribunales a los culpables. En Honduras no hay leyes de sodomía pero la policía acosa a homosexuales y travestis. En Panamá y Costa Rica, el riesgo para los homosexuales es menor, aunque la sociedad panameña siga siendo antihomosexual y en Costa Rica, la Suprema Corte, interpretó la Constitución como prohibiendo la discriminación en términos de orientación sexual (extrañamente, el país todavía tiene una ley que da de 3 a 30 días por practicar la sodomía "de manera escandalosa" independientemente de la orientación sexual).
En Sudamérica el riesgo es alto en Paraguay y los países andinos. En Colombia, grupos paramilitares persiguen a los homosexuales. Ecuador prohíbe la discriminación en términos de orientación sexual en su Constitución, pero esto es ignorado con impunidad por parte de funcionarios y policías. En Chile se abolieron las leyes prohibiendo la homosexualidad pero los GLBT siguen siendo acosados impunemente por la policía. En Paraguay, Bolivia y Perú la antipatía publica contra la homosexualidad es grave, hay muy escasa organización homosexual y los homosexuales sienten que deben ocultarse. Como ya mencionamos, la situación en nuestra región es bastante mejor. El 20 de noviembre de 1990 la ley 11019 de la provincia de Buenos Aires deroga el ítem L del inciso 3 del artículo 3 de la ley 5109, texto ordenado decreto 8522/86. La ley databa del 9 de noviembre de 1946 y establecía que los homosexuales no podrían votar "por indignidad". Aunque no hay leyes prohibiendo las prácticas homosexuales en Argentina, las autoridades se apoyaban en edictos policiales que ya tenían medio siglo para castigar ciertas conductas y personas. El edicto contra la conducta escandalosa prohibía "la exhibición pública de personas vestidas con ropas del sexo opuesto". Otro edicto dictaba penas para cualquier propietario de lugares bailables que permitiese que dos hombres bailaran juntos! La policía podía detener personas por hasta treinta días. El 17/10/1991 la Suprema Corte decidió mantener la constitucionalidad de los edictos. Dejaron de aplicar en la ciudad de Buenos Aires en 1996, cuando la Convención Estatutaria prohibió la discriminación en base a la orientación sexual, haciendo de la ciudad la primera de habla española en proteger la libertad de orientación sexual. En diciembre del 2002, los legisladores de la ciudad habilitaron a las parejas homosexuales –así como a los heterosexuales en concubinato- para registrar uniones civiles. Promulgada en abril del 2003, la ley permite la unión civil de dos personas que hayan vivido juntas por un mínimo de dos años en una relación "estable y pública" y cuya dirección legal sea dentro de la ciudad. Permite compartir derechos de salud, acceso a pensiones, derechos de visita en hospitales, etc. (Reding, 2003: 19)
LA TEORIA DE LA CIUDADANIA [HOMO]SEXUAL
Plummer describe los componentes de la política de la vida como "una política radical, pluralista, democrática, contingente, participatoria, de diferencias y de elecciones de vida humana" (1995: 147). Propone el término –sólo aparentemente contradictorio- "ciudadanía íntima" "para aproximarnos a mundos en construcción, mundos en los cuales un lenguaje público está emergiendo en torno a temas de intimidad en la vida privada de los individuos" (2003: 13).
La ciudadanía íntima refiere a las decisiones que las personas deben hacer sobre el control del propio cuerpo, sentimientos, relaciones, identidades, experiencia de género, experiencia erótica y acceso a la representación. Así, las decisiones de orientación sexual son una subclase de las decisiones referentes a la sexualidad, que a su vez son una subclase particularmente privilegiada en las sociedades contemporáneas del conjunto de las decisiones "íntimas".
Es útil completar el término "ciudadanía íntima" con la subclase "ciudadanía sexual". Ya en 1993 Evans proponía la noción de "ciudadano sexual". La descripción de Graham ilustra bastante bien su idea: "La institución del matrimonio contribuye poderosamente a crear ciudadanos completos, pero lo hace construyendo a los solteros como careciendo de esta virtud. Esta provocativa distinción sigue de cerca, aunque no completamente, la distinción entre homosexuales y heterosexuales. Pero la función del matrimonio no se agota en designar una categoría sexual excluida, también apoya las relaciones de género que se enraízan en –y que son productoras de- un régimen heteronormativo. Controla la sexualidad al prescribir al matrimonio como su lugar legítimo. Mas aún, confiere capital económico, social y cultural sobre la pareja casada. Como resultado, el matrimonio en su forma actual no es bueno para los queers, no es bueno para los heterosexuales solteros, y a menudo no es bueno para las mujeres heterosexuales". (Graham, 2004: 24)
Según Evans (1995: n.a.) la ciudadanía homosexual está siendo materialmente construída y los elementos de una ciudadanía [sexual] en general son:
1-la aceptación extendida de una diferencia sexual innata (ya sea en términos de sexo como de orientación sexual). Esto a pesar de la influencia de los construccionismos tanto en la teoría del género como en los estudios sobre homosexualidades. Por este motivo las comunidades homosexuales se han apartado del construccionismo de Foucault y de los teóricos queer y reclaman derechos en términos esencialistas: al reclamar una edad de consenso igual a la heterosexual, defienden que un heterosexual no puede ser "transformado" en homosexual.
2- La separación entre moralidad y legalidad, creando el "espacio inmoral" habitado por grupos sexuales minoritarios. Cita el Wolfenden Report de 1957 en Inglaterra, que ya distinguía entre moralidad privada y bien público: "No es la función de la ley interferir en las vidas privadas de los ciudadanos, ni aprobar un patrón determinado de conducta [...]aunque sí es tarea de la ley preservar el orden público y la decencia ,proteger al ciudadano de lo que es ofensivo e injurioso y prever defensas contra la explotación y corrupción por otros [...] debe quedar un espacio de moralidad e inmoralidad privada que no es asunto de la ley" (HMCO, 1957: 10-24). La intención no era relajar la moral: entre la ilegalidad y la inmoralidad queda el espacio que habitan los homosexuales y las prostitutas.
3- Los derechos civiles, políticos y sociales que definen ese espacio: la ciudadanía ha construido elaboradas tarifas para la exclusión parcial o completa dependiendo de los estándares de conformidad moral del ciudadano.
4-El acceso y los límites que estos derechos determinan a mercados de ocio y estilos de vida. Según Evans, el sujeto sexual moderno de Foucault y el sujeto consumidor de Bauman (1988) son intercambiables: la búsqueda del yo mercantilizado es la búsqueda del yo sexual, ambos fetichizados como la búsqueda que el sujeto hace de su "esencia" encarnada ostentosamente en la forma de estilos de vida, como miembros de grupos de status jerárquicamente diferenciados según grados de inmoralidad y de ciudadanía sexual.
5- La despolitización que resulta de todo esto.
Para Evans la construcción material de la comunidad homosexual pasó de la liberación gay a una presencia mayoritaria en la escena comercial gay. Weeks (1998) identificó tres procesos en el desarrollo de la ciudadanía sexual: 1-la democratización de las relaciones (en el sentido de Giddens). 2- la emergencia de nuevas subjetividades sexuales cuestiona la construcción tradicional del yo y destaca –y politiza- cuestiones que eran invisibles en contextos de desigualdad estructural. Weeks las ve como "artes de la existencia" en el sentido de Foucault. 3-el desarrollo de nuevos "relatos" sexuales.
Como explican Butt y Langdridge (2004: 4) refiriéndose a Weeks, "Con este giro posmoderno o tardomoderno hacia la creación cultural de nuevas identidades sexuales aparece la necesidad de nuevos relatos sexuales que le den sentido a la vida pasada, presente y futura. Las identidades en este contexto se entienden como relatos o discursos que a la vez habilitan y limitan las posibilidades de expresión sexual". Basada en la idea de ciudadanía sexual, Johnson (2002) plantea la idea de "ciudadanía heteronormativa"- Analiza discursos heteronormativos todavía vigentes, en particular los que implican una política del "passing" ("pasar" por heterosexual). Insiste en que las nociones tradicionales de ciudadanía han sido genéricas (el ciudadano genérico era hombre y su mujer una subordinada) y también heteronormativas (el presupuesto es que "todos somos heterosexuales", a menos que alguien exhiba síntomas de ser "raro"). Apoya la idea de Weeks de que toda ciudadanía ha sido sexual. "El hecho de que hay una relación entre ciudadanía y ‘passing’ queda sugerido cuando se analiza el discurso de los políticos acerca de cómo el gobierno debería tratar a los ciudadanos homosexuales...la obsesión con la privacidad refleja la necesidad de que los ciudadanos afecten heterosexualidad en público para ‘pasar’" (Johnson, 2002: 321)
El discurso que promueve la homosexualidad privada "buena", critica conductas que no son atacadas si los participantes son un hombre y una mujer: "...un vocero de la casa real explicó la decisión de la Reina de invitar parejas de gays a la fiesta de navidad del palacio porque ‘sintió que invitar a los gays era más realista en este día y época, especialmente dado que ciertos miembros del gabinete y asesores son abierta, y aceptablemente, gays.’ No obstante, se dejó en claro que no sería admisible para las parejas gays bailar juntas o expresar gestos abiertamente afectuosos." (Johnson, 2002: 322) El reconocimiento de la orientación sexual equivale a rechazar el mandato del "passing" y atenuaría una forma importante del privilegio heterosexual. También cita en la misma línea la actual política de "no preguntes, no digas" del ejército norteamericano. En otras palabras "las relaciones heterosexuales son legítimamente públicas y merecen reconocimiento, las relaciones homosexuales no." (Johnson, 2002: 325)
Aparte de estos ejemplos impresionistas, nos parece más importante lo que tiene que ver con la legislación, y Johnson también aporta algunos ejemplos sobre el proceso local inglés: "En Bretaña, muchos activistas radicales gay como Peter Tatchell han señalado que los laboristas se opusieron a las medidas sobre pensiones, a la legislación antidiscriminatoria, de igualdad en el trabajo, de crímenes de odio y de igualdad de oportunidades redactadas para proteger los derechos de los gays. Tatchell argumenta que la actual aceptación, luego de considerables demoras, de algunas medidas como la igualdad en la edad de consenso y la entrada al ejército fueron en parte resultado de la presión de la Unión Europea (Tatchell, 2000).
Un ejemplo es el plan original laborista ‘de introducir solamente un código de práctica voluntaria para los empleadores suprimiendo la discriminación contra gays y lesbianas en el lugar de trabajo, en lugar de una legislación propiamente dicha...Afortunadamente, la Unión Europea ha aprobado una directiva que incluye los derechos de los gays al empleo (Diva, enero 2001)’." (Johnson, 2002: 325-6) También cita la oposición explícita de Clinton al matrimonio gay (entrevista a Clinton por "Larry King live" el 22 de diciembre de 1999) y entiende que el fracaso de muchos gobiernos en aprobar medidas en áreas como la declaración de impuestos provee más evidencia de la construcción heteronormativa de los derechos ciudadanos y sobre las formas del heterosexismo. (Johnson, 2002: 326).
El artículo de Tatchell se llamó "¿nos ha dejado de lado el laborismo?" y se muestra particularmente escéptico acerca de una alianza de los GLBT con la izquierda política. En nuestra región y dada la coyuntura política, la relación de los GLBT con las izquierdas se vuelve central. Sobre la posibilidad de una alianza con la izquierda en Argentina, Brown (2002: 134) afirmó que no estaba planteada dada la debilidad de la izquierda y –sobre todo- su distancia histórica de los intereses de los gays y lesbianas (la "debilidad" cambió con el tiempo, pero no la actitud a la que se refiere): "Los partidos de izquierda ocasionalmente hablaron de los derechos de los gays y lesbianas y tuvieron candidatos abiertamente homosexuales, ninguno de los cuales ha sido elegido [obviamente en relación al lugar que tuvieron en las listas].
Sin embargo, el prejuicio o el miedo de perder apoyo popular ha evitado que la izquierda se alíe con las políticas gay. No hay equivalente argentino al Partido de los Trabajadores brasileño, que ha forjado una relación con un amplio espectro de movimientos sociales, incluyendo el de gays y lesbianas". (Brown, 2002: 124)
En Brasil, en 1995 la diputada Marta Suplici, del entonces opositor partido socialista de los trabajadores y quien luego fue electa alcaldesa de San Pablo presentó al parlamento un proyecto de ley para reconocer uniones civiles de parejas del mismo sexo. En diciembre del 97 ella misma pidió que sacaran el proyecto del orden del día por falta de apoyo. Aunque la iniciativa contó con el repudio de todo el espectro político, el proyecto siguió siendo apoyado por el PT. Cuando Suplici llegó a la Alcaldía, otorgó a las parejas de los empleados homosexuales de su gobierno el derecho a recibir pensión. En 1997 se hace la primera marcha del orgullo gay en san pablo con 2000 asistentes. En el 2003 tuvo 180000 y Suplici marachó en una carroza. El presidente del PT, en su discurso del cierre de la marcha, apoyo el viejo proyecto (Reding, 2003: 28). Suplici declara a la prensa que el proyecto ya está fuera de época porque el mundo siguió andando.
El 8 de octubre del 2003 se funda (con la presencia de 12 diputados, entre ellos el presidente de la cámara) el Frente Parlamentario por la libre expresión sexual y los parlamentarios dicen a la prensa que todavía esperan que se apruebe el proyecto de Suplici de 1995, que no prohibía la adopción y que deja claro en su redacción que el proyecto se destinaba a los homosexuales. Con respecto al gobierno nacional del PT, ya nos referimos a la campaña "Brasil sin homofobia". En el 2003 y el 2004, Brasil intentó aprobar en la ONU una resolución para condenar la discriminación en base a la orientación sexual.
Aunque Argentina manifestó que apoyaría el proyecto, la mayor parte de Latinoamérica hubiera votado en contra de no haberse postergado la votación. El único país desarrollado que manifestó su oposición fue Estados Unidos. El vínculo del PT y el movimiento homosexual es claramente percibido por la sociedad brasileña, tal como lo ilustra la siguiente carta de un lector a un sitio web: "...investigué y supe que el PT dispone omnibuses gratuitos para quienes quieran ir al desfile gay de Sampa en nada menos que 28 ciudades del interior del estado. Con esto, hasta el movimiento de solteronas por cortes de cabello más barato consigue colocar dos millones de personas en la Paulista... eso hablando del estado de San Pablo, pero acontece en el Brasil entero... " (Mott, 2004: n.a.)
En fin, aplicando este marco teórico la observación empírica por excelencia será el estudio de los desarrollos identitarios que, en relación translocal con estados y organizaciones, se orienten hacia el reclamo de nuevas formas sexuadas de ciudadanía, el rastreo de las formas de ciudadanía heteronormativa que continúan vigentes en nuestras sociedades y el seguimiento de los nuevos arreglos (nuevas normas jurídicas negociadas, resignificación de normas ya existentes) que habiliten la ciudadanía de los grupos no heteroconformes.
|
Volvamos al comienzo del texto
Portada |
© relaciones Revista al tema del hombre relacion@chasque.apc.org |