La quema del judas totilo
Pablo Cúneo
El descubrimiento y traducción del manuscrito encontrado en Egipto que data del año 300 d.C., conocido como el Evangelio de Judas, en el que Judas Iscariote aparece cumpliendo su misión a pedido del propio Jesús, supone un cambio radical de la imagen que tenemos de él, dada por los evangelios canónicos.
Mito y rito parecen unirse en esta práctica conocida en América como la Quema del Judas y que en el Uruguay nos depara una serie de sorpresas al compararla con la del resto de las Américas.
DE ESPAÑA A AMERICA
Con la conquista y colonización por parte de españoles y portugueses de los territorios americanos se introdujo desde el Viejo Continente la práctica de la Quema del Judas, en una extensión que va desde los actuales territorios de los Estados Unidos que antes formaban parte de la Nueva España hasta América del Sur.
La práctica consiste en la fabricación de un muñeco, el Judas, que luego es destruido el viernes, el sábado o el domingo de Semana Santa en los países de América, salvo en el Uruguay, donde el muñeco es quemado en Navidad, en la medianoche del 24 de diciembre, aunque ello también puede ocurrir el 31 de diciembre, a diferencia del pasado, cuando también se lo quemaba en el día de San Juan.
Con la colaboración de varios folkloristas americanos, Nieves de Hoyos Sancho (1950) publicó en 1950 en España una detallada descripción del rito, fundamentalmente en México, Argentina, Brasil y Perú, aportando datos también de República Dominicana, Cuba, Nicaragua, Bolivia, Venezuela y Chile. Hemos consultado además a otros folkloristas que hicieron una descripción detallada de la práctica en sus propios países; entre otros, Gustavo Barroso (1927), A. Maynard Araújo (1964), Wilson de Lima Bastos (1973), Olivares Figueroa (1949), Oreste Plath (1962), Luis González Obregón (1911).
Todos ellos destacan que el Judas es destruido, ya sea como representante de Iscariote o de algún personaje odiado y rechazado por la sociedad, que lo identifica con el muñeco así bautizado. Por ejemplo, en Brasil, W. de Lima Bastos dice que los Judas retratan a personajes "merecedores de repulsa y execración popular, muchos del ámbito nacional e internacional". Como representante del mal, los Judas también son identificados con el diablo. N. de Hoyos Sancho nos da esta descripción del hecho en México: "son horrorosamente feos y tienen barba y cuernos" , y agrega que algunos llevan letreros que dicen "soy el hijo del diablo".
Todas las descripciones apuntan también a la saña con que el muñeco es destruido; muchas veces no es quemado, sino que es destruido a palos y a golpes con los pies y los puños, y a veces con piedras o tironeado hasta que se hace pedazos. Ya se lo haga con fuego o a golpes, la suerte que le depara al Judas se vive como una verdadera fiesta, con gran algarabía, y en muchos lugares su destrucción se acompaña con bailes y bebidas.
Por lo visto hasta aquí, la práctica de la Quema del Judas parece tener una lógica y una coherencia internas evidentes: el Judas es destruido ya sea como representante de Iscariote o de algún personaje odiado y rechazado. Sin embargo, el estudio del rito en Uruguay nos depara una gran sorpresa, justamente aquí, donde la práctica muestra una inversión: el Judas es quemado en la fecha del nacimiento de Jesús y no en la de su muerte.
LA VERSION URUGUAYA
El estudio Un vintén pa´l Judas, realizado por Ramón Paradella (1955) en Montevideo durante los años 1953 y 1954, constituye un punto de referencia fundamental para nosotros, pues además de los Judas odiados y repudiados el autor describe otros, lo que lo lleva a realizar una clasificación de los Judas en tres grupos diferentes, según el carácter que les asignan los niños entrevistados.
El primer grupo está formado por Judas satíricos o festivos, construidos, según el autor, sin otra intención que la simple diversión; el segundo grupo, coincidiendo con lo ya visto, consiste en los Judas que representan a personajes odiados, mientras que el tercer grupo -y esto es lo sorprendente y lo realmente novedoso de este -está constituido por Judas que representan a personajes queridos y admirados. Paradella lo describe así: "en el grupo 3º incluiríamos a aquellos muñecos que se han hecho en honor a personas reales, vivas o muertas, por quienes el constructor tiene o siente una estima particular y en ciertos casos un ansia de imitación. Dentro de esta categoría estarían los Judas que los niños le han dado el nombre de sus amigos y aquellos personajes que han despertado en ellos la admiración, como en el caso de determinados deportistas".
Nombres de ídolos del fútbol como Julio Perez, integrante de la selección uruguaya campeona del mundo en 1950 en Maracaná, y Juan Eduardo Hohberg, héroe de la selección que disputó el mundial de 1954 y que le dio con sus dos goles el empate transitorio a Uruguay contra Hungría, son los que encontramos en el trabajo de Paradella, además de otro Judas que lleva el nombre de Gardelito, en honor obviamente de Carlos Gardel.
Reflexionando sobre este grupo de Judas que llevan el nombre de figuras queridas y admiradas, dice el autor: "se trata ahora de quemar algo que se quiere, se estima, se admira y en muchos casos se ansía imitar", hecho que considera un contrasentido.
Como puede observarse, la suerte que se les depara a los Judas de este grupo no difiere de la de los demás.
QUE DICEN LOS ACTORES
Estimulado por la lectura de Un vintén pa´l Judas, apliqué en Montevideo un cuestionario durante los años 1992 al 1996. Para ello elaboré una serie de preguntas que fueron formuladas oralmente a niños que se encontraban en la calle pidiendo ‘plata para el Judas’ y cuyas respuestas fueron grabadas. Se apuntó a conocer fundamentalmente si el monigote llevaba nombre, a quién representaba, los motivos que daban los niños para su destrucción y las razones de que el muñeco llevara como nombre el de Judas.
A partir de las entrevistas realizadas surgen nítidamente dos grupos definidos de Judas. El primero de ellos, cuyo tema central es la muerte de Jesús, está compuesto por Judas que aparecen representando al asesino de Jesús. El segundo grupo, en cambio, lo componen Judas que llevan el nombre de personas queridas y admiradas, como familiares y amigos. Confirmé plenamente la observación realizada por Paradella cuarenta años antes.
-Sabina, de 7 años, construyó su Judas con su papá y su primo, y le puso como nombre Felipe "porque es como mi abuelo". -Inés, de 12 años, decidió ponerle el nombre Pedro, pues así se llama su novio.
-Aníbal, de 12 años, llama Manueal a su Judas "porque yo tenía un amigo que se llamaba Manuel y se fue de la escuela"; preguntado sobre los motivos de la elección del nombre, dice: "porque es parecido a él". -Diego, de 8 años, nos dice que su Judas se llama Martín, "como tengo un amigo que se llama Martín, le puse Martín". -Jean Pierre, de 8 años, también llama Martín a su Judas "porque es mi mejor amigo".
-Por su parte, Daniel, de 12 años, acompañado por otros chicos, llama Joaquín al Judas; preguntado, responde uno de los niños: "por Sabina", refiriéndose al famoso cantautor, mientras que J. Pierre contesta: "por un amigo". -Eduardo, de 10 años, Valentina, de 8, y Andrés, de 11, queman al Judas con bombas y cohetes que ponen dentro del muñeco, al que llaman Pepe. Preguntados por el motivo dicen: "lo hacemos bien humano, como si fuera humano, tiene cara de Pepe por el pelo y todo"; preguntados sobre la identidad de Pepe, responden: "Pepe, un amigo". -Alberto, de 10 años, quema al Judas con la ayuda de su padre; dice que todavía no le puso nombre pero que tal vez lo llamará Martín "porque es el nombre de mi primo que me gusta más, es mi mejor amigo". Preguntado por los motivos de su elección responde: "porque es mi mejor amigo y lo trato a él (señala el muñeco) como mi mejor amigo también".
Podríamos continuar la lista y añadir nuevos niños con Judas al que le adjudicaron nombres de amigos, primos y otros familiares. Ahora bien ¿cómo explicar entonces que el Judas que luego será destruido lleve el nombre de personas queridas? Traduciendo lo observado hasta aquí, la respuesta parecería apuntar a que el Judas aparece como el sustituto de la persona querida y como tal es objeto de la violencia que el niño querría dirigir a ella.
-Martín, de 10 años, Rubén, de 11, y Diego, de 8, se me acercan y me piden plata para el Judas señalando a otro niño, Santiago, de 8 años, que se encuentra sentado con la cabeza gacha como si fuera el muñeco.
E-¿Cómo se les ocurrió hacerlo al Judas con él?
M- Le ponemos una peluca y unas pilas por dentro para que mueva la boca
E- ¿Y con él que hacen después?
R- Lo matamos.
M- Lo tiramos.
E- ¿Y él quién es?
M- Es el Judas.
E- ¿Son amigos?
R- Yo no, yo si quiero lo mato, ¡mirá!
En este momento de la entrevista los tres amigos comienzan a tirarle del pelo y a patearle con suavidad indicándome que se trata del Judas.
E- ¿Qué hacen?
D- Le pegamos.
M- Yo le pego.
E- ¡Pero te están pegando! (le digo a Santiago)
M- No le hace nada, él es de mentira y le pusimos otras pilas para que mueva los ojos.
Podemos observar en este ejemplo, en el que se invierte el objeto representado la dinámica en relación a los Judas que llevan nombres de personas queridas: de la misma manera en que Santiago aparece golpeado y agredido en el lugar del muñeco y no como el mejor amigo, los muñecos que llevan el nombre de figuras queridas son destruidas en lugar de la persona por la que llevan el nombre.
Ahora bien, ¿qué motivos dan los niños para quemar al Judas en el grupo que llevan el nombre de personas queridas y admiradas? -Verónica, de 9 años, y Rubén, de 5, son hermanos. El niño nos dice, cosa que es negado por su hermana, que el muñeco lleva el nombre del muchacho que le gusta a Verónica. La niña dice que quema al Judas "para que dé suerte". -Aníbal, que como ya vimos le puso al Judas el nombre de su amigo Manuel, ante la pregunta por los motivos de la quema dice:"mi madre me dijo que hay que quemarlo, si no da mala suerte". -Eduardo, Valentina y Andrés, a los que ya entrevistamos, y que le pusieron al muñeco el nombre de Pepe por su amigo, dicen: "todos dicen que se tiene que quemar porque si no da mala suerte, claro porque si vos pedís con el mismo Judas te da mala suerte y la gente no te da plata, es parecido a una maldición, da mala suerte". - Angelo, de 11 años, que quema al Judas rociándolo con alcohol y que le puso como nombre Marcos por un amigo, nos dice: "dicen que da mala suerte para el otro año".
UN SACRIFICIO SIGNIFICATIVO
He hallado el mismo tipo de respuestas en niños que no le han puesto nombre a su Judas y que tampoco lo asocian con figura alguna. No se trataría en este caso, como dice Paradella, de muñecos construidos "sin otra intención que la simple diversión". Los niños consideran que deben quemarlos para que no les dé mala suerte pues de lo contrario no recibirán plata. James Frazer (1961), en La rama dorada, describe cómo en varios lugares de Europa el Judas, como representante de Judas Iscariote, es quemado creyéndose que así se obtendrá una buena cosecha, protegida de las inclemencias del tiempo.
Vemos, pues que los Judas deben ser destruidos para poner fin o evitar las desgracias. Y esto es así, se trate del Judas como representante del Iscariote, como lo muestra Frazer, o como sustituto de una figura amada-admirada, como puede verse en los casos ya expuestos.
Ahora bien, hemos comprobado también que en Uruguay los muñecos son quemados por algunos niños el 31 de diciembre, cosa que coincide con lo que ocurre en Ecuador, donde se construyen unos muñecos quemados como Año Viejo. Paulo de Carvallo-Neto (1964), refiriéndose a ello, dice que "en otras partes de América se los conoce por Judas". Como podrá observarse, en este caso están presentes la muerte y la vida, referidas al año que termina y al año que comienza.
Muchos estudiosos han considerado la "muerte" y la "resurrección" de la naturaleza como la causa última de los ritos; sin embargo, todo desorden de la naturaleza siempre es atribuido a la acción de un culpable. Veremos, en su momento, que en última instancia lo que está en juego es la castración.
Frazer muestra cómo, en las monarquías africanas, la marcha de la naturaleza queda indisolublemente asociada a la persona del rey. La fertilidad de los campos, de los animales y la de los propios hombres se vinculan a su poder, y cuando sus fuerzas decaen se cree que la naturaleza también se verá afectada. Por tanto el rey es muerto a la menor señal de decadencia física: aparición de arrugas, canas, impotencia sexual, o por la caída de un diente. Para bien o para mal, se cree que las fuerzas del rey influyen sobre la naturaleza y cuando se trata de lo segundo, el rey, con la marca en su cuerpo como único culpable, es sacrificado. En otros casos el rey se ve obligado por la comunidad a cometer incesto en determinadas ocasiones y a transgredir otras acciones prohibidas, todo ello en un marco ritual en el que el rey es insultado y maltratado por lo que hace.
En muchos de estos lugares se estableció una variante: se sustituyó el sacrificio del rey verdadero por un rey temporero o de burlas. Por determinado período el rey deja sus funciones a otra persona, por lo general a un prisionero, quien gobierna en su lugar al serle transferido las funciones mágicas de aquel. Durante este tiempo el nuevo rey se comporta como el verdadero; come, bebe y mantiene relaciones sexuales con las mujeres del monarca hasta que, finalizado el lapso estipulado, muere en su sustitución.
En realidad ocupa un doble lugar, como monarca absoluto, poseedor de la autoridad ejerciendo la ley, y como transgresor de la misma.
Podemos ver entonces que en el grupo de los Judas que llevan el nombre de figuras queridas y admiradas se da el mismo mecanismo que permite al niño preservar de la castración a dichas figuras.
¿Podemos encontrar el mismo sentido de la práctica en el grupo de Judas que representan a Iscariote?
Frazer nos describe la práctica de la Quema del Judas como representante de Iscariote en Alemania para liberarse del granizo, para ello dice que se construye una enorme cruz de madera forrada de paja y cuando esta se pone a arder, la gente comienza a gritar: "estamos quemando a Judas". La cruz aparece aquí en representación de Judas Iscariote.
En este mismo sentido puedo aportar datos de mi propia observación. Así en una de las quemas que presencié, antes de que se sacara el muñeco para ser quemado un niño se colocó donde iba a ser puesto el muñeco y con los brazos extendidos como si estuviera crucificado dijo: "este es el Judas". Terminada la quema del muñeco otro niño dijo refiriéndose a Judas: "para mi era un hombre bueno, porque si Dios era bueno y lo mataron y los Judas también se cuelgan sería como cuando murió Dios".
Podemos ya suponer que la figura amada y admirada que se encuentra tras Iscariote no es otra que la de Jesús. -Viviana, de 10 años, y Paula, de 8, son hermanas y relatan cómo queman al Judas.
E- ¿Cómo lo queman?
V- En una cruz
E- ¿Y la cruz, cómo la hacen?
V- Con palos
E- ¿Dónde ponen al Judas?
V- Al Judas lo ponemos atado en los brazos, atado a la cruz y después le ponemos bombas adentro.
Al investigar la figura representada por el muñeco obtuve de Viviana lo que sigue.
E- ¿Tiene nombre?
V- No, no le pusimos nombre.
E- ¿Y por qué se llama Judas?
V- Para mí porque lo mataron el 24 de diciembre.
E- ¿A quién?
V- Al Judas.
E- ¿Al Judas?
V- Si, me lo dijo mi padre, me dijo cerca de Cristo, pero ya no me acuerdo.
Obsérvese qué cerca, para usar las palabras de Viviana, está Judas de Jesús. Ocupa su lugar, es quemado en la cruz y confundido con Jesucristo. Ahora bien, Viviana no solo confunde a Judas con Jesús, cuando responde "lo mataron el 24 de diciembre"; también confunde la fecha de la muerte de Jesús con la de su nacimiento. Ya vimos la inversión de la práctica de la Quema en el Uruguay, único país en que se destruye al Judas en la noche del 24 de diciembre, a diferencia de los otros países en que se lo destruye el viernes de la Semana Santa. Creo que ahora estamos en condiciones de poder explicar esta inversión, si tenemos en cuenta que el Judas es destruido en el lugar de una figura amada y admirada, aun en el caso en que en lo manifiesto represente a un personaje odiado y rechazado. Ya sea en Navidad o en Semana Santa, la Quema del Judas precede al nacimiento o al nuevo nacimiento de Jesús (su resurrección). En otras palabras, destruyendo al Judas se mantiene vivo a Jesús, de la misma manera que se lo destruye en lugar del mejor amigo, del primo, del abuelo o del héroe deportivo.
Hemos hallado, pues, que los dos grupos de Judas constituyen una misma unidad de sentido, tras las oposiciones manifiestas. En ambos grupos los Judas sustituyen a una figura amada y admirada que preservan de la castración.
La siguiente entrevista permite profundizar y comprender aun más qué trata de preservar el niño en la Quema. Se trata de un niño de 13 años, cuyo nombre lo mencionamos solo al final, y no por capricho.
E- ¿Le pusiste nombre?
J- Sebastián.
E- ¿Por qué?
J- No sé.
E- ¿Conoces algún Sebastián?
J- Si, un amigo.
E- ¿Qué haces con el muñeco?
J- Lo quemo, lo lleno de bombas.
E- ¿Y por qué se quema, escuchaste algo?
J- Si, porque lo crucificaron a Judas.
E- ¿A quién?
J- Al Judas.
E- ¿Y por qué se llama Judas?
J- Debe ser por algún niño.
E- ¿Tu cómo te llamas?
J- Jesús.
Luego de quemar al muñeco en lugar de su amigo Sebastián, nuestro joven entrevistado, Jesús, coloca al Judas en el lugar del Jesús bíblico, para escapar así de ser crucificado él mismo. La respuesta que da al preguntársele sobre el nombre de Judas lo dice todo: "debe ser por algún niño". Se trata de un niño de 11 años que, según él, quema al Judas para evitar la mala suerte.
E- ¿Le pusiste nombre?
C- Alejandro
E- ¿Por qué?
C- Porque es mi segundo nombre
E- ¿Le pusiste por eso?
C- Si
E- ¿Tu primer nombre cuál es?
C- Cristian
EL JUDAS Y LOS JUDIOS
La práctica de la Quema del Judas nos muestra la interrelación de mito y rito. Ambos permiten expresar al niño sus conflictivas relaciones intrapsíquicas, así como sus conflictivas relaciones humanas, marcadas por el amor y el odio. La tradición nos da el mito (no importa aquí su verdad histórica) mientras que el rito da una solución que permite a cada sujeto que participa en él expresar su conflico edípico con su consiguiente angustia de castración.
No sorprende encontrarnos pues con leyendas de Judas que hacen de este un verdadero Edipo, con su propio mito de nacimiento de héroe. Según nos dice A.Boureau, la Leyenda de la vida de Judas nace en la segunda mitad del siglo XII y se la encuentra en una cincuentena de manuscritos en el siglo XIV. Veamos el resumen que nos da Boureau de la Leyenda Dorada de Jacques de Vorágine escrita en 1265: "Luego de haber concebido de Rubén (salido de la tribu judía de Dan), Sipora sueña que dará a luz un hijo lleno de vicios que causará la ruina del pueblo judío; los padres, después del nacimiento de éste hijo, se deshacen de él poniéndolo en un cesto y lanzándolo al mar. El termina en una isla cuya reina sin hijos, adopta a Judas. Enseguida esta reina trae al mundo un hijo que Judas persigue y mata luego de haber descubierto que él mismo no era hijo natural de la reina. Después Judas fue a Jerusalén y se pone al servicio de Pilatos. Entonces, un día, éste último siente el deseo violento de gustar de las manzanas que cuelgan en un jardín vecino; Judas corre para allá, se atropella con el propietario, sin saber que se trata de Rubén, su padre y lo mata. Pilatos da entonces los bienes y la esposa de Rubén a su asesino. Luego de algún tiempo, Judas descubre que se unió a su madre mientras la escucha contar sus desgracias. Para espiar, se va junto a Jesús quien luego de escucharlo lo recibe entre sus discípulos y luego sus apóstoles, luego Judas traiciona a Jesús y se cuelga".
En el marco de este contexto no sorprende encontrar niños (un porcentaje menor de los entrevistados) que identifican a los judíos con Judas. He observado que esta identificación se da en ambos grupos de Judas, ya sea cuando Iscariote o directamente los propios judíos aparecen como los asesinos de Jesús, como cuando el muñeco lleva nombres de figuras admiradas donde también el nombre de Judas es asociado a los judíos. En este segundo caso observé Judas que llevan los nombre de amigos, del padre y de figuras famosas de la televisión.
Veamos la siguiente entrevista que permite observar el lugar del judío en continuidad con nuestro análisis de la práctica, a la vez que muestra la angustia que se mueve en los niños. Gerardo, de 9 años, estaba terminando de coser los pantalones del muñeco, mientras Nelson, de 8 años, apodado el Mono, y Mario, de 9, jugaban y pedían plata acompañados por otros niños.
E- ¿Le pusiste nombre?
G- Si.
Otros niños- Serafín.
G- Le puse Nelson.
E- ¿Conoces a alguien con ese nombre?
Otros niños- Si, el mono (señalan con risas al niño que está al lado de G.)
G- Sí, el mono (hay risas de todos), ¡Ah, yo no se coser esto!
E- ¿Por qué te parece que se llama Judas?
G- Porque es un muñeco.
M- Porque mató a…
N (el mono)- Por los judíos.
M- Porque mató a Jesús (M termina la frase interrumpida por N.)
G- ¡Ah!, qué estúpido, porque es judío no, porque es un muñeco y porque se le puso Judas de nombre.
M- Porque es un podrido, es un asesino.
G- Señor está diciendo pavadas (se refiere a lo que expresó M.)
Otros niños- A Jesús mató, mató a Jesús.
En tanto que Gerardo le puso al Judas el nombre de su amigo Nelson, este, ante la angustia de castración que supone ser el Judas, es decir viviéndolo como su propio fin, como lo expresan los demás niños al decir que Judas es Serafín, lo identifica con los judíos. A su vez Gerardo, angustiado, no puede seguir cosiendo el muñeco, mientras intenta convencernos a todos que el nombre Judas tiene que ver con el muñeco como tal y con nadie más. ¿Se puede considerar la práctica de la Quema del Judas como una práctica antisemita? Sería un error calificarla como tal: el tipo de respuestas y la proporción de las mismas así lo muestra. El punto central, y esto depende de la educación, es si los judíos quedan identificados o no con Judas.
APROXIMACION PSICOANALITICA
La práctica debe comprenderse, desde un sentido más amplio, como una oportunidad de expresar la conflictiva edípica con su consiguiente angustia de castración. Así, la tradición judía tiene su propio "rito de la Quema" en la festividad de Purim. En ella se conmemora, gracias a la acción de Ester, la derrota de Amán en su intento de exterminar al pueblo judío. Ha sido costumbre en dicha festividad erigir un muñeco que representa a Amán, para maltratarlo y luego quemarlo. J.Frazer supone que Purim tiene su origen en festivales en que un rey de burlas era muerto en lugar del rey. ¿Será, pues, una mera casualidad que aun hoy, en las academias talmúdicas, se elija por parte de los estudiantes un Rav especial de Purim para hacerle, como dice Yaacov Vainstein (1975), "bromas alegres y descaradas".?
No deja de ser altamente significativo que en el rollo de Ester no aparezca en ningún momento el nombre de Dios (para la tradición judía el nombre escrito de Dios tiene un valor sagrado, al punto que los manuscritos que llevan su nombre no pueden ser destruidos). Agreguemos que la festividad de Purim constituyó una oportunidad más en la Edad Media, en este "malentendido dos veces milenario", de acusar a los judíos de reproducir en forma burlesca la crucifixión de Jesús.
Parece ser que no es fácil aceptar el odio al Padre -no puede comprenderse la dinámica implícita si no se percibe el interjuego de identificaciones que se dan en ambos lugares, intercambiables como son, del que castra y el castrado (el castrado se transforma en castrador y viceversa)-, así como tampoco el amor al mismo. (En un notable estudio, El judío de Shakespeare, Eduardo Krapf (1951) muestra la angustia a la madre fálica en la base del antisemitismo, en el que el judío queda identificado como figura castradora a la vez que como niño merecedor de ser castrado) .
Freud señaló la angustia de castración debida a la circuncisión como explicación del antisemitismo; comprenderlo en el marco de aquella estructura que Freud descubrió en cada ser humano y en la cultura es continuar por el camino abierto por él.
El falo es el significante de la castración, dice Lacan; pues bien, el judío aparece como el significante de la castración -como no podía ser de otra manera- en una civilización que ha hecho de un hijo de este pueblo su Dios e Hijo Divino.
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