Construccionismos
Carlos Muñoz
El boom editorial de los diversos construccionismos arrancó en los años sesenta: Thomas Kuhn (1962), con su libro La estructura de las revoluciones científicas, es su mayor exponente en los estudios sociales de la ciencia. En 1966 Berger y Luckman llegaban al colmo del construccionismo con un título inquietante: La construcción social de la realidad. El boom continuó en los años noventa con tesis sobre la construcción social del sida, la demencia, la debilidad mental, los bosques de la India, el sistema de satélites Landsat, la masculinidad, el pasado, la raza y hasta la madre Teresa!
Según Ian Hacking, “la mayoría de los filósofos de la ciencia se sienten molestos por el carácter iconoclasta y demasiado de moda de los estudios sociales del conocimiento. Una irritación que en muchos casos no es más que terror disimulado” (pág. 305) Pero, ¿terror a qué?: “Está la noción de que cualquier opinión es tan buena como cualquier otra; si es así ¿no daría el relativismo licencia para absolutamente todo?” (pág. 22).
Hacking trabaja en la Universidad de Toronto, en el Instituto de Historia y Filosofía de la Ciencia y la Tecnología y, para él, ser llamado “construccionista” no es ningún elogio. Afirma que “la metáfora de la construcción social tuvo una excelente capacidad de impacto, pero ahora se ha agotado” (pág. 69). Si obviamos lo de “metáfora” (los construccionismos son literales), su tesis del “agotamiento” me parece liviana, pues su diagnóstico es empírico y no lógico: “...muchos que odian a la ciencia y no saben nada se aferran al construccionismo como justificación de su impotente hostilidad hacia las ciencias.” (pág. 116) °Como si no hubiera habido siempre malos practicantes en todas las escuelas!
Parece obvio que Hacking está reaccionando contra una rama en particular del construccionismo: la sociología del conocimiento. Esta línea de pensamiento sostiene que el nuevo conocimiento científico es considerado válido por razones similares a las que sostuvieron al conocimiento hoy obsoleto: razones que no son lógicas sino socio-lógicas. Dicho de otra manera, no es una cuestión de argumentos, sino de argumentación. En todo caso, y como el autor lo reconoce, el “agotamiento” que pregona no ha frenado el mencionado boom editorial.
Desde un punto de vista politico, el construccionismo tiene una larga historia de crítica al status quo: “...la idea de la construcción social quiere criticar, cambiar o destruir algún X que les disgusta dentro del orden de cosas establecido.” (pág. 27) Los construccionistas sostienen [1] que X no está determinado por la naturaleza de las cosas (contingencia), [2] que X es bastante malo tal como es y [3] que nos iría mejor si X fuera transformado (pág. 16). O sea, políticamente “el uso de la palabra [construccionismo] declara de qué lado se está”. Debo decir que coincido con Hacking en que “a veces esta declaración tiende a la complacencia”.
Hablemos de rocas.
La dolomita es una humilde roca caliza, conocida en minería porque puede contener minerales valiosos en sus poros. El yacimiento de Dolomieu fue identificado en 1779 como “caliza magnesita” por Arduino, un toscano que propuso que la roca surge tras la sustitución del calcio por magnesio en la caliza común (pág. 307). Los iones de magnesio abundan en el agua de mar y la intuición de Arduino fue que los sedimentos se habían formado en el fondo de los océanos. Entonces, primer paradigma: la dolomita es un compuesto por reemplazo. En 1791 el geólogo francés Dolomieu identificó el mismo yacimiento y al año siguiente von Saussure (de una eminente familia de geólogos suizos) bautizó a la roca y a la región en honor a Dolomieu. Saussure concluyó erróneamente que la dolomita era alta en aluminio y que no tenía casi magnesio. Dolomieu estuvo de acuerdo y, aunque Arduino tuvo una mejor comprensión teórica, Dolomieu se llevó la gloria. No obstante, la idea del reemplazo se mantuvo, aunque en la dirección equivocada. En 1824 Leopold von Buch sugirió que la erupción de pórfido de augita podría haber constituido la fuente de magnesio para el carbonato. Imaginaba gases calientes de magnesio interactuando con la caliza. Llegó incluso a suponer que la intrusión de pórfido, junto con la dolomitización de los estratos de caliza, fue la responsable de la génesis de las cadenas montañosas. Segundo paradigma: “la dolomita...como parte de una teoría sobre el origen de casi cualquier accidente rocoso.” (pág. 309)
En 1845 el suizo Haindinger sugirió que la dolomita puede formarse por una solución de epsomita (cuya molécula principal es sulfato de magnesio) que ataca la caliza. Pudo realizar en su laboratorio el proceso inverso: una desdolomitización. Pero la reacción requería altos calores y presiones: un geoquímico suizo, Adolphe von Mordlot, produjo dolomita a 250_ C y 15 atmósferas. Tercer paradigma: tal vez la dolomitización sucedía en el interior de la tierra. Aunque esto no explicaba las grandes masas del sedimento encontradas cerca de la superficie. Un dogma fundacional de la historia geológica fue el uniformismo: la tesis de que la creación ha sido siempre la misma. La roca llamada dolomita es un contraejemplo, porque los gigantes dolomíticos abundan en la tierra primitiva, pero hoy no se forman en cantidades significativas. Quizá hubiera cada vez menos magnesio en el océano...
En 1987 dos geólogos volvieron a analizar y actualizar los datos existentes mostrando que todavía se está formando dolomita “en regiones hostiles para casi todas las formas de vida. Las regiones costeras cubiertas de sal de arenas áridas y mares poco profundos de las costas del golfo Pérsico. Los lagos de sal, las marismas y los fondos marinos con medios carentes de oxígeno...o los fétidos pantanos del litoral de Brasil...crecen precisamente en regiones en las que casi todas las formas de vida actuales están sometidas a intensa presión.” (págs. 312-313). Estudiando el proceso en el Golfo Pérsico, MacKenzie volvió a la teoría del reemplazo de Arduino y proponía que “el agua de mar modificada por evaporación es el fluido dolomitizador y el bombeo por evaporación es el mecanismo hidrológico, la bomba de magnesio, que hace ascender el fluido a través de los sedimentos saturados” (1991: 47). Pero todavía nos falta el paradigma más interesante.
En 1997 Crisogno Vasconcelos, un posgraduado brasileño, alumno de la Eidgenˆssiche Technische Hochschule (ETH) de Zurich, escribió sobre un pantano litoral cercano a Río de Janeiro llamado Lagoa Vermelha, una zona árida con gran pérdida de agua por evaporación. Allí había dolomita. Ya setenta años antes Nadson había identificado bacterias reductoras de sulfatos en sedimentos carentes de oxígeno de un lago de sal en Rusia y consiguió precipitar carbonatos de magnesio. Explorando esta idea de la producción bacteriana enviaron sus muestras a los Idaho National engineering Laboratories (un centro mundial para el cultivo de bacterias) y un año después se llevaron a Zurich para su estudio: algo había extraído los iones de sulfato. Conclusión o cuarto paradigma: “la producción bacteriana de dolomita se puede conseguir en condiciones de carencia de oxígeno a baja temperatura en relativamente poco tiempo.” (316-317). Pero la observación involucraba un agente muy poco ortodoxo: las nanobacterias. Tan poco ortodoxo que ni siquiera hay acuerdo en que existan. Si las bacterias comunes tienen solo una millonésima de metro de diámetro (un micrómetro), las nanobacterias tienen solo una milésima de ese tamaño. En 1998, Kajander y Ciftciglu encontraron nanobacterias en la sangre de humanos y vacas que son genéticamente similares a las bacterias communes, que producen infecciones a esos animales. El siguiente paso es entonces analizar la estructura genética de las bacterias de Lagoa Vermelha. Cuarto paradigma: aunque los resultados no estaban prontos al editarse este libro, la dolomita pasaba de emparentarse con el surgimiento de las montañas a emparentarse con una de las formas de vida más primitivas. En 1995, un fragmento de roca de Marte causó sensación al revelar microfósiles en su interior, indicios muy similares a las nanobacterias...Ahora quizá la dolomita se emparente con la teoría del origen extraterrestre de la vida!
Cuando los objetivistas quieren argumentar que algo “es real”, recurren a las rocas. Con el ejemplo de la dolomita, el autor de este libro nos dice “¿quieren rocas?, °Tomen rocas!” Todo el ejemplo busca convencernos de que, en lo que respecta al tema de la construcción social, las rocas son tan problemáticas como las ecuaciones de Maxwell. Veamos los numerosos factores socio-lógicos que se proyectaron sobre la definición de la dolomita. Primero, se sabe mucho sobre la dolomita porque suele contener petróleo. Segundo: las tradiciones instrumentales influyen sobre la investigación. El grupo de la ETH no estaba al corriente del microscopio de barrido por efecto túnel o del microscopio de fuerza atómica, pero en Zurich sí lo estaban. Tercero: el caso también ejemplifica la idea de Latour (1986) sobre la importancia de la creación de redes científicas. Cuanto mejor conectado estés en la red, tanto más probable es que tus creencias persistan. Dolomieu estaba soberbiamente conectado: era un científico de Napoleón y estaba en el mejor centro de mineralogía del mundo, la EcÚle des Mines (pág. 330-331). Mackenzie y Vasconcelos tuvieron que articular una red con la microbiología; incluso extendieron su red hacia el pasado, recuperando a Arduino contra el admirado Dolomieu. Cuarto, el ejemplo también vale para analizar las relaciones entre la pequeña y la gran ciencia y sus relaciones con la innovación: “el proyecto era el trabajo de un estudiante de doctorado brasileño junto con una profesora mujer...el currículo vitae de MacKenzie no es de primera, ni siquiera para la ciencia marginal de la sedimentología. Tenemos a un estudiante de doctorado brasileño extrayendo fango con unos tubos de cañería de plástico...en el momento actual, sus bacterias se están incubando en un refrigerador de la ETH, donde el personal de laboratorio guarda su almuerzo.” (pág. 320) O sea, hasta aquí parece que Hacking defiende al construccionismo, pero lo cierto es que este ejemplo sólo plantea el verdadero problema: algunas creencias se han estabilizado (digamos, que hay grandes masas de roca porosa que son fundamentalmente carbonato de magnesio), pero las razones de la estabilidad de esta creencia ¿son externas o internas a la ciencia?
LA CONDICI"N CERO
Veamos a qué llama Hacking “construccionismo”. Afirma que “si queremos un nombre antiguo para esta representación metafísica, eso es nominalismo” (pág. 106). La postura opuesta sería el “esencialismo” o el “realismo”, o, en términos de Hacking, el “estructuralismo inherente”: “la mayoría de los científicos creen que el mundo viene con una estructura inherente y que su tarea habitual es descubrirla.” (pág. 143). Hacking formula la “condición 0” del construccionismo: se sostiene que algo es socialmente construido cuando se descubre que: “X se da por supuesto o X parece ser inevitable”. “Puesto que la Reserva Federal es de manera tan evidente el resultado de disposiciones contingentes, un libro titulado La construcción social de la Reserva Federal sería probablemente ridículo; sospecharíamos que alguien estaba intentado aprovecharse de la marca ¥construcción social¥. Pero podemos imaginar una obra alarmante, la construcción social de la economía” (págs. 36-37). (¿No sería ese un nombre perfectamente aceptable para El Capital?)
CONTRUCCIONALISMO, CONSTRUCTIVISMO, CONSTRUCCIONISMO:
Hacking distingue entre por lo menos tres tradiciones diferenciables, que llama [1] “construccionalismo”, [2] “constructivismo”y [3] “construccionismo” (pág. 89). Para Hacking, el gran pionero de la construcción fue Kant y luego “tenemos las construcciones lógicas [se refiere a Russell y Carnap], el constructivismo en matemáticas y, siguiendo la estela de Kant, numerosos estilos de construccionismos en la teoría ética, incluyendo los de John Rawls y Michel Foucault.” (pág. 78).
[1]: El construccionalismo. Con respecto a la idea de “construcción lógica” expresamos muchas cosas en términos de números y electrones. Russell quería poder decir lo que sabemos sin asumir la existencia de tales entidades y aquí entra la noción de “construcción lógica”. A través de Carnap, la idea de construcción influye directamente sobre uno de los paradigmas
-aparentemente- más opuestos al construccionismo: el positivismo lógico. Desde este punto de vista “las raíces del construccionismo social están en el mismo positivismo lógico que tantos construccionistas actuales confiesan detestar.” (pág. 80) Hacking atribuye el término “construccionalismo” a Nelson Goodman. Su libro La estructura de la apariencia (1951) retomaba las ideas de Carnap, pero criticando la noción de que la simplicidad tuviera algún tipo de existencia fuera del ojo del observador (pág. 83). Su libro Maneras de hacer mundos (1978) trata precisamente de lo que su título dice. Aunque Goodman se mostró entusiasta frente a los estudios sociales sobre la construcción en las ciencias naturales, más acá del tratamiento lógico, su obra no trató ningún proceso político o social incluido en ese “hacer mundos”.
[2]: El constructivismo en matemáticas: Hacking aprovecha para sentenciar que “la mayoría de los construccionistas no han oído hablar nunca del constructivismo en matemáticas.” Afirma (págs. 84-85) que la concepción de la geometría de Kant fue derribada a comienzos de este siglo “cuando se tuvo claro a través del recurso de Einstein a las matemáticas de Riemann que el mundo real lo podía describir mejor una geometría no euclidiana”. Dicho de otra manera, ya no se puede afirmar que haya una pura geometría del pensamiento que sea unívocamente más adecuada a la experiencia. El programa del “intuicionismo” inaugurado por Brouwer en Holanda sostuvo que los objetos matemáticos no existen hasta que han sido construidos gradualmente mediante demostraciones de su existencia, esto es, hasta que han sido construidos mediante operaciones mentales. “Las demostraciones válidas debe ser constructivas- eso implica que sólo se puede asumir la existencia de un objeto matemático cuando, mediante una demostración, hemos sido capaces de construirlo a partid de las entidades intuidas.” Esta toma de posición nos prohíbe afirmar la existencia de muchos objetos matemáticos, como por ejemplo el continuo de los números reales.
[3]: El construccionismo. Hacking reserva el nombre de construccionismo para “los diversos proyectos sociológicos, históricos y filosóficos que pretenden revelar o analizar las interacciones sociales o los itinerarios causales de hecho e históricamente situados, que llevaron a, o estuvieron involucrados en, el nacimiento o consolidación de alguna entidad o hecho hoy existente.” (pág. 89) Sin lugar a dudas, aquí se ubica todo el boom editorial al que nos hemos referido. Aunque el libro de Hacking repasa ejemplos como la construcción social de la locura (cap. 5), o del abuso infantil (cap. 6), lo que realmente le interesa es la tesis construccionista aplicada a la filosofía de la ciencia. Ludwik Fleck, un epidemiólogo sobreviviente del gueto de Lvov, fue en 1935 “...el primer autor que tuvo una actitud totalmente construccionista respecto a los hechos científicos...escribió sarcásticamente sobre sociólogos como Durkheim, Lévy-Bruhl....[quienes] muestran un respeto excesivo, bordeando la piadosa reverencia, por los hechos científicos” (pág. 105). Aquí el construccionismo afirma que una ciencia exitosa no tenía por qué haberse desarrollado como lo hizo, sino que podría haber tenido éxitos diferentes siguiendo otros caminos: ”Ni un conjunto previo de puntos de referencia ni el propio mundo determinan cuál será el siguiente conjunto de puntos de referencia en lafísica de altas energías o en cualquier otro campo de investigación”. (pág 66) Hacking encuentra esta idea construccionista por lo menos “difícil de creer” y toma claro partido -sin argumentar- por el falsacionismo de origen popperiano y contra el nominalismo de Kuhn y Feyerabend: “No estoy ofreciendo la metodología de los programas de investigación científica de Lakatos como una filosofía de la ciencia correcta. Lo que se está planteando es una propuesta que dice en qué consiste una rama exitosa de la ciencia de una manera que de momento parece ser bastante neutral.” (págs. 120-121) Claro está, si le llamamos “neutral” al “falsacionismo sofisticado” de Lakatos, precisamente una de las partes en disputa. En todo caso Hacking entiende que, contrariamente a lo planteado por Popper (falsación de hipótesis) y por Kuhn (revolución científica), la mayor parte de la ciencia moderna es estable: ”las ecuaciones de Maxwell, la segunda ley de la termodinámica, la velocidad de la luz y humildes sustancias como la dolomita van a seguir siendo aceptadas.” (págs. 66-67) Para los construccionistas, la estabilidad es el resultado de factores externos al contenido explícito de la ciencia.
Hacking cita dos ejempos de construccionismo social de las ciencias naturales: el libro de Pickering Constructing Quarks (1984) y el de Latour y Woolgar The social construction of a Scientific Fact (1979). Uno es sobre física de altas energías y el otro sobre química orgánica. Ahora, si los quarks son los ladrillos del universo, cómo podrían ser socialmente construidos? Obviamente, Pickering no pretende que los quarks, los objetos, sean contruidos. Lo construido sería la idea de quarks: “es un poco decepcionante. Todo el mundo sabe que las ideas sobre los quarks emergieron a lo largo de un proceso histórico...Pickering intentaba hacer algo más que una historia de los acontecimientos en la física de altas energías durante los años setenta...Pickering no cree que la emergencia de la idea de quark fuera inevitable [tesis de la contingencia]...otra física imaginaria...igualmente exitosa no habría avanzado por un camino como el de los quarks.” (págs. 118-119) Para los construccionistas, tanto como para los falsacionistas, los científicos tienen que “acomodarse” a la resistencia del mundo. Pero pueden adaptarse de varias maneras: “corregir la teoría principal... Revisar sus creencias respecto a cómo funcionan los aparatos. Modificar los aparatos mismos. El producto final es un ajuste robusto entre todos estos elementos.” (pág. 122) Hacking le concede al construccionismo, siguiendo a Quine, que “muchas teorías incompatibles son lógicamente coherentes con cualquier cuerpo dado de experiencia. Incluso si todos los datos posibles estuvieran dados, aún habría en principio infinitas teorías que serían formalmente coherentes con tales datos.” (pág. 126)
PRECISIONES L"GICAS:
[1] Una primera precisión que realiza Hacking nos permite distinguir entre los construccionismos en ciencias sociales y ciencias naturales: cuando me refiero a la construcción social de los quark y a la construcción social del abuso infantil, no estoy formulando la misma estructura lógica. Hacking exige distinguir claramente entre la “cosa” y la “idea”; cuando decimos que construimos los quark, nos referimos a la idea de quark, pero “cuando la gente dice que las emociones son sociamente construidas...no quiere decir que la idea de las emociones, o de la aflicción, sea construida, sino que las emociones mismas [por ejemplo, la verg¸enza]...son constructos sociales.” (pág. 44)
[2] En los asuntos sociales, como opuestos a la química o la física, los estudiosos hacen usos diferentes, unas significando “proceso” y otras significando “producto”. Una cosa es decir que la ciencia es una actividad social, y otra es decir que su producto -el conocimiento- es socialmente contingente. “Interpretación, construcción-como-proceso y construcción-como-producto están entrelazadas inevitablemente, pero dejar de distinguirlas es caer víctima de descuidos etimológicos.” (pág. 75)
[3] Con respecto al propio rótulo “construcción social”, Hacking afirma que “la mayoría de los ítems de los que se dice que son socialmente construidos solo podrían ser construidos socialmente...De aquí que el calificativo ¥social¥ sea habitualmente innecesario y se debería utilizar con moderación”(pág. 76) Un ejemplo relevante es el libro La construcción social del género, de Lorber y Farrel (1991): si el género se define en el propio libro como los aspectos no determinados biológicamente en las asignaciones diferenciales entre los sexos, entonces usar el término “social” es trivial.
LOS CUATRO NIVELES DEL CONSTRUCCIONISMO
Finalmente, Hacking elabora una útil escala a los efectos de clasificar acumulativamente los diversos construccionismos: [1] el primer nivel es lo que denomina construccionismo histórico. “Alguien presenta una historia de X y mantiene que X ha sido construido en el curso de procesos sociales.”(pág. 46) [2] Un construccionismo irónico nos plantea que “X, que nosotros consideramos una parte inevitable del mundo, o de nuestra arquitectura conceptual, podría haber sido completamente diferente”. Por lo tanto, “el irónico es...un poderoso intelecto, capaz de entender la arquitectura del mundo que corresponde a X, pero irónicamente obligado a dejarla tal como está” (pág. 46) [3] Sólo que no está obligado y el tercer nivel posible es un construccionismo reformista: “...tras ver que X no era inevitable, en la actual situación podemos al menos modificar algunos aspectos de X, para hacer que X sea una cosa menos mala.” (pág. 46) [4] El siguiente nivel es lo que llamó “construccionismo desenmascarador”. Corresponde a “...lo que Karl Mannheim (1925/52: 140) llamaba el giro desenmascarador de la razón, que no busca refutar ideas, sino socavarlas descubriendo la función para la que sirven. Manheim había aprendido del marxismo. El supuesto de partida es que una vez que uno ve la función extrateórica ...de una idea, esta perderá su efectividad práctica. Desenmascaramos una idea no tanto para ¥desintegrarla¥ cuanto para despojarla de un falso poder de atracción, exhortación o autoridad.” (pág. 47) Una mera refutación de una tesis funciona en el mismo nivel que la tesis, mostrando que es falsa. A modo de ejemplo, “sabemos, por el libro de Herrnstein y Murria The Bell Curve (1994,) que el uso de estas pruebas para pasar de una simple correlación a afirmaciones causales sobre la raza, sigue vivo y con buena salud...La gente que se opone a Herrnstein y Murria no ofrece nueva tecnología estadística-lo que mantienen es que esos autores han sacado conclusiones incorrectas de la estadística.” (pág. 101)
En esta forma de argumentación están refutando, no desenmascarando, la función social que cumplen las creencias racistas que el libro corrobora. [5] Llama rebelde a “un construccionista que mantenga activamente 1, 2 y 3 (contingencia, que X es bastante malo tal como es y que nos iría mejor sin X) con respecto a X” (pág. 47). El ejemplo de Hacking son las feministas en lo que concierne a las relaciones de género. [6] Por último, el construccionista revolucionario es “un activista que va más allá del mundo de las ideas e intenta cambiar el mundo en lo que respecta a X” (pág. 47) Sin dudas, remontar esta escala será el mayor desafío para los construccionismos actuales.
Soc. Carlos Muñoz
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