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El Uruguay del futuro

Tras las Sociedades Disciplinarias que inauguran el siglo XIX, el dispositivo Panóptico estalla en la fragmentación que hoy llamamos Sociedades de Control. A los espacios cerrados de las instituciones decimonónicas les suceden los espacios abiertos que la ley de mercado impone. El vigía ya no es necesario. La diagramática social deja de ser supervisada por la disciplina para imponer el control del marketing. El cuerpo social estalla en micro-cuerpos preocupados por la competencia permanente, que eufemiza el darwinismo social con los vocablos de la competitividad, la excelencia y la productividad.

Sociedades de Control:

"Hay que olvidar la idea del empleo para toda la vida". Es así. El dirigente de la nueva pragmática socio-política se rasca la panza, bebe otro trago de scotch y mira hacia la barra del bar-pub Tabaré, autocomplacido con la lucidez de la frase que acaba de acuñar. Tras el vidrio de la ventana se despliega la movida sabatina de Punta Carretas, esa suerte de hijo bastardo del Primer Mundo engarzado en un Montevideo cada vez más tercermundista.

No lejos de allí, la terminal de Tres Cruces conjuga la estética de un aeropuerto internacional, rodeada por las multitudes de nómades post-industriales que intentan ganar la diaria entre el aroma del choripán, la garrapiñada y el escape de los taxímetros. Los excluídos de la tecno-pragmática del fin del milenio juegan a la sobrevida: garroneando en los semáforos, apelando a la pseudo-clandestinidad del bagayo, transando merca en la Ciudad Vieja, instituyendo ghettos suburbanos, sobreviviendo...

"El Estado Benefactor ha muerto", susurra el habitué del Tabaré, fascinado con la idea y satisfecho hasta el hartazgo con lugar al cual ha accedido, a partir de la orgía darwinista del capitalismo salvaje.

Sociedades de Control:El Punta Carretas Shopping Center. Me han dicho que los funcionarios de los locales han encontrado una receta que merece figurar en los más terribles catálogos de malabarismos gastro-económicos: dos alfajores y un agua Villa del Este. Magia alimenticia en la que uno cree estar alimentado sin estarlo, con poco menos de 10 pesos se sobrevive un día más. Los quiosqueros de la zona son testigos de ello.

Sociedades de Control:El papo-aparato de las pasantías: estudiantes fascinados por que se les permita trabajar sin cobrar ("experiencia, derecho de piso", señala el pragmático). La utopía máxima del lucro; mano de obra gratuita que, por efecto de la ley de mercado, abarata aún más la que no lo es.

Sociedades de Control:Micro-empresas unipersonales. Más de un siglo de luchas sindicales, y relativas conquistas sociales, abandonado en el cesto de los anacronismos. El trabajador queda desdibujado tras el espacio virtual de la empresa unipersonal. Ya no hay trabajadores sino empresarios. No hay necesidad de indemnización por despido ni protección laboral; es mucho más económico rescindir los contratos. Los asalariados ya no configuran un cuerpo, sino un campo de marte en el que las "empresas" se enfrentan tras la bandera de la competitividad fraticida.

Sociedades de Control:En la campaña publicitaria de El País se invita a que cada empresa contrate un trabajador más para acabar con la desocupación. Como si la lógica del mercado fuera otra que la del lucro.

Sociedades de Control:La tarjeta de crédito se impuso. Sin deudas nadie es nadie. El sobreseimiento aparente del disciplinamiento kafkianto es substituído por la moratoria perpetua. El éxito del gordo yuppie del Tabaré se mide en tarjetas de plástico. Los excluídos no acceden siquiera al privilegio de endeudarse.

Sociedades de Control:Flexibilización laboral: procedimiento por el cual se desmantelan los derechos adquiridos por los trabajadores con el fin de bajar los costos de producción, manteniendo así el mismo índice de plusvalía con un índice de ventas menor. Aunque el papo-aparato pragmático sostenga lo contrario no se abaten los índices de desocupación, pero los beneficios de las minorías exitosas se siguen multiplicando. Lo patético es la ausencia de resistencia. Afiliado al verso de la "familia empresarial", el cuerpo social fragmentado acepta el nuevo orden de cosas con facilidad. En las Sociedades de Control la nueva doctrina pragmática se erige como inapelable; el desempleo es responsabilidad de los desempleados que no lograron potenciar su productividad para ser competitivos.

Sociedades de Control:En el bar-pub Tabaré los neo-pragmáticos hacen buena letra. Pero lo más terrible no es el narcisismo de quienes legitiman sus privilegios sobre la miseria de las multitudes. Ello es tan viejo como la explotación. Lo tenebroso radica en la pasividad de los excluídos, en el diagrama que hace posible que los desventurados se culpen su desventura, en la ingenuidad carnera que hace a los miserables responsables de su miseria y los torna militantes de la estupidez. No me asusta el medioevo que golpea a nuestras puertas, sino la danza macabra con que se lo festeja.

Gabriel Eira


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