Dos polacos, un poema, una película y un Nobel

María Esther Burgueño

En los últimos días el público ha accedido a un nombre que le era desconocido, el de Wislawa Szymborska, una poeta polaca que, sorpresivamente ganó el Premio Nobel. Muchos se han encargado de ponernos al día con quién es esta mujer de 73 años considerada una gloria nacional en Polonia. Pero hay una relación curiosa que el público seguramente conoce sin conocer. Tiene que ver con su coterráneo Krzysztof Kieslowski, muerto este año. En su película "Rouge" se incluye un texto de Szymborska. Se llama "Amor a primera vista" y bien vale un premio.


Kieslowski se definía a sí mismo como un místico agnóstico sin que esto implique una contradicción excluyente. Efectivamente, y tal como lo hace prever la cultura dominantemente católica de su Polonia natal, las películas de este creador están atravesadas de imágenes religiosas y de referencias explícitas a la Biblia. Baste recordar que en el final de "Bleu" el Coro del Concierto por la unidad de las Naciones que debe ejecutarse simultáneamente en las doce capitales de los países que integran la Comunidad Económica Europea, interpreta el célebre capítulo XIII de la 1¦ Epístola de San Pablo a los Corintios o que el final de "La doble vida de Verónica" canta un fragmento del Paraíso de Dante exaltando las glorias del cielo.

La obra de un místico agnóstico

Más sutil, y sin embargo más persistente y consistente, es el recurso de Kieslowski de dotar a sus películas de un periplo interior cristiano en su esencia con ideas claves tales como la de que la muerte de alguien puede servir de redención a un otro. Así sucede con Verónica polaca y Verónica francesa en la película que, obviamente, sirve de introducción a la célebre trilogía "Tres colores" y que inaugura el ciclo occidental del director. Del mismo modo Julie en "Bleu" debe pasar por su propia muerte y resurrección a fin de encontrarse consigo misma y recuperar su interés por la vida. Karol Karol en "Blanc" se somete, por propia elección a una falsa muerte para emerger reinventado y potente, luego de su degradación en Francia.

De igual modo el Juez Joseph de "Rouge" vive nuevamente una segunda vida a través de Auguste, el joven juez que repetirá idénticas sus circunstancias vitales, pero estará llamado al Amor. Del mismo modo el amor como síntesis de los mandamientos es la regla de oro de Kieslowski que ha manifestado que así como sus películas del célebre "Decálogo" tienden a ilustrar los modos de observancia de las normas fundamentales del mundo judeo-cristiano en el hoy, las ideas de Libertad, Igualdad y Fraternidad contenidas en los colores de la bandera francesa, son la actualización de esos principios que, a su vez pueden resumirse en la palabra Amor.

Todo esto es visualizado a través de obvias simbologías tales como la edad de 33 años en que Julie de Courcy (JC) vive el trance doloroso (¨pasión?) de perder a su familia, decide morir interiormente (¨muerte?) y finalmente asume el llamado de la vida (¨resurrección?) o las aguas azules y bautismales en las que se sumerge y emerge para purificarse de su dolor. Asimismo ella renuncia a la cruz que le entrega el joven que ha sido testigo de accidente de su familia y la deja en manos de la amante de su marido que va a tener un hijo de él.

Ni hablar del diluvio final en que los personajes de las tres películas emergen como un "resto salvado" por este creador-juez-retirado que los coloca en un arca providencial para merecer la vida por haber alcanzado el amor. Ellos y un enigmático barman. Steven Killian, forman un siete obviamente simbólico con el que se completa el ciclo de la creación así como el de las películas. Todo esto no significa que el director toma posición ante Dios, sino que se nutre de las imágenes y los valores éticos de la religión para reflexionar sobre una Humanidad que parece ansiosa por conquistar estos valores que presumiblemente sean aspiraciones inconseguibles.

El azar, ese gran titiritero

Mucha tinta ha corrido sobre las reflexiones de Kieslowski en torno al azar. Ha declarado por ejemplo "El azar siempre me ha impresionado. Nuestros movimientos en la vida están muy a menudo ligados con el azar. Por cierto cada uno de nosotros tiene un poder de decisión sobre el azar". Esta incidencia está señalada en sus películas a través de personajes y objetos que simbolizan la presencia del destino y, dialécticamente la forma en que el hombre juega las cartas que la fortuna le sirve a fin de decidir su existencia. Así en "La doble vida de Verónica" aparece un titiritero, Alessandro Fabbri, que le permitirá a Verónica francesa reconocer a su doble polaca en una fotografía que revela el ya de por sí azaroso encuentro en una plaza de Polonia registrado accidentalmente por una foto. Ese titiritero será finalmente el que cree una ficción a la que llamará "La doble vida de Verónica".

En "Bleu" el joven Antoine juega con un balero al costado del camino donde se produce el accidente. Cuando acierta, el coche se estrella contra el árbol. Ese mismo joven aparecerá luego ubicando a Julie para comunicarle los momentos finales de su esposo. La ubica misteriosamente ya que ni el propio Olivier, que tanto la conoce, ha podido dar con su paradero.

En "Blanc" Mikolaj ve en las trece cartas que hace escoger a Karol, el hecho incontrovertible de que "los corazones están débiles". Del mismo modo una moneda que gira decide la suerte de Dominique, imagen que se reitera en "Rouge" con la moneda que el Juez detiene en su mano para propiciar el cruce de Auguste y Valentine en el bowling o como los slots que señalan tres cerezas (aciertos como el del balero) pero que sin embargo presagian insucesos. Valentine descubre en el diario la foto de su hermano adicto y Auguste descubre el engaño de Karin.

Los cruces y las continuidades

Múltiples son los elementos que vinculan entre sí a las tres películas de la trilogía y a su introducción estética "La doble vida de Verónica". Algunos son ya lugares comunes del comentario sobre estos filmes. Tal es el caso de la figura que empuja una botella en un comevidrios o la presencia del músico apócrifo Van den Buddenmayer o la reaparición de personajes de una película en otra creando contraescenas visuales o auditivas. Otros vínculos son más sutiles.

Detallar los nexos que artesanalmente se insertan para probar la unidad de estas películas, que en el final revelan su carácter de ciclo, sería tarea imposible para la extensión de este artículo. Pero sí queremos detenernos en algunos más sutiles o menos obvios encontraremos datos llamativos. Uno de ellos tiene que ver con lo que nos informa el detalle técnico de "Rouge" en el que leemos que en la película Zbigniew Zamachowski, el actor de "Blanc", interpreta una canción llamada "Amor a primera vista". Esto de por sí representa una curiosidad. Pero lo realmente interesante es que ese tema tiene como letra un poema de Wislawa Szymborska, la reciente Premio Nobel de Literatura. Cuando se lee el texto del poema se descubre por qué Kieslowski lo incluye en su película, no sería incluso descabellado pensar en si la existencia del poema inspiró o no el guión del filme.

El hermoso texto que los lectores de relaciones pueden leer en esta misma página, habla de una relación que surge, aparentemente, a primera vista, pero que en realidad es el fruto de una larga serie de encuentros previos que el destino ha previsto para ells como preludio de éste, definitivo. El poema habla de calles, escaleras, corredores, puertas donde pudieron haberse cruzado. ¨Qué otra cosa sucede entre Auguste y Valentine a lo largo de todo "Rouge"? Desde el hecho inicial y elemental de que son vecinos todo el tiempo uno entra donde otro sale, uno ve por la ventana, quizás sin ver los sucesos menudos que involucran al otro, uno y otro se cruzan en la calle en auto o a pie, ambos transitan en las proximidades de la casa del Juez, concurren la misma noche al mismo bowling, escuchan el concierto 432 de Van den Buddenmayer en la misma disquería y concurren a comprar el mismo compacto, tiran la misma suerte-infortunio en los slots, se desengañan de sus parejas, embarcan en el mismo ferry y emergen del mismo naufragio. Quizá cuando se enamoren creerán verse por primera vez, pero una larga preparación ha habilitado la reunión de sus vidas. La poeta dice "Ellos no lo recuerdan". Y aclara que "por un largo tiempo el destino ha estado jugando con ellos".

Destino genérico ya aludido en Kieslowski o destino encarnado en la figura enigmática del Juez viejo (Trintignant) duplicado simétricamente por el juez joven, que se encarga de asegurar las circunstancias del reconocimiento final. El momento del encuentro no puede darse en cualquier instancia, deben estar listos a reconocerse. "Aún no listos para cambiar dentro del destino que los aleja y los acerca" dice Szymborska, por eso las múltiples señales previas no son interpretadas por los amantes. "Había señales indicaciones indescifrables (_) había manijas timbres, donde en la marca de una mano, otra mano había sido puesta". Por supuesto que la escena final del ferry está presente en la mención de las "maletas de viaje una al lado de la otra", pero sin duda la imagen central tomada del poema por el director guionista es la que cierra el texto. "El libro del destino está siempre abierto por la mitad".

No olvidemos que ese libro que cae de las manos de Auguste justamente por evitar el auto de Valentine se abre en la pregunta que le harán al otro día en el examen que le permitirá graduarse de Juez y juzgar a su doble existencial, el otro Juez. Este a su vez confesará en el teatro a Valentine que de casi idéntica manera su libro cayó al suelo y se abrió en la pregunta señalada. Es obvio que el Libro es más que el libro. Y que la existencia suele tener claves que indican a los hombres caminos a seguir. Para Kieslowski y Szymborska el Destino propone situaciones. Los hombres las asumen pero las miran siempre con ojos nuevos, como quien vive un Amor a Primera Vista.

Kieslowski obtuvo a lo largo de su carrera como director múltiples premios. Sería engorroso enumerarlos y figuran en cualquier biografía crítica del cineasta. Para la mayor parte de la crítica "Rouge" es la más perfecta de las películas de la trilogía; curiosamente sin embargo, a pesar de las tres nominaciones de la Academia de Artes y Ciencias de Hollywood que alcanzara, no logró ningún Oscar. Quizás el Nobel inesperada de Wislawa Szymborska sea una maniobra del destino, una guiñada que asegure un triunfo post-mortem a su compatriota. Finalmente ¨quién puede decir que no?

María Esther Burgueño

"Amor a primera vista"

Los dos pensaron que
un repentino sentimiento los unía.
Esa seguridad era hermosa
aún más hermosa que la inseguridad.

Ellos pensaban que no se conocían
el uno al otro.
Nunca había pasado anda entre ellos.
Estas calles, estos corredores
¨Dónde pudieron haberse conocido antes?

Me gustaría preguntarles si pueden recordarlo.
¨Quizás un día en una puerta de vaivén, cara a cara?
¨Un "perdón" en la multitud? ¨Un número equivocado
en el teléfono?
Pero yo sé la respuesta: no ellos no lo recuerdan.

Que tan sorprendidos estarían
de que ya, y por un largo tiempo,
el destino haya estado jugando con ellos_
Aún no listos para cambiar dentro del destino
que los acerca, y al mismo tiempo los aleja
cortando su camino y reprimiendo una visión,
escapándose aún más_
Había señales, indicaciones indescifrables,
¨qué importa?
Hace tres años, tal vez,
o quizás el pasado martes
esta hoja volando de un hombro a otro.
Algo perdido y recolectado_
Quién sabe ¨quizás aún una pelota en
los arbustos de la niñez?
Hubo manijas, timbres,
donde en la huella de una mano
otra mano era puesta.
Maletas de viaje
una al lado de la otra
en el equipaje abandonado
y tal vez una noche en un mismo sueño
olvidado al caminar.
Pero cada principio es solo una continuación
y el libro del destino está siempre abierto a la mitad.

Wislawa Szymborska


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