cartas vistas
La siguiente es la correspondencia intercambiada entre Eisenstein
y Wilhelm Reich, a propósito de un planteo que realizara
este último.
1. De W. Reich
Casilla 827
Kopenhagen
Julio 14, 1934
Apreciado camarada Eisenstein:
Luego de recibir su carta tomé la iniciativa para que la editora le mandara los escritos deseados. Le pido avisarme en caso de que dentro de diez días la correspondencia no estuviera en sus manos. El libro sobre el orgasmo está agotado; tal vez la Editora Psicoanalítica Internacional, Viena I, Börgengasse 11, tenga aún ejemplares. Ya que Ud. expresa su interés por mi concepción sobre la economía sexual, me gustaría hacerle conocer que mis investigaciones clínico-teoréticas sobre el problema fundamental serán publicadas continuadamente en los próximos números de la revista ("La oposición original de la vida vegetativa"). Me alegró particularmente oír que un camarada del campo artístico, que el arte tiene mucho que ver con el problema central de la sustancia viva, el orgasmo. Generalmente no se oye esto, más por el contrario, se siente cierto rechazo cuando se osa empujar el sublime arte a "regiones tan bajas" como la vida sexual. Pienso en la expresión de un camarada que nos es mutuamente conocido, Hanns Eisler, que rechaza cualquier conexión entre música y sexualidad; difícilmente puedo comprender, como algo así es posible. Pero estoy seguro que cierra cualquier posibilidad de solución a las interrogantes sobre la vida cultural y política del movimiento proletario y espero poder probar exhaustivamente esto algún día.
Agradezco muy cordialmente su predisposición a ayudarme.
Creo que prestaríamos un gran servicio a la causa de la
revolución cultural si consiguiéramos comprender
a fondo, algún día, el significado de la política
sexual para transformarla en práctica. Tal vez tengamos
la oportunidad de hablar al respecto. Me ocupa ya hace muchos
años el problema de cómo se podría oponer
la política sexual burguesa del cine a una política
sexual revolucionaria conciente y consecuentemente opuesta. Hasta
ahora nuestro trabajo en esta área es predominantemente
racionalista y me parece que delega a un segundo plano y no resuelve
siempre de manera correcta la cuestión de la vida personal,
particularmente de la vida sexual. Para aclarar un poco lo que
pienso: "Cama y sofá" comenzó esencialmente
de manera correcta: en el "Camino hacia la vida" no
se responde cuál es la forma sexual que es opuesta a la
burguesa; en "Tierra" el elemento orgiástico
ha sido expresado brillantemente; en "Potemkim" es simplemente
llevado por la rítmica que es una continuación directa
del ritmo fundamental biológico-sexual. En la medida en
que puedo juzgar la cuestión, el efecto de los pensamientos
racionales del comunismo se expresan entonces del mejor modo bajo
el punto de vista del film, cuando son adecuadamente articulados
con el ritmo biológico. Perdóneme si me atrevo a
poner en discusión, en forma resumida, cuestiones tan difíciles.
Pero, como ya le dije, me ocupo de este tema hace mucho y no quise
perder la oportunidad de por lo menos exponérselo. Me alegraría
mucho si fuera posible llevar adelante una discusión preparada
previamente sobre estos temas, y ciertamente sería muy
útil para nuestro trabajo, si un día pudiese exponer
sus puntos de vista sobre las posibilidades de introducir a la
vida emocional humana, inclusive a la vida sexual, las metas racionales
(la palabra "trabajo" está borrada) de la política
revolucionaria cultural. Estamos preparando un trabajo más
grande sobre los efectos y métodos de sugestión
del cine burgués sobre una masa apolítica.
Atentamente
Wilhelm Reich
P.D. En el libro sobre el orgasmo continúo con mis concepciones
clínicas; el último capítulo que escribí
en mis tiempos pre-marxistas carece de muchas correcciones.
2. De S. Einsenstein
Apreciado camarada Reich:
Le estoy muy agradecido por su interesante carta. Su nuevo artículo es de gran interés. A mí, sin embargo, me gustaría exponer un claro planteamiento sobre nuestros puntos de vista. Me parece que tanto en sus escritos como en el psicoanálisis se da excesiva importancia a lo puramente sexual. Me refiero a lo genital-sexual. Ver lo sexual como base de todas las exteriorizaciones, no es correcto, según pienso. Yo atribuiría antes lo orgánico-vegetativo, al proceso, en el cual lo sexual ya no aparece como fenómeno aislado. (Uno de los fenómenos más fuertes, pero paralelo a otros y no determinante.) La implicancia recíproca de las funciones derivadas de lo biológico vegetativo es lo que lleva a las soluciones que prácticamente se basan una en otra (esto desde el punto de vista verdaderamente mecanicista).
No puedo realizar una discusión en todo este campo, pues no me ocupé suficientemente con este asunto en general. Empero un problema parcial o un éxtasis (en conexión con un patetismo), problema al cual dediqué relativamente bastante tiempo, me convenció enteramente de que la concepción sexual corriente acerca de este fenómeno conduce en una dirección completamente errada. Mi imagen sexual no es más que un "estadio intermedio", una estación intermedia. El orgasmo sexual como tal no es más que una forma aislada de manifestación de lo propiamente estático. Tal como digo -"lo más obvio" y "más común" dentro de los caminos al interno de las posibilidades del placer extático reside por completo en los fenómenos originarios que son pre-sexuales. Para ellos la actividad sexual sirve simplemente como un estadio intermedio. La desproporción con que puede ser juzgado un modo sexual aislado es concebida ya sea en la esfera de su verdadero sentido o bajo dos errores en que se cae con cierta frecuencia. Esto puede ser verdadero en el campo patológico donde es precisamente condición de lo patológico. La zona límite entre lo normal y lo patológico no es fácil de delimitar, ésta es una verdad que aún un niño hoy reconoce. Sin embargo, en vista de que durante tantos años se puso el acento sobre lo patológico, ha llegado el momento de profundizar aquello que es normal. La visión psicoanalítica del mundo es un reflejo de un mundo social patológico.
Para este mundo resulta normal la hipersexualización debida a la carencia sexual. Y tanto en ella como en lo que le rodea no puede surgir otra concepción. La crítica de tal concepción del mundo solamente puede proceder de un mundo, de una parte del mundo, en la cual lo "normal" es normal y habitual. Un mundo en el que las personas no están inmersas en contradicciones sociales, que a su ve condicionan todas las otras contradicciones y que suscitan en él imágenes definitivamente tergiversadas de la vida, concibe lo que es como un "deber ser". Ya hubo un avance considerable respecto a la negación de este orden social. Empero la gente sigue engañándose en tanto no se trabaje con un elemento primitivo básico de exploración, sino tan sólo con su pre-estructura. Esta es aceptada como lo normal orgánico, pese a que semejante punto de vista no es más que el reflejo de situaciones sociales tanto inorgánicas como anormales que constituyen su estrato básico.
De esto resulta, por ejemplo, que el psicoanálisis surte efecto en casos patológicos (aunque tal efecto no sea de verdadera curación -y en esto Stefan Zweig tenía razón- al psicoanálisis le falta psicosíntesis). Por el contrario, cuando el psicoanálisis intenta dilucidar fenómenos "normales" (es decir, fenómenos enmarcados dentro de lo inconciente "patológico-normal" más cercano a lo normal (acaba por obtener resultados poco prácticos). Esto ocupa el primer lugar siempre que se trate del arte o de actividades artísticas como proceso de trabajo. En esto el psicoanálisis no aporta con nada constructivo o edificante. Puesto que aquí el psicoanálisis no ofrece nada esclarecedor desde el punto de vista del procedimiento, muy por el contrario aspectos puramente íntimos-sensuales, y con muy poco contenido con aquel material expresado simbólicamente en la obra. Pero nada que tenga alguna relación con la forma en tanto legisladora de la construcción de la obra como tal (tomando el sentido hegeliano).
Teniendo, en consecuencia, que ver solamente y en alguna medida, con el inseparable par: contenido-forma, estando más próximo de un esbozo anecdótico y no del proceso del cual surge la obra del arte. Tan pronto como se libere de una concepción sexual fetichista y se contemple el mundo, partiendo de una imagen sexual y orgánico normal, la cosa se transforma por completo. Siendo Ud. marxista debe saber que la patología y la norma -aunque cualitativamente comparables- son cuantitativamente inconmensurables. Esto significa que la legitimidad de las condiciones en el cuadro de la existencia de lo patológico son "intransferibles" en tanto leyes para lo normal.
Esta unión de ambos no se realiza por línea directa sino por medio de un triángulo. En este triángulo el ángulo forma una cierta legalidad cuya apariencia puede en algún caso aparecer como normal y en otro como patológico. Un pase directo de uno para otro en la esfera de la comprensión no es posible (aunque podría ser posible que se realice realmente el pase como tal) y aún en el caso de que sea así utilizado conduce inevitablemente a la refutación del sistema que permite de esta manera que se pueda concebir la cosa. Y esto, creo yo, es cierto desde el punto de vista vital instintivo, que permite que la gente se subleve contra el psicoanálisis. La imagen de las condiciones presentadas por el psicoanálisis niega el verdadero contenido fáctico de las cosas.
La "autoproyección" de la neurosis a la que se atribuye todo el movimiento contra el psicoanálisis representa un papel tan limitado, pese a lo ruidoso, como el elemento sexual en la imagen hipersexualidada y confusa de la realidad, que es revelada por el psicoanálisis, en sí patológico.
Y esto, que aclara la desproporción del rechazo al psicoanálisis
finalmente por muy reducido grupo de "líderes"
-en tanto que ya pasó mucho tiempo desde el rechazo vulgar
y oscurantista de que fue objeto el psicoanálisis en los
primeros años- y por otro lado el rechazo a todo un sistema
filosófico de un país entero socialmente sano! (Acentúo,
aquí, intencionalmente la contradicción del marxismo
con el sistema que surge primeramente en forma biológica
en vez de sociológica. Defiendo las razones interiores,
condicionadas orgánicamente, para el rechazo que surge
de la "parte" normal de la personalidad en la parte
patológica. Esta es precisamente la que se entrega en la
parte patológica. Esta es precisamente la que se entrega
con placer al psicoanálisis, después de pasada la
primera reacción de la vuelta sobre el yo.)
S. Eiseinstein
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