Trasplantes: ciencia y mito
El médico lo repite varias veces, durante su exposición: "Esto a nosotros nos cuesta sangre, sudor y lágrimas". El médico forma parte del equipo de trasplantes infantiles de un hospital "de comunidad" de la ciudad de Buenos Aires, presenta un video que registra a varios niños que ya habían recibido un trasplante cardíaco: uno que toma la primera comunión, una niña que camina por la calle de la mano de un familiar, un niño cabalgando "que no es el hijo del estanciero sino el hijo del peón de la estancia". En un ambiente rural o urbano, situaciones cotidianas para cualquier niño. La diferencia está en que estos niños habían recibido un corazón de un donante cadavérico.
La música de fondo es del video es "Hero" (Héroe).
El perfil social, evaluado por los médicos, estaba constituido mayoritariamente, por familias de escasos recursos económicos, generalmente sin cobertura social, bajo nivel de escolaridad, padres con trabajos inestables. El médico argumentaba que esta situación los obligaba a ayudarlos y asesorarlos, a un plus agregado a su tarea asistencial.
Mientras tanto, Mariah Carey cantaba
"...so when you feel like is gone
look inside you..."
Y el médico repitiendo el costo en sangre, sudor y lágrimas.
Cuando terminó su exposición se podían acercar preguntas escritas. Me interesó saber entonces de qué modo el equipo médico cuidaba su salud mental ya que, si la tarea les significaba "sangre, sudor y lágrimas", esto representa un alto costo personal para los profesionales. (Pensé: ¿cuánto tiempo puede ser la "vida útil" de este equipo?) El médico leyó mi pregunta en voz alta, y dijo, asombrado, que nunca se les había ocurrido pensar en eso y agradeció a la persona que había hecho la pregunta la preocupación que manifestaba por la salud mental de los médicos. Mi asombro fue todavía mayor, pero ahora comienzo a comprender la ingenuidad de mi pregunta.
En esta situación compleja, hay mucho de todo: mucha tecnología y mucha pobreza, mucha especialización y mucho analfabetismo, mucho prestigio y mucho anonimato, mucho dinero invertido y mucho bien ganado (la vida). Aquí no se trata ni de curar ni de cuidar. Se trata de salvar. Solo apelando al sacrificio y al heroísmo se puede encontrar sentido a esta situación.
Se podría formular según el siguiente esquema: el héroe desciende de padres de la más alta nobleza, habitualmente es hijo de un rey. Su origen está precedido por dificultades, tales como la continencia o la esterilidad prolongada, o el coito secreto de los padres. Por regla general el niño es abandonado a las aguas en un recipiente, o bien escapa y se salva de una matanza generalizada. Luego es recogido y salvado por animales o gente humilde, amamantado por la hembra (de algún animal) o una mujer de modesta condición. Una vez transcurrida la infancia, descubre su origen noble y luego, por un lado se venga de su padre, y por el otro, obtiene el reconocimiento de sus méritos, alcanzando finalmente el rango y los honores que le corresponden.
Otto Rank observa una relación íntima entre el sueño y los mitos, no solo en cuanto al contenido, sino también a la forma y a las fuerzas y estructuras psíquicas, algunas podrían ser patológicas, y encuentra legítima la utilización del método psicoanalítico de interpretación de los sueños para comprender la estructura del mito.
La gente humilde y la mujer de modesta condición corresponden al origen socio-cultural de estos niños.
Una vez transcurrida la infancia, descubre su origen noble.
En realidad, una vez transcurrida la infancia el niño adquiere, por adscripción, el status de modelo, de ejemplo a ser exhibido en congresos y jornadas, en programas de televisión.
Y es el niño quien se merece todo este reconocimiento, porque ha mostrado una capacidad inconmensurable para soportar el sufrimiento, así como tenacidad para agarrarse a la vida, que solo él, el que pudo tomar la primera comunión, el que va a la escuela cabalgando, puede desarrollar.
Sin embargo, este no es el discurso del niño. Es el discurso del saber médico que necesita encontrar un sentido y encontrarse en ese sentido. Una de las definiciones de alta complejidad médica dice: "Tecnología de avanzada que es muy costosa, requiere personal altamente calificado, y es única en su particular aplicación. Incluye innovación, medicina especializada y procedimientos quirúrgicos, como así también diagnóstico avanzado y equipamiento terapéutico". Desplegar estos procedimientos y sostenerlos, exhibirlos, solo puede hacerse en el relato, en el terreno del pensamiento cualitativo. Esta experiencia es un modo de intersección entre pensamiento científico y pensamiento mítico, porque es en el orden de la creencia donde se sostienen y justifican estos actos médicos. Parafraseando a Otto Rank, podría decir que esta exposición representa "el sueño de los trasplantólogos".
El corte, la separación, entre pensamiento mitológico y pensamiento científico tiene lugar entre los siglos XVII y XVIII. La ciencia necesitó afirmarse contra las viejas generaciones del pensamiento mítico y místico, y este movimiento ha sido necesario porque en esta separación el pensamiento científico halló las condiciones para autoconstituirse. En la producción científica contemporánea se incorporan estos materiales perdidos, integrándolos al campo de la explicación científica.
La ciencia nunca brinda todas las respuestas, sino que ofrece respuestas transitorias, abriendo nuevas preguntas, continuando con respuestas fragmentarias que, a su vez, instalarán otras preguntas. En cambio, en el mito, es posible la igualdad pregunta-respuesta, porque el pensamiento mítico intenta una comprensión no solo general, sino total.
Tiene una ambición totalitaria, en cuanto a su deseo de comprender el todo. El lugar de intersección, de encrucijada, se da en la ciencia contemporánea cuando se despliegan discursos y al cifrar la obra, se pliega una nueva encrucijada.
* Rank, O. El mito del nacimiento del héroe. Paidós Studio, 1989.
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