 El sistema de entrenamiento
infantil y juvenil es realizable solo en el marco de las condiciones socioculturales
reales y en base a la organización que el deporte ofrece (políticas,
federaciones, clubes, etc.)
Por ello los modelos del entrenamiento juvenil
no solo deben ser juzgados en función de su valor científico
y organizativo sino además en base a su real aplicabilidad (D. Martin)
Por carga de entrenamiento se entiende a
la cantidad de trabajo (o trabajo-pausa) realizado, expresando así
el nivel de exigencia de las actividades, medios y métodos seleccionados
para el entrenamiento.
El objetivo es que las cargas provoquen
transformaciones funcionales, bioquímicas, morfológicas y
psíquicas, en procesos de adaptación, como forma de aumentar
la capacidad de rendimiento deportivo.
Por ejemplo, si el entrenamiento de alto
nivel (?), se caracteriza por una sucesión alternada de cargas de
diferente intensidad, podemos afirmar que las actividades de los niños
en la primera edad escolar deben caracterizarse únicamente por el
conjunto de gestos que la determinan. Ni más ni menos. Si los gestos
son lo suficientemente proporcionales a las capacidades de cada uno y se
los propone de manera que interesen y diviertan, entonces se logró
el objetivo.
El joven, habitualmente, y en forma paralela
desarrolla su formación cultural, intelectual y de futuro profesional.
Esto puede ser analizado desde el punto de vista referente a que coexisten
dos sistemas de exigencias de cargas (intelectivo y deportivo), que se desarrollan
paralelamente y que deben se estimulados y aumentados continua y sistemáticamente,
pero en el mismo sujeto. (D. Martin)
"Si se quiere reducir al mínimo
el conflicto inevitable de los objetivos de las exigencias de las dos carreras
(curricular y deportiva), el aumento en la eficiencia de la utilización
del tiempo que se dispone, representa un antecedente fundamental para la
programación de las cargas de entrenamiento en un contexto global"
(D. Martin)
Esto nos obliga a elaborar y desarrollar
un sistema de entrenamiento infantil y juvenil que se caracterice por el
aumento racional del tiempo y los volúmenes, en un marco realista
y realizable, obteniendo sobre todo un aumento de la calidad y la eficacia
del entrenamiento.
Durante la última década la
orientación deportiva ha buscado, una conducción general hacia
la asociación de contenidos de formación multilateral con
los de formación especial, utilizando modelos cronológicos
a largo plazo.
Tomando como referencia alguna de las últimas
tendencias de la teoría del entrenamiento (Boiko, Verchosanskij),
el camino de concentrar las cargas en función del espectro de los
componentes de la actividad deportiva, nos estaría marcando una senda
hacia la especialización temprana.
A esta tendencia se contraponen las corrientes
que promueven la formación multilateral básica, como principio
fundamental del entrenamiento infantil y juvenil. (Joch, Schmidt, Martin,
Becker, etc.), basados en la integración de consideraciones metodológicas,
biológicas-evolutivas y de orden pedagógico.
Metodológicamente,
se parte de la experiencia que existe una estrecha relación entre
la formación multilateral y el nivel de rendimientos futuros y su
estabilidad. Biológica y evolutivamente, la formación multilateral
favorece los procesos de maduración y desarrollo, de acuerdo a los
períodos sensibles del mismo, y evitando un excesivo desgaste unilateral
precoz.
Pedagógicamente, los niños no son especialistas, ya que
la edad infantil tiene una función de preparación para la
vida futura y la misma carece de especificidad, por lo cual utiliza formas
variadas de movimiento y juego.
En la última década el nivel
técnico-coordinativo y la exigencia motora de los deportes, ha crecido
significativamente, lo cual ha exigido una concentración precoz del
entrenamiento en el desarrollo de los elementos específicos básicos,
en los fundamentos técnico-tácticos y en el grado de dificultad
de las estructuras motoras competitivas. Esto es, que ya en el entrenamiento
&laqno;de base» se exigen un conjunto de coordinaciones específicas
a través de un aprendizaje continúo de nuevas estructuras
motrices.
Por esta razón muchos metodólogos aconsejan la construcción
de un enorme "banco de datos" motrices específicos, en
forma precoz, ya que cuando los programas motores se estabilizen, las mejoras
serán sensiblemente inferiores, y fundamentalmente serán una
base muy importante para el desarrollo de nuevos programas.
La multilateralidad,
responde a que el entrenamiento junto con el desarrollo de contenidos específicos,
se estimulan aquellos que abarcan otras actividades deportivas, con el objetivo
de desarrollar la coordinación general. Por lo cual la especialización
significaría (para los defensores de la multilateralidad) una limitación
de las condiciones de desarrollo, por lo que desde el punto de vista del
entrenamiento el principio de multilateralidad es fundamental (P.Tschiene).
Por su parte, otros autores consideran que la especialización,
significa concentrar el entrenamiento en algunos fundamentos y formas de
la subsiguiente activad deportiva-competitiva. Previniendo contra el riesgo
de que la especialización se transforme en una limitación,
que altere la construcción de la base motriz necesaria.
La "especialización en el momento
justo y creciente" de acuerdo a Müller, significa no solo la adquisición
de un nivel específico para un deporte determinado, sino fundamentalmente
el aprovechamiento de los potencialidades ontogénicas de la adaptación.
Reconociendo que niños y adolescentes presentan momentos del desarrollo
y la maduración particularmente favorables para su estimulación.
(Fases sensibles).
La estructura cronológica del entrenamiento infantil y juvenil,
siguiendo el criterio atepuesto, establece una división horizontal
entre la formación "multilateral general" y "específica"
y dos bloques verticales, que coinciden, el primero con la segunda edad
escolar y el segundo con la primera etapa puberal.
Bloque 1 (prepuberal): Altas exigencias
de los sistemas coordinativos, en la recepción, elaboración
y control de información de movimientos, con adecuadas demandas de
aprendizajes y coordinaciones.
Bloque 2 (puberal): Exigencias notablemente
crecientes de los procesos energéticos y funcionales del organismo.
(Martin y Lehnertz)
Destacando la característica de que cada bloque se subdivida en
preparación general y especial, con un objetivo guía hacia
una exigencia específica.
Si retornamos a la consideración
de lo limitado del tiempo en las edades infantiles y juveniles, y de la
no aplicabilidad del concepto de incremento del rendimiento por el volumen
global del entrenamiento, desembocamos en que en estas edades las necesarias
exigencias de la carga se deben buscar en los fundamentos que permiten mejorar
la calidad y la eficiencia del entrenamiento.
"Los incrementos de la carga no pueden
relacionarse simplemente con un aumento del volumen de la carga de entrenamiento,
sino fundamentalmente con un aumento de su calidad, con un costo eficiente
de trabajo físico" (D. Martin, P. Tschiene)
Esto significa que en la estructura de la carga, los componentes habituales
de la dinámica del entrenamiento y sus incrementos (volumen, intensidad,
densidad, duración, frecuencia, etc.), dejan lugar al incremento
cualitativo de las cargas. (Principio del incremento de la calidad del entrenamiento)
Para el continuo aumento de la calidad sin repercusión en los
volúmenes de entrenamiento debemos considerar:
· el continuo incremento del grado de dificultad de las coordinaciones
y de los aprendizajes requeridos.
· la aplicación de la mayor condensación posible
· el mejoramiento continuo de la coordinación intra e intermuscular
para el aumento de la velocidad en las expresiones de fuerza, con escasa
resistencia externa.
Ha sido establecido por J. Verchosanskij,
que en el entrenamiento todos los niveles de preparación (orgánica,
muscular, técnica, táctica, competitiva, psicológica,
etc.), tienen un objetivo común, este es el aumento de la capacidad
de velocidad del deportista y su más eficiente utilización
competitiva.
Este objetivo, centro del entrenamiento "mayor" tiene sus raíces
arraigadas en el entrenamiento infantil y juvenil. El desarrollo sistemático
y en el momento oportuno de los patrones de movimiento, de los impulsos
nerviosos, corticales, subcorticales y medulares segmentarios de reclutamiento
y control, es el que mejor se adecua con el aumento del rendimiento cualitativo
o coordinativo de los centros superiores.
Este enfoque nos
obliga a asumir la importancia de la unidad del entrenamiento en el concepto
del todo, y el centro de acción que corresponden nuestras capacidades
coordinativas y perceptivo-cinéticas.
Recopilación: Prof. Gabriel Molnar |