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Si pudiera vivir nuevamente mi vida. En la próxima trataría de cometer más errores. No intentaría ser tan perfecto, me relajaría más. Sería mas tonto de lo que he sido, de hecho tomaría muy pocas cosas con seriedad. Sería menos higiénico.
Correría más riesgos, haría más viajes, contemplaría más atardeceres, subiría más montañas, nadaría mas ríos.
Iría a más lugares adonde nunca he ido, comería más helados y menos habas, tendría mas problemas reales y menos imaginarios.
Yo fui una de esas personas que vivió sensata y prolíficamente cada minuto de su vida; claro que tuve momentos de alegría. Pero si pudiera volver atrás trataría de tener solamente buenos momentos. Por si lo no lo saben, de eso está hecha la vida, solo de momentos; no te pierdas el ahora. Yo era uno de esos que nunca iba a ninguna parte sin un termómetro, una bolsa de agua caliente, un paraguas y un paracaías, si pudiera volver a vivir, viajaría mas liviano. Si pudiera volver a vivir comenzaría a andar descalzo a principios de la primavera y seguiría así, hasta concluir el otoño. Daría mas vueltas en calesita, contemplaría mas amaneceres y jugaría con más niños, si tuviera otra vida por delante.
Pero ya ven, tengo 85 años y me estoy muriendo.
Jorge Luis Borges |
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Este es un mensaje de recuerdo y admiración por un amigo que se fue. El gordo Eduardo "Lalo" Soto. El verdadero responsable, de que este sitio Web exista, ya que sin su motivación, empuje y sabiduría nunca lo hubiéramos concretado. Con el amor y recuerdo de Raquel, su compañera de todas las horas.
Para que me recuerden Llegará el día en que mi cuerpo yazga sobre una sábana blanca, bien ajustada al colchón de un hospital, donde todos estarán ocupados con la vida y con la muerte. En algún momento dado, un médico determinará que mi cerebro ha dejado de funcionar y que, para todos los fines, mi vida ha cesado. Cuando eso ocurra, no tratéis de infundirme vida artificial por medio de una máquina. Y no llaméis a ése mi lecho de muerte. Convirtámoslo en el lecho de vida. Que mi cuerpo sea retirado de él para ayudar a que otros tengan una vida más plena. Dad mi vista al hombre que nunca vio un amanecer, la cara de un bebé ni el amor en los ojos de una mujer. Dad mi corazón a una persona que no haya recibido del suyo otra cosa que incontables días de dolor. Dad mi sangre al adolescente al que arrancaron de las ruinas de su auto, para que llegue a ver jugar a sus nietos. Dad mis riñones a alguien que dependa de una máquina para subsistir, de semana en semana. Tomad mis huesos, cada uno de mis músculos, cada fibra y cada nervio de mi cuerpo, y buscad la manera de que sirvan para que un niño lisiado camine. Explorad cada rincón de mi cerebro. Tomad mis células, si es necesario, y hacedlas crecer, para que algún día un niño sin habla pueda gritar un gol y un niña sorda perciba el rumor de la lluvia contra su ventana. Quemad lo que reste de mí y esparcid las cenizas a los vientos, para que las flores crezcan mejor. Si es preciso sepultar algo, que sean mis errores, mis debilidades y todos los prejuicios contra mi prójimo. Dad mis pecados al diablo. Dad mi alma a Dios. Si por ventura queréis recordarme, hacedlo con una buena acción o con una palabra amable a quien las necesite. Si hacéis todo lo que he pedido, viviré por siempre. Robert N. Test (Presentado por Ken Knowles)
Cuando buscaba algo que representara la ida de Lado, sobre la muerte, me encontré con este relato. Así fue el gordo y eso hizo al irse físicamente. Muchas de sus células siguen con vida en otros seres. Sus cenizas volaron al viento y al mar en una bella ciudad de nuestra costa.
Gracias Lalo, por seguir con nosotros. Otro de los pioneros de la Educación Física en Internet el colega y amigo Tulio Guterman, ha colocado, en el Nº13 de esa maravillosa publicación que es, la revista electrónica de "Lecturas en Educación Física y Deportes", algunas cosas que también merecen ser leídas sobre este amigo sin fronteras. Pueden leerse en: http://www.sirc.ca/revista/efd13/lalo.htm |
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De "El Libro de los abrazos"Ediciones del Chanchito 5ta Edicion 1994
El MundoUn hombre del pueblo de Negúa, en la costa de Colombia, pudo subir al alto cielo. A la vuelta, contó. Dijo que había contemplado, desde allá arriba, la vida humana. Y dijo que somos un mar de fueguitos. El mundo es eso -reveló-. Un montón de gente, un mar de fueguitos. Cada persona brilla con luz propia entre todas las demás. No hay dos fuegos iguales. Hay fuegos grandes y fuegos chicos y fuegos de todos los colores. Hay gente de fuego sereno, que ni se entera del viento, y gente de fuego loco, que llena el aire de chispas. Algunos fuegos, fuegos bobos, no alumbran ni queman, pero otros arden la vida con tantas ganas que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca, se enciende. Eduardo Galeano
El arte para los niñosElla estaba sentada en una silla alta, ante un plato de sopa que le llegaba a la altura de los ojos. Tenia la nariz fruncida y los dientes apretados y los brazos cruzados. La madre pidió auxilio: - Cuéntale un cuento Onelio - pidió - . Cuéntale, tú que eres escritor. Y Onelio Jorge Cardozo, esgrimiendo una cucharada de sopa, comenzó su relato: - Había una vez una pajarita . Que no quería comer la comidita. La pajarita tenía el piquito cerradito, cerradito, y la mamita le decía :" Te vas a quedar enanita, pajarita, si no comes la comidita. " Pero la pajarita no hacía caso a la mamita y no habría su piquito ... Y entonces la niña lo interrumpió : - Que pajarita de mierdita - Opinó. Eduardo Galeano
Teología/3.
Fe de erratas: donde el Antiguo Testamento dice lo que dice, debe decir lo que quizá me ha confesado su principal protagonista: Lástima que Adán fuera tan bruto. Lástima que Eva fuera tan sorda. Y lástima que yo no supe hacerme entender. Adán y Eva eran los primeros seres humanos que de mi mano nacían, y reconozco que tenían ciertos defectos de estructura, armado y terminación. Ellos no estaban preparados para escuchar, ni para pensar. Y yo... bueno, quizá yo no estaba preparado para hablar. Antes de Adán y Eva, nunca había hablado con nadie. Yo había pronunciado bellas frases, como " Hágase la luz", pero siempre en soledad. Así que aquella tarde, cuando me encontré con Adán y Eva a la hora de la brisa, no fui muy elocuente. Me faltaba práctica. Lo primero que sentí fue asombro. Ellos acababan de robar la fruta del árbol prohibido, en el centro del Paraíso. Adán había puesto cara de general que viene de entregar la espada y Eva miraba al suelo , como contando hormigas. Pero los dos estaban increíblemente jóvenes y bellos y radiantes. Me sorprendieron. Yo los había hecho; pero yo no sabía que el barro podía ser luminoso. Después, lo reconozco, sentí envidia. Como nadie puede darme órdenes, ignoro la dignidad de la desobediencia. Tampoco puedo conocer la osadía del amor, que exige dos. En homenaje al principio de autoridad, me aguanté las ganas de felicitarlos por haberse hecho súbitamente sabios en pasiones humanas. Entonces, vinieron los equívocos. Ellos entendieron caída donde yo hablé de vuelo. Creyeron que un pecado merece castigo si es original. Dije que peca quien desama: entendieron que peca quien ama. Donde anuncié pradera de fiesta, entendieron valle de lágrimas. Dije que el dolor era la sal que deba gustito a la aventura humana: entendieron que yo los estaba condenando al otorgarles la gloria de ser mortales y loquitos. Entendieron todo al revés. Y se lo creyeron. Ultimamente ando con problemas de insomnio. Desde hace algunos milenios, me cuesta dormir. Y dormir me gusta, me gusta mucho, porque cuando duermo sueño. Entonces me hago amante o amanta, me quemo en el fuego fugaz de los amores de paso, soy cómico de la legua, pescador de alta mar o gitana adivinadora de la suerte, del árbol prohibido devoro hasta las hojas y bebo y bailo hasta rodar por los suelos... Cuando despierto, estoy solo. No tengo con quien jugar, porque los ángeles me toman tan en serio, ni tengo a quién desear. Estoy condenado a desearme a mi mismo. De estrella en estrella ando vagando, aburriéndome en el universo vacío. Me siento muy cansado, me siento muy solo. Yo estoy solo, yo soy solo, solo por toda la eternidad. Eduardo Galeano Un modesto y sencillo homenaje a uno de los grandes de la literatura Latinoamericana. |
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