`Las dimensiones de la personalidad de Blas Basualdo eran tan notables, que se hacía difícil hallarle sustituto. Quien lo hiciera, debía desarrollar los planes políticos del Protector de los Pueblos Libres, en particular en las Misiones.
Fue elegido Andrés Guacararí. Tenía una larga trayectoria de adhesión a los principios de Libertad que proclamaba Don José Artigas. Las tribus guaraníes de Misiones se incorporaron al Exodo, en el Campamento de Daymán. En Ayuí, en el Segundo Sitio, en la lucha contra los porteños, había ido modelando, a botes de lanza, una personalidad singular, caracterizada por el empuje ardoroso y la tenacidad. Al ser elevado a la Comandancia General de Misiones, al convertirlo Artigas en adalid de sus hermanos de raza, quedó en evidencia la huella, honda y dolorosa, que en su alma había dejado la dominación lusitana. Supo alentar y fortalecer el sentimiento de rebeldía en el alma guaraní y propugnar entre ellos el verbo sagrado: "Unión y Libertad". Don José Artigas fue para los indios no sólo guía y protector. Supo despertar su alma y redimirlos del vilecimiento y la esclavitud. Ellos supieron devolverlo en fidelidad. Cuando Artigas cayó vencido, sólo indios misioneros formaban en sus enflaquecidas legiones. Pero hasta entonces, ¡cuánto esfuerzo, cuánta obra realizada, con cuánta dignidad los indios supieron gobernarse y hacer uso de su libertad!
Al producirse, en 1816, la invasión de los portugueses coligados con los reaccionarios de Buenos Aires, Artigas asignó a Misiones y a su Comandante, la misión de mayor riesgo. Debía convertirse en el filo del arma acerada que destruyera al enemigo. Andrés Artigas invadió los territorios de Portugal invitando a los misioneros orientales a destruir la tiranía. Heraldos veloces y capitanes audaces llegaron a los Pueblos. Empezó así para Misiones la epopeya más gloriosamente vivida por pueblo alguno. Jamás un pueblo pagó más caro el precio de su libertad. Saqueos, incendios, destrucción y esclavitud fueron jalonando las etapas de la lucha.
Mientras han transcurrido tres años de guerra y de prueba; los tenientes han caído a montones, han caído por bravos o porque la adversidad doblegó muchas almas débiles que abandonaron la lucha. Artigas está cada día más solo y cada día más firme y decidido. Allá en el norte, Andresito es el alma de la resistencia, el que luego de cada fracaso retempla el alma de su pueblo y prosigue la lucha. Sus gestos, sus actitudes, tienen la trascendencia profunda de quien se sabe protagonista de una gesta heroica. Su entrada en Corrientes, luego de vencer en Saladas, a pie y desarmado, simbolizan su humildad y amor a la Paz. Su juramento de Butuhí, al perder la espada y manifestar que no usaría otra hasta ganarla con honor, destaca un alma noble capaz de las mayores hazañas. Más que las victorias militares de Misiones los portugueses celebraron la prisión de Andresito. Cayó prisionero oscuramente, tan tristemente como sería su suerte futura. Los jefes portugueses que fueron sus adversarios y que retrocedieron ante su brío, no supieron respetar aquella gloria vencida. Crueldades y vejaciones jalonaron su paso, primero hacia Porto Alegre y luego hasta Río de Janeiro. Atado con tiras de cuero crudo por el cuello, con otros prisioneros, trabajó en las calles de Porto Alegre. Un subterráneo lo albergó luego en la Isla Das Cobras. Así desapareció físicamente del escenario político rioplatense este Coronel Indio, pero su nombre ha quedado ardiendo como una firme luminaria en la fe de un ideal. Andresito Guacararí allá en el norte, en medio de las ruinas de los pueblos misioneros, entre el dolor y la rebeldía, es el símbolo de la libertad alzado contra el invasor."
A.B. (Agustín Beraza) - El Grillo, revista escolar del Consejo de Educación Primaria y Normal (Uruguay), setiembre de 1950.
José Artigas –Teniente Gobernador-
Andrés Artigas, Comandante General de Misiones
Andrés Guaucurí, Artigas, y el intento de recuperación de los siete pueblos
Andrés Artigas, sus últimas campañas
Los sucesores de Andresito en Misiones
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