Don Joaquín Lenzina fue uno de los protagonistas de nuestro pasado. Fue uno de los grandes que lucharon junto a Artigas por la Independencia de la Banda Oriental, la República y la Federación. Cronista de la época a través de su música, sus versos y poemas, fue lo que hoy llamaríamos un Secretario de Prensa de Artigas. Amigo y compañero leal, acompañó al Jefe de los Orientales, al Protector de los Pueblos Libres, hasta sus últimos días en el Paraguay.
A continuación transcribimos algunos pasajes del Libro Ansina me llaman y Ansina yo soy(*):
Una noche rodeado de sus más leales y constantes compañeros, (Artigas) les revela en última y heróica resolución, pedir al Paraguay un asilo, dando un adiós a la Patria. Ansina, su buen Ansina, es el primero que puesto de pie le responde: Mi general, yo lo seguiré aunque sea hasta el fin del mundo. (...) (Isidoro de María)
Fue (...) Testigo privilegiado que, en su poesía va desgranando una épica, pero también valores de vigencia permanente que muchas veces bajo distintos disfraces, bajo distintas máscaras, los interesados de siempre, intentan desvirtuar. (...) (Nelson Caula)
(...) Hacedor de versos coloquiales: crónica de lo que se vive y se ve, que ayudan en la instrucción y la docencia, que combaten el olvido de los grandes acontecimientos... recostados sobre el bordoneo bajito de las cuerdas, rascadas por las mismas manos que apretaban con furia la lanza a la hora del entrevero. Se trata de Joaquín Lenzina, más conocido como Ansina, asistente del General Artigas. (...) (Nelson Caula)
(...) Era negro, esclavo, como tantos otros sometido por la fuerza a una situación de humillación y de ignominia. En su larga vida recorrió muchos caminos y aprendió muchas cosas. Habló todos los idiomas de los humildes de la tierra, cantó las coplas más nuevas y las canciones más viejas, acompañó la historia desde adentro, jugándose el pellejo en cada jornada. (...) (Danilo Antón)
(...) Sobrevivió en Montevideo cuando logró escaparse por primera vez allá en su juventud. Sobrevivió en las mazmorras y plantaciones de Sao Paulo. Sobrevivió en los pueblos misioneros, (...) en Las Piedras y en Purificación (...) en Curuguaty y en Asunción. (...) (Danilo Antón)
(...) Don Joaquín Lenzina, negro, fue fundador de la literatura oriental y padre de la patria vieja. Guitarrero, arpista, poeta y payador políglota, gestor de ideas y aconteceres junto a Don José (Artigas), Andresito y tantos otros en los tiempos de los orígenes. (...) (Danilo Antón)
Recopilación Biográfica
Por otro lado, también del libro Ansina me llaman y Ansina yo soy(*), extractamos del suizo Daniel Hammerly Dupuy, arqueólogo e investigador, la siguiente biografía recopilada de los versos del poeta Don Joaquín Lenzina, más conocido por Ansina:
(...) La fidelidad humana puesta a prueba de la adversidad. La amistad entrañable que sobrevive a la acción desgastadora del tiempo. La abnegación acendrada que comparte los dolores del Exilio. El payador que canta las glorias y el infortunio de Artigas. (...)
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(...) De los versos de Joaquín Lenzina, el payador de Artigas, se obtienen valiosas informaciones respecto a las campañas del Prócer y acerca de Ansina mismo. Aunque la más antigua de sus composiciones es del año 1798, en otras posteriores, principalmente en la que dictó, ya casi totalmente ciego al cumplir los cien años, hace referencia a su nacimiento, infancia y juventud, señalando, como en otros versos en cuáles circunstancias lo conoció a Artigas. Del mismo modo como el arqueólogo reúne los fragmentos de una inscripción para desentrañar los secretos que revela, el estudio de los versos de Lenzina permite ordenarlos de tal manera que de ellos surge a grandes rasgos la biografía del payador que acompañó al Prócer durante gran parte de su vida y que lo asistió en su muerte en el exilio. |
Según el testimonio de sus versos, Joaquín Lenzina nació en Montevideo el 20 de marzo de 1760, siendo hijo de esclavos llegados del Africa. En su infancia fue aguatero. Luego recorrió la campiña donde aprendió a tocar la guitarra, recorriendo las estancias como payador.
Habiendo regresado a Montevideo fue invitado por unos marinos a embarcarse para cazar ballenas en las Islas Malvinas. (...) Pronto se enteró que se había embarcado con piratas que asaltaban a los balleneros (...). Aunque no participó individualmente en ninguno de los encuentros, aborreció a quienes lo habían engañado (...).
Huyendo de los piratas, desembarcó en el Brasil, donde fue aprehendido por portugueses quienes lo ofrecieron como esclavo en subasta pública. Sin consignar cuanto tiempo estuvo como bestia de carga, relata con emoción cómo Artigas lo compró para darle plena libertad, y que lo siguió por las Misiones Orientales, acompañándolo en sus empresas comerciales, y en la fundación de Batoví. (en el año de 1800)
(...) acompañó (a Artigas) hasta Buenos Aires, en ocación de la Reconquista, cuando era blandengue y cuando colaboró en la lucha contra los ingleses que invadieron a Montevideo. Lo siguió hasta la Colonia del Sacramento, y cuando Artigas se fue a Buenos Aires a ofrecer su colaboración a la causa de Mayo, lo esperó con los patriotas.
Después de escuchar la proclama de Artigas en Mercedes, lo siguió hasta Las Piedras donde fue testigo del combate que le inspiró dos de sus mejores composiciones. Luego colaboró en el primer sitio de Montevideo (...) La más larga de sus composiciones fue dedicada al Exodo (...) Los versos que compuso en el salto Chico y en el campamento del ayuí, están imbuidos del más profundo amor a la banda oriental a la que deseaba regresar para expulsar a los realistas.
Los versos de Ansina revelan que él conocía la conspiración que se cernía en torno a Artigas de parte del Directorio (de Buenos Aires), (...) (y) se indignó con los españoles cuando estos le propusieron a Artigas que les prestara su apoyo, y les envió unos versos candentes, titulados La Réplica del payador de Artigas. Tampoco faltan los versos que esclarezcan el motivo del alejamiento de Artigas del sitio de montevideo (...).
Un documento de valor inestimable lo constituye el comentario versificado de las Instrucciones dadas por artigas a los diputados orientales en 1813. Aunque dejó constancia que la diputación había sido rechazada por el Congreso de Buenos Aires, Ansina expresó que daba a conocer las Instrucciones para que no fuesen olvidadas, porque tenían el gérmen de muchos pensamientos que se anticipaban a su época. (...)
Ansina residió en la Villa de Purificación (capital artiguista) (...) Allí compuso un canto para los escolares y celebró el heroísmo de los gauchos orientales que sacrificaban sus vidas para defender las fronteras (...)
(...) Entre los orientales que lo siguieron a Artigas (al Paraguay) estaba el fiel Ansina que no se separó de su Jefe ni cuando fue internado en Curuguaty, donde residieron un cuarto de siglo.
Las composiciones de ansina en el Paraguay, así como la carta en verso que le dirigió a su esposa desde Candelaria, antes de cruzar el río Alto Paraná, revelan la esperanza de regresar a la Banda Oriental. Pero esa esperanza, expresada también mientras vivió en Ybiray se esfumó después que José María Artigas lo visitó a su progenitor, quien declaró que deseaba morir en el Paraguay.
Memorias en verso de
Ansina
(*) Ansina
me llaman y Ansina yo soy... (varios autores), ROSEBUD
EDICIONES-1996-Montevideo
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Edición Internet 1998:
Guillermo Font
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