Jardines de Bering y los asentamientos de Lavalleja,
donde la miseria y el aislamiento armaron a los jóvenes
La retroalimentación de la pobreza

Los partes policiales lo llaman "40 Semanas" y la gente inmediatamente sabe de qué se trata, aunque pocos han estado allí. El nombre correcto es Jardines de Bering y pertenece al barrio Lavalleja. Sus vecinos lo enfatizan intentando evitar la estigmatización que lo vincula directamente con la delincuencia, si bien es cierto que este fenómeno se ha multiplicado en la zona donde ver jóvenes armados es algo cada vez más frecuente. El barrio, que nació aislado, hoy sufre el flagelo de la violencia de la misma manera que otros barrios de Montevideo con características similares. Sin embargo, los vecinos luchan por cambiar la situación a través de medidas dirigidas a la raíz del problema: el entorno social.

El núcleo habitacional construido allí fue destinado a personas de distintos lugares de Montevideo con dificultades económicas, y Lavalleja, al tener grandes espacios verdes que caracterizaban su paisaje, fue la zona destinada para este tipo de construcciones. La acumulación de planes de vivienda para grupos carenciados de familias fueron creciendo en forma acelerada y creando un polo de pobreza en el barrio Lavalleja.

Al crecer Jardines de Bering, los problemas comenzaron a multiplicarse. No habían ni escuelas ni policlínicas suficientes. Se constituyó en una zona habitada por personas con grandes necesidades, fundamentalmente de trabajo.

"Se fue retroalimentando un problema de pobreza creciente que lo transformó en un barrio totalmente desordenado desde el punto de vista urbanístico y desde el punto de vista social, porque fue formado por vecinos de distintos orígenes, lo que generó un estado de polarización, de falta de integración de esos vecinos al barrio", explicó el secretario de la Junta Local de la Zona Nº 13, Washington González.

Toda esta situación favoreció el surgimiento de asentamientos precarios en las márgenes del arroyo Miguelete y otros terrenos cercanos. Uno de estos asentamientos es el 25 de Agosto, probablemente uno de los más viejos de Montevideo. Este asentamiento creció de tal manera que el propio territorio a orillas del arroyo se deterioró en forma ostensible. "No tenían servicio de luz --dijo González--, ni de agua, ni saneamiento por lo que tuvieron que proveerse de todas estas cosas en forma precaria".

De todas formas el asentamiento continuó creciendo fundamentalmente con la instalación de familias provenientes de otras zonas de Montevideo, como Ciudad Vieja, Cordón, Aguada, que --algunos de ellos habiendo perdido su hogar-- encontraban en 25 de Agosto un lugar fácil en donde instalarse.

"¿Qué podemos esperar --se preguntó el integrante de la comisión barrial-- de una situación de pobreza generalizada? Que surjan personas normales es lo que uno desea, pero si es que van a una escuela y vive en condiciones normales. Si el medio ambiente social es paupérrimo, es lógico pensar que se originen situaciones de violencia".

* Zona aislada

González contó que en el verano de 1998 la comisión llevó a la zona un tablado móvil, "creyendo que ese lugar también necesitaba tener el Carnaval en su barrio". Pero muy poca gente concurrió al tablado a pesar de que tenía una muy buena programación. Al día siguiente los integrantes de la comisión del barrio comprobaron que la mayoría de los vecinos no concurrió al espectáculo por miedo a ser asaltada.

Lo que más ha alarmado a los vecinos es el protagonismo que tienen los jóvenes en los hechos de violencia.

"Las maestras de la guardería que tenemos ubicada frente a Jardines de Bering ya en varias oportunidades fueron víctimas de robos con armas de fuego producto de jóvenes de la zona. Y eso que estamos hablando de maestras que prestan servicios a niños del mismo barrio. Además, obreros nuestros, trabajadores municipales, han sido víctimas de asaltos a mano armada por parte de jóvenes y hemos sido testigos de enfrentamientos de la policía con gente armada".

La proliferación del uso de armas en el barrio es notoria y son usadas tanto por aquellos que delinquen como el resto de los vecinos que se amparan en ellas para defenderse.

Una de las características que tenía el barrio era el difícil acceso a su interior, lo que perjudicaba el trabajo de la policía. Cuando las patrullas iban tras algún asaltante y éste se internaba en las calles de Jardines de Bering, eran expulsadas a pedradas por algunos vecinos que salían a defender al delincuente. El acceso de la policía al barrio se hacía más difícil todavía cuando las vías de ingreso eran solamente pasajes o calles precarias. El barrio, asimismo, quedaba casi totalmente aislado al dificultar también el ingreso de servicios de salud, cobradores y distribuidores.

La infraestrucutra mejoró a través de planes municipales de recuperación de la trama urbana, favoreciendo así la entrada de personal policial.

"La visión que se tiene es que los que más delinquen en esta zona son los jóvenes, fundamentalmente a través del arrebato. Esto es producto de una falta de educación, de familias desintegradas, de falta de trabajo y de la propia retroalimentación de la pobreza que genera estos vínculos propios de la delincuencia", opinó González.

Los jóvenes de Jardines de Bering --que representan la mayoría del barrio-- no tienen un liceo cercano pero cuentan con el apoyo del Movimiento Tacurú que fomenta la participación de los jóvenes en distintas áreas, aun en el deporte desde su fusión con La Luz.

* Los vecinos y la relación con la policía

Debido a la preocupación de los vecinos por el tema de la inseguridad, se ha formado una comisión interbarrial de vecinos de Lavalleja para "buscar hacer todos los contactos para luchar contra estos problemas", integrado por personas de varias cooperativas de viviendas vecinales del barrio y de asentamientos.

Esta comisión inició sus contactos con los comisarios de la zona, principalmente el de la Seccional 8ª, Juan Carlos Noble, con el Ministerio del Interior, el Iname, la Junta Departamental y la Comisión de Seguridad Ciudadana del Parlamento. Como respuesta a las demanas que realizaron los vecinos se instaló una Comisaría Móvil en Propios y Bering, "porque había una falta de presencia policial que diera seguridad a la zona".

"Se procura que la relación de los vecinos con la policía sea buena --explicó González-- para que ésta pueda brindar un servicio lo más eficiente posible. Pero la respuesta que hemos tenido del Ministerio generalmente es que la policía carece de la cantidad de funcionarios suficiente como para brindar un servicio acorde a las necesidades".

Aproximadamente 80 funcionarios tiene la Seccional 8ª para cubrir todos los turnos horarios y cuentan con una camioneta y una patrulla, algo totalmente insuficiente para realizar todas las tareas necesarias, como patrullajes, guardias, detenciones y traslados a juzgados. Se cuenta también con la comisaría móvil, donde se encuentran unos pocos policías montando guardia, aunque allí no se pueden realizar denuncias. Para ello hay que trasladarse a la comisaría, ubicada en Millán 4491 entre Pondal y Waterloo.

Según datos del Ministerio del Interior, en lo que va de 1999 se denunciaron en la Seccional 8ª un total de 645 hurtos y 90 rapiñas, casi la mitad de los que fueron denunciados el año anterior.

El CCZ Nº13 ha logrado concretar mejoras en la zona en lo que tiene que ver con vialidad, alumbrado, atención a la infancia a través de guarderías, policlínicas y ha coordinado programas con distintas instituciones públicas referidos principalmente "a la niñez, a la juventud y también a los padres, tratando de ofrecer una solución social al probléma a través de la creación para los vecinos de alternativas de vida".