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Cultura e Identidad uruguayaCarnaval 2001Lonja y madera al sur |
Alfredo Guillerón, un ingeniero del tambor en el barrio Palermo:
Lonja y madera al sur
El hombre ha buscado siempre, a través del trabajo, construir su destino y el de su comunidad. Pero muchas veces cuando ya está definida su profesión y vocación-- debe cambiar y transitar por senderos imprevistos. Tal es el caso de Alfredo Gillerón, el popular "Pocho" del barrio Palermo, un insoslayable referente en la fabricación de tamboriles en el Uruguay.
"Del negro debemos aprender a tomarnos un tiempo para la pausa".
por Guillermo Bregante - La
República - 03/02/00
En su casa-taller de Maldonado casi Gaboto,el artesano narró su experiencia a LA REPÚBLICA.
--¿Cómo llega a la fabricación de tambores, cuando precisamente no es un oficio muy popular?
--Yo nací en el barrio, en las calles Carlos Gardel y Paraguay y siempre estuve entreverado con las comparsas y los negros, con los que salí a tocar el tambor desde los tres anos. A los 16 anos, tenía la comparsa que salía desde Carlos Gardel y Julio Herrera y Obes. Eran quince o veinte tambores y yo el que los arreglaba.
De a poco fui quedando como el que los arreglaba, pero nunca había hecho uno.
Salí con Morenada, Yambo Kenia y otras agrupaciones. Mi oficio fue electricista y trabajaba para empresas particulares que tenían contratos con UTE. Después, cuando bajó el trabajo, empecé en el barrio a hacer trabajos particulares y también algo de carpintería.
Un día hace algo más de 20 anos atrás, alguien me propuso fabricar tamboriles y como tenía algunas herramientas y máquinas de carpintería, hice uno en pino Brasil.
Después me fabriqué una cuerda para mí, en acacia negra. Enseguida, los vio un companero y los quiso comprar. La verdad es que no era mi intención desprenderme de ellos, hasta que me convenció. Luego me hice tres más por hobby, ni pensaba hacerlo profesionalmente. Ni por asomo. Venía bien la "guita" y los vendía.
Los secretos de la madera
--?Cómo fue el paso siguiente?
--En 1990 empecé a vender los tambores en el Palacio de la Música, con lo que logré formalizar mi empresa. Este oficio lo hice sin "libros", a base de ir tratando de descubrir sus secretos.
El secreto es la madera y el alcohol que impide que se pudra. Con tanto tiempo de alcohol y mosto de whisky la madera de la barrica está curada, no deja que le entre la polilla.
Claro que también debe adoptarse la precaución de no exponerla al sol y al agua, a la intemperie, donde allí si se empieza a pudrir, pero cuesta mucho.
Un paso indispensable en este proceso, fue recorrer las barricas de whisky, comenzando por Carrau, donde me hacían buen precio, al punto que aún en el sobretecho, debo tener más de 1.000 tapas.
Ahora, compro sólo la madera, no más la barrica, porque ?para qué quiero las chapas y los hierros?
Otro de los logros importantes o avances que hice en el oficio, fue lograr una forma prácticamente automática los flejes del tambor, las abrazaderas. Al principio había que hacerlas una por una, para, a golpe de martillo, dar ese pequeno vuelo o pollerita que tiene el fleje para acompanar la caída del tambor.
Primero me hice una maquinita con rulemanes que no funcionó muy bien, después con unas platinas.
Para hacer una comparación, ahora pongo a mi hijo Alvarito y en una manana me hace cantidades enormes de abrazaderas.
--Ahora, luego de optimizar el proceso industrial, por decirlo ?Cuánto demoras en fabricar un tambor?
-- Antes me llevaba dos días y ahora lo hago en medio día. Incluso, si estoy con todas las pilas, puedo sacar tres en la manana y otros tres en la tarde.
--?Qué función cumple cada uno de los tres tambores que hacen una cuerda, el chico, piano y bombo?
-- La cuerda realmente no son tres, sino cuatro tambores: chico, repique, piano y bombo. Ahora el bombo se dejó de usar, porque se usan los pianos más grandes. Pero no se toca como base, se toca como piano, mas grande.
El chico es el que lleva el ritmo, más rápido o más lento, lo sigue el piano y el que improvisa, inventa, con su ritmo y tiempos propios, es el repique.
El piano es sonido grave y no repica. Cuando repica es para llamar al repique. El chico es monótono, pero lleva los tiempos.
Antiguamente, cuando una llamada iba enlenteciéndose, iba para atrás porque no aguantaban el ritmo. Entonces, se llamaba al chico y allí levantaban todos.
Ahora se usa mucho el repique que, como es más sonoro, sobresale sobre los otros dos.
--?Hay mercado para los tambores?
--Siempre lo hubo y sigue habiendo.
--Pero no todos los días uno sale a comprar un tambor.
--Ciertamente que no, pero también hay mucha gente que lo hace. Yo le he vendido tambores a escribanos, y doctores. Antes era "cosa de negros" pero ahora es de todos.
Incluso, en muchas fiestas se contrata una cuerda de tambores para animar. El negro siempre está dispuesto a tener un momento para la música, para los amigos, para encontrarse, hacer la pausa.
Artesanos del tambor
--?Cuántos artesanos se dedican hoy a los tambores?
--Aunque te parezca mentira, hay unos treinta. Antes estabamos Juan Velorio, el chico Acosta y yo. El padre de chico Acosta los hacia en la calle, en José Ma. Roig y Paraguay y allí aprendió Juan Velorio. Agarraba una barrica de yerba, un cepillo de mano, contra el cordón de la vereda, los enlonjaban, secaban algo al sol y estaba pronto.
--?Algo cambio contigo?
--Totalmente. Juan Velorio los sigue haciendo como hace cincuenta anos. Mi cambio está en aspectos que hacen a la calidad y perdurabilidad del instrumento. Por ejemplo: se ponían los flejes y no se encolaban. Ahora sí.
Antes se clavaban con tachuela. Hoy se usan tensores y la lonja se moja con la mano que transpira y se estira, se destempla.
Con los tensores, tomás la llave apretás un poco y listo, sin parar ni alejarte de la comparsa.
Ahora se usan mucho las lonjas con parches de batería, pero yo sigo utilizando las lonjas de origen animal, salvo que así lo quisiera el cliente.
Tiempo atrás, la recolección de residuos se realizaba con los carros tirados con burros. Cuando fallecía algún animal, nos avisaban e íbamos a buscar la panza, con la que se hacían las mejores lonjas. Ahora utilizamos de caballo, vaca, y hasta de cordero.
Vaca más bien se utiliza para el piano. Para el chico y el repique se utiliza el caballo, que es más fuerte. Otro tema son los tensores de hierro y los de aluminio. No es que evites pegarles y por tanto lastimar la mano, sino que los de hierro con sus puntos de soldadura y su posterior limado te lleva un tiempo bárbaro y además tampoco queda perfecto, por más que lo alises al máximo.
--Tengo entendido que has vendido al exterior y que estás tratando de imponer una línea de exportación.
--Mis tambores (Pocho's Tambores) están en todos lados. Acá han venido a comprarlos y se los han llevado a Buenos Aires, Nueva York, Melbourne, Sydney, Barcelona, Estocolmo, Miami. En fin, mis tambores están en muchos lados, para decirte los lugares que me acuerdo ahora.
Incluso, el pasado ano hice un intento fallido de ir yo directamente a Buenos Aires a venderlos, pero a pocos kilómetros de Colonia rompí el motor de la camioneta.
En los primeros meses del próximo ano haré el cruce del charco y seguramente voy a establecer una salida comercial para mi producción. En cierta medida, la pauta me lo dan las respuestas obtenidas en Internet, ya que tenemos una pagina Web de nuestros productos.
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Guillermo Font - ELECTRICISTA
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