por José Urrutia
El sábado 8 de marzo, 105 familias inauguraronn sus viviendas. Integran la Cooperativa Leandro Gómez (COVILG), a través del sistema de ayuda mutua, en la zona de Piedras Blancas. La obra se logró mediante un convenio suscrito en 1992 entre el Ministerio de Vivienda, la Intendencia de Municipal de Montevideo, y el Instituto COVIMA.
Quizá en algún "item" del Ministerio de Vivienda figure esta cifra fría y pertenezca a la suma (que sigue siendo vergonzosa) de las inversiones que ese organismo llevó adelante. Pero corresponde -y en este caso particular, orgullosos y complacidos de hacerlo- resumir en pocas líneas lo que este episodio significa no sólo para los miles y miles de trabajadores que no han encontrado la solución a una de las necesidades básicas de un ser humano, que es encontrar su casa, su lugar en el mundo, sino también el significado de concretar un proyecto urbanístico y arquitectónico de estas características con un préstamo originalmente destinado a la construcción de Núcleos Básicos Evolutivos.
COVILG demuestra que se puede, que hay propuestas realistas, sí señor, soluciones que dan por tierra con las tristes, burocráticas, conformistas respuestas del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), como los "Núcleo Básico Evolutivo": 30 metros cuadrados construidos de techo liviano, un sólo ambiente (sin tener en cuenta la cantidad de integrantes del núcleo familiar), apilados y distribuidos en las zonas periféricas, sin servicios elementales, que sólo parecen tener el objeto de depositarlos fuera de la vista del turismo, con la promesa de continuar con el ahorro para agrandar la "vivienda" y mejorar su calidad. Pura hipocresía, cuando los "beneficiados" ni siquiera cuentan con trabajo para atender la subsistencia, y cuando ya se sabe que esta propuesta termina en cartón nylon y chapas.
Pero, con los mismos costos con que estas empresas "golondrinas" construyen este desastre, una cooperativa con mucho sacrificio pero también con la autogestión, con el apoyo técnico comprometido, y, por sobre todas las cosas, con voluntad política del gobierno, como lo tuvo el del compañero Intendente de Montevideo Tabaré Vázquez, dan lugar a esta obra que hoy es una realidad. Y aquí están las casas y las cifras a la vista:
Núcleo Básico Evolutivo del Ministerio de Vivienda:
30
metros cuadrados, un solo ambiente, techo liviano, aberturas de hierro, sin
fondos hechos, sin salón comunal.
Viviendas Dignas de COVILG:
70 metros cuadrados; dos
plantas, planchada de material, aberturas de aluminio, fondo hecho, salón
comunal con gimnasio, local para guardería, futura policlínica y muchos otros
servicios.
Nucleo Basico Evolutivo:
1.100 a 1.500 UR. (U$S 24.000)
Viviendas Dignas:
1.375 UR (U$S 22.000)
(incluyendo 100 UR
por costo del terreno).
Claro está, con la mano de obra de hombres y mujeres que no conocen o no tienen tiempo para la resignación, porque nacieron de una ocupación de Piedras Blancas en las calles Cistina y Leandro Gómez, porque son el eslabón siguiente de CO.VI.ITU 78, donde los mismos trabajadores contratados comprobaron que con perseverancia y sacrificio se puede.
Porque aquí no hubo intermediarios, ni se utilizó materiales de baja calidad para bajar costos, ni se aplicó la flexibilización laboral ni la tercerización, sino que se contó con la cabeza y los brazos de 105 hombres y mujeres que, junto con sus familias, con técnicos comprometidos, el gobierno municipal y la experiencia de FUCVAM, hicieron que "el cielo pariera una estrella".
Volver a Coopetativismo, Autogestión y Vivienda Popular |
© autogestión vecinal
(http://www.chasque.apc.org/guifont)
Montevideo/URUGUAY
Edición Internet 1998: Guillermo
Font