autogestión vecinal

Droga y Municipios

"Presentación de los encuadres teórico-metodológicos para el abordaje de la problemática del consumo de drogas en el ámbito de los municipios" (*)

por Peter Coates (**)

Quisiera previamente dejar la siguiente constancia, en función de que resulta a todas luces imprescindible ser preciso en los términos que emplearemos: la palabra droga la utilizaremos para todas las sustancias sicoactivas, incluidos el alcohol, el tabaco o los sicofármacos.Y en relación al consumo de drogas aceptamos la categorización: 1.- consumo ocasional, social o cultural, 2.- el consumo abusivo o indebido y 3.- la drogodependencia.

Dicho lo cual intentaremos, desde una perspectiva institucional, compartir algunas ideas que son más interrogantes que afirmaciones y que espero interesen a la mayoría de Uds.

Tuve la oportunidad hace pocos días de participar en un seminario en el marco del programa URB-AL, en Santiago de Chile, justamente con este tema "Ciudad y Drogas", en representación de la Intendencia Municipal de Montevideo (IMM).

Durante los dos días de trabajo en los distintos talleres surgieron obviamente las distintas visiones, los distintos matices, conceptualizaciones diversas, y por supuesto posturas contrapuestas en torno al fenómeno de la Droga.

Pero fue recién al final de éste, durante el plenario, que en la intervención de uno de los participantes, se mencionó por primera vez el tema del seminario: "Ciudad y Drogas".

Habíamos estado debatiendo, intercambiando experiencias, y hablando mucho (hasta demasiado a veces) sobre el tema drogas y nada de ciudad y drogas.

El consumo ocasional , el consumo abusivo, la drogodependencia, así como las políticas de corte represivo, preventivo, políticas curativas o paliativas son fundamentalmente fenómenos que ocurren en las ciudades.

Por más que reconozcamos que el uso de drogas ha acompañado a la humanidad desde el comienzo de los tiempos y en las más diversas culturas, creo que preguntarnos hoy por qué el Padre Lozano prohibió en su momento a la Yerba Mate entre los guaraníes -según él porque esta hierba era utilizada "para oir oráculos falaces del padre de la Mentira Satanás"- difícilmente nos ayude a encontrar alternativas prácticas para nuestro accionar.

Sin embargo, creo que sí es lícito preguntarnos acerca de la existencia de el o los vínculo/s o relaciones de causalidad existente/s entre la compleja vida citadina moderna y el consumo de drogas.

No hace falta ser un experto para darse cuenta de la complejidad de la pregunta y de la respuesta.

A tal punto compleja, que sabemos de antemano, tenemos la convicción previa, de que no sólo no obtendremos todas las respuestas y probablemente no nos formulemos todas las preguntas, sino que también sabemos que esta complejidad genera en todos aquellos que aborden seriamente este tema un grado de incertidumbre casi esencial.

En todo caso no tengo conocimiento de que exista la experiencia histórica en país, o en ciudad alguna en donde el abordaje a través de distintas políticas del corte que sea, -represivas, preventivas, o paliativas-, para erradicar los efectos del consumo indebido de drogas haya solucionado este problema (me atrevería a decir que ni siquiera está en vías de solución), y esta situación se transforma en la prueba del nueve de la incertidumbre dura , esencial decíamos previamente, con la que tendremos que trabajar.

En la presente coyuntura histórica no creo que sea serio atribuirse "la verdad" en este tema.

Este apunte al pasar, que creemos no menor, nos posiciona,a la municipalidad, a la Intendencia de Montevideo, como no podía ser de otra manera en el marco de nuestra sociedad, en una perspectiva de apertura conceptual, en una perspectiva de tolerancia, en una perspectiva propia de las sociedades democráticas, en donde la coexistencia de distintas concepciones es la clave.

Primera pista entonces la perspectiva democrática en relación a la coexistencia de modelos diversos, en una lógica de cooperación, de complementariedad, evitando la siempre desgastante lucha por la imposición hegemónica y excluyente de un modelo sobre otro.

La complejidad del tema que estamos abordando, donde están presentes aspectos socio-culturales, sanitarios o de salud en su concepción integral, económicos, delictivos,comunicacionales y podríamos seguir agregando a la lista "n" aspectos, nos enfrenta al tema de los recursos.

Resulta evidente que los recursos del gobierno de las ciudades en general -y de Montevideo en particular- resultarán siempre escasos.

Y cuando hablamos de recursos no necesariamente hablamos sólo de recursos económicos.

Hablamos también de recursos cognitivos; es fácil advertir que existen en la sociedad organizada y en otras reparticiones estatales, saberes que no existen en la intendencia.

Hablamos de recursos políticos, en un tema en donde sin duda se requiere de acuerdos mínimos que den viabilidad a los programas,

Y hablamos también de recursos organizacionales: el mejor plan financiado y avalado técnica y políticamente puede fracasar sin un organismo ejecutor eficiente.

Esto nos lleva a la segunda pista, congruente por otra parte con lo que ha sido la política del Intendente en los más diversos quehaceres del gobierno y es la voluntad y la necesidad de la más amplia coordinación a todo nivel, tanto a nivel público como privado.

Es claro que en la experiencia internacional y específicamente regional, el tema de la droga se está transformando en un tema que cae dentro de los espacios de gobernabilidad de las ciudades, excepto en aquellos aspectos delictivos-penales o vinculados a un tercer nivel de asistencia sanitaria que siguen en manos de los estados nacionales.

Poco a poco los gobiernos de las ciudades han ido asumiendo en Europa, en EEUU y recientemente en América Latina, de una manera muy pragmática, los problemas surgidos del uso indebido de drogas y han desarrollado prácticas y metodologías de intervención diversas, en coordinaciones interinstitucionales, inclusive en lógicas de cooperación público-privados.

Este proceso de descentralización, tiene como consecuencia (podríamos discutir años en realidad si se trata de una consecuencia o de una condición necesaria) el involucramiento de la comunidad -incluídos los sectores directamente afectados- en el diagnóstico de los problemas y en el diseño de las soluciones.

Tercera pista entonces la participación de la comunidad sea esta consecuencia o o condición necesaria en las distintas políticas que se implementen para contrarrestar los efectos del uso indebido de drogas.

Es claro que el consumo de drogas es un fenómeno que no reconoce ni franjas etarias, ni género, ni sectores sociales.

También es cierto que existen sectores más protegidos que otros frente a las consecuencias del uso indebido de drogas, ya sea por que acceden mas facilmente a las instancias preventivas o curativas, si miramos el tema desde un enfoque meramente sanitarista, o porque difícilmente saldra la foto de algun integrante de estos sectores en la sección policial de los medios de comunicación, si nuestra mirada es desde una óptica penalista o represiva.

Es también conocido que el consumo de drogas ilícitas (hago aqui una excepción a mi constancia previa) de mayor toxicidad y riesgo para la salud se da entre los sectores más desprotegidos de la sociedad.

En un grado de amplitud que expresamente no queremos definir con mayor precisión, para no cometer errores ni injusticias, una cuarta pista constituye sin duda una preferencia por aquellos sectores sociales más desprotegidos a la hora de asignar recursos para la implementación de programas contra las consecuencias del uso indebido de drogas.

Como ampliación de la pista anterior, porque la existencia de prejuicios y de estigmas sociales son un injusto dato de la realidad, resulta una prioridad para la IMM la implementación de políticas destinadas a mejorar la calidad de vida de los jóvenes y a asegurar una inserción social vital, que respete su identidad juvenil, sus visiones de la realidad, y sus diversas expresiones culturales.Sin duda cualquier programa contra las consecuencias del uso indebido de drogas en los jóvenes tendrá como dato esta prioridad.

Las posibilidades de actuación desde el gobierno municipal, en este fenómeno que es el consumo de drogas, en el cual es necesario reconocer la existencia por un lado del objeto droga y todo el proceso que va desde su producción hasta que llega a manos del consumidor, y por otro el Sujeto que consume drogas con su entorno social y familiar, deberíamos circuncribirlas, en esta etapa por lo menos, a la prevención del consumo indebido constituyendose este criterio en la quinta pista.

Una última pista para este marco institucional, lo constituye la existencia de diversas instancias de coordinación horizontal entre ciudades, tanto a nivel regional en el Cono Sur, como internacional con participación de ciudades Europeas y de EEUU.

Montevideo ha participado activamente en esta redes de ciudades y efectivamente hemos constatado que comienza a estar presente en la agenda de estas organizaciones el tema Droga.

Creo que debemos aprovechar al máximo recursos de diversos tipos que existen en estas redes en donde la reflexión y la experiencia de otras ciudades pueden sin duda contribuir a nuestra propia reflexión.

Quiero finalizar retomando lo de la incertidumbre dura poniendo justamente dos ejemplos que conocí en este seminario en Santiago.

De alguna manera estos ejemplos operaron en mí, generando ciertas rupturas con preconceptos que tenía en relación a algunos aspectos vinculados al tema drogas.

Preconceptos que eran como de sentido común, formado quizá por los medios de comunicación o por la sociedad en su conjunto.

Siempre esta como presente como preconcepto el tema de droga asociado al delito

En una comparación recientemente realizada mientras que en Santiago de Chile aumenta el consumo de cocaína en términos relativos mayores que en Bogotá los homicidios en Bogotá aumentan en terminos relativos comparándolos con los de Santiago.

El problema de las drogas no es un problema sólo de los pobres a pesar de las sensibilidades y preferencias que tengamos por este sector en el momento de afectar recursos.

En Santiago el gramo de cocaína cuesta en el orden de los 12 dólares mientras que en Bogotá cuesta 3 dólares.

Y por último mucho se discute y se discutirá en torno a la legalidad o ilegalidad de las drogas.

Mucho se discute sobre los beneficios o perjuicios que ocasionaría legalizar el consumo de algunas drogas prohibidas.

Hoy el Intendente colocó la palabra hipocresía, palabra fuerte...

También creo yo que para abordar este tema sin hipocresía ni dobles discursos debemos ver los siguientes datos.

En EEUU en 1988 había 8.165.000 usuarios de cocaína. Se reportaron 42.145 emergencias y 2.254 muertes por consumo abusivo, es decir que la morbilidad fue de un 0.5 % y la mortalidad de 0.03 %

Para el mismo año las muerte por tabaco fueron 320.000, por mal uso de medicinas prescritas 125.000 y por alcohol 120.000 personas mas 25.000 que murieron en accidentes de tránsito por conducir ebrios.

Si estaremos frente a un tema complejo.

La prudencia y la apertura conceptual son sin duda claves necesarias.

Convivir con la incertidumbre y aceptar la pluralidad de concepciones y de modelos es el desafío.


(*) Desgrabación de una intervención realizada en la Junta Deptartamental de Montevideo (órgano legislativo a nivel comunal.

(**)Peter Coates
Secretario Político del Intendente Municipal de Montevideo
Tel 598 2 908.44.31 Fax 598 2 902.02.01
Correo-e:
petrus@chasque.apc.org.

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Edición Internet 1998: Guillermo Font


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