autogestión vecinal

  La República - 20/09/00 - página 14

En un documento entregado a los candidatos presidenciales reclamó solución
para los desaparecidos y criticó la exclusión social
Iglesia cuestionó "vil paradoja neoliberal"

En un documento con las conclusiones de la 16ª Semana Social "Monseñor Carlos Parteli", que organiza el Departamento de Pastoral Social de la Conferencia Episcopal Uruguaya, la Iglesia Católica reclamó soluciones para los desaparecidos, condenó la exclusión social y la explotación e insistió en la necesidad de condonar la deuda externa. El documento será analizado hoy con los cuatro candidatos presidenciales. 

En el documento que señala expresamente "transmite una visión de la realidad "desde el punto de vista ético" y "sin intencionalidad político partidaria", la Iglesia analiza la situación de la sociedad uruguaya y destaca la preocupación "por la pobreza", los problemas del trabajo y el fenómeno de la exclusión social en la educación, "el sistema educativo perjudica a los sectores menos favorecidos".

En cuanto a la situación de los desaparecidos indica que todavía pueden percibirse las consecuencias de la dictadura, "por ejemplo en el cambio de la visión que la sociedad tiene sobre algunas de sus instituciones e instrumentos de poder, en la crisis de un sistema educativo que busca recuperarse".

El documento se pronuncia por una solución "que contemple el derecho de los familiares de saber qué sucedió con ellos y darles una digna sepultura y por otro contribuya a una reconciliación verdadera entre los uruguayos".

* Preocupaciones católicas

El documento pone especial atención al proceso de globalización y destaca "sus luces y sus sombras". Señala que "la expansión de una economía de libre mercado no ha implicado un mayor acceso a los bienes y servicios, por el simple hecho de que éstos son distribuidos por meras pautas del Mercado".

En cuanto al tema del trabajo el documento expresa una dura crítica: "Al igual que hace cien años, por la expansión de la precarización y el subempleo y las altas tasas de pérdida del empleo. Señala además que "la distribución de lo material adquiere hoy dimensiones nunca antes observadas".

En lo material se cuestiona a la filosofía de libre mercado indicando que "se da el lujo de producir la mayor cantidad de mercancías nunca imaginadas, a la par que desprecia el vital e insustituible trabajo humano". También cuestiona a las autoridades que difunden la "conservadora idea" de que el problema de los jóvenes es obtener un primer empleo, "cuando lo que muestra la realidad es que la búsqueda de un segundo empleo es cada vez más difícil y agotadora". La Pastoral Social no considera que la única solución se encuentre en la capacitación de los jóvenes, "cuando las colas por empleo en los días lunes, está cubierta de personas con espléndida currícula que no encuentran lugar donde desarrollar sus habilidades".

Inquieta por la crisis del sector agropecuario y del Interior, en general, la Iglesia propone una descentralización "que no debe ser un tema electoral sino una permanente apuesta a políticas que articulen todas las zonas y regiones".

El documento expresa solidaridad con "el dolor de los productores que ven desesperados pudrirse los frutos en sus árboles: "¡Vil paradoja del sistema neoliberal, donde el mercado es el que asigna los recursos! Miles de bocas piden alimento a diario, mientras los productores ven desesperados cómo se dejan pudrir los frutos en sus árboles pues "la mano invisible" del mercado así lo dispone. Tal como lo vienen haciendo desde hace tiempo, resurge el reclamo por encontrar mecanismos para que aquellos Colegios insertos en medios socioeconómicos desfavorables reciban del Estado el subsidio suficiente para continuar sus tareas de promoción social".

Reproducimos a continuación textualmente los principales pasajes del extenso documento donde la Iglesia Católica expresa su visión de la realidad:

* "Vil paradoja del sistema neoliberal´´

En el capítulo titulado "Los pequeños productores familiares" señala: "Significa, además, compartir la preocupación y el dolor de multitudes de familias que han abandonado el sector para engrosar los cordones de miseria de las ciudades. Significa compartir la preocupación y el dolor con los, cada vez menos, pequeños productores, especialmente los productores familiares que, luego de un trabajo esforzado y vital para la vida humana, encuentran que su producción no se puede colocar en los mercados, o tiene un valor mínimo por el cual no vale la pena siquiera intentar la cosecha.

¡Vil paradoja del sistema neoliberal, donde el mercado es el que asigna los recursos! Miles de bocas piden alimento a diario, mientras los productores ven desesperados cómo se dejan pudrir los frutos en sus árboles pues "la mano invisible" del mercado así lo dispone. ¡Vil paradoja del sistema que propone al mercado como criterio último!, que mientras algunos mueren de hambre, otros tiran su producción para generar un aumento de precios vía el mecanismo de oferta y demanda".

En cuanto a los asalariados rurales señala: "Sentir en carne propia el problema implica, además, solidarizarse con el asalariado rural, que luego de una zafra, o en el trabajo continuo a lo largo del año, recibe migajas como pago, se le persigue gremialmente, y no goza de muchos derechos laborales, como por ejemplo el seguro por desempleo, la jornada de ocho horas, instancias de negociación colectiva, ya conquistados en el ambiente urbano. Implica solidarizarse también con el accidentado y el fallecido en el sector con mayor tasa de accidentes de trabajo del país; y con el envenenamiento por productos tóxicos que todavía se emplean sin mirar las consecuencias que representan para quienes primero se exponen a ellos.

Los signos positivos en los que basamos nuestras esperanzas en este punto consisten en rescatar las experiencias comunitarias en el campo; la constitución de cooperativas agrarias; la agremiación de los pequeños productores; la organización de grupos de mujeres rurales, la mayor toma de conciencia y sindicalización de los asalariados; la movilización conjunta de los grandes actores laborales del agro; la existencia de empresarios movidos por loables intereses humanistas; la modernización productiva en diversas áreas; el desarrollo de un importante segmento de productores dedicados a la orgánica y ecológica, etc".

* El sistema educativo: solidaridad y fe

"En materia educativa, sabemos que el sistema discrimina a los más desfavorecidos: los rendimientos escolares son sustancialmente más bajos en las escuelas de zonas marginales, siempre con problemas de saturación; la cobertura de los preescolares es mínima entre los más humildes. La cobertura en secuencia, por su lado, es casi completa entre los más ricos, mientras que más de la mitad de los jóvenes pobres no puede ir al liceo o la UTU. Eso sucede con mayor fuerza en la Universidad.

Partimos del diagnóstico de que el propio sistema en su conjunto se ha vuelto inequitativo: de aquel sistema que logró incorporar a grandes masas de inmigrantes en la vida cívica, al nuevo contexto de cambios, donde el sistema homogeneizador no ha logrado mayor integración, ya han pasado varias décadas. En el nuevo contexto, la calidad del aprendizaje suele ser muy superior en los colegios privados en detrimento de los públicos; pero entre éstos, hay una gran diferencia de acuerdo al área geográfica donde se encuentren.

Evidentamente no es el contexto urbano lo que incide en la calidad de la enseñanza, sino el contexto social: las escuelas más problemáticas son aquellas que incorporan niños y niñas de los sectores de más bajos ingresos.

La caída de la tasa bruta de escolarización, de la tasa neta de escolarización, un aumento en las tasas de rezago, y aumentos en las tasas de deserción para la enseñanza secundaria, son otros problemas que afligen fundamentalmente a los grupos más desfavorecidos. El sistema educativo debería compensar los puntos de partida desiguales, equiparando de esta manera las oportunidades y reforzando las capacidades educativas allí donde se constaten los mayores problemas de aprendizaje.

En este sentido hay que reconocer el proyecto de universalización de la Educación Inicial, habida cuenta de que hoy en día, la cobertura discrimina fuertemente por nivel socioeconómico.

La incorporación de 32.000 niños de 4 y 5 años de edad al sistema en los últimos años, es un aspecto positivo a subrayar, si bien aún existen aspectos no resueltos de la problemática.

En todas estas áreas, la labor de la educación privada sin fines de lucro ha sido de mucho provecho y eficiencia, de donde surge la necesidad de encontrar mecanismos para que aquellos colegios insertos en medios socioeconómicos desfavorables, reciban del Estado el subsidio suficiente para continuar sus tareas de promoción social, en un marco de educación integral donde lo religioso no debiera quedar de lado.

Signos positivos en la materia son la formación humanista de nuestros maestros y profesores; la existencia de numerosas y exitosas experiencias educativas no estables en las zonas más desfavorecidas; la preocupación gubernamental por mejorar la equidad del sistema; los programas de numerosos colegios privados por favorecer los procesos de integración de niños y niñas con oportunidades y capacidades diferentes, etc.

Sigue siendo materia pendiente la real libertad de enseñanza, artículo 68 de la Constitución de la República, según la cual los Padres y Madres pueden elegir el sistema gratuito más coherente con sus convicciones".

* "Condonación de la deuda externa"

"A fines de 1998 las comunidades cristianas recorrieron pueblos y barrios recogiendo firmas para solicitar a las grandes potencias la condonación de la deuda externa, especialmente, de los países más pobres.

Uruguay se hacía eco de lo expresado por Juan Pablo II: "La existencia de una deuda externa que asfixia a muchos pueblos del continente americano es un problema complejo. Aún sin entrar en sus numerosos aspectos, la Iglesia, en su solicitud pastoral no puede ignorar este problema, ya que afecta a la vida de tantas personas (...) Yo he expresado también varias veces mil preocupaciones por esta situación, que en algunos casos se ha hecho insostenible.

En la perspectiva del ya próximo Gran Jubileo del año 2000 y recordando el sentido social que los Jubileos tenían en el Antiguo Testamento escribí: "Así, en el espírtu del Libro del Levítico (25, 8-12), los cristianos deberán hacerse voz de todos los pobres del mundo, proponiendo el Jubileo como un tiempo oportuno para pensar entre otras cosas en una notable reducción, si no en una total condonación, de la deuda internacional que grava sobre el destino de muchas naciones".

* Solución para los desaparecidos

En cuanto a la situación de los desaparecidos. "Como cristianos valoramos que el siglo que termina es testigo del régimen democrático vigente en el país, que recoge una tradición democrática y civilista del Uruguay, que se vio oscurecida en las últimas décadas por una dictadura que conmovió a nuestro pueblo. El retorno a la democracia, ocurrido hace ya casi quince años, ha implicado un proceso lento de aprendizaje para las jóvenes generaciones que vivieron once años de su vida bajo un régimen dictatorial. Las consecuencias de la dictadura todavía pueden ser percibidas por ejemplo en el cambio de la visión que la sociedad tiene sobre algunas de sus instituciones e instrumentos de poder, en la crisis de un sistema educativo que busca recuperarse a nivel primario, secundario y universitario, entre otros.

El retorno a la democracia no fue consecuencia sólo de una causa sino que múltiples factores contribuyeron al mismo. Entre ellos hay que destacar el desgaste del régimen militar, la movilización popular que se expresó por ejemplo en el rechazo al plebiscito constitucional de 1980, en las concentraciones del 1º de mayo y el acto del Obelisco, la presión internacional, la reorganización de los partidos políticos. Por otro lado la transición a la democracia no se logró de un momento a otro sino que fue un proceso de años que permitió el avance de diversos ámbitos de la convivencia democrática.

En este proceso, la Ley de Caducidad de la Pretensión Punitiva del Estado, confirmada por la ciudadanía, ocupó también un papel importante. Sus defensores plantean que a nivel político zanjó un problema clave en la sociedad. Sin embargo, aun en el marco de la aplicación de la ley, el no esclarecimiento de la situación de los desaparecidos continúa como una cuestión pendiente.

Los Obispos y Representantes de otras confesiones religiosas del país se han manifestado en pro de una solución que, por un lado, contemple el derecho de los familiares de los desaparecidos de saber que sucedió con ellos y darles una digna sepultura y por otro contribuya a una reconciliación verdadera entre los uruguayos.

Reconciliación que pasa por un reencuentro entre el hombre y la mujer y sus hermanos y hermanas, reconciliación en las estructuras que permitan el pleno desarrollo; finalmente la reconciliación entre los hombres y mujeres y Dios".

* Trabajo joven y adulto

Sobre la realidad del empleo juvenil, en el documento se ironiza que "mientras en el pasado la lucha fue por un trabajo que no explotara, ¡hoy la lucha es por encontrar un trabajo, aunque el mismo implique explotación!".

"Esta precarización tan amplia, no deja de repercutir en las posibilidades de planificar en las familias el futuro y formalizar las relaciones de afecto. Cada día escuchamos con más frecuencia a parejas de jóvenes decirnos que en esta situación, casarse es un riesgo muy grande. Muchos, por su parte, luego de casarse piensan que traer un niño a este mundo es una inconsciencia si falta trabajo o si se obtienen pocos ingresos por éste. Deberíamos preguntarnos, no obstante, si acaso los inconscientes no somos todos, al sostener un sistema con tantos efectos perversos".

Así también, la Iglesia Católica no se olvida de la situación de las personas mayores, que a los 50 años, la pérdida de un empleo les implica quedar destinadas a deambular a los efectos de encontrar alguna changa que permita "parar la olla".

Como forma de revertir esta situación, los católicos uruguayos proponen constituir empresas que expresen la primacía del trabajo sobre el capital, sin que sea en desmedro de la producción eficiente.

"El reparto del trabajo, las reducciones pactadas de la jornada de trabajo, y la puesta en práctica de los convenios internacionales, constituyen otros ejemplos".

* Pobres de nuestro país

Una preocupación de siempre de la Iglesia: la pobreza está presente en el documento que elaboró el Departamento de Pastoral Social. Se señala con especial preocupación la realidad de los cinturones de las ciudades, los cantegriles y la proliferación de los asentamientos.

"En el Interior, esos barrios de excluidos son, obviamente, los que reciben el azote de las condiciones climáticas, generándose en cada inundación y desborde de ríos, enormes consecuencias sociales que todos los uruguayos observamos con preocupación, algunos desde el lugar de los hechos, y otros desde sus hogares.

Algunos mostrando compasión y reaccionando solidariamente, y otros despreocupándose del tema, comentando con especial falta de sensibilidad, en lo que parece un chiste de mal gusto, que si hay pobres en este país es porque quieren serlo".

Para la Iglesia, el problema de la pobreza se combate con la solidaridad, uno de los valores esenciales del cristianismo. Otra de las preocupaciones eclesiales está en la distribución de los ingresos. "Es cierto que Uruguay ha hecho esfuerzos para mejorar la distribución de los ingresos, y también es cierto que en la región somos el país menos injusto en la materia.

Sin embargo, todavía hoy formamos parte de la peor mitad del mundo en desigualdad social: las diferencias entre quienes más tienen y menos tienen siguen siendo de enorme impacto para una sociedad que se quiere ver a sí misma como integrada".

* El Interior también existe

El Departamento de Pastoral Social encontró en la situación del Interior del país, con la problemática del agro y del empleo en el campo, como una de las preocupaciones más importantes de los católicos uruguayos.

"Si bien la desocupación golpea en todos lados, cuando un pueblo o ciudad depende casi exclusivamente de una agroindustria o de una fuente de trabajo local, cuando ésta se cierra prácticamente significa la muerte o la agonía de esa población. Es difícil la reconversión y generalmente no suple los puestos de trabajo que se perdieron.

Por las condiciones de nuestros pueblos dependemos de las políticas municipales y de la función social y económica que desempeñan las Intendencias que pasan a ser un dinamizador o una traba para mejores condiciones de vida.

Ante la grave crisis que viven muchos sectores que actúan en el Interior del país, la Iglesia considera fundamental la creación de propuestas nacionales que privilegien la asignación de recursos pensando en aquellos que cuentan con menores servicios y en cambio, también producen gran parte de la riqueza del país.

"La descentralización no debe ser un tema electoral sino una permanente apuesta a políticas que articulen todas las zonas y regiones. No queremos algunos polos de desarrollo a costa de que otras zonas se depriman o simplemente desaparezcan, como ha sucedido con algunas políticas llevadas adelante..."

"La problemática del campo no es sólo económica, sino que es fundamentalmente social, como ya expusiera magistralmente Monseñor Parteli en 1961, actuando como obispo de Tacuarembó. Siendo problema social, las soluciones de fondo pasan por poner en práctica la justicia social..."

* Compromiso de acción

El documento culmina con una serie de compromisos con la realidad social de la fe católica: "Reconocer las experiencias de solidaridad en sus variadas manifestaciones en la escuela, en el barrio, en las organizaciones populares, en el pueblo, en el trabajo, y articularlas promoviendo la participación como ciudadanos responsables en la sociedad uruguaya".

"Luchar contra todo tipo de exclusión, la económica, la social, la cultural, la étnica, construyendo y celebrando nuestras comunidades de fe como comunidades inclusivas y una sociedad donde todos tienen derechos, compartiendo y difundiendo las demandas y reclamos de los excluidos".

"Buscar junto a toda la sociedad uruguaya, soluciones para el problema del empleo en nuestro país, conscientes de que es una condición indispensable para vivir una vida digna".

"Involucrarnos cada vez más en la defensa y promoción de los derechos humanos, reconociendo la dignidad de la persona humana como valor central de una democracia participativa".

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