La
República - 20/09/00 - página 20Cotugno
rechazó las críticas del oficialismo y reivindicó
derecho de la Iglesia a opinar de política
"Por
falta de solidaridad hay cantegriles
y niños
en la calle"
En la fiesta de San Cayetano, el
arzobispo de Montevideo, monseñor Nicolás Cotugno
respondió a las críticas formuladas por voceros del
gobierno, afirmando que "es un disparate que la
Iglesia esté al margen de la vida política".
Señaló que por falta de solidaridad existen
asentamientos, cantegriles y niños en la calle".
Haciendo gala de carisma y buen humor, monseñor
Nicolás Cotugno reivindicó nuevamente en la fiesta
patronal del santo del trabajo y el pan, el derecho que
tienen las personas de tener un empleo digno y humano y
salió al cruce a los cuestionamientos hechos por algunos
actores políticos, que manifestaban que la Iglesia no
debía inmiscuirse en asuntos políticos, económicos y
sociales, porque no eran de su competencia. El prelado
fue duro y tajante: "Es un disparate que la Iglesia
esté al margen de los hechos de la vida humana, y debe
de hacerse presente en asuntos de política con
mayúscula".
Aclaró que cuando el arzobispo hace declaraciones lo
hace en nombre de Cristo, porque sus seguidores tienen
derecho a saber qué es lo que dice el hijo de Dios.
Acotó que la Iglesia no tiene partido político,
"porque el único partido que tiene es el partido de
Dios".
"Jesús es el único que nos dice la verdad; los
políticos o no políticos siempre nos dicen su
verdad", sentenció Cotugno, agregando que habla
como un sucesor de los apóstoles y no lo hace como un
técnico en política o en economía.
En la homilía, el prelado llamó a los feligreses a
comprometerse y "amasarse con la sociedad, porque
tenemos que progresar con el mundo".
Finalmente propuso tener una actitud solidaria para
ayudar a quien lo necesita, ya que a su entender, de
existir solidaridad "no habría asentamientos,
cantegriles y niños en la calle".
* El reclamo continúa
Ni el cruel frío reinante durante toda la jornada de
ayer ni el paro de transporte de Cutcsa que paralizó
Montevideo, impidió que los miles de devotos a San
Cayetano vivieran su fiesta y veneraran al patrono del
trabajo y el pan.
La historia se repite. Pasó otro 7 de agosto y las
necesidades de los cristianos y la fe que profesa cada
alma siguen siendo las mismas de siempre.
La espiritualidad de la comunidad católica no
decreció, en función de las crecientes necesidades
insatisfechas.
Los fieles renovaron sus demandas, reclamando más
empleo y la reducción de los riesgos sociales que
amenazan la integridad de la familia, rechazando la
soledad y el individualismo que conspiran contra el
"proyecto de Dios". Todos estos obstáculos van
aferrando cada vez más a los fieles, que buscan en
Cayetano una ayuda milagrosa que los saque del pozo.
Ayer, el pedido de auxilio se hizo más fuerte que
nunca. "Queremos trabajo y pan", reclamaron los
católicos parti-cipantes en la celebración. Durante la
jornada fueron pasando los devotos por la parroquia de la
calle Comercio, con espigas en las manos, estampitas e
imágenes del santo, llevando consigo el deseo profundo
de revertir la angustiosa situación que afecta a miles
de uruguayos.
El frío invernal llegó justo para la fiesta
cristiana, como forma de poner a prueba a los fieles.
Sus rostros trasuntaban que viven este momento de
crisis y confusión con estoi-cismo cristiano, pero con
siempre renovadas esperanzas, devoción y fe.
Ayer no fue un día para el paseo de la comunidad. Por
eso, quienes asistieron a la fiesta no lo hicieron por
curiosidad, sino que peregrinaron con absoluta
convicción, re-novando su compromiso con el santo.
Las bajas temperaturas y la paralización del
transporte no fueron un obstáculo para que la
celebración adquiriera particular emotividad.
Los devotos reclamaron nuevamente su derecho a vivir
decorosamente. Ancianos, niños, jóvenes, religiosos y
laicos, arribaron desde tempranas horas a la parroquia.
Se fueron sucediendo las eucaristías y con ellas el
reclamo de los fieles por trabajo, vía oral o a través
de mensajes escritos, que eran depositados al pie de la
imagen de San Cayetano.
En la homilía de las 20 horas, celebrada por el
Encuentro de Trabajadores Cristianos (ETC) se presentó
las dificultades que tienen actualmente las personas
mayores de 45 años para obtener un empleo y mantener una
familia, como así también la problemática de las amas
de casa desamparadas.
Una mujer mayor de 40 años dio su testimonio acerca
de su situación laboral.
Narró que es viuda y se encuentra buscando trabajo.
Con su experiencia personal, la devota reflejó la
dificultad que tienen tantas otras personas para
encontrar un empleo digno.
En esta misa también se exhortó a la solidaridad y a
tener siempre presente a los excluidos que este sistema
continúa generando.
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