vecinet – No. 688 – vecinales – 14/03/05
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Comunicación alternativa independiente para la participación y la organización popular
"No venderé el rico patrimonio del pueblo al bajo precio de la necesidad" "Cuando se trata de salvar los intereses públicos, se sacrifican los particulares" "Mi autoridad emana de vosotros y ella cesa por vuestra presencia soberana" "La causa de los pueblos no admite la menor demora" "... que los más infelices sean los más privilegiados" "Unión caros compatriotas y estad seguros de la victoria" "En lo sucesivo solo se vea entre nosotros una gran familia" José Artigas"...es necesario contar historias del pueblo de tal forma que en vez de paralizarnos nos lleve a la acción" Danny Glover"La revolución de las Tecnologías de la Información ha evolucionado para servir a los mercados, pero ha dejado de lado a las necesidades de la gente" Vandana Shiva
Seleccionados por UNESCO como buenas ideas y mejores prácticas
para promover la producción y difusión de contenidos locales en América Latina
Fumar es un "placer" mortal. Decile NO a todo tipo de drogas. / AUTOSERVICIO Tío Pancho
s u m a r i o (hacé clic en el título)
1- Lauro Paulette
2- Cambiar para Vivir, la difícil decisión de evitar un accidente de tránsito
3- Comuna Tierra, desafíos y perspectivas
4- La nota de Comuna Tierra al Ministro del Interior
5- Artigas: Convocan Encuentro de Organizaciones Comunitarias y Sociales del norte
6- Los desafíos del realojo
7- El barrio que nació de la nada
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1- Lauro Paulette
A partir de esta edición contamos con una nuevo colaborador: Lauro Paulette.
Licenciado en Ciencias de la Comunicación de la Universidad de la República UDELAR; Técnico en Comunicación Social de la Universidad del Trabajo del Uruguay UTU; Educador Vial por la Comisión Nacional de Control y Prevención de Accidentes de Transito, Ley 16585; Educador Vial para la Intendencia Municipal de Montevideo desde el año 1998 hasta febrero del 2005, en Escuelas Públicas y Habilitadas de todo el departamento, así como Institutos de formación Secundaria y Bachillerato de Montevideo; Docente en Comunicación y Seguridad Vial del Centro de Altos Estudios de Ciencias del Transito de Buenos Aires (CAESIT), Argentina; Autor del libro "Influencia de la Cultura en el Transito"; uno de los Autores del "Manual del Educador Vial", programa oficial de Educación Vial de la IMM en todo el departamento; Autro del libro "Educación Vial en Uruguay. Bases programáticas."; ha escrito varios artículos sobre el reracionamiento de la Comunicación Masiva, la Publicidad y otras formas de socialización en las conductas de las personas vinculadas al comportamiento en el transito (algunos ejemplos de esto en Web de Sociedad Argentina de Medicina y Cirugía del Trauma www.samct.com.ar , en web de Instituto de Formación Vial del Uruguay www.inforvial.org.uy); Conferencista para la Universidad Tecnológica Nacional de San Isidro en EDUVIAL 2004 sobre comunicación, noticieros, periodismo, Seguridad Vial, e influencia mediática en la población. Presidente de la Asociación de Educadores Viales del Uruguay (www.geocities.com/uruguayvial). Ganador del Premio Santa Teresita del Niño Jesús 2004 otorgado por la Asociacion Civil "Amor y Respeto al Prójimo", por su destacado aporte a la comunidad argentina en la prevención de los accidentes de transito.
Se suma a los incorporados anteriormente que son: Abella, Gonzalo; Fernández, Griselda; Ferrando, Jorge; Fígoli, Luis Mario; Filgueiras, Daniel; Gerosa, Mariana; Kaplún, Gabriel; Landa, Laura; Lockhart, Elisa; Olesker, Daniel; Regent; Susana, Sosa, Juan; Veneziano, Alicia. (vecinet)
sumario
2- Cambiar para Vivir, la difícil decisión de evitar un accidente de tránsito
por Lauro Paulette / vecinet
Dijo nuestro padre José Artigas que "las causas de los pueblos no admiten la menor demora", y creemos firmemente que esta frase es más que un conjunto acertado de palabras, encierra un gran compromiso social de todos los integrantes de nuestro pueblo.
Uruguay es un país que lamentablemente tiene escasos recursos para dirigir hacia las causas urgentes de su población, mas esta realidad no nos puede atar de manos y hacernos pensar que "nada puede hacerse y habrá que esperar quien nos salve". Pues nuevamente citamos al General "nada podemos esperar sino es de nosotros mismos".
Queridos compañeros, hermanos y hermanas, el futuro de esta nación esta en las manos de su pueblo y como logremos sortear las necesidades que tenemos, así como la urgencia de administrar los recursos escasos que poseemos.
En esta línea, la única salvación que nos espera es la buena administración y la certeza de inversión adecuada en los males sociales mas urgente y acuciantes para nuestro pueblo.
Nuestra realidad uruguaya, marca que la población joven de nuestra patria esta desde hace décadas, siendo diezmada por la imparable e implacable epidemia (pandemia por la Organización Mundial de la Salud) que constituyen los accidentes de tránsito.
Niños y fundamentalmente jóvenes que no superan los 30 años de edad, encuentran la muerte y la discapacidad en las calles de nuestras ciudades. Esto tiene un increíble e insensato costo social de deflagración, dolor, tristeza y sobre todo desintegración social en el tejido de nuestra comunidad. Gracias a esta enfermedad invisible cuyo mortal virus lo constituyen las inconductas en el comportamiento dentro del espacio público, infinidad de familias uruguayas se desangran viendo como jefes de familia, hijos que aun no terminan la escuela y sobre todo jóvenes que en su mayor parte no alcanzan o apenas pasan la mayoría de edad, quedan con sus vidas truncas, de estudios sin culminarse adecuadamente, con un futuro laboral oscuro y un relacionamiento con la comunidad de ribetes aun no explorados, pero claramente pensables para las sociedades como las actuales donde la discapacidad no es tratada como se debe y el reino de la imagen perfecta es el gran "mito de la Caverna" mediático de nuestro tiempo.
Este comienzo pretende mostrar tan solo algunas puntas de lo que representa el "accidente de transito" como fenómeno social, mas allá de lo que hacen de él las noticias que vemos en los medios de comunicación, donde el valor social brilla por su ausencia y el morbo del "rating" marca el producto de esta realidad, tan solo como alimento de la crónica roja. Para quienes desean trascender de esta realidad que una amplia mayoría adjudica al reino de lo "imprevisible", (quizás por ello le seguimos llamando accidente a quien ebrio le pasa por arriba a un peatón cruzando en la cebra), debemos profundizar en lo que representa esta conflictiva problemática social de múltiples aristas, también desde el punto de vista económico.
Algunos estudios acerca el costo económico de los accidentes de tránsito en Uruguay, han dado como resultado cifras asombrosas. Por nombrar el más citado entre los círculos de estudiosos del fenómeno en nuestro país, se ha llegado a decir que "nos gastamos" (es decir, no tomamos medidas radicales para evitar este gasto) la friolera de mas de 900 millones de dólares por año. Si, leyó bien, casi el 4% del PBI uruguayo. Es decir que nuestra inoperancia social prefiere dilapidar en matar y discapacitar uruguayos, que usar estos recursos para pagar con ese 4% de PBI lo que todos sabemos: la salud funciona con menos, la enseñanza también, y pensemos los servicios del Estado para la Comunidad que se pueden desarrollar con este dinero, etc.
¿Por qué entonces esto sigue ocurriendo desde hace décadas sin parar ni siquiera el "Día sin accidentes de tránsito" que paradójicamente celebramos en octubre de cada año? Pues bien, la solución es sencilla, y para no profundizar en la misma trataré de parafrasear lo que decía el Ingeniero español Aniceto Zaragoza, Presidente de la Asociación Española de Carreteras en oportunidad de visitar nuestro país hace algunos días: "luego de estudiar porque países como Luxemburgo con una renta per cápita de mas de 40 mil dólares anuales y una de las mayores infraestructuras de carreteras del mundo tiene mas accidentes que otros de menor rentabilidad per cápita e infinitamente menos infraestructura vial como Gran Bretaña, llegamos a conclusiones que nos permiten arribar a porque hay países que tienen éxito en la prevención de los accidentes de tránsito y otros que no lo tienen. Ello radica en "que entiende la sociedad por tránsito". La respuesta a esta interrogante debo decir que no la ha dado la Ingeniería como me gustaría así fuera, sino la Sociología; dicha respuesta es sencillamente en distinguir si la Sociedad cree que el tránsito es un asunto privado o por el contrario es un asunto social".
Las palabras del invitado español no sorprendieron a nadie cuando se explayó diciendo que no se trata solo de creer que con dinero y desarrollo la gente no se mata en las calles, al día de hoy esto esta comprobado en Europa. Se trata de lograr hacer que la Sociedad cambie sus valores y deje de ver como algo librado al libre albedrío de cada uno el que hacer frente a un semáforo en rojo, por ejemplo: ¿cruzo o no cruzo?, pues no hay dudas que en las comunidades que ven el tránsito como algo público, nadie cruza, porque si lo hace "está lastimando la libertad de los demás" y así como él hace eso hoy, mañana otro ejecuta ese acto en contra de él o algún ser querido suyo. En países (lamentablemente como el nuestro), el tránsito es considerado un asunto privado a nivel cultural, la decisión es personal y a un uruguayo le cuesta admitir que alguien le diga que debe hacer, ya que somos hijos de la "viveza criolla" y el "eterno garronero".
Altísimo costo el de la sociedad de la individualidad donde los objetivos colectivos quedan por el camino. Pero calma, no todo es oscuridad en la noche, cuando se espera el amanecer.
Y Uruguay amaneció, una mayoría de ciudadanos de todas las extracciones sociales y políticas, dejaron de lado los intereses individuales y se la jugaron por un cambio mayoritario, o sea colectivo. Quizás cometo un grave atrevimiento de invadir terrenos que no me corresponden analizar, pero como uruguayo no resisto el desafío de creer que muchas individualidades dieron su apoyo para un fin colectivo de cambio real y una sociedad más justa, donde entre otras cosas, no podemos seguir teniendo niños, jóvenes y adultos que no cuenten con adecuadas instancias de Educación Vial Popular en todo el país como cuentan con (gran sacrificio además), los niños de la capital gracias al aporte de la Intendencia. Es impensable seguir eludiendo la capacitación en Seguridad en el Transito para jóvenes y adultos; o el no formar Docentes Especializados en la enseñanza de Educación Vial, asi como contar con un Centro de Investigación sobre esta cruel problemática.
Y por ultimo, no podemos continuar con un Parlamento sin una Comisión sobre Seguridad Vial que permita el fluido intercambio de Poder Legislativo y catalización de las necesidades sociales en leyes nacionales sobre estos aspectos.
Como sabemos que nos volveremos a comunicar por medio del lenguaje de las palabras, dejamos por aquí. Que este comienzo sea solo un ir caminando hacia nuevos amaneceres de cambio y realizaciones entre todos y por todos. No debemos de tener miedo a otras cosas, a decir basta a esta situación, tenemos lo más importante: nuestra gente que sabe como hacer las cosas, entonces: "cambiemos". (vecinet)
sumario
3- Comuna Tierra, desafíos y perspectivas
Recibimos de Agustina Martínez, estudiante de la Facultad de Ciencias Sociales e integrante del equipo interdisciplinario que trabaja en Comuna Tierra ubicado en Cerro Oeste, y que participa del Programa de Producción de Alimentos y Organización Comunitaria de la Universidad de la República, una nota solicitando "el apoyo que crean conveniente para difundir una situación agobiante en la que están los integrantes de Comuna Tierra".
En ese sentido no expresa que "este emprendimiento viene trabajando en la tierra y cría de animales desde el 2002. La historia de su formación y sus actuales desafíos están brevemente redactados en uno de los adjunto que envío en este mensaje", que vecinet transcribe más abajo.
"Si bien el Cerro de Montevideo es una zona ya conocida como de profundas carencias y de gran inseguridad, desde hace tres meses a esta parte se han sucedido una serie de hechos que atentan a la continuidad de la organización y la integridad de sus integrantes", agrega.
"Esos hechos están redactados someramente el una carta al Ministro del interior, la cual se redactó con la finalidad de tener una entrevista, carta que también la estamos adjuntando", finaliza diciendo.
Breve historia de Comuna Tierra
por Juan Arévalo y Jorge Vega
"Si bien no todos los ocupantes actuales llegamos al mismo tiempo, los primeros cuentan que la ocupación se efectivizó el 6 de junio del 2002, en pleno estallido de la última crisis económica, financiera y social del Uruguay y la región. A partir de ese momento se comenzó a construir la organización Comuna Tierra que hoy conocemos. Muchos llegaron buscando soluciones mediáticas a la crisis, otros un lugar donde vivir, pero las discusiones en los sucesivos plenarios generaron un objetivo común: la búsqueda del proyecto productivo. Para esto, se visualizó que era necesario apoyo, recursos, formas organizativas, etc. y en eso comenzamos a caminar.
Coincidentemente, en ese mismo momento se decretaba la huelga universitaria por presupuesto, declarándose la misma de carácter extensionista, hecho que sería muy significativo para Comuna Tierra. En ese marco comenzó a gestarse el Programa de Producción de Alimentos y Organización Comunitaria de la Universidad de la República. Este Programa se concretó en el trabajo de un equipo interdisciplinario de estudiantes, técnicos y docentes, en disciplinas como: Agronomía, Ciencias Sociales, Comunicación, Nutrición, Psicología y Veterinaria.
En cuanto a los principales apoyos que hemos tenido, cabe destacar también la integración del Programa de Agricultura Urbana de la Unidad Montevideo Rural de la Intendencia Municipal de Montevideo, quienes contrataron además de técnicos, becarios que han sido de fundamental importancia para nosotros. Apoyo al cual se le suma posteriormente la coordinación de la Asociación de Productores Orgánicos del Uruguay y del Centro Uruguayo de Tecnologías Apropiadas. Estos apoyos fueron generando educación, capacitación y recursos que fueron abriendo caminos para afianzar la organización.
A la interna de Comuna Tierra, fuimos definiendo autoridades provisorias, se redactó y aprobó el reglamento de convivencia, se organizó el uso de bienes comunitarios y la utilización de recursos, así como fuimos definiendo una formas organizativa interna que nos permitió caminar por el rumbo en el que hoy estamos.
En lo que concierne al relacionamiento externo con organizaciones y actores locales, podemos destacar varios logros. Por un lado, espacios de prensa oral, escrita y televisión. Nuestro propio programa radial en El Puente FM y La Cotorra FM, emisoras comunitarias de la zona con el nombre "alternativa huerta" con la intención de difundir el trabajo en la tierra, la voz de Comuna Tierra.
Por otro lado, fuimos impulsores junto a otros proyectos de varias zonas de Montevideo y Canelones, del Primer Encuentro de Agricultores Urbanos, realizado en la facultad de Agronomía en octubre del 2003, contando con la participación de compañeros de Canelones, Paysandú y Lavalleja.
Así mismo, participamos e impulsamos la marcha por tierras desde plaza Cuba al Instituto Nacional de Colonización, junto a varias organizaciones y emprendimientos de Montevideo y Canelones, durante el 2004. Así como también hemos participado en seminarios, foros, cursos de capacitación y encuentros, de los cuales podemos destacar: Foro Social Mundial en Porto Alegre durante enero del 2005 y el Foro de Desarrollo Sustentable en Córdoba durante el 2004, encuentros en Paysandú, Bella Unión y Montevideo.
Además, durante el 2004 realizamos un intercambio junto a la experiencia de la Unidad Cooperaría Numero 1 (COLOLO) en Soriano, a la vez que hemos realizado visitas y encuentros de intercambio junto a varios emprendimientos de diferentes zonas de Montevideo. En nuestro proyecto, hemos recibido a vecinos, ONGs, organizaciones barriales, ollas populares, escuelas públicas, estudiantes universitarios tanto de diferentes facultades como del extranjero. Actualmente integramos también la Mesa de Agricultores Urbanos junto con delegados de otras diversas zonas de Montevideo y de Canelones.
Queremos reconocer el apoyo brindado por organizaciones y vecinos como: "Haciendo Caminos" de La Teja, que brindó equinos para el trabajo de campo a pagar con contra partidas de verduras cosechadas por nosotros, que son entregadas a comedores y ollas populares de la zona. El vecino Don Areosa, que cedió en préstamo 2 hectáreas para siembra de forrajes para la alimentación de nuestras cabras, cerdos y caballos, la semilla, utilizando maquinaria que fue coordinada por la Unidad de Montevideo Rural de la Intendencia Municipal de Montevideo. La Organización "Misión Urbana y Rural" que donó el costo de horas de maquinaria en los comienzos de la labranza de la tierra, así como financió la visita a la Unidad Cooperaría Nº1 (COLOLO-Soriano), viaje que se coordinó con el PPAOC y los becarios de la Unidad de Montevideo Rural de la IMM. A esta organización debemos reconocerle un apoyo constante ante las diferentes dificultades que vivimos diariamente.
En este sentido, debemos destacar que la inseguridad de la zona (límite de lo Urbano-Rural del Cerro de Montevideo) es un verdadero problema de difícil solución en corto y mediano plazo, resaltando principalmente el robo constante de animales, los intentos permanentes de re-ocupación de los terrenos trabajados por Comuna Tierra y otros hechos que no nos permiten mejorar social y productivamente. El problema más reciente que enfrentamos es la re-ocupación de una vivienda por personas ajenas a nuestros intereses y la cuales pretenden desplazar a aquellos que han generado el derecho de trabajo y permanencia en el campo, re-ocupación que se efectuó mediante amenazas y a la fuerza.
Esta problemática se suma a la escasa extensión de tierras que hoy estamos trabajando, las cuales difícilmente logran colmar el autoconsumo y mucho menos podemos aspirar a generar excedentes como para realmente vivir de la producción, que es nuestro fin último. Es por eso que manifestamos nuestra necesidad de tierras, pero sin renunciar al derecho adquirido a lo largo de este tiempo en el predio que actualmente ocupamos. Ya que aspiramos a proyectar en él una especie de escuela agrícola para la zona. De forma de conservar las mejoras productivas que hay hechas en él, pero permitiendo que nosotros y nuestras familias podamos vivir de la tierra en un terreno apropiado para esos fines.
En un país que necesita generar trabajo, que cuenta con un alto porcentaje de familias hacinadas en la periferia de las ciudades, creemos necesario implementar un Programa Nacional que apunte a la reactivación productiva y económica del país. En este sentido, nos proponemos para participar ofreciendo el insumo de casi 3 años de experiencia. Para lograr una Programa Nacional que apunte a una verdadera reactivación productiva y un mejor aprovechamiento de los recursos naturales nacionales, queremos resaltar la necesidad de una verdadera coordinación tanto de los vecinos, organizaciones y emprendimientos como de otros varios actores, por ejemplo, el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca, el Instituto Nacional de Colonización, las Intendencias Municipales, el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria y el Plan de emergencia.Con esta importante herramienta que posibilita la coordinación, mejores recursos y verdaderas políticas de Estado, estamos convencidos que se lograría una mejor reinserción laboral, social y educativa en proyectos agrícolas sustentables.
Si bien somos ocupantes y estamos orgullosos de serlo, siempre sostuvimos que COMUNA TIERRA es una escuela para capacitarse, aprendiendo a producir y a organizarse. Ahora estamos convencidos de la necesidad de respaldar la generación de emprendimientos que permitan vivir de la tierra y de la producción. Para lo cual aspiramos a que en este Uruguay de emergencia social podamos contar con el respaldo político y económico necesario para continuar con nuestro trabajo." (vecinet)
sumario
4- La nota de Comuna Tierra al Ministro del Interior
"Marzo, 2005.
Montevideo, Uruguay.
Sr. Ministro del Interior
Presente.
De nuestra mayor consideración,
Los abajo firmantes somos representantes del emprendimiento comunitario productivo "Comuna Tierra", ubicado en Cerro Oeste. Desde el 6 de junio del 2002, fecha en que ocupamos un terreno de 19 hectáreas, que estamos trabajando la tierra y criando animales, buscando una alternativa de vida sustentable y digna.
A pesar de nuestro constante esfuerzo para salir adelante, el apoyo permanente de la Universidad de la República mediante el Programa de Producción de Alimentos y Organización Comunitaria, la ayuda de la IMM mediante la Unida de Montevideo Rural, el soporte de organizaciones como el CEUTA, APODU, MUR y el apoyo de diversos vecinos de la zona, actualmente nos enfrentamos a una situación que nos sobrepasa y que nos motiva a dirigirnos a Usted.
Hace tiempo que venimos sufriendo ataques diarios a nuestro trabajo y nuestra integridad. Solamente para mencionar algunos, podemos destacar:
Octubre 2003: Intento de ocupación violenta de un predio de Comuna Tierra por parte del Sr. Heber Aycaguer Sequeira, CI: 3.610.444-0.
Agosto 2004: Robo de un caballo del emprendimiento "La Cabaña", dentro de Comuna Tierra
Enero 2005: Ocupación violenta, bajo amenazas y con armas de fuego de otro predio de Comuna Tierra por parte del mismo Sr. Aycaguer. En esta oportunidad y mediante los debidos procedimientos legales, contamos con una sentencia de una Jueza Penal a nuestro favor y estamos iniciando un juicio civil para decretar el desalojo formal del Sr. Aycaguer.
Febrero 2005: Robo de tres caballos de Leandro Dos Santos, integrante de la organización, caballos que constituyen una herramienta fundamental para el trabajo cotidiano en la tierra.
Marzo 2005: Incendio del rancho de Fabián de los Santos, miembro de la organización, donde se encontraba parte d la cosecha y las semillas del proyecto.
Marzo 2005: intento de incendio del rancho del emprendimiento "A Desalambrar" dentro de Comuna Tierra, el cual se pudo detener a tiempo.
El último incidente altamente violento ocurrido se relaciona también con el Sr. Aycaguer, quien en el día sábado 12 de marzo del corriente, efectuó un tiroteo buscando amenazar a Luis Dornel, integrante de Comuna Tierra. Cabe resaltar que en el momento se encontraban niños y jóvenes de la organización, agravando la situación de violencia, inseguridad y peligro de vida. A la situación de inseguridad reinante en el barrio inmediato, se le han sumado recientemente éstos y otros incidentes violentos, dentro de los cuales debemos agregar la amenazas a otros integrantes de Comuna Tierra, peligrando le vida cotidiana del proyecto y de las personas que lo integran.
Frente a estos hechos, debemos resaltar la indiferencia y nulo apoyo real de instituciones de la zona que debieran tener una actitud central en la resolución de estos incidentes. En este sentido, destacamos la ineficacia por parte del Centro Comunal Zonal Nº 17; la ineficiente actitud de la comisaría Nº 24 frente a sucesivas denuncias; las llamadas constantes al servicio 911 sin ninguna respuesta ni presencia policial en el campo.
Es por estos motivos y por la deficiente respuesta institucional recibida que le solicitamos de forma urgente una entrevista, buscando aportar el tratamiento y resolución de estos conflictos de forma de poder vivir dignamente de nuestro trabajo.
Por Comuna Tierra, Juan Arévalo (Presidente) / Jorge Vega" (vecinet)
sumario
5- Artigas: Convocan Encuentro de Organizaciones Comunitarias y Sociales del norte
Desde Artigas nos envían la Convocatoria al "V Encuentro de Organizaciones Comunitarias y Sociales del norte uruguayo", que reproducimos a continuación:
"Después del encuentro departamental, que se realizó en la ciudad de Artigas, el 30 de abril de 2004, continuamos trabajando con el propósito de reunir elementos para la formulación de políticas departamentales de desarrollo. Es así, que se realizaron una serie de talleres en Bella Unión y Baltazar Brum y el 9 de octubre se constituyó formalmente la Unión de Pequeños Productores y Artesanos del norte uruguayo.
Con las organizaciones de la ciudad de Artigas, tuvimos que hacer un paréntisis. La causa: la firma de convenios que llevaron a la apertura de nuevos servicios a la comunidad (CAIF de nueva modalidad y SOCAF), por parte de Ayuí, Las Flores y San Miguel. Como nos consta, ese proceso les consumió mucho tiempo, razón por la cual preferimos esperar a que pudieran estabilizarse. Sabemos, de otra parte, que en el proceso de construcción de esos nuevos servicios y especialmente los SOCAF pudieron reunir información muy valiosa, que puede enriquecer aquella reunida cuando el encuentro.
En estos momentos estamos trabajando en la organización del "V Encuentro de Organizaciones Comunitarias y Sociales del norte uruguayo".
En diciembre del año pasado, por diversos motivos, no pudimos realizarlo. Ahora nos proponemos reunirnos el sábado 9 de abril, a partir de las 9:30 en el Complejo Municipal Charrúa de Paso de los Toros.
Este encuentro es también un reencuentro de personas y grupos que hemos trabajado juntos durante muchos años y que no nos reunimos desde el 7 de diciembre del 2003, cuando el IV Encuentro. Es una oportunidad entonces de ponernos al día con las muchas cosas que han pasado en estos últimos meses. La idea es que cada zona haga una presentación que incluya la ubicación de su territorio, el diagnóstico que hacen de su realidad, contar lo que están haciendo y hacer propuestas. Van a ser una serie de presentaciones, siete u ocho. No podemos hacer más la presentación por grupos porque son muchos y pensamos que de esta forma vamos a aportar una visión más amplia construida entre todos.
Para conversar de estos asuntos les proponemos reunirnos el jueves 17 de marzo, temprano en la mañana, antes que tod@s tengan que salir corriendo para sus trabajos, en el lugar que ustedes consideren más accesible para tod@s, (Gustavo Dans)". (vecinet)
sumario
6- Los desafíos del realojo
Que los más infelices (no) sean los más desgraciados
por Mariana Contreras (extractado de Brecha)
En 1959 nacía, a instancias de la Intendencia de Montevideo, la Unidad Casavalle, con el fin de responder a una curiosa propuesta social: la reeducación masiva de marginales concentrándolos en un alojamiento transitorio y reutilizable.*
Once años más tarde se construía la Unidad Misiones, que junto a Casavalle conformó Los Palomares, un complejo de unas 200 viviendas por hectárea. En los ochenta la dictadura inventó el famoso 40 Semanas, hacia donde fueron trasladados vecinos de fincas ruinosas de la Ciudad Vieja, Barrio Sur y Aguada, más otros desalojados que transitoriamente estuvieron viviendo en el Corralón Municipal, el hospital Pedro Visca y un par de hogares municipales. En los noventa, a estos tres complejos habría que agregarles la versión "aggiornada" de las viviendas de "emergencia": los núcleos básicos evolutivos (NBE), unas construcciones que por lo demás no son precisamente baratas (casi 27 mil dólares los 32 metros cuadrados) y presentan severas patologías de construcción.
A lo largo de los años, la política estatal ha sido esencialmente la misma: "realojar", "trasladar" a los pobres. Algo debe haber fallado en los planes de reeducación o en la concepción de que el pobre deja de serlo, por arte de magia, en una nueva locación. Los barrios de los tres complejos y muchas zonas en donde se han instalado los NBE son hoy guetos de miseria, y parte sustantiva de la "zona roja" urbana. Pero la vocación estatal de construir guetos de pobreza se basa, y cada vez más, en la aplicación de realojos. De hecho esta semana el Ministerio de Vivienda firmó dos convenios para trasladar a los habitantes de los emblemáticos asentamientos Kennedy (Maldonado) y Las Láminas (Artigas), a 68 y 40 viviendas respectivamente. En Montevideo, el "traslado" es también frecuente: los habitantes de los asentamientos son instalados muchas veces en zonas cercanas a estos tres primeros complejos.
Un paseo breve por Rodolfo Rincón, donde ahora viven varias familias de La Teja que debieron ser desalojadas por la contaminación constatada en el área, da una idea de los dudosos resultados que arroja esta estrategia. Sin plomo y con vivienda nueva y calles iluminadas, los vecinos quedaron depositados en una zona que les es totalmente ajena, con sus vínculos barriales y sociales rotos y sin el menor acompañamiento para comenzar a reinsertarse. El equipo multidisciplinario que debía orientar ese proceso trabajó tres meses gratis y terminó abandonando la tarea, porque en el Estado no hay plata para ocuparse de este problema. Rodolfo Rincón resume, como pocos, los daños que genera una política que no visualiza a los pobres por fuera del gueto, en un intento, al menos, de alejarlos de los márgenes. Hoy Montevideo asiste, a raíz del realojo del asentamiento Tajes en Carrasco, a un fuerte debate sobre cómo implementar una verdadera política de vivienda. Pero curiosamente todos (vecinos, comisiones, órganos municipales) opinan, salvo quien debería definir una política al respecto: el Ministerio de Vivienda.
Dos modelos dos
El asentamiento 25 de Agosto (ubicado entre Propios y las márgenes del arroyo Miguelete) cuenta con 1.116 habitantes y tiene en su haber más de 40 años de historia. La constatación de la existencia de plomo en esa zona, y la pretensión de recuperar el cauce del arroyo Miguelete (repleto de basura desechada por los clasificadores) fueron dos de los principales argumentos para pretender su realojo. Pero si bien desde 1995 la IMM cedió un predio con ese propósito, el Ministerio de Vivienda recién firmó el compromiso en 1999. Esta sería la primera perla de un largo collar de desencuentros y problemas entre ambos organismos.
Una vez entregado el predio, el ministerio llamó a licitación por 217 NBE, cuando se estimaba que las familias a realojar eran 250. Según las autoridades, no había más dinero, por lo que no había nada que pudiera hacerse por las 33 familias restantes. Afortunadamente la IMM decidió tomar la posta y buscar soluciones para éstas, así como para los 49 nuevos núcleos familiares que logró detectar un censo zonal. El plan municipal pretende instalar a las 82 familias en tres terrenos diferentes. Aquellos que trabajen con carro y caballo irán a uno más grande, donde se construirán caballerizas, además de un lugar especial para la clasificación de residuos. También aquí los vecinos, como en Carrasco, se opusieron al realojo y presentaron firmas en señal de protesta a la IMM alegando el deterioro de la seguridad de la zona. Luis Amorín, presidente de la Junta Local 13, explicó a Brecha que llevó ocho asambleas abiertas limar las resistencias vecinales. Ayudó a bajar los decibeles la comprensión cabal del proyecto. Las casas, a diferencia de lo que sucede con los NBE, se construirán bajo la modalidad de ayuda mutua y el Centro Cooperativista Uruguayo asesorará en el proceso. Cada familia tiene, dependiendo del barrio nuevo, 250 o 500 horas de trabajo para cumplir revistiendo baños, colocando pisos, pintando, revocando, colocando aberturas de una casa que no se sabrá hasta el final a quién pertenecerá.
Dos formas de entender el problema de la vivienda conviven en el asentamiento. Una entregará 217 NBE llave en mano y se irá. La otra se enfrenta por primera vez, con aciertos y errores, a una complejidad social que desborda y que el ministerio se niega a ver o atender.
"En situaciones como éstas uno viene de un lugar en el que no vive, sobrevive: comen en la escuela, los padres en el comedor del INDA, los del plomo tienen canasta, enganchan el agua, están colgados de la luz...", dice Amorín. Pero todos estos problemas no entran en las políticas de vivienda llevadas a cabo hasta ahora por el gobierno nacional. Mucho menos entran en ellas los problemas relacionados con la reinserción escolar o la pérdida de lazos con el entorno. Las familias que se van a Durán -la zona más lejana- cuentan a Brecha que por la zona donde está ahora el 25 de Agosto tienen "todo": centro CAIF, INDA, escuela, liceo, policlínica y hospital, a los que se llega caminando, apoyo escolar y liceal, el Centro Salesiano gracias al que los hijos conocieron Rocha y el Parque Rodó. La casa, dicen, no la cambian por nada, pero la angustia y por momentos el enojo se notaba en las caras.
Ventana propia
"Hace 30 años que no tengo ventana", confiesa Teresita sentada en el líving de Mariela, que ya está realojada. Tal vez la conversación de ambas, contando la nueva vida de una y las expectativas de la otra, refleje de la mejor manera el cambio en lo cotidiano que han experimentado: los vínculos generados a través del trabajo cooperativo, las ganas de salir al barrio; ya no tener que ocultar dónde viven por vergüenza; poder caminar descalzas dentro de la casa porque ya no es lo mismo el piso de adentro que el de afuera; tener ganas de cuidarla porque luce; el aprendizaje en los talleres, que fueron desde cómo limpiar la grasera y ubicar los muebles para optimizar el espacio a una charla con funcionarios de ute que explicaron cómo se ahorra energía (por convenio pagan 200 pesos mensuales si gastan menos de 100 vatios y 50 pesos fijos por el agua); las asambleas para definir el reglamento de convivencia (que no establece que hay que relacionarse con fulano o mengano, como pensó Teresita indignada, sino las reglas básicas de convivencia entre vecinos); los procesos de negociación en la toma de cada una de las decisiones.
No todo ha sido exitoso en la experiencia, ni todos tienen la misma sonrisa de oreja a oreja que Mariela. Algunos ni siquiera llegaron al final o prefirieron el asentamiento a cualquier otra cosa, otros están enojados porque hubo alguno que “fue de arriba” en la construcción, hay rumores de que uno ya vendió la casa, cosa expresamente prohibida. Y es que la apreciación de la diferencia entre el antes y el después es parte del proceso de la vida de cada uno. Queda el desafío mayor: seguir trabajando, ahora con techo, sobre las otras distancias que los separan del resto de la ciudad. (vecinet)
* "La gestión urbana en la generación de los tejidos residenciales de la periferia de Montevideo", Cecilio, Couriel, Spallanzani, en www.farq.edu.uy
sumario
7- El barrio que nació de la nada
por Raúl Pierri (Extractado de IPS)
MONTEVIDEO, feb (IPS) - No había sombras en "El Monarca" cuando llegó Angel "El Viejo" Martínez, sólo arbustos resecos y un ardiente sol. Pero pronto las casas y los árboles fueron surgiendo como flores regadas con sudor.
Todo comenzó el viernes santo de 1995, recuerdan los vecinos. Un grupo de cuatro o cinco familias sin hogar decidieron ocupar este terreno en las afueras de Montevideo. El predio era propiedad de un hacendado ya muerto, y fue abandonado por sus descendientes en la telaraña de la burocracia cuando decidieron mudarse a España.
Los nuevos ocupantes cortaron el alambrado en un acto casi ceremonial y pusieron en práctica lo que habían planificado durante semanas. Dividieron con hilo de lana parcelas de 12 por 30 metros para cada familia y se instalaron con lo poco que no habían perdido: maderas, chapas, sacos de plástico. Había nacido el asentamiento "El Monarca".
"Al principio esto parecía un cementerio", recuerda El Viejo cuando mira la tierra en la que piensa pasar el resto de sus días, aunque nunca llegue a ser el dueño.
La noticia del nuevo asentamiento llegó de inmediato a muchas personas sin hogar de Montevideo, que se sumaron a la empresa desesperada. Familias desalojadas, hombres solteros desempleados, trabajadores del campo buscando suerte en la ciudad fueron conformando este nuevo vecindario.
Las familias fundadoras vieron la necesidad de organizarse. Crearon una comisión, redactaron una lista de vecinos, cobraron una cuota social por familia y colocaron banderas rojas en las parcelas aún no ocupadas, para evitar que alguien usufructuara con más de una.
Con el aporte monetario, las donaciones de materiales y el trabajo solidario se construyeron caminos, muros y un pequeño salón comunal en el que se lee: "Las necesidades de los pobres se solucionan con participación, acción y determinación".
Las maderas y chapas comenzaron a desaparecer y emergieron las casas con ladrillos. Uno aportó horas de trabajo, otro consiguió la arena, otro contribuyó con las herramientas y juntos lograron tener sus primeras sombras.
Algunos, como Marta Casanova, aún tienen detrás de sus nuevas viviendas, restos de lo que fueron sus precarias edificaciones en El Monarca. "Es que fue mi primera casa propia", explicó a IPS.
Mientras, las tierras pasaron a remate judicial y, ante la falta de compradores, quedaron en manos del Ministerio de Vivienda. La comisión de El Monarca aún gestiona que se le conceda la propiedad del lugar.
Los vecinos tramitaron con éxito la instalación de energía eléctrica, agua potable y líneas de teléfono. La mano de obra y los fondos para cada tarea siempre provinieron del esfuerzo del propio asentamiento.
Los objetivos ahora son construir una policlínica, resolver el problema de recolección de basura y gestionar que una línea de transporte público ingrese al asentamiento. Las niñas y niños del barrio deben caminar al borde la carretera para llegar a la escuela más cercana.
El Monarca es un ejemplo de autogestión en los asentamientos. En el barrio viven hoy 2.500 personas distribuidas en 272 solares. Cuarenta por ciento de los habitantes son desempleados o tienen trabajos precarios, y no cuentan con apoyo de ninguna organización no gubernamental.
"No es fácil lograr el compromiso de los vecinos cuando tienen que estar pensando en cómo alimentar a su familia. Sin embargo, prácticamente todos colaboran con las obras en el asentamiento", dijo a IPS El Viejo, ahora presidente de la comisión.
Edificar un barrio de la nada sin resolver lo inmediato es un desafío diario, explica este agricultor que plantó el "Huerto de la Dignidad" casi sobre el arroyo que marca el término del barrio y de la ciudad de Montevideo.
En Uruguay, la cantidad de asentamientos crece a un promedio anual acumulativo de 10 por ciento, según un estudio de la organización Servicio Paz y Justicia incluido en su Informe sobre Derechos Humanos de 2004.
Esto conlleva, entre otras cosas, la creciente despoblación de las áreas centrales de la ciudad y la simultánea expansión periférica y metropolitana.
Entre 1985 y 1996, cuando se realizaron los últimos dos censos nacionales, 62 barrios más céntricos de Montevideo perdieron más de 10 por ciento de su población, mientras que en las áreas periféricas el número de habitantes creció 13 por ciento y en la metropolitana una fuera de la ciudad 35 por ciento.
"La expansión periférica desregulada contribuye a la segregación urbana y a la falta de accesibilidad y conectividad de amplios sectores de la población", alertó Serpaj.
Un total de 153.000 uruguayos viven en 412 asentamientos, 300 de los cuales están en Montevideo, según la última medición del Instituto Nacional de Estadística, de 1998.
Pero no todos son como El Monarca. La mayoría crece en forma caótica al margen de la ciudad, constituida por miserables casas de lata, cartón y maderas. Son los "cantegriles", irónica alusión al exclusivo Cantegril Country Club del balneario de Punta del Este.
Hacinamiento, violencia doméstica, madres solteras, jóvenes atrapados por la droga y la delincuencia, bajo nivel de enseñanza y falta total de acceso a servicios básicos es moneda corriente en estos barrios, cuyos habitantes se hunden en la marginación.
La última crisis económica agravó los problemas habitacionales de los uruguayos, ya crecientes desde la dictadura militar (1973-1985).
Este país de 3,2 millones de habitantes estuvo en recesión económica entre 1999 y 2002, cuando el sistema financiero colapsó, el desempleo trepó al récord histórico de 20 por ciento, el salario se deterioró y las reservas internacionales casi desaparecieron.
Hoy, tras la recuperación constante registrada desde 2003, el desempleo bajó hasta poco más de 13 por ciento de los activos.
Serpaj estima que la incidencia de los alquileres sobre el ingreso de los hogares aumentó 30 por ciento desde 1987 para 20 por ciento de la población pobre. En forma paralela, los desalojos se dispararon, según datos de la Suprema Corte de Justicia.
La Universidad de la República calcula que el déficit habitacional es de 80.511 viviendas. Para abatirlo en los próximos 20 años se necesitaría una inversión anual de 270 millones de dólares.
Además, el último censo reveló que casi 20 por ciento de los 775.499 hogares uruguayos están en situación de hacinamiento.
En 1999, el gobierno firmó un acuerdo con el Banco Interamericano de Desarrollo para crear el Programa de Integración de Asentamientos Irregulares. Su meta era mejorar la calidad de vida y asegurar la integración urbana y social de sus habitantes. También se propuso regularizar la situación de por lo menos 10.000 hogares.
Pero no todos los asentamientos cumplen con los requisitos para beneficiarse del plan: deben ser anteriores a 1996, estar en terrenos públicos y no privados, en zonas no inundables y en ciudades de más de 10.000 habitantes.
De los 81 millones de dólares entregados por el BID, se han utilizado 26 millones para 70 asentamientos regularizados.
Representantes del próximo gobierno, que presidirá el izquierdista Tabaré Vázquez a partir del 1 de marzo, prometen realojar a las personas que viven en los asentamientos hacia zonas urbanas despobladas de la capital, que cuentan con servicios básicos de agua, electricidad, saneamiento y transporte.
En Uruguay se replica, en escala menor, la realidad de muchos países pobres.
En 2001 había 924 millones de personas en el mundo viviendo en asentamientos precarios, y el número podría ascender a 1.500 millones para 2020, de acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas.
La meta número 11 de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, fijados en una sesión especial de la Asamblea General de la ONU en septiembre de 2000, se propone "lograr para 2020 una significativa mejora en la vida de al menos 100 millones de habitantes de asentamientos".
Entre las metas del milenio figuran también garantizar para 2015 la educación universal de niños y niñas, y reducir a la mitad, respecto de 1990, la proporción población de pobres, de hambrientos y de personas sin acceso a agua potable. Mientras, la autogestión y la solidaridad parecen la salida de quienes viven en barrios como El Monarca.
Al menos eso concluye El Viejo. Apoyado en un improvisado bastón, destaca a los visitantes la frase del cartel a la entrada de su huerta, que en su opinión define el espíritu de sus vecinos: "Hombres de trabajo y de respeto". (IPS) (vecinet)
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