El grupo indigenista "Ahijuna" alertó a LA REPUBLICA del robo de la parte superior de un cono de piedra situado en las sierras de Minas que, según arqueólogos que investigan el descubrimiento, podría pertenecer a un período indígena. El hecho sorprende por la dificultad de acceder al lugar y por el poco valor de lo robado, que lo único que hace es complicar el descubrimiento del origen de las construcciones. Se supone que alguien que desconoce el valor histórico de las estructuras pueda haber extraído la piedra para utilizarla en la construcción. Al constatarse el hecho se encontraron las huellas de una camioneta, pero no se tienen más indicios.

La misteriosa construcción antes de ser cercenada.

Un pedazo de historia truncado a la fuerza. (Fotos de Ahijuna)

En el lugar hay alrededor de 70 estructuras, con 3 de un tamaño mayor, que rondan los 3 metros y medio, mientras que el resto son de un metro y medio. El túmulo robado era uno de los más grandes y de los que estaba en mejor estado, ya que hay otros con las piedras desparramadas por el piso. Como no han sido declaradas patrimonio histórico, ya que se tiene que realizar una investigación previa que pueda determinar su interés y habilitar estudios posteriores, están en un peligroso estado de desprotección. Aunque no se puede probar qué son o los años que tienen, se supone que en la medida que se hagan más descubrimientos en distintos lugares, aumentan las posibilidades de develar el misterio. Lo que reforzaría la hipótesis de su procedencia indígena sería la aparición en diferentes puntos del país, como el norte de Salto o cercanías del Río Negro en Durazo. En la zona norte de Salto, se encontraron apilamientos similares cerca de los 500 petroglifos descubiertos hace algún tiempo.

Los conos están construidos con piedra laja y, según indicó Jorge Femeníes, director del Museo Antropológico de Canelones, "se descarta que pudieran ser hornos para tostar mineral del período de explotación minera, dado que su interior es macizo y no poseen ningún hueco".

Sorprende el orden de las piedras en la construcción, que hace que queden paredes casi lisas con algunas piedras salidas en forma de escalones. Estas están formadas por círculos de diámetro cada vez menor, hasta terminar en el vértice en una especie de piedra redondeada que hace las veces de tapa.

Según indicó el arqueólogo Jorge Baeza a LA REPUBLICA, es extraño que no aparezcan nombrados en la literatura pionera, salvo en contadas ocasiones, como en el "Diccionario Razonado del Río de la Plata", de Daniel Granada, y en algún escritor local que los asimila a hornos o vichaderos.

Un arqueólogo chileno, Lautaro Núñez, especializado en este tipo de investigaciones, en ocasión de una visita a la zona, dijo que son parecidos a monumentos indígenas de la zona andina, utilizados para fines rituales, lo que reforzaría la hipótesis de que pertenecieran a ese período y no al de la colonización. Por otra parte, si fueran del período colonial, podrían ser de grupos indios traídos de otro sitio para la búsqueda de metales preciosos que hubieran realizado estas construcciones con fines rituales.

Las investigaciones hechas hasta el momento de los líquenes de las piedras exteriores indican que podrían rondar los 200 años. También se investigó el tipo de agrupamiento de la totalidad de las construcciones y si bien se puede hablar de grupos de estructuras, ya que están todas ubicadas en una ladera, no forman ningún polígono determinado.

La República en la Red edición: 15/03/99 - página 10