por
Melba Píriz y Cristina Dubra
Considerado el territorio de
la Banda Oriental como "tierra sin ningún provecho" por los conquistadores
españoles, su conquista será tardía y este hecho signará la historia de esta fértil
pradera, habitada desde ya mucho tiempo (estudios recientes nos llevan a considerar en
miles de años la presencia de los primeros pobladores en la región) por comunidades
indígenas en algunos casos cultivadores y, o cazadores, pescadores y recolectores .La
situación de frontera interimperial (conflicto de límites entre los dominios de España
y Portugal) determinará el interés por estos territorios pese a la sociedad indígena
indómita que la habitaba. En el siglo XVII, la introducción del ganado bovino pautará
de aquí en más la economía y la sociedad de esta Banda. La primera forma de
explotación de la riqueza pecuaria fue la vaquería, expedición para matar ganado,
extraer el cuero y el sebo. La vaquería depredó el ganado "cimarrón", por eso
se irá sustituyendo este sistema por "la estancia", establecimiento permanente
con ocupación de tierra.
El poblamiento urbano fue también una consecuencia del
carácter fronterizo de nuestro territorio. En 1680 los portugueses fundan la Colonia del
Sacramento y a partir de 1724 los españoles fundan Montevideo.
Durante el coloniaje estará presente un gran conflicto
entre los grandes latifundistas por un lado y los pequeños y medianos hacendados por otro
A comienzos del siglo XIX, se producen las invasiones inglesas al Río de la Plata. La
ocupación que realizaron si bien breve, no dejará de tener importancia. Se agudizaron,
por ejemplo, las contradicciones ya existentes en la sociedad colonial y comenzó a
hacerse inminente la lucha por el poder entre una minoría española residente encabezada
por los grandes comerciantes monopolistas y los dirigentes del grupo criollo, hijos de
españoles nacidos en América.
En toda esta crisis, que en definitiva desembocará en la
revolución, el problema esencial planteado es el del poder, el de que sector comandará
en el nuevo Estado.
La caída de España en poder de Napoléon, abrirá más
la brecha entre estas dos fracciones. En Mayo de 1810 comenzará la lucha por la
Independencia en el Río de la Plata.
La Revolución Oriental fue fruto de la agitación de
condiciones internas, contó con la participación de los hacendados pequeños y medios,
de los comerciantes, de los curas de pueblo, de los peones, de los gauchos, de los
libertos y de los indígenas. Su conductor José Artigas la definirá como "la
admirable alarma" Los orientales no eran ejército regular, no recibían soldada ,
eran vecinos civiles voluntarios "armados por la causa de la libertad". La
invasión portuguesa en 1811 y los desacuerdos con Buenos Aires, llevarán a este pueblo
"reunido y armado" a nombrar a Artigas como Jefe de los Orientales y resolver
abandonar el territorio. Es durante esta "Redota" (como la llamaron los paisanos
que la realizaron) e inmediatamente después de la vuelta a la Banda Oriental cuando
Artigas plasmará su programa político. Es precisamente en el Campamento del Ayuí donde
se revela la composición de ese pueblo "reunido y armado": están con Artigas
"cuatrocientos charrúas", "gauchos" y "changadores",
hombres sueltos que se solidarizan por primera vez con la montonera, escuadrones de indios
tapes, las familias de los criollos pobres, hacendados rústicos, mayordomos, capataces,
peones y curas patriotas. También están todavía aunque por poco tiempo algunos
patricios de renombre cuya presencia en este conglomerado de grupos introduce un interés
de clase diferente.
El movimiento artiguista en la Banda Oriental se
transformará en una corriente radical que intimidará al conjunto de las clases
privilegiadas.
Porque la artiguista fue una revolución democrática y
agraria de hondas raíces populares. Fue ese sólido bastión de peones, gauchos, libertos
e indios, quien impregnó de radicalismo las propuestas de la revolución. Con Artigas
hubo en nuestro pueblo instancias de un alto grado de organización y ésta se fue dando a
partir del pueblo mismo. Es en ese pueblo organizado y armado enfrentado fundamentalmente
a una oligarquía criolla y extranjera que hallamos la primera expresión de poder popular
en nuestra historia.
Las banderas artiguistas, de justicia social, de tierra
para quien la trabaje, de proteccionismo económico, plasmadas en los Reglamentos Agrario
y Aduanero de 1815, los principios de autonomía, de igualdad, de libertad, que están
presentes en la organización de la Liga Federal, forman ese lazo indestructible entre el
AYER Y EL HOY.
El Movimiento de Liberación Nacional surge porque los
enemigos que traicionaron el artiguismo, solo cambiaron su cara. Porque casi todo está
por hacer y porque los TUPAMAROS FUERON Y DEBEN SER LOS CUSTODIOS DE ESE PASADO.
ORIGEN HISTORICO DEL NOMBRE TUPAMARO
Podemos citar el trabajo de investigación hecho por el
Movimiento de Liberación Nacional sobre el origen de la palabra Tupamaro y la relación
que le une con dicho movimiento político
De este estudio surgen datos históricos y literarios que
vinculan el nombre del M. L. N. Tupamaros con la sublevación indígena de Tupác Amarú
en el Virreinato del Perú en 1780.
En la "Historia de los Tupamaros" escrita por
su dirigente Eleuterio Fernández Huidobro, este testimonia, que fue en noviembre de 1964
en que apareció públicamente, dicho nombre vinculado al movimiento político uruguayo,
en un volante distribuido en la Convención Universitaria donde se leía: T N T
"Tupamaros no transamos".
Nos referiremos pues a las fuentes y para ello hablaremos
del Régimen Indiano.
1492: Conquista y Dominación Española. Para realizarla
dividieron los territorios americanos en virreinatos. En uno de ellos, el del Perú, se
dará la sublevación indígena de Tupác Amarú, cacique mestizo, directo descendiente de
los Emperadores Incas, encabezó el movimiento mesiánico y revolucionario de mayor
envergadura en los territorios del norte, cayendo traicionado y entregado a los realistas
junto a su esposa para ser muerto mediante suplicio. Esta sublevación también puso en
peligro al Virreinato del Río de la Plata al conmover las bases de "fieles
vasallos" de las Autoridades Españolas.
De aquí en más, según lo revelan diversos documentos y
la literatura autóctona, la palabra Tupamaro es empleada con distintas acepciones y no
siempre de carácter político.
El historiador contemporáneo Washington Lockart cita en
"La vida cotidiana en la Colonia": "...y que se le dé derecho al Alcalde
de 2do. Voto para deponer contra el cura por la atroz injuria de haberlo llamado con el
moro (?) de traidor tupamaro a presencia del Pueblo...".
Del mismo autor en "La autoridad amenazada"
vemos la situación particular en la que un gaucho le dice a la autoridad: "...mulato
indino, tupamaro hijo de puta ...".
Si bien aquí es utilizada como insulto, encontramos que
según transcribe el historiador Setembrino Pereda (Paysandú Patriótico), el mismo José
Rondeau, militar nacido en Buenos Aires que se unirá posteriormente a la causa
revolucionaria liderada por Artigas manifiesta: "...fui destinado otra vez a
Paysandú ...medida que tuvo por objeto separarme de la plaza porque algo se había
entendido ya sobre mi adhesión al sistema del país pues el sargento mayor de la plaza se
le oía titularme de Tupac Amaro ...".
De aquí surge una nueva acepción la de sedicioso.
En las letras encontramos testimonios más gratificante
como los de: hermano, rebelde.
En la novela "Ismael" de Eduardo Acevedo Díaz
encontramos: "...dividido ya el campo entre europeos y tupamaros, estos últimos
negaban la existencia de todo vínculo social o político con sus antiguos
dominadores...". En la misma novela, cuando el protagonista Ismael se acerca al lugar
donde están las tropas rebeldes, uno de los guardias "... le interrogó con
energía, puesta la mano en la culata de un trabuco -¡Tupamaro !-contestó el recién
venido con voz vibrante -
-Ayéguese hermano, ¿lo trujieron mal?...".
Dice el crítico literario Alberto Zum Felde (Proceso
Intelectual del Uruguay) refiriéndose a la novela Ismael: "...Allí están -en
heteróclita fraternidad de gauchos, indios, portugos, negros, zambos y mulatos, rubios
los unos, oscuros los otros -todos los tupamaros que la Ley y la Justicia colonial
arrojaron al margen de la vida civil, y que la idea revolucionaria alzara, en montonera
heroica tras el Caudillo ".
Ya en nuestro siglo tenemos de Osiris Rodríguez
Castillos el poema canción:
"Cielo, mi cielito lindo,
danza de viento y juncal,
prenda de los tupamaros,
flor de la Banda Oriental..."