Peripecia de un
paisano.
"Yo tuve un
hermano
no nos vimos nunca
pero no importaba
yo tuve un hermano
que iba por los montes
mientras yo dormía
lo quise a mi modo
le tomé su voz
libre como el agua
caminé de a ratos
cerca de su sombra
no nos vimos nunca
pero no importaba
mi hermano despierto
mientras yo dormía
mi hermano mostrando
detrás de la noche
su estrella elegida"
Julio Cortázar
El 16 de marzo de 1925, el matrimonio conformado por
Victoriano Sendic y Amalia Antonaccio recibe en el paraje Chamangá paraje
suresteño del departamento de Flores- a su quinto hijo, Raúl. Arrendaban en la zona un
campito de 200 hectáreas. La crianza de aquel niño, al amparo de la naturaleza, signó
su amor a la tierra y lo entrelazó a la suerte de los paisanos. La educación primaria la
inicia en la Escuela del lugar.
El ambiente rural incidió hasta tal punto en su
formación, que recién a los diez años conoció un pueblo. Al terminar la primaria, la
familia se trasladó a una chacra, heredada del abuelo materno, y el jovencito continúa
estudiando en la Escuela Agraria. "Los hermanos Sendic ordeñan las vacas y venden
la leche en el pueblo", anotan sus biógrafos. Luego, montado en un caballo o en
bicicleta, llega al Liceo de la capital departamental, Trinidad.
La forja
En Secundaria comienza a revelar sus inquietudes:
participa activamente en la formación de la Asociación de Estudiantes, concomitantemente
escribe en el periódico gremial Rebeldía. En esta empresa se embarcan su hermano Alberto
y el posteriormente- eximio periodista Carlos María Gutiérrez.
Al completar la formación media en 1943, con 18 años,
"baja" a Montevideo, se inscribe en la Facultad de Derecho y trabaja en un
Estudio Jurídico. No alcanzó a graduarse de abogado aprobó 5 años y medio de los
6 que insumía la carrera- aunque si obtuvo el título de procurador. En el recinto
universitario conoció a quienes serían figuras destacadas en varias disciplinas. El
senador Sarthou recuerda: "
con Raúl integramos la primera lista de
izquierda del Centro de Estudiantes de Derecho, Lucha Universitaria, la formamos juntos.
Era un hombre de pensamiento y acción, que no es muy frecuente".
Como Procurador comienza a trabajar, básicamente, en
cuestiones laborales. Ya es un dirigente de la rema juvenil del Partido Socialista (PS) y
un integrante, durante cuatro años, de la Internacional de Juventudes Socialistas.
Socialista y líder campesino
Sus inquietudes políticas lo llevan, desde mediados de
la década del 50, a trabajar en la organización de los asalariados rurales. En el
56, toma parte de la marcha que desde La Charqueada y la ciudad de Treinta y Tres
rumbo a Montevideo, efectúan los explotados trabajadores del arroz. Dos años después,
al participar en una movilización originada por los remolacheros sanduceros que
incluyó la huelga-, es detenido junto a otros militantes en la localidad rionegrense de
San Javier. Se los acusaba debido a su ingreso a las plantaciones- de invadir la
propiedad privada. En un denodado esfuerzo, en 1959 crea la Unión de Regadores y
Destajistas del ingeniero azucarero El Espinillar (URDE). El ex diputado socialista José
Díaz, recordó que "esa generación, que bien podríamos denominar la de Sendic,
contribuyó al desarrollo político e ideológico del PS de la década de los 50, y con
Leguizamón, Toledo, Vique y Jorgelino Dutra impulsó al nuevo sindicalismo rural de
masas".
Por esos años Raúl inicia el proceso que lo lleva a
abandonar el PS, del cual era un destacado militante, al punto de ser integrante de su
Comité Ejecutivo.
En compañía de un grupo de militantes con los que
compartía esfuerzos, esperanzas y proyectos, se "corrió" al Norte y en 1961
fundó la Unión de Trabajadores Azucareros de Artigas (UTAA). En poco tiempo, las luchas
de UTAA adquieren notoriedad a nivel nacional y ponen al desnudo la terrible explotación
que padecen los trabajadores de los ingenios. Como contrapartida: "Cada vez que
son decretadas medidas prontas de seguridad por conflictos en Montevideo, Sendic y otros
sindicalistas son encarcelados en Paysandú", apuntan testigos de los hechos.
El tupamaro
Por 1962, con el concurso de algunos compañeros en
un país en el que la crisis económica comienza a ir de la mano del descontento social-,
organiza el Movimiento de Liberación Nacional Tupamaros. La pista accidental
dejada en el transcurso de la expropiación de armas en el Tiro Suizo, departamento de
Colonia, determina su pasaje a la clandestinidad. Pese a desaparecer de la escena
pública, su nombre comienza a poseer atributo de símbolo, al ser levantado por los
cañeros de Artigas que hacen de la frase "Por la tierra y con Sendic",
no sólo la consigna central de su sindicato, sino también la expresión de un nuevo tipo
de sindicalismo.
Son años de esfuerzo silencioso de construcción de la
herramienta política, interrumpidos esporádicamente por escaramuzas (la más importante
de ellas a fines de 1966, cuando el grueso de la organización en ciernes debe pasar a la
clandestinidad al ser detectada por los cuerpos represivos). Continúa militando de manera
ininterrumpida, y a partir de 1968 sus previsiones acerca del desencadenamiento de la
crisis y el comienzo de la confrontación social a gran escala, se vuelven realidad
tangible. La consecuencia es que el accionar armado del MLN se incrementa y se nutre de un
sustrato social en constante crecimiento. En agosto de 1970 es detenido y recluido en el
Penal de Punta Carretas (transformado hoy irónicamente- en un Shopping Center) y
casi un año después, en setiembre de 1971, protagoniza, junto a 110 de sus compañeros,
la histórica fuga que marca su reintegro a una actividad política que marchaba hacia
años de confrontación social de una magnitud desconocida desde 1904.
El 14 de abril de 1972, cuatro integrantes del
parapolicial "Escuadrón de la Muerte" son ajusticiados por el MLN y
pocas horas después, ocho militantes tupamaros son muertos en actos de represalia. Era el
comienzo del fin. En agosto, tras un tiroteo con miembros de la Marina es herido de
gravedad. "Soy Rufo y no me entrego vivo", dicen que contestó, según el
comunicado 467 de las Fuerzas Conjuntas, en la madrugada del viernes 1° de setiembre. El
semanario Marcha, en su edición del 3 informó que "alrededor de la hora una de
la helada y lluviosa madrugada (
) el Ejército rodeó la manzana, cerró las vías
de acceso y procedió a allanar la finca de Sarandí 229 casi Pérez Castellano
Luego de un intenso tiroteo, los dos jóvenes que acompañaban a Sendic anunciaron que se
rendían y condujeron a éste, herido, hacia la puerta de la vivienda". El
comunicado oficial aducía que el dirigente fue gravemente herido por un proyectil que le
penetró por el lado izquierdo del rostro y salió por el lado derecho produciéndole
serias lesiones en la boca.
Desde su detención hasta su liberación en marzo de 1985
soportó un rigurosísimo régimen carcelario. Tras el golpe de Estado, en junio del
73, se transformó en uno de los nueve rehenes que la dictadura aisló en
condiciones infrahumanas durante más de una década.
Profeta de un tiempo nuevo
Las secuelas de torturas y rigores, minaron la salud de
este paisano de Flores. "Desde el punto de vista de su salud recordó su
compañero Fernández Huidobro- a Sendic lo soltaron en 1985 con dos posibilidades: o
bien para convalecer del sadismo cebado en él durante doce años y pico, o bien para
terminar de morir. No le conocí en estos cuatro años ni un día de salud. Con la cobarde
alevosía de quien además de saberse impune carece de toda grandeza en el pozo negro que
tiene por alma, la mano salva del aparato estatal, castrense guante de fierro, lo
trituró meticulosamente. Eso sí: debidamente maniatado, pieatado y encapuchado por las
dudas".
Sendic fue padre de cinco hijos Raúl Fernando,
Ramiro, Jorge Raúl, Alberto y Carolina- con quienes, en la última etapa de la dictadura,
pudo comunicarse epistolarmente, legándonos páginas que bien pueden servir como
testimonio de ese tiempo en el que una generación de niños orientales vivió el
desarraigo y alimentó la ternura con esas precarias formas de comunicación. Al liberarse
de la muerte lenta a que lo sometió la dictadura escribió, con lúcida mirada, numerosos
artículos y libros sobre los más variados temas.
Es de justicia decir que este paisano que se comprometió
como pocos con su tiempo pero que, sin embargo, tuvo la valentía y la grandeza de
comprender que otro tiempo infinitamente más injusto y terrible que el que
combatió desde su juventud- se comenzaba a esbozar en el horizonte.
El correlato político de esa búsqueda y del conjunto de
certezas que la sustentaban, se expresó en su concepción (inacabada, y a menudo
desnaturalizada y no obstante confirmada por las transformaciones que sobrevendrían) de
Frente Grande.
Médicos uruguayos especializados en neurología detectan
por noviembre de 1988 que sufre la enfermedad de la motoneurona, un raro padecimiento
conocido como "mal de Charcot" y se decide trasladarlo a Francia para
tratarlo, en febrero del año siguiente. Pese a los denodados esfuerzos realizados, el 28
de abril de 1989, en horas de la madrugada, murió en París, dejando tras de sí
historia, leyenda y una obra inconclusa. Fue velado en el local del MLN-T y del Movimiento
por la Tierra. Una multitud lo acompañó hasta el cementerio de La Teja en lo que fue una
de las más grandes demostraciones de dolor de nuestra historia y la última en su
género, tal vez corroborando la idea que con Sendic, se cerró un tiempo histórico.
La obra de sus últimos años, pese a haber sido
publicada en su casi totalidad, no ha tenido continuadores consecuentes (en particular en
lo que se refiere a la idea central en su pensamiento- de Frente Grande). Esa
certeza (corroborada por el curso de los años) fue intuida por quienes le dedicamos no
solamente un sentido homenaje a su memoria, sino un anticipo de futuro en el que la
emoción se da la mano con la amargura.
La despedida
Miró a todos por última vez y colocó sus zapatos
allí, en medio del camino. Los zapatos siempre resultaron tarea difícil para él, ya
fuera porque nunca le quedaban bien o porque le gustaba andar descalzo y liberado por esos
mundos de Dios, o porque le acumulaban las penas que no tenía tiempo de guardar en
ningún lado. De todos modos, los zapatos fueron puestos allí por él, tal vez con la
secreta esperanza de que alguien aún cuando tuviera que sufrirlos- los calzara
algún día.
Miró a todos por última vez, hizo un leve gesto con la
mano, un gesto parco, sencillo, de emoción contenida. Un gesto en fin, como para él. Y
enderezó por el largo camino que se perdía en el horizonte.
Y quedamos allí, sin poder detenerlo, viéndolo alejarse
suavemente, mientras de tanto en tanto él giraba la cabeza y repetía el gesto con la
mano, casi a punto de sonreír.
De los rostros jóvenes y viejos, adustos o gastados,
severos o tiernos comenzaron a brotar lágrimas que querían regar el suelo de futuro.
Entonces él ya no se volvió más y se perdió en la lejanía. Sus
zapatos permanecieron allí. Nadie se atrevió todavía a ponérselos.