Para gritar tu nombre
compañero Sendic
Raúl el Militante
Si el control de los
caminos
te pregunta adónde vas
le dirás que a tu destino.
Y al decirte -¿pero cuál?,
no sé, pero lo persigo
sé que queda más allá.
(23 de julio de 1983 Raúl Sendic)
Naciste militando, militaste el campo y la ciudad, tal
vez naciste con los ojos abiertos como lo hacen los castores.
Carlos María Gutiérrez, tu condiscípulo en el liceo de
Trinidad, te recordaba: "En una madrugada de hace casi una vida o una vida entera,
mi primera mañana de estudiante en Flores me paré tiritando en la esquina del liceo para
ver cómo llegaban, desde las hondonadas lejanas tapadas por la cerrazón, las gentes que
acudían a sus tareas. Un muchacho huesudo y anguloso, las grandes manos escapándosele de
las mangas insuficientes, una bufanda casera por único abrigo extra, venía pedaleando
una vieja bicicleta por la cuesta del cuartel. Cuando entró al pavimento empedrado
desmontó, dejó la bicicleta contra la pared, desató los libros que traía en la
parrilla y se quedó esperando, como los demás, a que fueran las siete y se abrieran las
puertas del liceo. En medio de las nubecitas de aliento condensado que emanaba del grupo
de madrugadores, él callaba mirándose los pies. Bajo el pelo de raya al medio que lo
hacía anticuado y singular, había unos ojos irónicos, una larga nariz enrojecido por el
frío y un rostro reflexivo y triste. Pregunté. Ese es Raúl Sendic dijo mi
hermano Mario".
Así te pensamos y te encontramos uniendo recuerdos de
quienes te conocieron, escuchando anécdotas, interpretando silencios.
Allí en esa Trinidad-Porongo que asistía tan asombrada
como el resto del país a la Segunda Guerra Mundial en la lejana Europa y a la
"dictadura casera", ésta sí muy cercana, de Baldomir, en esos años
fermentales, Raúl junto a su hermano Alberto y a Carlos María Gutiérrez y a otros
jóvenes editaron el periódico liceal Rebeldía. Por supuesto el nombre respondía a la
lectura de José Ingenieros y a su famosa frase: "juventud sin rebeldía es
servilismo precoz" lema de la publicación desde entonces.
Pudiste ser el doctor Raúl Sendic, abogado, pero tus
prioridades estaban en otras partes y por eso fuiste el militante social, el remolachero,
el arrocero, el cañero. Como procurador, supiste de la doble entrega: renunciar a un
título que la ciudad te ofrecía y desparramar lo que la Universidad te dio en el seno
mismo de los destinatarios del Saber, siempre tan olvidados, tan desguarnecidos en leyes,
artículos, palabras e incisos, porque así conviene a los dueños de la tierra, de la
banca, de las armas, en suma a los dueños del poder.
¿Pero quién es Raúl Sendic? Tú mismo nos dirías:
ocúpense de otra cosa más importante. De todas formas, ¿quién es el Raúl militante,
el Raúl compañero? El compañero de todos los compañeros, el de los pobres, el de los
campesinos, el de los sindicatos, el del Montevideo también explotado, el compañero sin
par de los viejos, de los jóvenes sin trabajo, de los jubilados sin jubilación y sin
vivienda, el de los marginados, marginados sin leche, como los de los cantegriles o
marginados sin luz, como los de la enseñanza.
Pero, dejando tanto sentimiento lícito por supuesto, que
alberga en nosotros y en vos, ni lo dudamos, entremos en la verdad más cruda y tratemos
de levantar tu lucha porque es el compromiso de quienes estamos convencidos "de
que no hay salvación si no es con todos".
Y en esta tarea de encontrarte en cada compañero que se
niega al olvido, rescatamos testimonios y momentos sin poder abarcar la profundidad de tu
vida.
Es así que retomamos a aquel Raúl, que como militante
socialista se fue a Paysandú, por allá por fines de la década del 50, haciendo su
trabajo de periodista. Y se encontró con la huelga de los remolacheros que ya había
acampado en el puerto, en plena ciudad.
¿Y qué hiciste, por supuesto, sino plegarte? Eran
muchas chacras y trabajadores (4, 5 o 6.000 hectáreas, tal vez 4.000 hombres) y muchos no
se habían enterado.
Cuatro compañeros, dos motos: una tan increíble y
destartalada "que nunca más vi otra igual", y a las chacras a hablar. En
la primera, los milicos esperando por invasión de propiedad. Más o menos cerca de Estero
Bellaco, ruta 24, zona de chacras, 5 de enero, víspera de Reyes, cuatro o cinco de la
tarde, regalo de Reyes: "nos llevaron a los cuatro a San Javier".
Una semana de mate y ciruelas verdes, Raúl presenta el habeas
corpus al Juez, y la pregunta tan pertinente de éste: "¿qué es eso?".
Y la lucha popular de los obreros del Anglo y los del
puerto de Fray Bentos lograron la libertad de los cuatro compañeros.
Ojalá Raúl que podamos, no tan lejos, alcanzar aquella
estrella que titila con tu acento.
Habrá Patria Para Todos.