Para gritar tu nombre
compañero Sendic
"Los
tamboriles de luz
corazonan los mundos
los pobres enhebran señales
con tu nombre azul
llevan a Rufo
de un aljibe a otro aljibe de brumas
descifran los parches
de pies estaqueada de un pueblo
latires que denochan
humanías tajeadas y aclaran
que Rufo no se entrega
ni once inviernos ni jamás
Sí todos sí todas corazonan el mundo
y baten la luz del tamboril de brumas
si el Plata es un tangal azul
en vísperas de gran llamada
entonces
Raúl Rufo Bebe Sendic
querido Comandante sin latones
se entrina el urunday
el ceibo filial enroja su alamen de gala
nos echamos todos a volar en el cielo
invadido de los sures
en alas de la gaviota inmortal
muy artillada en su pulmón
la milonga más hermosa
y añorada de tu dulce milonguera
Libertad
bendito tu seno desconocido
tu pezón donde maman los candombes
en la tierra en las olas
en la estrella
y con Sendic"
(H. Guido J. Huasi)
Aquella noche, aquella noche de setiembre de 1973, nueve
militantes del MLN, nueve hombres encapuchados, esposados y agredidos traspasaron el
tenebroso umbral del Penal de Libertad, con rumbo desconocido. Los rodeaba el silencio, el
silencio de la voz y el de la vergüenza.
La dictadura, ensoberbecida, inauguraba, en un despliegue
de orgullo, el nuevo suplicio.
Y ahí estabas tú, Raúl, junto a tus compañeros de
lucha y entrega, los tupamaros rehenes, los rehenes tupamaros.
Ahí también estabas tú, Raúl el rehén,
compartiendo, y no podía ser de otro modo, hasta la última gota de aquel cáliz "no
bendito" que solo la miseria humana es capaz de ofrecer a sus semejantes.
Pero la memoria del pueblo no flaquea. Se puede matar a
un hombre y es posible que sea sencillo, ¿pero cómo cortar sus raíces y cómo borrar
las huellas que ha dejado? Cuando son válidas y profundas, tal tarea se vuelve ímproba,
como la del huracán insistiendo en quebrar al junco, pero viendo con impotencia, que
pasadas sus rachas más furiosas, éste se levanta enhiestamente y sigue erguido y seguro,
rodeado de la devastación de la fuerza, mientras germina y asoma nuevamente, la savia
limpia y purificadora, que sigue, con tenacidad, construyendo el futuro.
Así es. Y siempre hay compañeros preocupados en recoger
y difundir todo lo que ve como nutriente vital, nos sirva de ejemplo.
Uno de ellos, como muchos, no tardó en acercarse a ti,
en la etapa que se inició cuando recuperaste, junto a todos, la libertad amnistiada y
supo recomponer una partecita de la verdad a través del diálogo sencillo, de pocas
palabras, tan tuyo, pero de tan hondo significado que llega a doler el alma, las vísceras
y la inteligencia.
Los escuchamos compañeros.
En total Sendic estuvo varias veces en nueve cuarteles, a
lo largo de doce años. En cada uno competían con el anterior en la tortura. Una vez, en
plena dictadura, por algún subterráneo de la libertad nos enteramos que lo habían
mantenido largo tiempo en un aljibe. Cuando Alba, su hermana (excepcional, como todos
ellos) lo vio, Raúl no hablaba. Ella lo reconoció por los ojos (tenía el pelo
larguísimo, la barba crecida, las uñas largas). Alba le habló y habló, para que dijera
algo, explicara como se sentía. Finalmente, llevándose la mano al pecho, Raúl dijo: Siento
algo por acá.
El aljibe está en Durazno, me amplió aquella mañana. Y
agregó: tenía el inconveniente de que cuando llovía mucho, se inundaba.
¿Qué más podemos agregar a tales
"monstruosidades"? Describir el aljibe, el estaqueamiento, el sufrimiento
sutilmente buscado y vuelto a buscar, creado y fundido en las propias entrañas del
submundo del terror, estaría de más. Paysandú, Paso de los Toros, Rivera, Flores,
Colonia, Durazno, su gente, no merecen tal cosa.
Y tú tampoco la mereces, tú, tan luego que supiste
arrancar desde dentro de la oscuridad en que te quisieron sumir, la vida misma, y en ella
te plantaste como un desafío.
Y desde ese desafío seguiste iluminando, a través de
pozos, de muros, de rejas, de vigilancias y de censuras.
Y desde ese desafío seguiste iluminando, transformaste
el dolor en ternura y la ternura en poesía.
Tú, como tantos uruguayos, padres y madres, habitantes
involuntarios de nuestras "cárceles-infierno"; acunaste hijos lejanos, los
llevaste de la mano hasta la escuela, y adolescentes ya, estudiaste con ellos, elegiste
con ellos, soñaste con ellos
Venciendo cuando no- la censura, venciste el
tiempo, las lejanías, los adioses y palabra tras palabra, iluminaste los encierros con
las cartas que para tus hijos escribiste desde la prisión.
Raúl el padre.
En esas cartas que sentimos como propias, buscamos y te
encontramos, el Sendic padre, el de todos los días, en ti están también las compañeras
y compañeros que crearon mil caminos para llegar hasta sus hijos.
Decías : "Creo que lo que consideré bueno para
mis hijos, puede serlo para otros jóvenes, quienes como ellos, también comienzan su vida
llena de inquietudes e interrogantes (
) tal vez encuentren a un compañero que
también se interroga, y con quien le gustaría discutir y profundizar".
Querida hija Carolina: 20 de agosto de 1981.
"No son veinte ni cuarenta
sino muchas, no sé cuantas,
las estrellas.
Me pregunto por que hay tantas;
me contesto no lo sé.
El sol junto a los planetas,
van surcando la galaxia
y esta vaga sin destino
con el abismo por meta.
Pasajero de la tierra,
¿adónde va, sabe Usted?
Ay que quisiera saberlo
yo viajo pero no sé.
Crecen, ladran
o se arrastran
por doquier seres vivientes,
ya sean hormiga
o serpiente,
elefante o cucaracha
todos viven, bien se ve.
Pero saber qué es la vida
ya es distinto, yo no sé.
De cristal y carbonilla
son los ojos de mi hija.
¡Cuánto alumbran!
¡Cómo brillan!
Son dos chispas desafiantes
que amanecen sobre el mundo
Y preguntan para cuando.
Amor mío, no lo sé".
Querido hijo Raúl: 29 de junio de 1983.
"Somos creadores, ¡más que natura!
de nuestro ambiente
¡Nadie nos para. Vamos avante!
Somos la gente.
Mueren los hombres.
¿Todo termina?
No, ¡espera! ¡Mira!
Son los relevos. Van adelante.
Llevan la Vida. ¡Es nuestra vida
y va adelante!
¡Vamos los muertos,
vamos avante!"
Querida hija Carolina: 22 de marzo de 1983.
"Sólo plan y fantasía
al principio de la vida.
Todo es plan y fantasía,
como el tren cuando se larga
que reclama vía y vía.
Después vienen los contrastes,
peripecias y penurias,
como el mar con sus embates
que golpea ola y ola.
Los caballos de la vida
trotan, trotan todo el día
y tras ellos trotan trotan,
los lebreles que la hostigan.
Pues la vida quita y quita
lo que antes daba y daba
mucho, mucho se extravía.
Pero al fin como al principio-
queda el plan y fantasía.
Yo tengo planes;
uno de ellos se llama Carolina".
Queridos hijos Jorge y Alberto: 11 de junio de 1981.
En general en estas cosas científicas yo prefiero decir
humildemente no sé, que apostar pedantemente a que no es (
) no hay
porque tomar posición si no se tienen elementos".
Querido hijo Ramiro 25 de junio de 1984.
En general todos los ficheros tienen su talón Aquiles en
el tiempo de recuperación: tiene que ser muy corto para permitir la consulta frecuente y
rápida (
)
¿Qué sentido tiene apuntar tus propias ideas que se
suponen que siempre están ahí
?
Es deslizarse a conceptos nuevos a partir de unos datos,
es un proceso inconsciente que a veces no se te da más que una vez en la vida".
Querido hijo Raúl: 31 de marzo de 1981.
La explicación de la evolución de una especie a otra,
desde la bacteria al hombre por selección natural o sea por <lucha por la vida y
supervivencia del más apto> nunca me cambió".
Queridos hijos Jorge y Alberto: 11 de junio de 1981.
Si bien todos los hijos repiten un poco a sus padres, hay
que ver que nosotros hemos tenido una infancia muy distinta. Yo a los 10 años no había
visto nunca un pueblo porque me crié en un lugar muy apartado del campo."
Querido hijo Alberto: 20 de agosto de 1981.
Sacados de esos temas, lo que más me gusta leer es sobre
tribus salvajes y sociedades primitivas. A veces es mejor recurrir a libros viejos porque
los <salvajes> de hoy igual te sacan un grabador del taparrabos para no perderse
nada de la entrevista".
Y cuanta claridad cuando aportabas: "El hombre es el
único ser que vive sostenido por la esperanza y que aún puede ser aniquilado por la
falta de ella".
Raúl y el pueblo.
Ese pueblo que tanto quisiste, por el cual diste tanto de
ti mismo en renuncias y abandonos, hoy te devuelve tus desvelos transformados en
reconocimientos. Ya entraste, Raúl, definitivamente, dentro de cada hogar uruguayo y aún
argentino para quedarte allí, compañero fiel y querido, no sólo como un recuerdo, sino
presencia viva en la mente y el corazón de nuestros pueblos. La muerte, tuvo al fin que
reconocer su derrota.
En la necesidad de tender puentes entre tú y
nosotros, un grupo de compañeros, que conformamos la Comisión Nacional de Homenaje a
Raúl Sendic, hemos recorrido varios barrios montevideanos, haciendo llegar una muestra
itinerante sobre tu vida, tu pensamiento y tu accionar. De La Teja, al Cerro, del Cerro a
Sayago, Pocitos, Colón, el callejón de la Universidad. La respuesta, siempre la misma,
sorprendente por su magnitud, impactante por su peso, el enorme respeto indiscutido y por
esta vez total, que tu presencia impone.
El anecdotario de esta experiencia es amplio y
gratificante. Se reunió invariablemente en torno a ti la gente, ya madura, que aportó
sus recuerdos con orgullo: "y fui con él a la escuela
", "lo
conocí en
", "
aquél día me miró y me saludó", "Cuando
yo estaba en Paysandú
". Y también los jóvenes, que conociéndote, sin
dudas, a través de las historias familiares cotidianas, quieren saber siempre más sobre
vos. Estuvo aquel muchacho flaco, alto y desgarbado que nos dijo: "soy blanco, y
nunca vi a alguien más parecido a Aparicio", y la gurisa universitaria que
pidió permiso para sacar notas de tus reflexiones sobre la deuda externa y el problema de
la tierra ya que le servían para lo que estaba estudiando. No faltó aquella parejita que
iba a hacer un periplo latinoamericano, Perú, Guatemala, Méjico, Cuba, que con su
filmadora trató de captar la esencia de tu pensamiento allí expuesto, para llevarlo con
ellos y poderlo compartir. En la adhesión al trabajo expuesto no dejaron de acercarse
argentinos, ya que tu imagen, como tu vida trasciende nuestras limitadas fronteras.
Pero si hay algo que se respira, que se palpa, que golpea
y hasta emociona en estos encuentros, es la unción con la que aquellos que se congregan
en torno a este puente, tratan de aprehender lo más posible ante el gran abanico
abierto de tu vida. Este es el pueblo, Raúl, tu pueblo.
Ojalá Raúl que podamos, no tan lejos alcanzar aquella
estrella que titila con tu acento.
Habrá Patria Para Todos.
Melba Píriz Cristina Dubra
22 de abril de 1999.