Carnaval de Montevideo

por Mariana Gerosa (vecinet-notici@s)

Tal como lo hicieran los “Hermanos Marx” en relación a la ópera, yo, la otra noche y con la excusa de “festejar San Valentín” (¿?¿?¿) me gasté unos mangos y lo invité a pasar una noche en el Teatro de Verano.

Vaya esta breve nota para todos los vecinos: los que pueden y los que no, ir al escenario principal a ver el concurso, la instancia en que los conjuntos muestran todo lo que tienen. Como dijimos en otro momento: a mantener la calma, que si Momo anda este año por acá, es en los tablados de barrio y en los corsos vecinales, lo del Ramón Collazo es más que nada burocracia (y no creo que esta sea un invento “divino”).

Fue una noche sin frío ni lluvia y tales condiciones sumadas a la coincidencia de dos primeros premios del año 2002 -Yambo Kenia y Contrafarsa- hicieron que el teatro estuviera “de bote a bote”, como dicen lo compañeros cronistas de carnaval.

Gente había de muchos barrios pero seguramente. la mayoria era de Buceo -por Yambo-, que “busca el sexenio” (símil fútbol) y de Sayago y alrededores por la murga de fin de etapa.

¿Las actuaciones? “Espantapájaros de medianoche” con problemas técnicos y buenas intenciones, la murga La Bohemia” con apuesta de murga tradicional.

A mitad de la noche apareció vestido de sport y con el cansancio de la marcha por la paz arriba, el Intendente. “Prendele la luz para que salude” dice el Boyero, y Arana se levanta y saluda. Y la gente se levanta para verlo y aplaude.

Yambo Kenia muestra este año lo que anotamos en ocasión de las Llamadas: estamos en un momento de puja entre lo tradicional y lo innovador, está planteada una búsqueda dentro de las comparsas, en relación a los temas y la estética. Esto nos parece un fenómeno importantísimo, que sin dudas va a mejorar las propuestas que vayan apareciendo.

La murga de Sayago, Contrafarsa, está una vez más despegada del pelotón. Tiene buenas letras, especialmente divertidas para tratarse de ellos, un coro que como siempre se entiende perfecto y canta muy bien, una puesta en escena funcional, vistosa, inteligente.

Y entonces digo, sin que pretenda ser un descubrimiento y aunque lo he visto crecer artísticamente hasta ganar el Florencio por Murga Madre: qué talento el de Edú Pitufo Lombardo!.

Igual que anoté cuando aludí al espectáculo de BCG en Teatro, digo ahora que, junto con Esmoris y Pinocho Routin, Lombardo es uno de los murgueros de la generación de los “de 30 y pico” que tiene lo que los andaluces llaman “el duende”.

Sutil, como el salto que pega delante de su murga restando un minuto de actuación.

Se eleva como el bailarín o el atleta que no es... se llena de magia y contagia.

El final de una noche en el Teatro de Verano es siempre igual y es como la salida del Estadio: se escucha comentarios, discusiones, especulaciones... se instala un momentáneo y apasionado debate que convierte en un ágora móvil ese río de gente que camina hacia la puerta.

Después la charla sigue en los ómnibus que parten llenos de  voces, en todas las direcciones, rumbo a todos los barrios.