Carnaval 2003
San José: Una sociedad
anónima de rebeldes

Carnaval de Montevideo

periódico San José Hoy

 Al final estoy acá. Yo y mil más de los nuestros. La cosa va pintando linda. Correcto viaje en ómnibus de línea con varios conocidos, charlando de la murga y los humoristas, comiendo algo, cambiando opiniones acerca de las sucesivas avant premieres que supieron llevar adelante, que este año están mejor en esto pero patinan en aquello, muy bien en voces pero cuidado con la vestimenta, otro estilo de humor, cambios en los músicos, jilgueros, cuplés, salpicones, etcétera, etcétera. El viaje resultó cortito como patada de chancho.

El Teatro de Verano, en el que volvemos a ser mayoría, reboza más de entusiasmo que de gente, que ya es decir. Dicen que la cosa va a comenzar antes (recordemos que ya parte de la etapa ha tenido lugar aquel lejano domingo del minitemporal).

Los primeros en aparecer son los de la revista "Milenio", que aún deben completar su actuación (ellos ya estaban actuando cuando se dio la suspensión). Interesante y, en algún período, atractivo, sobre todo aquella idea de reivindicar a los nativos charrúas que fueron a parar a Francia. 21:55 hs.

El boyero anuncia: "Seguidamente me complazco en presentarles, desde San José, a la murga: Los Rebeeeldeeess...". Se abre el telón. Luces.

Salta la murga con una presentación que promete. Evocación de carnaval. Desde allá arriba el audio deja un poco que desear. No obstante Los Rebeldes parecen manejar prolijamente el tema de los coros, alternancias, subidas y bajadas. Hay varios ritmos que adornan la actuación. Candombes, marcha camión, ritmos españoles (hay jaleo, jaleo...). El humor, clásico en la murga, ha debido tomar otras formas debido a ausencias relativamente importantes. Pero creo que, en defensa de esa relatividad mencionada, la función del equipo, de la murga como grupo, más allá de destaques personales, ha salido privilegiada.

Hay varios momentos muy bien logrados en la actuación de Los Rebeldes en el Teatro de Verano: el personaje del mayordomo Jaime, en clara alusión a político regordete y deportista, los cocineros y el salpicón, los bebés y el corralito, la aparición del FMI transfigurado en un alicaído y perverso chapulín colorado dispuesto a "ayudarnos" en todo lo que "necesitemos" a cambio de "pequeños favorcitos", y, para los que nos gustan las retiradas, una de las buenas, con sentimiento, con emoción, con algo de ausencia y de ausentes, ¿y quien no tiene ausentes en estos días? Buenazo, además, lo de Plada, Bentancor y Zapatella tocando con ollas, tapas y porquerías para cocinar: una verdadera batería de cocina.

Termina la función. El reloj, que nos había puesto un cacho nerviosos, detenido, asegura la justeza de la retirada. Los Rebeldes se mezclan entre la gente. Su gente. La que viajó noventita kilómetros y ahora los saluda, agradecida por un espectáculo que hubieran aplaudido sin importar de qué murga estuviéramos hablando, pero que aplauden aún más porque es "tú murga, la murga de San José".

Después, mientras doy una vuelta para estirar las tabas, veo disfrutar a algunos de Los Rebeldes de su minuto de gloria. Por allá está alguien de una radio entrevistando a Álvaro Pérez, el nuevo director, otros de abrazos o saludando parientes, y así. Buen trabajo. 23.00 hs. Otra vez el boyero: "y ahora, señoras y señores, me complazco en presentarles para concoorrrsaaarrr en categoría humoristas, desde la ciudad de San José, a Sociedaaaaddd Anóooonimaaa."

Y ahora sí... Los de Sociedad Anónima son, como dice su presentación, "a vida o muerte", humoristas. Humoristas que, como ellos mismos dicen, pertenecen a un país que se está vaciando de canciones y con la alegría en retirada. La propuesta será entonces reclutar un ejército que le haga frente a estos males..., y bueh..., te reís desde que empieza hasta que termina.

Así comienzan a salir voluntarios para luchar contra ese "enemigo" que es la desesperanza, que va atacando a diferentes flancos de nuestra sociedad (jubilados, feriantes, viejas). Y en el más cruento de los ataques de ese enemigo (una cadena nacional del presidente) es que vuelven a aparecer en escena en el Ramón Collazo, los clásicos y fenomenales "Jilgueros de Cerro Ñato". Sencillamente, un delirio. Cantan, actúan, combinan humor con mucha (pero mucha) inteligencia.

Está bravo para destacar algo por encima de lo demás en la actuación de S. A., pero tal vez convenga hacer un par de menciones a las canciones interpretadas por los jilgueros, especialmente las de Diego Montesdeoca. Dos ultradelirantes disparates capaces de mantener la risa de tres mil quinientas personas de forma sostenida e impertinente (especialmente la del perro). O también esa feria visitada en la humorada del principio, o la salida a cazar de los gauchos patones, o la canción para-guaya, o la canción "Tierra" (si las otras eran ultradeli-rantes, esta es eso y más).

Pero como nada en la vida es perfecto, pasó algo que nos puso un poco nerviosos: entusiasmados, receptivos de la calidez del público, el grupo de Carlitos Barceló (de muy buena actuación personal) se pasó de los sesenta minutos. Y bueh... habrá que ajustar para la segunda rueda... Un recortecito acá, y otro por allá, y ya está.

Al final, nos vamos de vuelta a San José, contentos de haber podido participar (porque así nos sentimos). Se escuchan cosas por ahí: a alguien Los Rebeldes le parecieron un "murgón", a otros les parecieron flojos, desparejos, a otros (como a mí) casi se les pianta un lagrimón con la retirada; o decían de Sociedad Anónima que se les podía complicar por esto o por aquello, o que el año pasado estaban mejor, o que todos los años lo mismo, o que los Jilgueros de Cerro Ñato ya son un clásico del carnaval. En fin..., en este país se sabe que es bravo congeniar opiniones...

Lo importante es que, con buenas y aplaudidas actuaciones, Los Rebeldes y Sociedad Anónima están en carrera.