¿Por qué el referéndum por ANCAP?
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por
Sergio Pi
Vicepresidente de la Federación ANCAP
Revista Bitácora de La República 29
de mayo 2002
El fracaso de la política económica del gobierno de coalición es
ya una verdad que alcanza a todos los sectores de la sociedad y la perspectiva
presenta efectos negativos imposibles de medir. Sí son muchos los signos y voces
que anuncian el quiebre total. Como por el fruto conocerás el árbol es, por lo
menos, ingenuo pensar que las iniciativas del gobierno respecto al Estado y en
particular a los entes industriales y comerciales no es parte de esa política.
Hacer caja para cumplir disciplinadamente con el abatimiento del gasto público
es esencial a esa política y el objetivo buscado con ANCAP.
Bastaría con esta verdad para que los uruguayos firmen por el referéndum de ANCAP.
Pero quedarnos aquí podría parecerse a convalidar el nivel de argumentación de
los defensores del proyecto. Estos repiten una y mil veces que los gremios
defienden sus intereses corporativos, sin tomar en cuenta que otros sectores de
la población más necesitados podrían beneficiarse de las reformas. Como campaña
le suman a eso algunas mentiras, bien difundidas, sobre la actividad petrolera
en nuestro país y sus costos. Esta campaña por cierto, no aporta al análisis y a
la reflexión necesaria sobre un tema tan importante para el futuro de nuestro
país.
Como Federación ANCAP, por el contrario, pretendemos que
tengan eco en la población razones que en nada se parecen a un simple ejercicio
de los plebiscitos.
Un futuro a evitar
En todos los países de América Latina y particularmente de la región, donde se
desmonopolizaron y privatizaron las principales empresas del sector energía,
resultaron en fracasos e importantes costos sociales. Las crisis energéticas de
Brasil, Chile, Argentina y California; transferencia de miles de millones de
dólares desde los consumidores hacia las trasnacionales; la concentración y
ausencia de la proclamada libre competencia; aumentos importantes de los precios
al consumidor; ausencia de inversiones; manipulación de mercados; incapacidad de
los organismos de control ante el enorme peso de las empresas trasnacionales.
Es importante ver la realidad por estos días en los países vecinos. En Argentina
se están dando importantes aumentos en las tarifas de los combustibles,
reducción de inversiones, desabastecimiento de gasoil en momentos de zafra y los
despidos de más de 10.000 trabajadores del petróleo. En Brasil los precios han
aumentado sucesivamente y hoy están casi a la par con los de Uruguay.
La asociación propuesta
La Ley 17.448 (Desmonopolización y asociación con privados) y la importación de
combustibles como política no son maneras creativas de transformación de ANCAP.
Si se comparan con lo hecho en otros países resulta en una misma receta,
repetida y fracasada. Son varias las razones para afirmar esto.
1. La ley no lleva al crecimiento de ANCAP sino a
compartir las actuales ganancias y el mercado interno con un socio
multinacional.
La ley no exige al socio que realice inversiones productivas ni comerciales. No
le exige que aporte nuevos mercados para exportar. Pero ANCAP
sí aportará las inversiones en curso en la Refinería por 160 millones de
dólares, además de su patrimonio por 30 años.
Sin asumir riesgo alguno el socio se apropia de la mitad de la facturación
actual de ANCAP, de mil millones de dólares al año.
2. La Ley otorga al socio multinacional la gestión y el gerenciamiento de la
empresa, sin control efectivo por parte del Estado.
En el mundo entero cuando se procesa una asociación verdadera la gestión es
compartida conforme a la composición de la sociedad, nunca se entrega a un socio
la gestión absoluta.
En la compra de petróleo crudo podría darse una sobrefacturación, que de tan
sólo 0,50 dólares por barril generaría una pérdida de unos 10 millones de
dólares, sin que esto pueda ser controlado.
Como la Ley tampoco exige un nivel mínimo de refinación podría subutilizarse la
refinería, para sustituir su producción por productos procesados en el exterior
y en definitiva reducir la actividad.
Sería difícil controlar la defraudación fiscal, como ocurrió en otros países
luego de las privatizaciones. ANCAP asegura al Estado por
impuestos 400 millones de dólares anuales, destinados a las inversiones
públicas, seguridad social, salud y educación.
Cuando el Estado pierde el control de las empresas energéticas pierde
instrumentos efectivos de control social de la economía. El actual gobierno de
Argentina intentó subir un 20% los impuestos a las multinacionales petroleras
que actúan en ese país y que recibieron 4.500 millones de dólares de
transferencia desde los consumidores. Estas se negaron y reaccionaron
despidiendo a más de 10.000 trabajadores.
Uruguay nunca sufrió de desabastecimiento de combustibles ni adulteración de las
naftas, tal como ocurrió en los países vecinos con gerenciamiento por parte de
las multinacionales.
3. Esta ley no asegura que bajen los precios de los combustibles al consumidor.
La ley establece como meta bajar los costos de refinación, igualando el precio
en refinería a un valor de referencia, que no queda claro cuál es. Pero nada
dice la misma de cómo será el precio al consumidor.
En Argentina y otros países se desmonopolizó y privatizó, se refina más barato
pero esa rebaja no llega al consumidor porque las multinacionales incrementaron
sus ganancias en la distribución y comercialización. Ellas fueron las únicas que
ganaron. En Brasil, el 1º de enero del 2002, el gobierno bajó los precios en las
refinerías un 25% pero las distribuidoras, que compran los combustibles ahora
más barato, no trasladaron esas rebajas en las tarifas.
Es importante tener en cuenta cuál es la estructura del precio final al
consumidor.
Cada $ 100 que paga el consumidor final promedio (de gasolinas, gasoil y fueloil):
- el costo ANCAP propiamente dicho es de 10 % ;
- el costo del petróleo es el 40 % ;
- lo que cuesta la distribución (que está cargo de privados y Ducsa) es 13%;
- lo que percibe el Estado por la vía de impuestos es el 37%.
El porcentaje por impuestos es muy importante. Si en realidad hubiera
preocupación por bajar el precio al consumo de los combustibles, el camino a
seguir es rebajar el impuesto. En la búsqueda de recursos alternativos para
poder atender el Estado las jubilaciones, salud y educación la única opción es
la reforma del sistema tributario. El actual sistema, desigual e impopular,
basado en los sueldos y el consumo, deberá ser transformado si el Estado
pretende nivelar sus cuentas fiscales y a la vez mantener una economía
competitiva.
4. La ley le da total discrecionalidad al Directorio de ANCAP
para decidir el futuro de la empresa.
La ley deja muchos huecos en la definición de aspectos claves del futuro
negocio. Le da un cheque en blanco al Directorio de ANCAP,
presidido actualmente por quien al inicio de su gestión ya anunció su voluntad
de eliminar la refinería y entregar el negocio a alguna multinacional. Algunos
de esos aspectos son: la selección del socio, los planes de negocio, metas y
objetivos.
La selección del socio, mediante una licitación, se hará al mejor postor.
Ofertando exclusivamente un mero aporte económico sin considerar las
inversiones, planes de negocio, los que quedarán a entera discrecionalidad del
socio. En la negociación de una asociación, como hace cualquier empresa del
mundo, lo que se prioriza al momento de elegir un socio es la estrategia del
negocio, es el plan de negocios con una visión de mediano y largo plazo.
Campaña mentirosa contra ANCAP
Esa triste cadena de frivolidad y soberbia evidenciada por el gobierno en el
tratamiento de temas vitales para el país, tiene un eslabón particular con Ancap.
Todo el discurso público, funcional a su política, se ha basado en unos pocos
elementos lanzados como grandes tesis y no responder luego a las impugnaciones
hechas con datos y argumentos ciertos. Veamos algunos ejemplos:
1. La refinería le resta valor a ANCAP.
El Citibank, asesor en el proceso de asociación con empresas internacionales
(al que estaría vinculado directamente el presidente del ente, según denuncias
realizadas en la prensa), presentó un informe al Poder Ejecutivo en el que
concluye que la refinería no genera ganancias y le resta valor a ANCAP
en la negociación. Lo cierto es que la consultora se basó en errores de
concepción del negocio y de cálculo inconcebibles para quien se presentó como
experto en el negocio petrolero. Si se ajustan los graves errores cometidos, no
hay una pérdida sino una ganancia de unos 200 millones de dólares. La diferencia
es significativa.
El gobierno pasó del dramatismo al silencio una vez que el informe fue
desmentido públicamente. Resulta evidente que el objetivo es eliminar la
refinería y que la consultora internacional manipula sus conclusiones,
alinéandose con ese objetivo.
2. El costo de refinación en el país.
Se dijo temerariamente que el costo de refinación era de 11 dólares el
barril, mientras en la región era de entre 3,5 y 4 dólares el barril. Esto haría
que la ineficiencia de la refinería le costara al país unos 190 millones de
dólares más que si no refinara.
La realidad es que el costo de refinería en Uruguay es de 3,67 dólares por
barril.
El discurso afirma que ANCAP es ineficiente pero el
proceso vivido por el ente en los últimos años muestra indicadores en un sentido
contrario. Los atrasos tecnológicos se están superando mediante la modernización
de la refinería; en la mejora de la gestión, por la vía de un mejor
aprovechamiento de los recursos, en el año 2001 se redujeron sus costos en 5
millones de dólares y otro indicador es el crecimiento de la productividad del
trabajo, que aumentó 104% entre 1993 y 2000.
3. Importar combustibles asegura bajar los precios al público.
Erróneamente se comparan los precios en refinería de otros países de la
región con el de Uruguay. El precio en estos países no es el precio que deberían
pagar los consumidores uruguayos en caso de que se importaran los combustibles.
Se deben manejar precios internacionales y además los combustibles deben ser
cargados, transportados al Uruguay, descargados, almacenados y transportados a
las plantas de distribución, más los costos de internación. Hay costos para
operar terminales y plantas de almacenaje y entrega, costos por el mantenimiento
de stock mínimo, ganancias del importador, impuestos directos y otros.
Sumando todo, por ejemplo, en el caso del gas oil los precios se encarecerían
entre un 5,8% y un 15% y para el promedio de todos los productos el
encarecimiento sería entre 2,5% y 9%.
Además, si el país adoptara la importación como política, sería totalmente
dependiente de los juegos de precios de las multinacionales. La experiencia
muestra que en situación de dependencia los precios suben. Y el país se queda
sin alternativa.
4. El monopolio perjudica a los consumidores uruguayos.
La industria petrolera tiene características no competitivas y una tendencia
histórica a la captación de ganancias monopólicas. El argumento principal de los
desmonopolizadores es que al promover la competencia se logra una caída de
precios. Pero la evidencia histórica lo desmiente. Los monopolios públicos se
transforman en monopolios privados multinacionales, con empresas de un alto
poder de mercado y una absoluta desprotección de los consumidores. Sin mirar
atrás ni lejos, tenemos el ejemplo de Uragua, que castiga a los pobladores de
Maldonado con precios abusivos y mala calidad del servicio.
El camino válido para definir el futuro de ANCAP
La necesaria transformación del sector energía en nuestro país, debe ser pensada
hacia el país productivo (para lo que existen alternativas) y sobre todo debe
surgir de sólidos acuerdos, a partir de un proceso abierto y continuo de
búsqueda de consensos entre los sectores políticos, económicos y sociales
involucrados.
Este no fue el camino seguido para decidir el destino de ANCAP.
Se resignaron esos consensos con la aprobación de esta ley por mayoría simple y
no se respetó la Constitución de la República, la que en su artículo 188 dicta
mayorías especiales de las cámaras para introducir capital privado en un ente
estatal.
La única alternativa posible para devolver a todos los uruguayos la decisión
sobre el destino de los entes públicos, recurriendo a la Constitución, es el
referéndum para derogar esta ley.
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