vecinet-notici@s
vecinet@chasque.apc.org
Nuestro criterio ha sido
siempre el incorporar a nuestro equipo de trabajo, a esta tarea colectiva
Nuestro potencial y nuestro
contralor
es la Descentralización Participativa
La promoción del
desarrollo económico y social
es una responsabilidad y un desafío
Intervención del Arq. Mariano Arana en
Reunión con el Equipo de Gobierno Municipal de Montevideo sobre Pautas de
Trabajo del Quinquenio y los Compromisos de Gestión del año 2001 (12 de mayo
de 2001)
Amigos todos:
Le damos a todos la bienvenida a esta
jornada de trabajo.
En primer lugar, queremos excusar la
presencia en esta reunión de la compañera Elsa Samacoitz, quien manifestó que
no podía asistir, tal como era nuestra voluntad. La compañera ha integrado
nuestro equipo hasta hace pocos días y cumplió un compromiso que le habíamos
propuesto de permanecer al frente de la División hasta la aprobación del nuevo
Presupuesto.
Damos también la bienvenida al compañero
Osvaldo Ferreyra, quien se incorpora a nuestro equipo en este momento.
Hace pocos minutos hemos regresado de
la ciudad de Buenos Aires, donde tuvo lugar un encuentro de Intendentes y Jefes
de Gobierno de grandes ciudades del Cono Sur de América, ámbito en el cual
hemos encontrado importantes coincidencias con gobernantes de orientación
progresista con los que compartimos proyectos y expectativas.
Estaban allí representadas las ciudades de
Porto Alegre, Sao Paulo y Belo Horizonte del Brasil, Buenos Aires y Rosario de
la Argentina y Montevideo. No es poca cosa el hecho que estas ciudades, que en
su conjunto poseen más de 20 millones de habitantes, estén orientadas por
gobiernos de inspiración progresista, entre los cuales existe un amplio campo
de coincidencias.
Al respecto, se ha emitido una declaración
política muy importante en el día de ayer, que esperamos sea repartida y tenga
la mayor difusión posible.
La organización de esta reunión es
consecuencia de un consenso generalizado existente en el seno de nuestro Equipo
de Gobierno -así como también a nivel de nuestros ediles de la Junta
Departamental- sobre la necesidad de retomar la realización de un ámbito de
reflexión y análisis colectivo acerca del presente y las perspectivas políticas
y de gobierno del inmediato futuro.
Se trata por cierto de una reunión de
naturaleza y convocatoria política y de gobierno, aunque en modo alguno de carácter
partidario.
Nuestro criterio ha sido siempre el de
abordar los temas de gobierno en una consideración política amplia, siempre
referida al programa de gobierno que hemos comprometido frente a la ciudadanía
y a los compromisos de gestión que de él se derivan.
Nuestro criterio ha sido siempre el
incorporar a nuestro equipo de trabajo, a esta tarea colectiva, a personas idóneas
para las responsabilidades que se les confían, sin más exigencia que una
conducta personal intachable, la competencia técnica necesaria, y el compromiso
con el programa que la ciudadanía, libre y mayoritariamente ha refrendado.
Nuestra apuesta y nuestra línea de conducta a nivel de gobierno es la de
integrar colectivos, equipos plurales en lo político y en lo relativo a
perfiles, experiencias y capacidades individuales. Nunca le hemos preguntado a
ninguno de nuestros colaboradores por su identidad política o sus preferencias
partidarias.
El momento oportuno para esta
instancia de reflexión ha llegado, y esto ha sido posible gracias a que ha
culminado exitosamente hace muy pocos días el proceso de aprobación de nuestro
presupuesto 2001-2005 en la Junta Departamental de Montevideo, un proceso
exitoso en el cual ha tenido una responsabilidad principal y directa nuestra
bancada de ediles y, previamente, todo el proceso de análisis y debate que
nuestro sistema de Descentralización posibilita.
En este presupuesto, han sido incorporadas
todas las propuestas políticas planteadas por nuestra Bancada de Ediles, y esto
le ha conferido mayor jerarquía.
Situación internacional y regional
En primer lugar, queremos trazar un
breve panorama enmarcando nuestra situación como Gobierno Departamental en un
contexto mayor -el nacional y el internacional- que incide en forma muy directa
en nuestra realidad departamental y local.
A nadie escapa que la situación
internacional y regional es sumamente dinámica, a tal punto que no nos es
posible aquilatar con precisión la dirección en la cual se están operando
algunos de los cambios que hoy mismo se procesan.
Por un lado se siguen verificando, a nivel
planetario, las consecuencias negativas de las sucesivas crisis financieras
internacionales, lo que ha provocado profundas distorsiones en la economía
mundial, que se traducen en inestabilidades -ya casi crónicas- a nivel de los
mercados financieros y a la llamada "desaceleración" de las economías
centrales.
Existen algunos datos nuevos en ese ámbito:
El primero de ellos, es el fuerte cuestionamiento a la marcha del Mercosur que
desde distintos ángulos se viene procesando y que está poniendo en tela de
juicio acuerdos y situaciones que hace apenas pocos meses no parecían
cuestionadas.
El segundo de ellos, es la generación de
iniciativas en relación con la asociación de nuestro país -y del conjunto de
los países americanos- en el marco del ALCA, lo que ha despertado valoraciones
diversas y expectativas muy diferentes de parte de los distintos actores. Vemos
muy críticamente esta última perspectiva, en la medida en que consiste en un
área de libre comercio que se sustenta en un proyecto de aglutinación en torno
a los intereses de una potencia hegemónica. Un escenario en el cual,
inevitablemente, estaremos subordinados a las políticas comerciales y al fuerte
proteccionismo que aplica esa gran potencia a su propia producción.
Por el contrario, nuestra visión de la
integración regional ha sido siempre la de apuntar a consolidar un modelo
integrador en el marco regional que supere la concepción liberal en lo económico
y conservadora en lo político, sustentando la integración exclusivamente sobre
una baja de aranceles y la asociación comercial.
Preferimos trabajar por una integración
regional que incluya en forma destacada los aspectos políticos, económicos,
sociales y culturales, para potenciar las capacidades y las energías de todas y
cada una de nuestras sociedades nacionales y lograr un producto que es mucho más
que la mera suma de las partes consideradas en forma aislada.
Es éste el fundamento de nuestra apuesta a
las redes de ciudades y muy en especial a la proyección política de la Red de
Mercociudades.
Tal visión no es otra cosa que la
aplicación, en el momento presente, de los criterios del viejo proyecto federal
de raigambre artiguista: el proyecto de una integración regional afirmada en la
radical soberanía de los pueblos.
En ese marco, apostamos a consolidar una
arraigada vocación nacional en el sentido de desarrollar una política
internacional de Estado, al margen de las variantes y perfiles diferenciados que
puedan poseer los diferentes gobiernos y sectores partidarios. Una política de
Estado que nos permitió a los uruguayos ingresar al Mercosur
con una perspectiva nacional, apoyar dentro de él la cláusula democrática,
promover y acompañar la asociación entre la Unión Europea y el Mercosur
y mantener una posición propia e independiente en el contexto continental.
Por eso nos produce una profunda
inquietud el ver cuestionada esa línea de conducta y dilapidar el capital político
de un pequeño país, al alinearse automáticamente con intereses poderosos. La
condena realizada a Cuba en el marco de la Comisión de Derechos Humanos de las
Naciones Unidas puede ser un ejemplo.
Sin embargo, estos elementos que
juegan a nivel de las relaciones entre Estados nacionales, no dan cuenta de
algunos procesos de integración que ocurren al margen de ese plano, y que
continúan su dinámico desarrollo. Procesos que tienen que ver tanto con los
flujos y movimientos de población, con el desarrollo de las comunicaciones, con
la evolución de las redes de infraestructura y de transporte y con los cambios
culturales que se han operado y siguen operándose a nivel de las aglomeraciones
urbanas.
Por ese motivo nos interesa considerar
en detalle la ubicación de Montevideo en el sistema territorial y de ciudades
de la región, cada vez más integrado e interconectado.
Hace ya algunos años dictó una conferencia
en el Salón Azul de la Intendencia la economista -y especialista en temas
urbanos- Saskia Sassen. El tema de su exposición era "la ciudad
global", esto es, aquellos fragmentos de ciudad -por lo general
pertenecientes a las grandes metrópolis de mundo como New York, Londres y
Tokio- que constituyen puntos de apoyo de una red urbana global, propia de este
vertiginoso proceso de integración financiera y comunicacional que se ha dado
en llamar la "globalización". Sassen definía la "ciudad
global" como un ámbito de materialización de la globalización,
caracterizado por una gran concentración espacial de servicios financieros, de
empresas multinacionales, un nodo de comunicaciones y concentración de
servicios de consultoría y jurídicos altamente especializados.
Lo más parecido que tenemos en nuestra región
a esta descripción son las ciudades de Sao Paulo y Buenos Aires. En particular,
para nosotros los montevideanos -y en general para los uruguayos todos-, la
proximidad con Buenos Aires nos acerca muy mucho esa realidad.
Es evidente que si Buenos Aires, o al menos
una parte de la Capital Federal se ha constituido en "ciudad global",
Montevideo no puede ni de lejos acercarse a esa realidad.
Ni mucho menos posicionarse en el ámbito
regional en términos de "competencia" estricta, disputando mercados
con otras mega ciudades. Pero, no se trata de competir sino de complementarse
cada vez más.
Lo que sí es pensable, es desarrollar
la potencialidad de asociación entre Montevideo, Buenos Aires y otras grandes
ciudades de la región, donde nuestra ciudad pueda desarrollar lo que Buenos
Aires y otras ciudades no tienen -un cierto tipo de ambiente urbano, un cierto
clima social, un ambiente cultural y educativo, una oferta tecnológica, un
cierto tipo de servicios como los portuarios y de comunicaciones- y a la
inversa: aprovechar lo que otras ciudades nos pueden aportar, que es, por
cierto, mucho.
Potenciar las ventajas comparativas de
Montevideo y desarrollar ventajas competitivas.
De esa manera podremos realizar nuestro
aporte para mejorar las condiciones de vida de nuestra gente, al dinamizar
nuestro escenario económico y generar más oportunidades de empleo e inversión.
Por cierto que somos críticos del
proceso de "globalización" -o de mundialización- tal como se viene
desarrollando o conduciendo desde los grandes centros de poder. Y lo hemos
explicitado con claridad en nuestro país y también en diversos foros
internacionales. Entre ellos, en el Foro Social Mundial realizado recientemente
en Porto Alegre, donde se formalizó una conjunción absolutamente inédita de
fuerzas ideológicas, sociales y políticas, alternativas a las fuerzas
actualmente hegemónicas en el escenario mundial.
Nuestra visión del proceso de
"globalización" apunta a la comprensión del mismo no sólo en términos
de considerarlo una correntada inexorable capaz de avasallar nuestra identidad y
postergar nuestros intereses, sino como una realidad contradictoria y compleja,
que alberga en su interior procesos y actores que representan intereses sociales
y económicos diversos.
Por eso nos resistimos a considerar
que los grandes problemas sociales del mundo actual son apenas los "efectos
no deseados" de modelos económicos exitosos. Por el contrario, pensamos
que las grandes desigualdades sociales y culturales que se verifican son la
condición indispensable para la aplicación de los mismos, y el reflejo del
rotundo fracaso de los modelos neoliberales impuestos.
Por ese motivo, nuestra apuesta se
dirige a potenciar todo lo que supone un mejor posicionamiento de nuestra ciudad
y de nuestro país en el escenario internacional. Con la convicción que podemos
trabajar por un proyecto propio, a partir de los intereses reales de la
sociedad. Un proyecto incluyente y solidario.
Queremos que el tiempo presente siga siendo
un tiempo en el cual la sociedad aspire a gobernar la economía y no suceda
exactamente lo opuesto.
Si a los datos y circunstancias que reseñamos
anteriormente le agregamos el reconocimiento de la situación difícil que ya
desde hace meses vive la economía y la conducción de gobierno en la Argentina
-una realidad preocupante de la cual el Uruguay no puede sustraerse aunque lo
deseara- llegamos a comprender hasta qué punto nuestra realidad está
condicionada o acotada por circunstancias externas.
El escenario nacional
Por cierto que el panorama nacional no
es menos complejo ni menos preocupante.
Al menos desde mediados de 1998 venimos
registrando las consecuencias de una situación recesiva que todos quisiéramos
ver concluida.
Esta grave situación recesiva, que afecta
al conjunto de los gobiernos departamentales, ha creado un nuevo escenario
nacional.
Escenario donde el tema del trabajo y de la
producción ha pasado a un primerísimo plano en la consideración de todos los
actores, a tal punto de relativizar, en algunos casos, las discusiones sobre el
salario.
En relación con el tema del trabajo
se juegan aspectos centrales de nuestra identidad como país y como comunidad;
entre ellos, el carácter de una sociedad incluyente y democrática, hoy
profundamente erosionado a raíz del deterioro de las condiciones económicas.
La crisis de la aftosa ha venido a
profundizar y agregar dramatismo a una situación que ya de por sí tenía
perfiles dramáticos.
No nos cabe la menor duda que esta nueva
situación constituye una real emergencia nacional, que el país todo atraviesa
un momento crítico; y que es precisamente en estos momentos cuando se requiere,
una fuerte cohesión interna y una gran responsabilidad y es necesario recurrir
a todas las formas de solidaridad para salir adelante.
Estamos dispuestos a apoyar todo lo que a
nivel nacional se considere conveniente y oportuno y, en la medida de nuestras
competencias y atribuciones, procuraremos ayudar a paliar y solucionar las
situaciones de mayor emergencia y gravedad.
Ello no nos impide señalar que
algunas de las dramáticas situaciones que hoy se viven son consecuencia directa
o indirecta de acciones -u omisiones- no sólo del sector público, sino también
de diversos actores privados.
Creemos que estas circunstancias extremas
nos pueden hacer reflexionar sobre el papel principal e irrenunciable que le
cabe a las instituciones y organismos del Estado (y esto nos incluye) en todo lo
relacionado con los controles ambientales y sanitarios y los riesgos que se
corren cuando estas previsiones no son adecuadas o no se han mantenido las
infraestructuras para ejercer los controles necesarios.
Esto nos convoca a seguir proyectando políticas
de Estado coherentes y sostenidas en los más diversos planos, incluyendo todo
lo que tiene que ver con la regulación y control de los aspectos sanitarios y
medioambientales, entendiendo que se juega en ellos no sólo la salud de la
población, sino también aspectos estratégicos de la economía y la producción
nacionales.
El gobierno de Montevideo
En ese marco inquietante, a la vez que
dinámico, se sitúa la realidad de Montevideo y del país en su conjunto.
Desde que asumiéramos por primera vez el
gobierno municipal, en 1995, siempre sostuvimos que Montevideo, en tanto ciudad
capital, debe pensarse al servicio del país todo.
Esa concepción de ciudad capital al
servicio del país, se fundamenta en nuestro programa de gobierno y en nuestros
lineamientos políticos.
Si bien la Intendencia Municipal de
Montevideo no es ni mucho menos la Intendencia más poderosa económicamente del
país, por su peso político e institucional, ha asumido importantes
responsabilidades.
Ningún departamento es una isla, y
Montevideo tampoco lo es.
Los problemas sociales, las realidades críticas
en materia de desempleo, de pobreza, de ausencia de expectativas, no se detienen
en los límites de Montevideo. Por el contrario, nuestra ciudad es parte de ese
drama del Uruguay. Como en toda gran ciudad, en Montevideo se concentran problemáticas
agudas como en ningún otro sitio, quizás, del país. Las realidades de la
pobreza extrema y la privación, son parte del paisaje urbano desde hace ya
varias décadas y muchas de las actuales orientaciones gubernamentales en
materia económica y social, lamentablemente, no tienden a superarlas sino más
bien a consolidarlas.
Estas realidades nos empujan a seguir
interviniendo en el campo de las políticas sociales, procurando superar o
paliar las situaciones más graves, aún sabiendo que en nuestro ordenamiento
institucional ninguna Intendencia Municipal posee ni los recursos ni las
competencias específicas para abordarlas.
El año 2000: una nueva fase en el
proceso de los gobiernos progresistas
Nuestro gobierno departamental no
constituye una realidad independiente del contexto anteriormente descrito.
Los diversos factores incidentes, así como
nuestras propias definiciones programáticas, orientaciones y opciones de
gobierno, configuran un escenario diverso al que conocíamos hasta el presente.
Ciertamente no es posible transitar
etapas diferentes con los mismos criterios de trabajo.
El año pasado tomamos algunas decisiones y
realizamos importantes tareas en la dirección de generar las mejores
condiciones internas para encarar el actual período de gobierno:
en primer lugar apostamos a algunos
ajustes a nivel de la dirección política del departamento de
descentralización; tales cambios apuntaron a la creación de las tres
regiones (oeste, centro y este) aglutinando los servicios de los Centros
Comunales Zonales en tres grupos de seis. A varios meses de implementado
este nuevo esquema, estamos convencidos que ha mostrado su validez y ha
permitido un más ajustado seguimiento de la gestión por parte de los
Directores de División responsables de cada región, apuntalando en forma más
directa el proceso de descentralización (más allá de algunas adecuaciones
y mejoras que estamos dispuestos a llevar adelante en conjunto con nuestros
compañeros de equipo);
en segundo lugar explicitamos nuestra
apuesta a la potenciación de Montevideo en el escenario regional y a la
dinamización y promoción de las actividades económicas a través de la
creación de un nuevo departamento: el Departamento de Desarrollo Económico
e Integración Regional, que es el responsable de diseñar e implementar las
políticas y los lineamientos de actuación en materia de desarrollo social
y económico integral (próxima reunión en Montevideo);
en tercer lugar, dedicamos una parte
importante de los esfuerzos del equipo de gobierno en su conjunto, a la
preparación del proyecto de nuevo presupuesto, proceso de preparación
realizado en forma participativa, a través de la presencia directa de todo
nuestro equipo en asambleas realizadas en las 18 zonas, donde participaron
los 18 Concejos Vecinales, formulando propuestas y estableciendo
prioridades.
Simultáneamente con estas actividades, se
integraron los órganos de la descentralización (las 18 Juntas Locales), se
nombraron los secretarios de las mismas, completándose de esta forma la
"arquitectura institucional" del proceso de descentralización.
Por otra parte, es importante recordar
que a nivel de la articulación entre lo departamental y lo nacional, se procesó
en el último trimestre del año, toda la discusión relativa a la asignación y
distribución de recursos presupuestales del gobierno nacional a los gobiernos
departamentales.
Sobre esta temática, que a nuestro criterio
reviste una gravitación política fundamental corresponde resaltar algunos
puntos:
por una parte, la unanimidad de
criterios por parte del Congreso Nacional de Intendentes, más allá de los
perfiles políticos, en cuanto a acordar criterios de distribución de las
partidas presupuestales objetivos y transparentes, sobre la base de
indicadores tales como la extensión territorial de los departamentos, su
población, su potencial económico y los índices de pobreza y necesidades
básicas insatisfechas;
por otra parte, la actitud del Poder
Ejecutivo en cuanto a procurar la prolongación de la injusta e intolerable
situación de discriminación a que ha sido sometido el departamento de
Montevideo en cuanto a la asignación efectiva de recursos por parte del
gobierno central;
esta situación, que no ha menguado, se
intentó justificar por parte de voceros del gobierno con base en supuestos
cálculos realizados a nivel de la OPP sobre las eventuales contrapartidas y
tareas que los gobiernos municipales del interior harían en favor del
gobierno central -supuestamente equivalentes a los aportes patronales que
deberían realizarse al BPS-; cálculos o estimaciones a las que -de
existir- no hemos tenido acceso. En definitiva, se sigue sancionando a los
vecinos de Montevideo por acompañar opciones electorales diferentes a las
del gobierno central. Esto nos parece profundamente injusto y a esto nos
seguiremos enfrentando por considerarlo profundamente antidemocrático y
discriminatorio.
Las cinco líneas estratégicas del
quinquenio
En nuestro mensaje presupuestal
resumimos en cinco grandes líneas de trabajo los objetivos estratégicos del
período actual.
La primera de ella refiere al avance en todo
lo relacionado con la capitalidad regional de Montevideo. Establecimos la
necesidad que Montevideo asuma un papel protagónico en el escenario continental
y regional, consolidándose como centro institucional y de gobierno y centro de
servicios regionales.
Esta dirección de trabajo supone ni más ni
menos que la voluntad de generar nuevas oportunidades económicas y nuevas
oportunidades de empleo para nuestra gente, traduciéndose en un claro beneficio
no sólo para los habitantes de la ciudad y el departamento sino para el Uruguay
todo.
La segunda línea consiste en la
profundización de los lineamientos de trabajo ya trazados en materia de políticas
sociales y culturales. Una tarea en la que hemos venido insistiendo desde 1990,
poniéndose énfasis ahora en la mejora de la calidad de las prestaciones y la
eficacia en la asignación de los recursos, ampliando en lo posible la cobertura
actual.
La tercera línea apunta a avanzar
sustantivamente en lo que hemos denominado la reforma municipal, esto es la
responsabilidad administrativa, fiscal y mejora de la gestión de modo de elevar
la calidad de nuestras actividades y tareas y facilitar las cosas a la gente, llámense
éstos, vecinos, ciudadanos, usuarios o contribuyentes. Fijamos en este sentido
algunas áreas prioritarias, como ser atención al público, limpieza (en la que
confiamos obtener mejoras significativas), alumbrado, ordenamiento del tránsito,
mantenimiento vial, mantenimiento del saneamiento, entre otros.
La cuarta línea de trabajo, en
concordancia con la apuesta a la potenciación de Montevideo en el espacio
regional, apunta a un modelo de desarrollo económico y social que tenga como
referencia a un modelo de país productivo. Ello se concretará a través de la
promoción de la actividad económica en general y del trabajo en particular,
implementando coordinaciones y estímulos y la generación de un ambiente de
concertación público-privada que propicie la realización de inversiones y la
consolidación de nuevos proyectos.
La quinta línea de trabajo consiste
en la implementación de nuestro programa de inversiones, dando continuidad, no
sólo a las importantes obras contempladas en el Plan de Saneamiento III sino
también las inversiones a realizar con recursos propios y la realización de
importantes obras de infraestructura (fundamentalmente viales y de recuperación
urbana) que requieren de un financiamiento extraordinario.
Repasando estas cinco áreas de
trabajo veremos que cuatro de ellas dan continuidad a líneas de largo aliento,
en la cuales hemos venido concretando diversas iniciativas.
La restante, que corresponde con la
reconversión del papel del gobierno departamental en el escenario local, ubicándolo
como un actor destacado de un proceso de desarrollo económico y social, es una
apuesta innovadora de claro signo modernizador y ajustada a las demandas
sociales.
En esta se contemplan dos aspectos
absolutamente convergentes: por una parte, el acompasarse a las exigencias
de un cambio social necesario, que se viene procesando en nuestro país en las
últimas décadas; por otra, el responder a las urgencias
que se plantean desde la sociedad, planteando una estrategia de enfrentamiento a
las situaciones de mayor deterioro social y económico desde la generación de
condiciones mejores en la escena local.
Estamos convencidos que ésta es
una apuesta estratégica fundamental.
Así como en el período 1990-1995 se apostó
a una radical reforma de la gestión municipal, acercando el gobierno a la
gente, a los vecinos, y construyendo una nueva estructura de gobiernos locales a
través del proceso de descentralización con participación vecinal, en el período
1995-2000 se afirmó ese proceso y se formuló un proyecto de gobierno del
territorio departamental que se materializó en el Plan de Ordenamiento
Territorial (Plan Montevideo).
En este quinquenio queremos dar nuevos
pasos. Se trata ahora de lograr un nuevo perfil de la Intendencia Municipal,
mucho más presente en la cotidianeidad de la gente, un perfil que no sólo no
contradiga sino que incorpore los logros anteriores y los proyecte a un estadio
superior.
La promoción del desarrollo económico y
social es una responsabilidad y un desafío.
El año 2001: instancias políticas
y perspectivas
Analizadas las líneas estratégicas
que nos hemos trazado para el quinquenio, corresponde enfocar la realidad
presente.
Ya en los primeros meses de este año,
conjuntamente con la presentación en la Junta Departamental de nuestro proyecto
de presupuesto, se pudo percibir que el marco político en cuanto a los temas de
gobierno departamental es otro.
Nuestro gobierno municipal ha debido
enfrentar diversas instancias políticas a lo largo del primer cuatrimestre de
este año:
El debate sobre la política de
convenios con ONGs y las observaciones del Tribunal de Cuentas de la República,
una cuestión que aún no se ha dilucidado totalmente sin bien el trámite
parlamentario de la impugnación al Convenio con Tacurú ya ha sido resuelto.
La discusión y aprobación del presupuesto
municipal y en particular la dilucidación de la aprobación de la tarifa de
saneamiento (Totalmente exitosa, por cierto).
Un más intenso interrelacionamiento con la
fuerza política que sustenta este gobierno, el Encuentro Progresista-Frente
Amplio, habiéndose generado variadas instancias de debate y análisis de
diversas temáticas vinculadas con la gestión.
La situación derivada de la contaminación
con plomo constatada en La Teja y el equívoco manejo público que se realizó
del tema por parte de algunos actores.
Las especulaciones públicas y las
perspectivas de realización de las obras cuya realización depende de la
inversión privada o del financiamiento extraordinario (caso de las obras de
reacondicionamiento del teatro Solís).
Los cuestionamientos a la marcha del sistema
de estacionamiento tarifado y en particular a la aplicación del guinchado para
retirar automóviles de la vía pública.
Es indudable que muchas de estas
situaciones y problemas absorbieron buena parte de nuestras energías y
focalizaron nuestras preocupaciones, así como también direccionaron a parte de
la opinión pública, en parte hacia temas y cuestiones absolutamente
irrelevantes o marginales con relación a los problemas centrales del país y de
la ciudad.
Existen, sin embargo, indicadores de
un cambio en las condiciones objetivas en que se desarrolló nuestra actividad.
Indicadores positivos, que marcan la posibilidad de realizar un cambio en las
condiciones subjetivas sobre el término del primer cuatrimestre del año:
Algunos de ellos se refieren a la
posibilidad de realizar acuerdos con Ministerios, entes e instancias de gobierno
de nivel central que nos permitirán avanzar en mejoras sustantivas para la
ciudad y para su gente.
Por una parte, recordemos la
formalización del acuerdo con UTE hace algunos meses:
Por otra, asignamos gran importancia política
e institucional al acuerdo suscrito con el Partido Nacional en su conjunto, que
permitió la aprobación sin traumas del presupuesto quinquenal, incluyendo en
él la tarifa de saneamiento.
Destacamos además el acuerdo suscrito
recientemente entre el Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio
Ambiente, El Banco Hipotecario del Uruguay y la Intendencia Municipal de
Montevideo para la recuperación de la Ciudad Vieja mediante la coordinación de
la inversión pública en vivienda en el área. Este acuerdo permitirá superar
desencuentros que llevan ya muchos años y coordinar esfuerzos (algo que es muy
lógico, pero casi nunca ha sido posible) de modo de lograr mayores efectos
sociales con los mismos recursos.
El reciente éxito en dejar sin efecto el
recurso pretendiendo impedir los acuerdos con el Movimiento Tacurú.
Los temas del 2001
Queremos destacar algunos de los temas
de este año que forman parte de nuestra agenda de gobierno:
En primer lugar me quiero referir al
proyecto de instalar en el ámbito departamental la figura del Defensor del
Vecino: se trata de un compromiso que está explicitado claramente en nuestros
documentos programáticos presentados ante la ciudadanía desde 1994. Esta
figura hace a aspectos centrales de nuestra identidad política como fuerza de
gobierno de inspiración progresista que procura defender ante todo a las
personas menos favorecidas y a nuestro perfil de gestión. En segundo lugar, se
relaciona con la política de participación social, en tanto genera nuevos ámbitos
y posibilidades en la defensa de derechos humanos básicos. En tercer lugar,
hace a la transparencia de la gestión pública y la necesidad de posibilitar
los mayores controles. En cuarto lugar hace a la reforma y modernización de la
gestión y debe ser visto como un complemento necesario de los procesos de
mejora de gestión y reingeniería de procesos. Finalmente, y no por ello menos
importante, hace a la cultura de acordar y de cumplir con los acuerdos políticos,
de responder con hechos concretos a la palabra empeñada, que puede cimentar la
realización en el futuro de nuevos y más profundos acuerdos con fuerzas políticas
diversas, implementando coincidencias prácticas que beneficien a la ciudadanía
toda, más allá de las diferencias y perfiles diversos de cada uno.
Por otra parte es necesario avanzar en
la identificación concreta de las fuentes de financiamiento que puedan aportar
los recursos necesarios para realizar las obras explicitadas en el mensaje
presupuestal. Una posibilidad que analizaremos es nuevamente solicitar la
autorización para la emisión de títulos de deuda pública municipal que estén
directamente ligados con proyectos de inversión específicos. Y, desde luego,
procurar créditos del BID, comprometiéndonos a hacernos cargo del 100% de las
contrapartes.
Tenemos que estar pensando también en
instrumentar a la brevedad la nueva ronda de asambleas y reuniones de trabajo a
nivel de los 18 Concejos Vecinales y la actualización de los compromisos de
gestión. Esta línea de trabajo coincide también con el trabajo que es
necesario realizar hacia la elección de los nuevos Concejos Vecinales,
instancia en la que es necesario lograr la más amplia participación de los
vecinos de Montevideo y procurar el sustancial compromiso ciudadano con el
proceso de Descentralización participativa.
Tenemos que pensar también en avances
sustantivos en materia de mejora de gestión. Tenemos claros compromisos con la
ciudadanía, responsabilidades que hay que atender más allá de que estemos
reorganizando aspectos de los servicios municipales. Hay temas que se deben
seguir encarando ya: el mantenimiento del alumbrado público, de los espacios públicos,
de las fuentes, el mantenimiento vial, la vigilancia y el ordenamiento del tránsito,
entre tantos otros temas. Entre ellos se destaca el de la atención al público
y el respeto que se merece todo vecino, a nivel de todas las oficinas que
atienden solicitudes y reclamos, la información oportuna, sobre todo en los
Centros Comunales y todos los cambios en la dirección de facilitar a la gente
los trámites y actuaciones. Una dirección en la que deberemos seguir
insistiendo es la de ampliar los servicios de consulta, gestión y reclamos por
vía telefónica, al modo de los que se han implementado con éxito ya en la
propia Intendencia y con el nivel con que se responde en otros organismos
estatales como UTE o ANTEL.
Debemos esforzarnos por tomar
decisiones en tiempos reales, y ejecutarlas. Hay que acortar la brecha entre los
tiempos de la gente y los "tiempos municipales" o de la burocracia y
la administración.
Se debe seguir explorando la
posibilidad de acuerdos y complementaciones con entidades sociales y
empresariales, para mejorar espacios públicos o prestar servicios, de modo de
no recurrir siempre a las mismas fuentes de financiamiento y abrir nuevas temáticas
y nuevas áreas de promoción de la ciudad. Promover campañas de bien público,
educativas, de trabajo solidario, de promoción de hábitos y valores, de
valorización cultural de la ciudad.
Debemos seguir explicitando en forma
clara nuestra política en materia ambiental, en la medida en que contamos con
definiciones de gobierno y normativa específica más que suficiente en relación
con esta cuestión y a la vez estamos desplegando importantes esfuerzos a través
de diversos Departamentos y Divisiones y asignando importantes recursos. Es
necesario lograr una mayor visibilidad de estas líneas de trabajo y acciones y
una mayor coordinación interna para lograr los mejores resultados.
Debemos mejorar la comunicación de
nuestras acciones y nuestras realizaciones, dado que seguimos comprobando que,
pese a los esfuerzos que se realizan, muchas veces pasan desapercibidas
importantes mejoras que se siguen haciendo. Una ayuda en este sentido lo puede
ser la instalación del nuevo mobiliario urbano que permitirá mejores soportes
para campañas institucionales de más calidad (en coordinación con el CCZ y
respetando las decisiones de las distintas Comisiones Especiales Permanentes).
Asimismo debemos continuar los
esfuerzos en materia de políticas sociales, procurando incrementar la eficacia
de nuestros esfuerzos a través de la creación de una auténtica "red
solidaria" integrada por las más variadas entidades, organizaciones,
iglesias e instituciones, de modo de continuar en la línea de experiencias
exitosas como la "operación frío polar", involucrando a otros
organismos del Estado; distintas líneas de trabajo como la de la mejora de la
situación de los asentamientos, pueden dar lugar a estas coordinaciones.
En el marco de potenciar las políticas
sociales y culturales, nos interesa destacar la importancia del desarrollo
cultural como factor de cohesión social, democratizador y dignificador de todas
las personas, así como también promotor de estímulos para el desarrollo económico
y social. Esta área de trabajo, como la línea estratificada de la
descentralización, que involucra a la Intendencia toda, no compete al
Departamento de Cultura solamente, sino que nos compromete a todos.
Y por último, debemos realizar un
importante esfuerzo por superar los desencuentros que puedan haber existido con
las organizaciones sindicales que representan a los trabajadores, manteniendo
abiertos los caminos de diálogo y entendimiento, a todo nivel. En este sentido,
y más allá del hecho que reafirmamos la validez de la interlocución oficial a
través de la Comisión Bipartita y de la delegación de nuestro equipo ante la
misma, nos proponemos solicitar a ADEOM, una vez instaladas sus nuevas
autoridades democráticamente electas, una entrevista en su propio local para
visitar una vez más la sede de los trabajadores y reanudar un diálogo del cual
muchos resultados positivos esperamos.
Finalmente, creo que debemos seguir pensando
en lineamientos estratégicos para transformaciones profundas; no sólo atender
los temas de este año, sino seguir planificando, por cuanto se debe proyectar
el territorio y el ambiente a nivel departamental, analizando los temas del
quinquenio, tales como la transformación del sistema de transporte colectivo de
pasajeros, la disposición final de los residuos sólidos, la creación de una
posible Autoridad Metropolitana de Transporte (IMC/MTOP/IMM), la explicitación
de un plan estratégico de gestión cultural, entre tantas iniciativas más.
No hemos venido a administrar la crisis.
No estamos dispuestos a "hacer la
plancha" (si ese es el ánimo, conmigo no cuenten)
Queremos trabajar para producir
transformaciones reales, profundas, para cambiar las cosas.
Debemos asumir en plenitud nuestra
responsabilidad de Gobierno. Esa responsabilidad que nos confió la gente.
Hay un tiempo para reflexionar.
Hay un tiempo para discutir.
Hay un tiempo para decidir.
Y hay un tiempo para hacer.
Ya llegó el tiempo de actuar.
Queremos obtener la credibilidad de la
gente.
Nuestro potencial y nuestro contralor es la
Descentralización Participativa.
No confundimos descentralización con la
sumatoria de multitud de decisiones particulares, sino la vertebración
congruente de todas aquellas decisiones compatibles con nuestras grandes líneas
de orientación estratégica.
Decisiones centralizadas unilaterales
conllevan el riesgo de la arbitrariedad autoritaria.
Descentralización sin ámbito centralizado
de decisión, conlleva el riesgo de la incongruencia atomizada y anárquica.
Tenemos que gobernar juntos.
No podemos gobernar con complejos.
Somos un gobierno. No una patronal.
Nos debemos a los compromisos asumidos
frente a los ciudadanos todos, y no a los intereses sectoriales o corporativos.
Nos debemos al interés general y al bien
común.
Debemos trabajar más y mejor, porque la
realidad nos urge y nuestra gente espera y se merece mucho de nosotros.
Hacer con lo mismo, más y mejor.
Volver
a Documentos
10 años de descentralización:
un debate necesario
© autogestión vecinal (http://www.chasque.apc.org/guifont) Montevideo/URUGUAY
Edición Internet 2001: Guillermo Font
Guillermo Font - ELECTRICISTA
Correo Electrónico: guifont@chasque.apc.org
Montevideo - URUGUAY