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Aportes a
Rechazan cargo del Dr. Sanguinetti en la UPAZ
Solicitan la más amplia difusión y adhesión a la carta abierta de SERPAJ
Ante el nombramiento del Sr. Julio
María Sanguinetti como miembro y Presidente del Consejo de la Universidad para
la Paz, los activistas y defensores de los DDHH Adolfo Pérez Esquivel
(Presidente Honorario SERPAJ América Latina), Ana Juanche Molina (Coordinadora
Latinoamericana SERPAJ - AL) y Guillermo Payssé (Coordinador Nacional - SERPAJ
Uruguay), enviaron una Carta Abierta a dicho centro académico, rechazando el
nombramiento por entender que "no reúne los requisitos éticos para presidir
el Consejo de una universidad cuya finalidad es formar a las generaciones
jóvenes para que impregnen las políticas públicas, los Estados nacionales y las
relaciones internacionales con los valores de la paz y los derechos humanos."
Realizan "una brevísima reseña histórica de la conducta del Dr.
Sanguinetti" y su relación con la impunidad en nuestro país, solicitando "que
la UPAZ" revise "esta designación" y busque "una persona
acorde con estos principios para presidir el Consejo."
La
Universidad para la Paz fue creada en 1980
por
SERPAJ invita a las organizaciones y personas que quieran adherir al siguiente pronunciamiento, a escribir a las siguientes direcciones de la Universidad para la Paz en Costa Rica: vvalle@upeace.org; jmaresca@upeace.org; aabdala@upeace.org; gtsai@upeace.org; webmaster@upeace.org; acadmin@upeace.org; info@upeace.org; rdreifus@worldcom.ch
UPAZ:
"Una institución internacional de enseñanza superior para la paz"
(A continuación texto
sobre la UPAZ, extractado de La República)
En el artículo segundo de la carta de creación de la UPAZ, se
señala que los objetivos de la misma son "brindar a la humanidad una institución
internacional de enseñanza superior para la paz y con el objetivo de promover el
espíritu de comprensión, tolerancia y coexistencia pacífica entre los seres
humanos, estimular la cooperación entre los pueblos y ayudar a superar los
obstáculos y conjurar las amenazas a la paz y el progreso mundiales, de
conformidad con las nobles aspiraciones proclamadas en la Carta de las Naciones
Unidas. Con tal fin, la Universidad contribuirá a la ingente tarea universal de
educar para la paz por medio de la enseñanza, la investigación, los estudios
pos-universitarios y la divulgación de conocimientos fundamentales para el
desarrollo integral del ser humano y de las sociedades mediante el estudio
interdisciplinario de todas las cuestiones vinculadas con la paz".
Según figura en la página Web de la UPAZ, la designación del ex presidente
Julio María Sanguinetti para ocupar el cargo de miembro y el presidente del
Consejo de la Universidad para la Paz se realizó el pasado 29 de junio y contó
con el aval del secretario general de la ONU, Ban Kimoon, y del director general
de la Unesco, Koichiro Matsuura
Carta abierta a la UPAZ ante nombramiento de Sanguinetti
(Transcribimos a continuación la carta de SERPAJ)
"El Servicio Paz y Justicia en América
Latina, a través de su Secretariado Nacional, SERPAJ-Uruguay, quiere expresar su
profunda preocupación por el nombramiento del Sr. Julio María Sanguinetti como
miembro y Presidente del Consejo de la Universidad para la Paz.
Desde nuestra larga trayectoria como organizaciones de la sociedad civil
defensoras de los derechos humanos en Uruguay, el Cono Sur y América Latina,
consideramos que los antecedentes del Sr. Sanguinetti en esta materia son
incompatibles con una universidad cuyos programas académicos están comprometidos
con el derecho internacional de los derechos humanos y la paz.
El Sr. Sanguinetti no sólo fue una figura política decisiva en las
negociaciones que llevaron a la salida de la dictadura cívico-militar en 1984;
él fue, sobre todo, el artífice de la política de impunidad para los delitos de
lesa humanidad cometidos durante la dictadura, y el garante de su implementación
durante los primeros 20 años de democracia, a través de sus dos períodos como
presidente de Uruguay. Es por eso que en la comunidad de DDHH uruguaya se ganó
el apodo de "campeón de la impunidad".
He aquí una brevísima reseña histórica de la conducta del Dr. Sanguinetti en
esta materia:
Durante las negociaciones entre políticos y militares desarrolladas a lo
largo de 1984, Sanguinetti se encargó de asegurarles a los dictadores salientes
que él como futuro presidente garantizaría que ninguno de ellos tendría que
responder por sus crímenes ante ninguna instancia pública. Eso, a pesar de que
en la sociedad uruguaya -como en toda la región- había un reclamo muy fuerte de
Verdad y Justicia; y que en la Concertación Nacional Programática (acuerdo
social amplio para el programa de la transición) se aprobó explícitamente el
compromiso de investigar y sancionar dichos delitos.
Una vez asumida la Presidencia, Sanguinetti ignoró todos los acuerdos
alcanzados en la mencionada Concertación, y durante sus dos primeros años de
gobierno buscó por todos los medios asegurarse las mayorías necesarias para
aprobar en el Parlamento una ley de impunidad, mientras desde el poder Ejecutivo
se protegía a los militares acusados, se obstaculizaba la actuación del poder
Judicial, y se alentaba en la ciudadanía un clima de amenaza y temor sobre la
posibilidad de un golpe militar en caso de que los militares fueran enjuiciados.
Finalmente, en diciembre de 1986, y un día antes de que los militares
acusados tuvieran que declarar ante un juzgado civil, el Parlamento sesionó con
carácter urgente para aprobar la ley "de caducidad de la pretensión punitiva del
Estado", que consagraba la impunidad de todos los delitos de lesa humanidad
cometidos durante la dictadura. De esta manera el Presidente cumplía el
compromiso con los militares que ya había anunciado su ministro de Defensa (el
mismo general de la dictadura que había negociado la transición, y que había
anunciado que ningún militar concurriría a declarar en un juzgado).
En los dos años siguientes, la sociedad civil organizada a través del
movimiento sindical, estudiantil y cooperativo, las organizaciones de derechos
humanos y la oposición política, impulsaron una vigorosa campaña para anular la
ley de impunidad mediante un referéndum popular. Este amplio y plural movimiento
-presidido por tres mujeres familiares de víctimas de la dictadura- juntó
634.702 firmas (en una población de sólo 3 millones) en menos de dos años para
hacer posible el referéndum, creó 350 comités locales en todo el país, y visitó
puerta a puerta más de 400.000 hogares. En ese tiempo, el gobierno de
Sanguinetti continuó operando por todos los medios para hacer fracasar la
iniciativa popular (incluyendo la manipulación escandalosa de la propia Corte
Electoral, la mentira y la censura de prensa para desinformar, amedrentar y
confundir a la opinión pública).
Paralelamente, la ley de impunidad uruguaya recibió la condena de los
principales organismos internacionales de derechos humanos, tanto en el sistema
interamericano de la OEA como en el de Naciones Unidas, por su flagrante
incompatibilidad con los principios y tratados del derecho internacional de los
derechos humanos. El gobierno de Sanguinetti ignoró y descalificó
sistemáticamente estos pronunciamientos críticos de la comunidad internacional.
La campaña de desinformación y terror impulsada por Sanguinetti tuvo su
fruto en una ciudadanía todavía atemorizada que recién salía de una feroz
dictadura, y la ley de impunidad fue ratificada por referéndum en 1989. No
obstante, la propia ley de impunidad establecía en su artículo 4 el deber del
poder Ejecutivo de investigar el paradero de los detenidos-desaparecidos. En una
verdadera burla a esa obligación, Sanguinetti encargó la investigación al fiscal
militar José Sambucetti (juez y parte en los delitos a investigar), que por
supuesto no arribó a ningún resultado.
Así, durante sus dos períodos de gobierno, Sanguinetti se dedicó a
descalificar los reclamos de Verdad impulsados desde los organismos de derechos
humanos nacionales e internacionales; negó la existencia de personas
desaparecidas en Uruguay; obstruyó sistemáticamente todos los esfuerzos
encaminados ya no a hacer justicia sino a investigar la verdad y el paradero de
los detenidos-desaparecidos; jamás respondió ningún planteo de las
organizaciones de familiares de las víctimas, ni accedió a sus solicitudes de
entrevista.
Así, en 20 años jamás un solo militar tuvo que declarar ante un juzgado en
Uruguay, ni siquiera como indagado o testigo, y no se promovió ningún tipo de
investigación oficial sobre el período de la dictadura. El principal responsable
de esa efectiva política de olvido oficial que buscó impedir la elaboración de
la memoria histórica (con gravísimas consecuencias para el conjunto de la
sociedad, hasta hoy) fue Julio M. Sanguinetti.
Esta política de impunidad y negación de las violaciones a los derechos
humanos tuvo su punto culminante en ‘el caso Gelman’, que trascendió
internacionalmente. El mundialmente reconocido poeta argentino Juan Gelman
dedicó casi un cuarto de siglo a buscar al bebé nacido en cautiverio de su nuera
desaparecida. La joven de 19 años había sido detenida embarazada junto a su
esposo en Argentina, en 1976; luego de que éste fuera brutalmente asesinado, la
joven fue trasladada clandestinamente a Uruguay junto a un grupo de activistas
de nuestro país, gracias a los operativos de coordinación represiva entre las
dictaduras del Cono Sur, hoy conocidos como Plan Cóndor. Una vez que la joven
dio a luz en Uruguay, fue asesinada y hasta hoy permanece como desaparecida. De
su bebé no se supo nada durante 24 años. Juan Gelman obtuvo informaciones
extraoficiales de que su nuera había dado a luz en Montevideo, y por eso entre
1998 y 1999 intentó entrevistarse con Sanguinetti para pedirle su colaboración
en la búsqueda del bebé. Sanguinetti jamás accedió a esa solicitud, negó conocer
cualquier información sobre el hecho, y hasta descalificó a Gelman en una
respuesta pública donde afirmaba que los hechos mencionados por el poeta eran
falsos y que en Uruguay no se habían producido desapariciones forzadas. Eso
provocó que durante todo el año 1999 se desarrollara una campaña internacional
en la cual varios premios Nobel y personalidades del mundo de la cultura (entre
muchos otros, García Márquez, José Saramago, Gunther Grass, Pérez Esquivel,
Susan Sontag, Eduardo Galeano, etc.) escribieron centenares de cartas
exigiéndole a Sanguinetti que accediera a la solicitud de Gelman e investigara
el paradero de su nieta.
Sanguinetti jamás hizo nada, hasta que al año siguiente, y a pocas semanas
de haber dejado la presidencia, la nieta de Gelman fue localizada después de 24
años, y se inició el proceso de restitución de su verdadera identidad. Pero lo
más sorprendente fue descubrir que el apropiador de la joven era un amigo
personal y hombre de confianza de Sanguinetti, a quien el presidente había
puesto como candidato a senador y nombrado jefe de policía del departamento de
San José. Quedó así en evidencia que, mientras le negaba a Gelman los hechos que
éste denunciaba, y afirmaba no saber nada sobre el paradero de su nieta,
Sanguinetti estaba deliberadamente encubriendo a su amigo el apropiador de la
joven, y una vez más operando activamente para garantizar el ocultamiento y la
impunidad de los responsables de desapariciones, ejecuciones y torturas, a los
que defendió y protegió a cualquier precio durante 20 años.
Las organizaciones que, como SERPAJ, durante décadas hemos trabajado por
hacer cumplir y respetar el derecho internacional de los derechos humanos en
nuestros países, porque estamos convencidas que es condición insoslayable para
una verdadera democracia, consideramos que el Sr. Julio Sanguinetti no reúne los
requisitos éticos para presidir el Consejo de una universidad cuya finalidad es
formar a las generaciones jóvenes para que impregnen las políticas públicas, los
Estados nacionales y las relaciones internacionales con los valores de la paz y
los derechos humanos.
Esperamos entonces que la UPAZ revisará esta designación y buscará una
persona acorde con estos principios para presidir el Consejo.
Montevideo, 24 de agosto de 2007
Adolfo Pérez Esquivel - Presidente Honorario SERPAJ América Latina
Ana Juanche Molina - Coordinadora Latinoamericana SERPAJ - AL
Guillermo Payssé - Coordinador Nacional - SERPAJ Uruguay"
Ver también: Sanguinetti responde
. / vecinet
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