Cumbre de Bioseguridad en Montreal
Organismos genéticamente modificados en discusión
por Niccoló Sarno
BRUSELAS, 24 ene (IPS) Representantes de más de 130 países comenzaron hoy
negociaciones en Montreal, Canadá, para acordar un protocolo internacional
que contemple la seguridad en la transferencia, la manipulación y el uso de
los organismos genéticamente modificados (OGM).
Aún no se sabe si se logrará acuerdo alguno ya que la Unión Europea insiste
que se tomen en cuenta la seguridad de los alimentos mientras otros, como
Estados Unidos, prefieren favorecer los intereses comerciales.
En la actualidad, no existen acuerdos internacionales obligatorios sobre el
movimiento internacional de los OGM. Algunos países africanos, asiáticos,
europeos y latinoamericanos quieren tener el derecho de prohibir los OGM si
consideran que estos amenazan el ambiente o la salud pública.
'En materia ambiental, el protocolo ofrecerá las herramientas para atender
la importación de OGM que podrían tener consecuencias adversas para la
biodiversidad', dijo la Comisaria de Ambiente de la UE, Margot Wallstrom,
en Bruselas.
'Esto es de suma importancia para los países en desarrollo que aún no
tienen los mecanismos adecuados para manejar este tipo de organismos',
señaló.
Es de 'absoluta prioridad' concluir las negociaciones y que el protocolo se
base en el llamado principio de precaución, por el cual la UE puede excluir
productos de su mercado si tiene la evidencia, aunque no necesariamente las
pruebas científicas, de que representan una amenaza para la salud de los
consumidores, dijo.
'Los consumidores europeos destacaron en reiteradas ocasiones el vínculo
existente entre, por una parte, la aceptación del público de la
biotecnología, y por otra, el control riguroso y transparente de los OGM',
dijo David Byrne, Comisario Europeo de Salud y Protección del Consumidor.
'Creo que un sistema adecuado de etiquetas que adviertan sobre los
alimentos genéticamente modificados es uno de los puntales para resolver la
controversia actual con respecto a la aplicación de la biotecnología a los
alimentos', agregó.
La UE incorporó expresamente en su marco legal el derecho a la información
de los consumidores, en especial sobre las OMG.
Una investigación de 1998 reveló que 86 por ciento de los consumidores
europeos, cada vez más preocupados por las crisis derivadas del consumo de
alimentos, como la provocada por la enfermedad de las 'vacas locas', exigen
etiquetas que adviertan sobre los OGM.
Pero Estados Unidos, el principal exportador de cultivos genéticamente
alterados del mundo, no está dispuesto a negociar el punto de la seguridad
alimenticia.
Isi Siddique, asesor del secretario de Agricultura de Estados Unidos, Dan
Glickman, dijo en la conferencia de Montreal que su país es contrario a
'toda iniciativa para ampliar la agenda' de las negociaciones.
Este mes, Washington advirtió a la UE que el protocolo de bioseguridad 'no
se debe convertir en un acuerdo que contemple otros puntos, por ejemplo la
seguridad alimenticia'.
Representantes del gobierno estadounidense quieren que el protocolo sea
'coherente' con las normas de la Organización Mundial de Comercio (OMC).
Pero 'no sería aceptable subordinar el protocolo a la OMC', advirtió
Wallstrom la semana pasada en Bruselas, antes de partir para Montreal.
Las discusiones sobre el protocolo de bioseguridad incluyen el argumento
por el cual un país puede negar el ingreso a su territorio de OMG y además
debe tomar en cuenta las reglas de libre comercio aplicadas por la OMC.
En noviembre, Canadá y Estados Unidos propusieron que las normas de la OMC
abarquen la biotecnología.
'Su evidente propósito es... que los alimentos genéticamente modificados se
regulen por las normas del comercio internacional y no por la protección al
ambiente', advirtió en enero la organización ambientalista Greenpeace.
'Como las normas de la OMC se inclinan por fomentar el comercio en lugar de
proteger el ambiente, eso significaría que los países tendrían grandes
dificultades para rechazar las importaciones de los alimentos genéticamente
modificados', agregó.
En Europa, los alimentos modificados sólo ingresan al mercado después de
que hayan sido verificados científicamente y se los considere aptos para la
salud y el ambiente.
La legislación europea estipula que, en los casos en que la evidencia
científica sea insuficiente, inconducente o incierta, y en que sean
posibles los riesgos para la salud o el ambiente, las medidas a tomar se
deben basar en el principio de la precaución.
El órgano ejecutivo de la UE, la Comisión Europea, aún está en el proceso
de definir el principio y de aclarar cómo se puede aplicar para proteger al
público y evitar su uso con fines proteccionistas.
Las compañías europeas están obligadas a adherir etiquetas de advertencia
en los alimentos que contengan más de uno por ciento de OGM.
Greenpeace indicó que Estados Unidos amenazó a la UE con tomar medidas ante
la OMC por el régimen de etiquetas del bloque ya que Washington considera
que este viola las normas internacionales de libre comercio.
Las negociaciones sobre el protocolo de seguridad colapsaron en febrero, en
la ciudad colombiana de Cartagena, cuando Estados Unidos, al frente del
llamado Grupo de Miami de países exportadores de cereales (que incluye a
Argentina, Australia, Canadá, Chile y Uruguay), se negó a aceptar las
etiquetas de los OMG porque, argumentó, limitarían el libre comercio.
'Al final de las negociaciones (de Cartagena), la UE presentó una medida
conciliatoria que fue aceptada por 140 países, pero rechazada por... el
Grupo de Miami', dijo Wallstrom.
'Canadá y Estados Unidos aplastaron todo intento de concretar un Protocolo
de Bioseguridad sólido', según Michael Khoo, de Greenpeace.
'Los representantes de gobierno reunidos en Montreal tienen la última
oportunidad para hallar una solución y les pedimos que no fallen. Los
países industrializados como los estados miembro de la UE tienen la
responsabilidad de hacerlo posible', dijo Khoo, en una declaración desde
Montreal. (FIN/IPS/tra-en/ns/mn/aq/if-en/00)
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