Síntesis y conclusiones 

La revisión de los indicadores seleccionados permite considerar algunas de las principales tendencias de la situación de las mujeres en el mercado laboral. Debe tenerse en cuenta que tales indicadores reflejan la realidad a través de grandes promedios. Una mirada más ajustada requiere ciertas desagregaciones por estratos socioeconómicos y por región geográfica así como la elaboración de indicadores sensibles desde la perspectiva de género. 

Entre estas tendencias destacan la persistencia en el crecimiento de la tasa de actividad femenina, las altas tasas de desempleo de las mujeres con relación a las de los hombres, su alta participación en empleos de baja calidad y la permanencia de significativas brechas desfavorables a las mujeres entre los ingresos por trabajo. 

El problema del desempleo no es exclusivo del Uruguay sino que se trata de una característica crítica de las sociedades actuales. En el país, un conjunto de factores de naturaleza económica incide en el incremento de las tasas de desempleo, aun en condiciones en que crece la actividad productiva, que se vinculan con la apertura de la economía, las nuevas condiciones de competencia y la reforma del estado. 

En este marco, el desempleo femenino tradicionalmente superior al masculino, plantea desafíos en varios sentidos. No solo respecto a la necesidad de crecimiento económico con creación de puestos de trabajo, sino en lo que tiene que ver con la posibilidad de romper la segmentación del mercado de trabajo. Esta segmentación originada cultural y socialmente implica oportunidades desiguales para hombres y mujeres. 

Los empleos de mala calidad tienden a aumentar desplazando los empleos típicos, asociados a las altas tasas desempleo, las nuevas modalidades de la organización de la producción y el trabajo y la flexibilización laboral que procura disminuir costos salariales. En este tipo de empleos existe una elevada proporción de mujeres ya sea afectadas por la precariedad o por la subutilización de la fuerza de trabajo, o integradas al segmento de trabajadoras del servicio doméstico. 

En términos de ingresos se constatan diferencias significativas entre hombres y mujeres que se vinculan al tipo de ocupaciones en las que se inserta mayoritariamente la fuerza de trabajo femenina y a la elevada participación en el segmento de los empleos con restricciones. Estas diferencias han tendido a disminuir tanto por algunas mejoras en la situación de las mujeres como por el deterioro de las condiciones de empleo de los hombres. 

El apoyo social para las mujeres trabajadoras es prácticamente inexistente, además de que se mantienen dentro de los hogares las pautas de conducta tradicionales respecto a las tareas domésticas y a la división de responsabilidades entre los sexos. 

La situación de las mujeres de Montevideo y el Interior urbano si bien presenta similitudes se ve agravada en este último. Las ligeras mejoras que se constatan en la evolución de los indicadores se deben básicamente a lo acontecido en la capital. 

El mejor seguimiento de la situación de las mujeres en el mercado de trabajo debe encarar las diferencias por estratos socioeconómicos y por área geográfica de manera de identificar los segmentos con mayores problemas y las características de los mismos de manera de orientar las acciones eficazmente.