Filosofía, camino y experiencia
Mario A. Silva García
El filósofo se aleja de lo trivial, su obra tiene
un carácter personal y puede hablarse de una existencia
filosófica con lo que implica de original, inalcanzable,
expresión de un ser cerrado sobre sí, que hace de
lo pensado la vía para hacer patente lo no pensado, algo
más allá que no llega a ser elucidado.
"Cuanto más original es un filósofo, cuanto
más profundo es, más se aleja de las concepciones
triviales, claras y casi siempre contradictorias, del sentido
común. Más esfuerzo cuesta estar próximo
a él de la misma manera. Se trata de apropiarse su lengua,
reencontrar por una paciente adivinación su punto de vista
frente a cada idea de conseguir lentamente una por la otra, a
media que se avanza dado uno de esos descubrimientos hasta el
momento en que todo se aclara, visto desde un cierto centro en
el cual se había colocado para abarcar su pensamiento.
Este centro delicado, cómo alcanzarlo, cómo reconocerlo,
cuando en vez de descender de una obra para adueñarse de
ella, nos contentamos con recorrer la superficie con el prejuicio
de encontrar allí las opiniones propias, o de criticar
por el detalle; es decir: exteriorizar el pensamiento del autor.
Muy a menudo es así cómo se lee a los filósofos."
(J. Lagneau, De la Métaphysique)
No se trata de enumerar anécdotas o circunstancias exteriores
y baladíes. Lo que importa es la existencia filosófica.
Sobre el carácter personal de la filosofía conviene
tener en cuenta esta reflexión de G. Simmel: "Casi
puede decirse que la productividad filosófica del pensamiento
original es algo tan unitario, hasta tal punto expresión
intelectual de un ser cerrado en sí mismo, que la distancia
entre la pregunta y respuesta no es más que descomposición
practicada a posteriori en la unidad del pensamiento." (Problemas
fundamentales de la filosofía)
Antes de continuar menciono una observación de J. Wahl
en la Sociedad Francesa de Filosofía, (1937) "En un
gran filósofo, lo que hace en parte su valor es el hecho
de que no puede ser completamente elucidado."
A esto agrego un texto de Heidegger. "Cuando más primigenio
sea un pensar, tanto más rico será lo no pensado.
Lo no pensado es el don más sublime que un pensar tiene
para ofrecer. Para los supuestos sobreentendidos de la sana razón,
empero, lo no pensado de un pensar pasa simplemente por ser lo
incomprensible. Si queremos salir al encuentro del pensamiento
de un pensador, debemos engrandecer aún más cuanto
hay de grande en él, entonces llegamos a lo no pensado
de su pensamiento." (Was heisst Denker, pág. 72; trad.
esp. ¨Qué significa pensar?)
Todo nos conduce a sospechar algo más allá de lo
enunciado. Cuando preparaba mi libro La estética de Paul
Valéry, redacté algunas notas; algunas fueron usadas,
otras no.
Metafísica y mística
Hay hombres en quienes el deseo de saber desborda lo que se puede
saber. Así se podría contraponer Kant a Swedenborg.
El primero, refiriéndose a la metafísica, dijo una
vez que su destino había sido enamorarse de ella, aunque
no podía jactarse de haber obtenido sus favores. Eso lo
llevó a pensarla cómo la ciencia de los límites
de la razón humana y a evitar caer en el fanatismo místico
y en la metafísica especulativa.
Swedenborg pertenece al momento anterior a aquel en que el espíritu
humano no ha alcanzado aún el reino de la representación.
Es del universo entero de que se habla: un inmenso jeroglifo y
del mismo modo que J. Boehme, ve la firma de Dios en todas las
cosas.
Todo esto nos lleva a señalar la distancia entre la idea
como forma vista y como acontecimiento interior que, sin embargo,
desborda la subjetividad. El arcón cerrado de las ideas
se abre y se prodiga. Esto nos lleva a la distinción de
ámbitos, no aislados sino ligados por correspondencias,
como aquella que Platón tentó entre el kosmos aisthetos
(mundo sensible) y el kosmos noetos (mundo inteligible). Y podemos
recordar a Plutarco cuando decía: "Este mundo es un
templo muy sagrado en el cual el hombre es introducido para contemplar
allí estatuas, que no son obra de mortal, sino que el divino
pensamiento ha hecho sensibles: el Sol, las Estrellas, las Aguas
y la Tierra, para representarnos los inteligibles". (De la
Tranquilidad del Alma, XIX)
Valéry señalaba en Swedenborg una teoría
de las correspondencias que permitiría construir una tabla,
un diccionario, en el cual a cada cosa del mundo de la experiencia
ordinaria, a cada palabra del lenguaje usual, respondería
un ser o cosa del mundo espiritual. Esto invita a reflexionar
sobre la importancia del metapherein, que que acude en nuestra
ayuda cuando el lenguaje literal no basta. Y la meta-physica implica
de algún modo un meta-pherein.
Y agregaría que al distanciar propio del meta-pherein se
le opone el sym-ballein, el principio de cohesión, de aproximación
natural entre términos artificialmente escindidos.
Una reflexión sobre la idea
Quiero elucidar una separación de la Idea, como término
supremo, tanto en el sentido platónico o kantiano. Creo
que la idea es una detención momentánea en que el
pensamiento se aquieta para lanzarse luego allende. Pienso la
idea siempre vinculada a la imago, aquello que imita. Y acaso
sea necesario explorar lo nuevo, lo desconocido.
Recuerdo a Sócrates que no sabía nada, que era estéril
en sabiduría, porque siempre estaba en camino, sin deslizarse,
del pensar a lo pensado y lo confirma Lagneau: "No podría
decirse que la filosofía cesa donde la claridad comienza,
pero puede afirmarse al menos que allí donde la claridad
dura y no se ha interrumpido, la filosofía no ha comenzado."
La confusión luminosa
Se trata de textos muy conocidos, pero que vale la pena recordar.
Encontramos un primer texto en la Lógica viva; Falacias
verbo-ideológicas. "Podemos representarnos el conocimiento
humano como un mar cuya superficie es muy fácil de ver
y describir. Debajo de esa superficie la visión se va haciendo,
naturalmente, cada vez menos clara hasta que, en una región
profunda, ya no se ve. Se entrevé solamente (y en otra
región más profunda dejará de verse del todo).
"Si imaginamos un espectador de ese mar, que intentando describirlo
o un pintor que procurando reproducirlo, se obstinará en
darnos de las capas profundas una visión o una representación
tan clara como la de las capas superficiales, tendríamos
el sofisma fundamental de la metafísica."
Y el otro texto que justifica el subtítulo que hemos utilizado,
pertenece a Fermentario (Un paralogismo de actualidad): "Cuando
nuestra inteligencia enfoca una región cualquiera del conocimiento
y analiza a fondo, ocurre algo parecido a lo que pasa cuando después
de haber observado a simple vista, vamos aplicando instrumentos
de potencia creciente a una parte cualquiera del cielo. Allí
donde no veíamos más que algunos puntos de luz de
ubicación cierta y descripción fácil, van
apareciendo otros nuevos en progresión hipergeométrica;
al fin, todo es una especie de confusión luminosa; mientras
más luz más confusión y cuando llegamos ahí
hace ya tiempo que han perdido sus sentidos, que, como las hidras,
los dragones y demás mitos del cielo, no eran más
que construcciones imaginativas ficticias que pasaban por los
puntos más visibles."
Vaz Ferreira no está solo en esto. Las geometrías
no euclidianas, la física relativista, las lógicas
no aristotélicas han llevado a una epistemología
no cartesiana _que buscaba las "ideas claras y distintas."
La evidencia ha dejado de ser criterio de verdad. Es el intento
de L. Brunschviog (Las Edades de la Inteligencia) de G. Bachelard
(La Filosofía del no) donde desarrolla los lineamientos
de suprarracionalismo.
El filósofo en su lucha contra las evidencias
Llega un momento en el cual toda evidencia se pierde cuando nos
aproximamos al espíritu creador, lo genial, que representa
una especie nueva. Frente a él, lo que nos perturba (y
suele derrotarnos) es la celeridad. Jankélévitch
señalaba que lo que diferencia al creador de otros hombres,
no es la abundancia de sus recursos. La opulencia sola nos condenaría
a la administración de nuestro patrimonio, a la acumulación,
al atesoramiento, y por tanto a la gerencia y al culto del haber.
Lo que importa es algo distinto, escondido no se sabe dónde;
es lo impalpable de la intención veloz sin la cual esos
recursos de que disponemos permanecerían letra muerta.
El que yo soy, no lo sé aún.
Lo que yo sé ya no lo soy más.
(A. Silesius)
Cuando hablamos de la filosofía, o del filósofo,
en su lucha contra las evidencias, queremos decir que la filosofía,
cambiando su movimiento inicial, se arrojaría de un salto
fuera de lo concebible para cuestionar lo evidente. La función
del filósofo consiste únicamente en prepararse para
la revelación.
Nietzsche había señalado que hay en el hombre y
en la humanidad una fuerza inmensa que quiere gastarse, que quiere
crear. Es una cadena de explosiones continuas que de ningún
modo tienen como objetivo la duda. (Voluntad de Poderío,
I, 215)
L. Chestov agregaba: "Los misterios del ser son susurrados
silenciosamente al oído de aquel que sabe, cuando es necesario
hacerse todo oídos." (Le Pouvoir des Clefs, 291) Y
también para Chestov, la verdad no está constituida
de la materia con que se forman las ideas (id. 345)
Rotundamente, Nietzsche afirmaba que la voluntad de verdad era
en el fondo, la impotencia de la voluntad de crear. (id.)
De ahí que la filosofía aparezca como expresión
de un estado de alma extraordinario, una experiencia excepcional
que se parece muy poco a lo que los hombres encuentran habitualmente
en la experiencia que les parece probatoria. Y refiriéndose
Nietzsche al estado de inspiración, nos dice: "se
escucha, no se busca, se toma y no se pregunta quien da_ Todo
pasa involuntariamente como en una tempestad de libertad, de absoluto,
de fuerza, de divinidad. (Ecce Homo, pág. 285)
Su célebre Voluntad de Poderío no es un Ser, no
es un Devenir sino un Pathos. (XII, 113) Lo cual supone situar
la Voluntad de Poderío en un plano distinto a la objetividad.
Para Nietzsche el origen de la filosofía es tal vez, como
pretende Chestov, no la maravilla sino la decepción y se
trata de la conquista del poder que permitirá superar esta
decepción fundamental y reecontrar la inocencia del devenir_
Ya en la Voluntad de Poderío (afor. 358) nos dice: "Una
nueva nostalgia me devora, la desesperación de las almas
más libres; ¨Con qué nombre la llamaría?
La nostalgia sin meta, la cuestión más dolorosa,
la más destrozante _la del corazón que se pregunta:
¨Dónde podría sentirme en mí mismo?"
Para él, la única forma de soportar la vida "es
creando_ ¨Qué es lo que permite soportar el instante?
La visión del Superhombre que afirma la vida. He tratado
de afirmarla yo mismo. Ay!" (XII, 359)
Chestov (Sur les Confins de la vie) nos confiesa: "Yo comprobaba
con asombro y perplejidad que al fin de cuentas se sacrificaba
a la 'idea' y al desarrollo lógico, lo que justamente tiene
más valor, es decir, el pensamiento libre. Mis propios
recuerdos en tanto que lector me decían claramente que
lo que hay de más penoso en un libro es la idea general."
Lo que busca Chestov en este libro es la apoteosis del desarraigo.
La expresión rusa y la alemana designan una falta de suelo,
de sostén, el estado de lo que carece de fundamento, de
base.
La Variante Heideggeriana
Hemos hablado de aporías. (La idea de problema, relaciones
N§ 149) Ahora veamos lo que significan las "sendas perdidas,
Holzwege. Holz es el antiguo nombre que en alemán significaba
"bosque".
En el bosque hay caminos que las más de las veces se pierden
de repente en lo intransitable. Se llaman "sendas perdidas".
Cada una de ellas corre aparte, pero en el mismo bosque. A menudo
producen la impresión de ser iguales pero lo son en apariencia.
Los leñadores y los guardabosques conocen esas sendas.
Saben lo que significa estar en una senda perdida.
Esto nos lleva a afirmar que el pensamiento antes de ser obra
es proyecto. Y como dijera el gran poeta español:
Caminante, no hay camino,
Se hace camino al andar.
También Heidegger el bauen (construir) al gehen (andar).
El pensamiento tiene una forma de construir el camino que llamaría
prodigiosa. (Unterwegs zur Sprache, 119) El intento es llegar
a los caminos que llevan a la palabra; habría que tomar
un camino lateral. (id. 117)
Hay una profunda conexión entre bauen (construir), wohnen
(habitar) y denken (pensar) Abrir un camino hacia, y así
ser el camino. En la Carta a Buchner Vortrge und Aufstze,
pág. 185): nos dice: "Un camino está siempre
expuesto a transformarse en un camino que se extravía.
Para andar en tales caminos, hay que ejercitarse en la marcha.
No se ejercita sin un oficio. Permanezca en el desamparado respecto
al camino y fiel al camino aunque en la errancia (Un-ent-weg)
aprenda el oficio de pensar."
En las Sendas perdidas nos habla de una luz que no proviene de
nosotros, o más bien una iluminación que nos permite
el acceso al ente que somos nosotros (Dasein) y al No-entre que
erróneamente se traduce como Nada. Y podemos agregar uno
de los Quatrains Valaisans de Rilke.
Chemins que ne menent nulle parte
entre deux prés.
que l'on dirait avec art
de leur but détournés,
Chemins qui souvent n'ont
devant eux rien d'autre en face
Que le pur espace
et la saison.
Y así Heidegger afirma que todo camino del pensamiento
es siempre interior a la relación total del Ser y del ser
humano. De otra manera no es pensamiento.
Camino y experiencia
Empeiria es un vocablo griego, próximo a rutina, a ruta.
Ya volveremos sobre ese manejo del vocablo. Pasemos al latín,
donde se introduce el prefijo ex que implica alejamiento y al
cual se agrega periculum, ensayo, prueba y más tarde, riesgo,
peligro, en el cual se puede perecer. Pero también perito,
que designa al que es hábil en algo. Todo esto se encuentra
también en la expresión alemana Er-fahrung, donde
aparece el fahren (viajar) y Gefahr (riesgo, peligro).
Ya hemos mencionado los Holzwege. Weg, camino tiene una gran complejidad
semántica. Wegen significa poner en movimiento, agitar,
sacudir. Una forma emparentada es wgen que significa osar
(y aquí viene el fundamento de la aproximación con
Erfahrung), y poner algo en la balanza, arriesgarse. Wgnis
es riesgo y de Wage hay una serie de derivados que indican temeridad.
(C. Mailet, en Mélanges Andler).
¨Cabe hablar de una experiencia metafísica?
W. James escribió una famosa obra titulada The Varieties
of Religious Experience: F. Rauch escribió L'Expérience
Moral y finalmente Heidegger escribió también sobre
Hegel y concepto de la experiencia y es significativo que dicho
texto aparezca en Holzwege.
Para Heidegger la Fenomenología del Espíritu es
un itinerario, una descripción del viaje que conduce la
conciencia cotidiana al conocimiento científico de la filosofía.
La Presentación que Hegel ulteriormente suprimió,
llevaba por título Wissenschaft der Erfahrung des Bewusstseins
(Ciencia de la experiencia de la conciencia). Y "experiencia"
corresponde a lo que después llamará "Fenomenología"
(Hegel y su concepto de la experiencia, en Holzwege).
Aquí Hegel señala como el camino es lo propio de
la duda (Zweifel) o, más exactamente, a la desesperación
(Verzweiflung).
La serie de figuras que la conciencia recorre en el camino es
más bien la historia detallada de la formación de
la conciencia misma, de la ciencia.
"Este movimiento dialéctico que la conciencia ejerce
en sí misma, en su saber, tanto como en su objeto, en la
medida en que el nuevo objeto verdadero surge para ella misma,
es propiamente lo que se llama experiencia_ La experiencia que
hace sobre sí no puede seguir el concepto de la experiencia
misma, comprender en ella nada menos que el sistema total de la
conciencia o el imperio entero de la verdad del espíritu;
de suerte que los elementos de esta última se exponen en
esta determinación particular, de modo de no ser momentos
abstractos y puros, sino ser como son para la conciencia o como
esta conciencia surge en relación con ellos."
No podemos entrar en los elementos propiamente heideggerianos
que se introducen en la interpretación de ese texto suprimido
por el mismo Hegel.
No sabemos por qué se produjo el cambio de título
que se transformó en Fenomenología del Espíritu.
Pero podemos afirmar que la experiencia es la esencia de la Fenomenología.
Me limito a señalar que los momentos del todo son figuras
de la conciencia. Remito a mi trabajo Itinerario hacia el mundo
de la razón en la Filosofía de Hegel, en Revista
de la Facultad de Humanidades y Ciencias N§ 11,Montevideo
1953.
Tal vez el título habría que cambiarlo, porque en
el curso de la ruta se trata de una purificación del alma
hacia las alturas del espíritu. La presentación
(Darstellung) de la pura manifestación del saber es un
itinerarium mentis in Deum_ el camino marcha a lo largo de los
fenómenos; es el camino de la experiencia. La empirie que
sigue lo que es dado parece, entre todos los conocimientos, marcar
la prioridad sobre la pura construcción y deducción."
(Heidegger, id. pág. 131)
La fenomenología es así el camino de la experiencia
y ésta es un modo de presentariedad (Anwesenheit) del presente
que se despliega en el "representarse a sí mismo".
La experiencia comienza con la res cogitans, como subjectum, cogitans,
lo cual significa que la experiencia es el ser de la conciencia.
Pero hay que señalar que la experiencia pensada metafísicamente
permanece inaccesible a la conciencia natural. (parág.
15) Y en el resumen nos agrega: "Por esta necesidad, el camino
hacia la ciencia, es ya, él mismo, ciencia y de ese modo,
según el contenido de ésta, ciencia de la experiencia
de la conciencia. Era el título que originariamente Hegel
había dado a la Fenomenología del Espíritu.
Intentamos justificar la expresión "experiencia metafísica".
Tomemos en cuenta un texto de J. Wahl. "Cuando dimos como
título de este libro La experiencia metafísica,
sabíamos muy bien que no puede ser definida ni siquiera
descrita. Al menos conocíamos en tal o cual experiencia.
Es una experiencia que es vida. Experiencia una y alternativa
en el sentido de que los grandes sistemas alternan unos con los
otros en el tiempo, e incluso en el mismo momento. Experiencia
que una vez que se han atravesado los caminos hacia ella, se da
y no da a nosotros mismos."
Y Bergson concluía su célebre estudio Introducción
a la Métaphysique, diciendo que ésta "no tiene
nada de común como la experiencia integral." (P.M.,
pág. 255)
Para Le Senne, la filosofía era una descripción
de la experiencia.
¨Podemos llegar a afirmar que la metafísica es una
experiencia del ser? O tendremos que pensar en una experiencia-límite
o que la ciencia es metafísica solidificada y que ésta,
en su pureza, es el mar que nos envuelve, a nosotros, los humanos,
que habitamos en el témpano flotante? Pero parece admitirse
el fracaso; siguiendo el texto de Littré, tendríamos
que confesarlo, aunque un grupo selecto como todo lo que se destina
a los sacrificios, se arrojara a nado, aunque se sepa de antemano
que ninguno alcanzó la verdad firme y que todos se ahogaron
indefectiblemente en el océano para el cual no se tiene
ni barca ni velas". (Cf. C. Vaz Ferreira, Ciencia y Metafísica)
¨No habrá que admitir que toda experiencia es, en
su esencia, partitiva, aquí, o allí, ahora-antes-después
y que la totalidad se nos escapa? ¨Cómo pasar de la
empirie a la meta-empirie? ¨Hasta qué punto podemos
alcanzar lo Otro, el Otro? Cuando Meyerson tropezaba con lo irracional,
éste era lo que se oponía a la identidad o más
exactamente a la identificación de lo otro a lo mismo.
El "Más allá" adquiere así un sentido
absoluto que lo hace impensable. ¨Acaso habrá que
admitir que la objetividad metafísica es solo cifra (Jaspers)?
Para éste solo hay experiencia de la existencia empírica
(Dasein, que tiene aquí un sentido muy distinto al de Heidegger).
"La experiencia metafísica se sustrae a toda comprobación
posterior que pudiera convertirla en una experiencia valedera
para todo el mundo. Se convierte en ilusión engañosa
cuando creo que puedo tenerla y producirla a voluntad en la "conciencia
en general" cuando se la trata como un saber, pero también
cuando "se la trata privilegiadamente como si fuera un sentimiento
puramente subjetivo. En ella se aprehende una manera de ser distinta
de lo que es solo existencia empírica (Dasein) y ser Eternidad,
en la cual ningún saber penetra." (Philosophie, p.
787)
La experiencia en el pensamiento de Husserl
"Es sobre las evidencias de la experiencia que deben finalmente
fundarse todas las evidencias predicativas. La tarea de la elucidación
originaria del juicio predicativo que consiste en hacer aparecer
esa relación de fundación y de persecución
de las evidencias antepredicativas a partir de aquellas de la
experiencia, se identifica después de este esclarecimiento
de la esencia de la experiencia, con aquella de retorno al mundo
como suelo universal de todas las experiencias singulares, como
mundo de la experiencia, pre-dado inmediatamente y antes de toda
operación lógica. El retorno al mundo de la experiencia,
el retorno al mundo, el mundo de la vida; es decir, el mundo en
el cual estuvimos ya y que constituye el basamento de toda operación
de conocimiento y de toda determinación científica."
(Erfahrund und Urteil, parág. 10)
Cabe entonces señalar la prioridad husserliana del ser-en-el-mundo
con relación a Scheler y a Heidegger.
Y más explícitamente, afirma Husserl: "Si entonces
queremos volver a la experiencia _en el sentido de origen último_
que constituye el objeto de nuestra investigación, no puede
ser sino a la experiencia originaria del mundo de la vida, experiencia
que no comporta ninguna de esas idealizaciones sino que es el
fundamento necesario. (op. cit. pág. 43)
Conclusión
Filosofar es una enseñanza de la libertad espiritual, un
no sometimiento a problemas dados, venidos de fuera. Hay que desconfiar
de las soluciones y de los problemas mismos.
El viejo tema de la libido reaparece aquí. Como libido
sentiendi, como libido sciendi y como libido dominandi. Y me atrevo
a afirmar la necesidad de suscitar la necesidad de una voluptuosidad
de filosofar. Lo cual nos retorna a la proximidad entre el filosofar
y el Eros.
El hebreo antiguo diferenciaba el iada, conocimiento en el sentido
sexual, y el hekir, conocimiento personal. Se trata siempre de
abolir distancias. Y cuando Claudel habla de la connaissance como
co-nacimiento, pienso que tiene razón. Nazco y junto a
mí nace el mundo.
Pensamiento
Artículos publicados en esta serie:
| (I) | Supratemporalidad de las Humanidades (María Noel Lapoujade, N§ 148) |
(II) | La idea de problema (Mario Silva García, N§ 149) |
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