Alfredo Alpini
"No hay futuro" vociferaba el grupo punk "Sex Pistols" en la Inglaterra de 1977. La posmodernidad se había instalado como una época sin futuro. Si las generaciones del 68 querían destruir para construir una nueva sociedad, el punk quería destruir para no construir nada. Son pautas culturales típicas de la posmodernidad, es una filosofía de desesperados que se emparienta con cínicos, nihilistas y pesimistas. Son filosofías negadoras de una lógica en los procesos históricos, pero también negadoras de la idea de progreso. Actitud que se enlaza con lo que algunos sociólogos, entre ellos Rafael Bayce, en Uruguay, denominaron generación-democracia, generación-rock, o más específicamente, generación dionisíaca.(1)Muchas verdades categóricas y absolutas han quedado en los 60. En Uruguay, la generación de la democracia y los movimientos under desconfiaron de aquellos dioses y mesías y se convirtieron al ateísmo. De este modo, ellos apuestan a nuevas formas de expresión donde la creatividad se puede explayar sin normas: graffitis, revistas subtes, performances, vídeos, el rock y otros, constituyen su modo de participación en lo social. Una generación sin religión laica y/o confesionalLa generación de la posdictadura y quienes conforman el movimiento under reivindican, entre otros, fundamentalmente a dos escritores, dos nihilistas. El primero, Charles Bukowski, quien escribió inmerso en el mundo hippie pero renegó de él al percibirlo muy utópico y poco realista. En este sentido, unas cuantas líneas de su primer novela: "Cartero", nos muestran su concepción del mundo y del cambio: "No es nada nuevo hablar de cómo las mujeres descienden sobre los hombres. Piensas que tienes tiempo para tomarte un respiro, levantas la mirada y ya hay otra nueva. Pocos días después de volver al trabajo, ya había otra Fay. Fay tenía el pelo gris y siempre vestía de negro. Decía que protestaba contra la guerra, por mí encantado. Era escritora o algo así y frecuentaba un par de bibliotecas de escritores. Tenía ideas acerca de la salvación del mundo y cosas así. Si podía salvarlo para mí, por mí también encantado."(2)Me atrevería a decir que Bukowski se convirtió en el ideólogo de la generación dionisíaca. De estas líneas se aprecia la apatía por el futuro y el progreso. El cambiar la sociedad no interesa, lo que importa es el "aquí y ahora", los problemas inmediatos a resolver todos los días. Y de ahí el nombre de generación dionisíaca, ya que ellos hacen prevalecer el principio del placer, el hoy, sobre el principio del deber, de la disciplina, típicas de la generación del 68.El otro escritor es Juan Carlos Onetti. También se lo reivindica por nihilista y desesperanzador, por desobedecer a volver al "paisito". Por no haberse creído nunca el cuento de "Como Uruguay no hay".Todo este movimiento cultural de la generación dionisíaca se constituyó en torno a la explosión del rock nacional de la posdictadura y encontró a las revistas subtes como su modo natural de expresión. Algunas de estas revistas fueron: "G.A.S.", "La Oreja Cortada", "Suicidio Colectivo", "Kamuflage", "Kable a Tierra", "Ratas i Rateros", etc. Este período se puede delimitar entre 1985 y 1989. Las revistas subtes que surgen en los 90 obedecen a una coyuntura social y cultural distinta, pero los problemas estructurales de larga duración que enfrenta la juventud son los mismos.(3)Esta generación, como bien lo expresa la revista "G.A.S." (Generación Ausente y Solitaria), es una generación sin pasado y sin futuro. Dice su primer editorial: "Somos una generación ausente, no estamos en los registros, ni siquiera en la historia (_)"(4)A diferencia de la generación del 68, para ésta el presente se vuelve eterno, gris y aburrido. Si para la generación del 68 había muchas cosas por hacer, para ésta todo es lo mismo y nada se puede cambiar: "Montevideo es la aldea donde nunca pasa nada y donde los aldeanos nos conformamos con eso."(5)Las utopías del 68 quedaron desmitificadas, se acabaron las ideologías "duras" y los cambios ya no tienen lugar. El "no hay futuro" se vuelve presente y realidad eterna. Dicen los jóvenes de "G.A.S.": "El mensaje, si lo hay es gris, por supuesto. Como la ciudad, como la gente. Las noches son frías, negras, vacías y solitarias (_) Las noches son como nosotros (_) Las calles son igual que antes, excepto por ese color más grisáceo que se acentúa (_)"(6) El futuro es el reflejo de las calles de Montevideo, calles de la ciudad vieja de un domingo por la tarde, tristes, melancólicas, siempre iguales: "G.A.S.", como cronista subterráneo ve y dice las cosas que ve. La realidad es pesimista."(7)Lalo Barrubia, en un artículo titulado "Jóvenes eran los de antes", rechazado por "Cuadernos de Marcha" y posteriormente publicado en "La Oreja Cortada", dice acerca de las soluciones políticas: "La película puede cambiarse por otra. Pero sabemos que _si es que las soluciones colectivas existen_ no pasan por las estructuras políticas, al menos en este país. Porque todo está previsto, la derecha vive gracias a la izquierda y la izquierda gracias a la derecha y cada quien cuida su charca con esmero. Los conflictos sindicales están convenidos con el gobierno y los movimientos estudiantiles se esfuerzan en pasar vergüenza. Ya nadie cree en nada pero todos hacen lo que les corresponde."(8)"Vamos hermano / que el hombre nuevo / está esperando / hermano vamos / fuego en las manos / que ya llegamos"(9), nos decía Horacio Buscaglia y la generación del 68; un futuro a alcanzar inmediatamente. Pero esta esperanza, luego de la dictadura, ya no sería de fácil digestión. "No sé lo que quiero, pero lo quiero ya"(10) resume la concepción de futuro que tiene esta generación. El cambio inmediato, en el presente, no a largo plazo es lo que desean estos jóvenes. No más sacrificios inútiles para cambiar toda la sociedad, sino cambios concretos y puntuales. En este sentido, se lucha por un cambio en la calidad de la vida cotidiana, en aceptar la heterogeneidad, por la tolerancia. Su lucha es por un presente menos maniqueo y menos normativo. Ellos quieren romper con la intolerancia cultural que predominó en el Uruguay de los 60. Militancia indisciplinadaA partir de los 80, en Uruguay, los movimientos sociales tradicionales van entrando en crisis. Como producto de ello surgen nuevos actores sociales con nuevas demandas, más individualistas, más intimistas. Es el caso del movimiento homosexual, de las feministas y otros. Estos movimientos reivindican intereses sectoriales y, por tanto, con escasa incidencia global.Los jóvenes under se enmarcan dentro de estos nuevos movimientos sociales. Estos jóvenes adoptan una nueva forma de participar en lo social. La militancia político-partidaria y la disciplina que implica la política, son despreciadas por esta nueva juventud. Se autoposicionan fuera del sistema político. En este sentido, dice Lalo Barrubia en "Jóvenes eran los de antes": "La película puede cambiarse (por ejemplo por una de colores), pero creo que al público le gusta la película, y bueno, que la miren. Nadie se equivoca al votar. Este país está gobernado por la derecha porque la gente es de derecha. Este país está gobernado por viejos porque la gente es vieja. Este país está gobernado por ricos porque la gente es pobre. Y sabe y lo acepta. (_) Por eso estamos al margen. Por eso el esforzado discurso del Partido Colorado no ha logrado seducir demasiado a las nuevas generaciones, ni el de Marx disfrazado de jeans, ni el del centro, ni ningún otro. Porque la seducción es la clave del placer, y éste no ha resultado un país muy gozable. Un país que se ha quedado viejo ya no seduce a nadie."(11) De este modo, Rafael Bayce los define como una subcultura política que se constituye sobre una base cultural y generacional más que política.(12)La resistencia cultural y su participación en lo social se expresa por medio de las revistas subtes, el rock, las performances y los graffitis. Es una juventud que captó el fracaso de la democracia y la ineficacia de la izquierda de los años 60. De este modo se oponen tanto a la derecha como a la izquierda. A la primera vertiente por dogmática y autoritaria, a la segunda, por intolerante, por insistir en la militancia disciplinada y por hacerles sacrificar el presente en vistas de un futuro inexistente.Esta juventud under, a diferencia de los apolíneos del 68, prefieren el goce actual frente al deber del mañana. Muestra de esta actitud, es el vídeo hecho por CEMA, "Mamá era punk", en el cual uno de los jóvenes dice: "El militante, el que milita está muerto (_) porque responde a conceptos, a ideas y a manejos de gente vieja".(13)Esta es una generación individualista, no realiza alianzas con ningún sector social, y menos con la clase obrera como sucedía en los 60. La juventud de la posdictadura es una generación posmoderna, la cual reniega del esfuerzo de sus padres del 68. Todo lo que suponga disciplina austera se desvaloriza en favor del deseo inmediato. Es una ética pesimista y hedonista. Agrupamientos libres, espontaneidad, creatividad, cultura de la expresión, se conjugan para crear una "voluntad débil" contraria a una "voluntad fuerte", típica de la generación del 68. El fin de la era de la disciplina, de los 60, coincide con el fin de empresas globales, que aglutinen gran parte de la población en busca de un objetivo común.(14)Su participación en lo social es por un hecho concreto, en este sentido posee gran relevancia la lucha contra las razzias llevada a cabo por la Coordinadora Anti-razzias a comienzos de 1988.Estos jóvenes perciben a la democracia como una dictadura más sutil dirigida contra la heterogeneidad cultural que el sistema político pretende uniformizar. Como consecuencia surge el apartidismo, que no es lo mismo que un apoliticismo, ya que su participación en lo social es por mecanismos no tradicionales.Es interesante destacar como los graffitis de la transición (1985-1989) tuvieron un carácter de resistencia cultural al orden impuesto. Estas formas de manifestación social difieren de las formas tradicionales de participación política. El graffiti, por anónimo, difiere de la pintada política tradicional; su trazo manual y espontáneo se opone a la leyenda política tradicional hecha con poca creatividad.La temática sexual, política o cultural de los graffitis son expresiones de formas de vida y pensamientos de una juventud que no dispone de otros medios para expresarse.Resulta interesante comparar las leyendas políticas recopiladas por la revista "Los Huevos del Plata", en los años 60, con los de la posdictadura, para apreciar bien el cambio en la mentalidad de la juventud.Al igual que las leyendas del "Mayo francés", las leyendas políticas del Uruguay de los 60, eran utópicas, antiautoritarias y con fines macropolíticos(15). Si se quiere esperanzadoras y con perspectivas de futuro. Algunas de ellas dicen: "Basta de charlar, a luchar", "Solidaridad con Cuba revolucionaria", "Che, los pueblos no te olvidan", "Por los ideales de Artigas", "Lucha y serás libre", "Cuba sí, yanquis no", "El Che vive en la memoria de los pueblos".(16)Los graffitis de la posdictadura asumen un tono cínico, burlón y nihilista: "Joven trabajador, sonríe el PIT-CNT te ama", "Montevideo me mata", "Algunos nacen con suerte_ Otros en Uruguay". Algunos asumen una actitud burlona frente a los héroes de los 60: "Si el Che fuera uruguayo, sería el bo guevara".(17) Uno escrito en el cementerio de La Teja al tiempo de ser enterrado Raúl Sendic decía: "Sendic: habrá tierras de marihuana pa' todos o no habrá pa' nadie. Banda Neón". Lo que resulta interesante destacar es que luego del sepelio solo quedaba lo siguiente: "Sendic: habrá tierras _ pa' todos o no habrá pa' nadie. Banda Neón". Los responsables de "La Oreja Cortada" se preguntan: "Parece que el graffiti no gustó (del) todo. ¨Habrá sido Sendic?"(18)Estos graffitis obedecen al clima sociocultural de las sociedades contemporáneas. Ya no existen referencias a objetivos comunes ni a ideales a alcanzar. Los valores culturales son otros, se aspira a la expresión de la subjetividad y de la individualidad. Aparece la temática sexual reprimida en el 68 uruguayo: "Ser bisexual duplica tus posibilidades de conseguir cita los sábados de noche."(19)El tono humorístico de muchos de los graffitis de la posdictadura rompe con la seriedad y la disciplina de los años 60. Las leyendas de esa época en Uruguay contienen una carga de sentido, un ideal a defender: "Che, los pueblos no te olvidan", "Por los ideales de Artigas". Los graffitis de la transición, en su esencia, no expresan ningún sentido, sólo muestra la existencia de quien los hizo. Son una necesidad de decir "existo": un corazón, una línea, un garabato, etc., en este sentido muchos son indescifrables, es la necesidad imperiosa de expresarse lo que determina la realización de muchos de ellos: "Yo me expreso, ¨Y ud.?", "Viva la libertad de expresar el repudio general".(20) La mitología "como Uruguay no hay"Los graffitis de la posdictadura expresan el descontento del país en que le tocó vivir a esta generación. Como vimos más arriba, la emigración está presente en las inscripciones murales. "Lo que más le deseo (a los jóvenes) es que se vayan de este país", decía una joven en el vídeo "Mamá era punk".(21)Este sector de la juventud, por otra parte, se levanta contra el discurso de la uruguayidad, el cual comprende tanto al "Uruguay batllista" como a los voluntarismos utópicos de los 60. Este es "un país que se ha quedado viejo _dice Lalo Barrubia_. Un país que vive del pasado. Unos quieren volver al Uruguay batllista de las vacas gordas, otros a la ebullición de fines del 60. No porque el país fuera mejor _aunque es probable que lo fuera_ sino porque ellos eran más felices. (_) O quizá porque todavía podían tener esperanzas. Pero nosotros estamos aquí, deambulando por las calles, y tenemos que despertar cada mañana y salir."(22)El Uruguay es considerado un país que envejece a sus hijos, un país que mira para la "Suiza de América", un país que fue necesario inventarle una identidad para que fuera viable como comunidad. Estos jóvenes se levantan contra la mitología del 50 y contra la del 68: "Había una vez un mito muy insistente; la gente lo retocaba, lo maquillaba, lo adaptaba a sus estados de ánimo. Este mito decía que once poderosos titanes habían desembarcado en la estación Peñarol (o Nacional? o Progreso?). Pamplinas! Nosotros que sabemos mucho de estas cosas por haberlas mamado con la primera leche y que estamos en la segunda leche ya nos atragantamos de tanta mala ídem. Detrás y a espaldas del mito la leche se fue cortando. En el fondo de la historia hay solo dos grandes lechazos, uno en el 30 y otro, en el 50, y después se pudrió todo. Pero la gente lo retoca, lo maquilla, lo adapta a sus estados de ánimo."(23)"Por los ideales de Artigas" decía la generación el 68, en cambio, estos jóvenes son desertores de la orientalidad, tanto de izquierda como de derecha. El Uruguay es percibido como el "paisito" donde los cambios son inexistentes. En tono sarcástico dicen los responsables de "Ratas i Rateros" unos días antes de las elecciones nacionales de 1989: "Ratas i Rateros convoca al tercer éxodo del Pueblo Oriental. Nos reuniremos el día 27 de noviembre a la luz de los resultados electorales y otras luces a las 18:00 hs. en Plaza Libertad. Allí nos tomaremos una foto mural en posición de éxodo para el museo Blanes y algunas cervecitas. Llevar valijas, bolsos y mochilas prontas. Desde ese lugar partirán los grupos con diversos itinerarios: Ruta 1, Ruta 5, etc. (dedo), otros para el puerto, y los más chetos para el aeropuerto. Si a la semana el país les tira y quieren volver, está todo bien. Se aconseja no faltar; téngase en cuenta que se trata de un suceso de histórica trascendencia".(24) Los jóvenes de la democraciaLa generación de la democracia, no tiene un número _como el 68_ ni un nombre _utópica o revolucionaria. Nada de eso, ellos viven el presente como si no existiera futuro. Se los acusa de nihilistas y frívolos por no tener ideales ni encuadramientos ideológicos. La izquierda no los entiende, y los acusa de copiar modelos foráneos. La derecha los acusa de inmorales y atentadores de las buenas costumbres.Estos jóvenes desobedecieron al mandato divino de hacer la Revolución, y a la tradición de la solidaridad: "Somos los que no pensamos en la Revolución sino en revolucionar. (_) Somos los que no pensamos en los demás sino en nosotros mismos (_) Somos los reboludos (_)"(25)Es obvio que estos jóvenes de la democracia no se identifiquen con la generación del 68, como tampoco lo hicieron los jóvenes "hachepientos" de los "Huevos del Plata"(26) con la generación del 45. Si se me permite, me gustaría hacer resaltar cierta semejanza _entre tantas diferencias_ entre "los Huevos del Plata" y estos jóvenes under de la democracia. Las revistas subtes tuvieron la misma actitud que "Los Huevos del Plata", la postura iconoclasta, el parricidio con respecto a la generación anterior, el rechazo a los valores que se venían cultivando antes, todos son elementos asombrosamente muy parecidos. Y principalmente, la necesidad de expresarse por medio de canales propios, determinan una semejanza fundamental entre "Los Huevos del Plata" y las revistas subtes: la necesidad desesperada de identificarse como generación joven, rompiendo con los esquemas anteriores. La contracultura de la democracia a diferencia de la de los años 60 _ya sea en Francia, EE.UU. o Uruguay_ no desea cambiar la sociedad, sino lograr una identidad cultural propia que se diferencie del resto de la cultural oficial. En este sentido, el movimiento under de la posdictadura _inclusive en los 90_ intentó crear una identidad cultural capaz de representar los valores de una generación que quiso romper con la inquisición cultural de izquierda y de derecha. Esto que afirmamos lo ratifica uno de los responsables de "Los Huevos del Plata", _Clemente Padín_ quien participó en "Arte en la Lona", que consistió en la expresión cultural más acabada de estos jóvenes de la posdictadura. Allí se conjugó el rock, el teatro, la pintura y la poesía. Haciendo un raconto de su participación artística a lo largo de su vida, dice Clemente Padín: "(_) finalmente, la más irreverente e inquietante acción artística de las que se conozcan en el país, 'Arte en la Lona', debida al esfuerzo de los sectores emergentes de nuestra cultura, lamentablemente acallada y vituperada por aquellos mismos intereses que, en su momento, silenciaron experiencias similares como por ej. 'Los Huevos del Plata'."(27)¨Quiénes son esos mismos intereses que, en su momento, silenciaron experiencias similares? Clemente Padín se refiere a la intolerancia ideológica que predominó en la década de los 60 y que todavía muchos de sus voceros continúan en la actualidad, con paradigmas "culturosos" propios de una modernidad inquisidora culturalmente.Estos jóvenes de la democracia apostaron a la subjetividad, a la heterogeneidad, a la creatividad y a la imaginación, como lo intentaron en su momento "Los Huevos del Plata", y como bien lo afirma Padín, fueron silenciados por los mismos que los silenciaron a ellos. Ninguna religión"Los Huevos del Plata", en cuanto a su contestación cultural, se oponen al discurso normativo del maniqueo 60 uruguayo. En este sentido, apostaron a la subjetividad, a la imaginación, a la vitalidad, a nuevas formas de expresión autogestionadas, pero creen en un Dios. Dios es el horizonte, el futuro, la Revolución. Estos jóvenes under y gran parte de la generación de la democracia, grita, junto a Nietzsche, "Dios ha muerto", los grandes maestros han muerto. Estos jóvenes, asesinaron, primero, a Artigas y a Varela, después, a Marx y al Che, no tienen maestros porque todos son autoritarios, disciplinadores y normativos. Sus héroes _si se me permite_ son personajes como Bukowski, héroes dionisíacos, permisivos de la heterogeneidad y de los archipiélagos culturales de la posmodernidad. El presente, para la generación actual, toma connotaciones de eternidad, de este modo, el futuro se borra del horizonte.Los jóvenes under y muchos jóvenes de la democracia asumen la filosofía posmoderna de la desmitificación o desacralización de los viejos ídolos. A diferencia de la generación del 68, que creía en empresas colectivas e imperativos categóricos, la generación de la democracia no desea mandatos verticales ni apolíneos, no confía ni cree en ninguna religión, ni laica ni confesional.Los movimientos de contractura juvenil de la posdictadura se constituyen más como autoidentificación cultural que como movimientos que pretenden cambiar la sociedad, y de ahí surge su carácter posmoderno. Desesperanzados de las verdades absolutas y de las ideologías "duras", se interesan por su propia realidad y de lo que les afecta directamente.Para concluir, podemos decir que racionalizar, explicar y condenar a la generación de la posdictadura en base a modelos de la modernidad es continuar con paradigmas inquisidores y maniqueos propios del Uruguay de los 60. Comprender, aceptar y tolerar la generación actual es un deber de los modernos y un placer de los posmodernos. Referencias1. Bayce, Rafael. Cultura política uruguaya, desde Batlle hasta 1988. Mdeo. F.C.U., 1989. 2. Bukowski, Charles. Cartero. Barcelona. Anagrama, 1993, p.141. 3. Véase Turnes, Patricia. El lado de abajo de la cultura. En: Brecha, 29/9/1995. 4. G.A.S. n§ 1, mayo 1987. 5. ibid. 6. G.A.S. n§ 2, julio 1987. 7. G.A.S. n§ 3, setiembre 1987. 8. Lalo Barrubia. Jóvenes eran los de antes. En: "La Oreja Cortada", n¦ 4, año 2, abril 1989. 9. Buscaglia, Horacio. Mojos para la hora del té. Mdeo. El Timón, 1969, p.6. 10. Sumo. After-Chabón. 11. Lalo Barrubia. Jóvenes eran los de antes. En: "La Oreja Cortada", op. cit. 12. Bayce, Rafael. Cultura política_, op. cit., p.75. 13. CEMA. Mamá era punk. Mdeo., octubre 1988. 14. Lipovetsky, Gilles. La era del vacío. Barcelona, Anagrama, 1993, pp.56-57. 15. Véase Silva, Armando. Graffiti: punto de vista ciudadano. En: García Canclini, Néstor (compilador); "Cultura y pospolítica. El debate sobre la modernidad en América latina". México, Consejo Nacional para la cultura y las Artes, 1995. 16. "Los Huevos del Plata", n§ 11, marzo 1968. 17. Roland, Eduardo. Contra cualquier muro. Los graffitis de la transición (1985-1989). Montevideo, Ediciones de Uno, 1990. 18. "La Oreja Cortada", n§ 4, año 2, abril 1989. 19. Roland, E. Contra cualquier muro_, op. cit. 20. Ibid. 21. CEMA, Mamá era punk, op. cit. 22. Lalo Barrubia. Jóvenes eran los de antes. En: "La Oreja Cortada", op. cit. 23. "Ratas i Rateros" n§ 1, nov-dic. 1989. 24. Ibid. 25. Lalo Barrubia. Jóvenes eran los de antes. En: "La Oreja Cortada", op. cit. 26. Véase, Alpini, Alfredo. "'Los Huevos del Plata' y el 68". En Relaciones, n§ 147. 27. Entrevista realizada a Clemente Padín por N. Argañaraz el 6/12/86 (mimeo). Volvamos al texto
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