Serie: Alternativas (II)
Juan E. Fernández Romar
El ser humano ha intentado, desde siempre, alterar su percepción buscando otros niveles de conciencia, estados atípicos de comprensión acompañados de una sensibilidad fuera de la común. Tales experiencias llevaron más lejos, alimentando la religiosidad y provocando las más diversas especulaciones sobre cuestiones ontológicas.
Para lograr esos estados de conciencia alterada, el homo sapiens recurrió a menudo a métodos muy variados, desde ingerir extrañas infusiones hasta el lamido de ciertos batracios venenosos. No obstante, la experimentación y el desarrollo cultural lo llevó a descubrir que no era estrictamente necesario autoadministrarse ninguna sustancia para acceder a estados de conciencia diferentes, que bastaban algunas técnicas.
Las técnicas elaboradas para acceder a estadios perceptivos singulares sin la mediación de ninguna sustancia encontraron fundamentos y formas muy variadas, algunas se basaron en ayunos prolongados o en la autoflagelación, otras en la meditación, la entonación de cánticos, o en ejercicios respiratorios especiales; también hubo otras que encontraron en el sexo un vehículo privilegiado para alcanzar niveles de percepción extraordinarios.
De todas formas, aunque parezcan métodos más naturales tanto las drogas como cualquiera de estas prácticas lo que logran por vías diferentes es alterar la bioquímica del sistema nervioso. Para comprender mejor esto quizás sea conveniente revisar algunas pistas proporcionadas por la fisiología del sistema nervioso.
La transmisión de impulsos eléctricos en todos los niveles del sistema nervioso se realiza mediante ciertas sustancias denominadas neurotransmisores. Cada grupo de células nerviosas posee una sustancia química característica que oficia de transmisor entre una célula y otra. Desde hace varios años se sabe que el transmisor químico responsable de que el organismo se prepare para el desarrollo de actividades ergotrópicas es la noradrenalina.
La excitación ergotrópica es un mecanismo orgánico que conduce a la acción y que en su nivel biológico fundamental es responsable de los reflejos de ataque y fuga como respuesta a un peligro exterior.
Desde un punto de vista anatómico la excitación ergotrópica está coordinada por la terminación posterior del hipotálamo. Fisiológicamente se manifiesta mediante una excitación de la corteza cerebral activando el sistema nervioso simpático (formado por un conjunto de fibras nerviosas que se originan en las regiones medias, torácica y lumbar de la médula espinal) y tensando en consecuencia la musculatura.
De esta forma se produce una aceleración del pulso y de la respiración, una contracción de los principales vasos sanguíneos, un aumento del azúcar en la sangre debido a la adrenalina y una reducción de la actividad gastrointestinal relacionada con la digestión. Como puede apreciarse representa un gran gasto energético del cuerpo.
La noradrenalina básicamente induce al organismo a la acción y está implicada en la actividad motriz ergotrópica, en la excitación sexual, en las conductas agresivas, en el soñar y en un centro del cerebro que se ocupa de las experiencias orgánicas placenteras.
Pero dado que el cuerpo humano, al igual que el de cualquier otro organismo vivo, no es una máquina de movimiento perpetuo es necesario que exista un neurotransmisor que se encargue de las funciones antagónicas de la noradrenalina. Precisamente por eso existe la serotonina, neurotransmisor responsable de la excitación trofotrópica; es decir, aquella que induce al cuerpo al relax y a la pasividad. Su cometido esencial es el permitir que el cuerpo mediante el sueño y la digestión recupere las energías gastadas.
La excitación trofotrópica está coordinada desde la terminación anterior del hipotálamo y se manifiesta como una relajación de la musculatura, un aquietamiento de la corteza cerebral y una activación del sistema nervioso parasimpático.
El sistema parasimpático está formado por fibras que se originan en las regiones superiores e inferiores (craneal y sacra) de la médula e induce a una disminución del ritmo cardíaco y respiratorio, una dilatación de los vasos sanguíneos y una consecuente disminución de la presión arterial, un descenso del nivel de azúcar en la sangre debido a la insulina, y un incremento de la actividad digestiva.
Así como ambas excitaciones son imprescindibles también se vuelve necesario un adecuado equilibrio entre ellas para que se dé el bienestar biológico del adulto y para que se mantenga un nivel ordinario de conciencia.
Tanto la actividad sexual como toda otra actividad creativa ilustran claramente el interjuego entre ambas excitaciones. Para la realización de un acto creativo es necesario en primera instancia una "inspiración" (pasiva, reflexiva, trofotrópica) para luego desarrollar su expresión (activa, ergotrópica). En la actividad sexual se da un proceso similar.
Durante los prolegómenos de la relación predominan la receptividad y la excitación trofotrópica. Los vasos sanguíneos se dilatan y se flexiona la musculatura. En el momento del orgasmo sobreviene una descarga ergotrópica liberadora de energía que se manifiesta mediante una extensión de la musculatura y una contracción de los vasos sanguíneos.
Normalmente las descargas ergotrópicas se realizan a través de las actividades motrices cotidianas como caminar o trabajar, el orgasmo sexual, o el deporte.
La serotonina está implicada por lo tanto en el dormir profundo sin sueños, en el reposo, y es responsable de las experiencias de saciedad y de dolor orgánico. De ahí que sea también la principal responsable de la represión de las acciones.
Cuando un organismo ha gastado demasiada energía en actividades ergotrópicas reforzadas por el placer e inducidas por la noradrenalina aparece una señal dolorosa de alarma que conduce eventualmente al cuerpo hacia pautas de conducta trofotrópicas, inducidas por la serotonina, como el descanso y el sueño.
Sin embargo, cuando el contenido de serotonina sobrepasa cierto umbral el sujeto pasa de un estado de relax a uno de excitación. Este es un hecho bastante frecuente y muy conocido intuitiva y empíricamente. Todos los padres habrán comprobado alguna vez cómo en fiestas o en días extraordinarios en los que hay muchos estímulos nuevos en el ambiente, al llegar la noche sus hijos atraviesan por una primera fase de aletargamiento contra la que pelean duramente para no perderse la diversión. Superada esta etapa se pasa a otra donde el sueño es durante algunas horas más un requerimiento lejano. "Se pasaron de rosca o de revoluciones" solemos comentar los padres.
Un fenómeno parecido se da en los ayunos prolongados y quienes se han animado a enfrentar una huelga de hambre lo saben perfectamente. Primero se dan unas intensas sensaciones de aletargamiento y dolor, pero si se continúa con el ayuno el alto nivel de serotonina que se consigue determina una inversión del primer efecto, y la persona pasa de un gran dolor inicial a un estado de gran lucidez. Un estado no ordinario de conciencia que quien lo experimentó jamás lo olvida.
Este estado de gran lucidez fue perseguido mediante ayunos desde épocas remotas por religiosos y místicos de todo el mundo.
En el mismo sentido, algunos neurofisiólogos han señalado que las autoflagelaciones practicadas por los monjes para alcanzar estados místicos responden a un mecanismo neuroquímico parecido, y también se puede suponer que las prácticas sexuales del tantra yoga consideradas más adelante están relacionadas con principios fisiológicos próximos a éste.
Desde la década del sesenta se ha vuelto casi una costumbre terapéutica ayudar a las personas adictas a alguna droga mediante la enseñanza de alguna práctica de meditación oriental. Aunque parezcan actividades éticamente antagónicas (dado que la meditación propicia el autocontrol y la drogadicción la dependencia) algunos historiadores las relacionan desde su mismo origen. Algunos autores han señalado que el gran desarrollo de las prácticas de meditación del yoga que se dio en la India antigua se debió principalmente a que cierto hongo alucinógeno de gran aceptación popular comenzó a escasear.
Sea por proximidad contracultural (el orientalismo y la experimentación psicodélica del flowerpower recorrieron senderos paralelos y contiguos en Occidente) o por propiciar efectos psíquicos similares, lo cierto es que numerosos centros autodenominados como instituciones de rehabilitación de drogadictos comenzaron a incorporar en sus programas diversos programas de meditación zen o yoga entre muchas otras variantes.
El Horizon Center de Nueva York fue uno de los pioneros consiguiendo que cerca del 95% de sus clientes renunciaran a la droga, pasando a perseguir el éxtasis en la contemplación y la meditación.
La Meditación Trascendental se puso de moda en Europa y Estados Unidos luego de que los Beatles establecieran contacto con el gurú Maharishi Mahesh Yogi en 1968. La fortuita promoción obtenida gracias al contacto con los "genios de Liverpool" permitió al Maharishi volverse el primer gurú de masas en los Estados Unidos. En 1975 el Maharishi anunció que por su escuela ya habían pasado más de un millón de personas.
Años después, la imagen pública del Maharishi sufrió algunas contusiones debido a las declaraciones de varias estrellas de cine que lo acusaron de ser mucho más materialista de lo que parecía e incluso de haber acosado sexualmente a varias adeptas. De todas formas, la recuperación y difusión de tradiciones esotéricas hindúes realizadas por el Maharishi tuviera evidentes méritos propios e incluso se llegó a hablar de la Meditación Trascendental ("M.T." o "T.M." según abrevian los norteamericanos) como una "droga psíquica" de reemplazo, que permitía a los adictos a sustancias fuertemente alucinógenas abandonar su vicio.
La M.T. se apoya en una letanía, un mantra, una palabra sagrada (confiada en secreto para siempre a toda persona que medita y que no debe divulgar) que se repite hasta alcanzar un estado de conciencia alterado.
Configuran uno de los grandes legados del yoga tántrico. En términos occidentales constituyen una salmodia, basada en la repetición del sonido y del tono. El canto desarrolla la respiración, aumenta la proporción de oxígeno que riega el cerebro y, por tanto, modifica la conciencia.
Cuando se canta en grupo la experiencia adquiere otra dimensión. En realidad desde épocas muy antiguas se sabe que los cánticos colectivos sirven para unificar el ritmo respiratorio de los grupos y propiciar así un mejor encuentro afectivo y emocional.
Uno de los "trucos" clínicos menos divulgados aunque más utilizados por los psicoterapeutas que trabajan con técnicas corporales, es la imitación discreta de la postura del paciente y de su patrón respiratorio. Este "truco" resulta muy útil a la hora de tratar de entender cómo se siente esa persona en un algún momento clave en que está enunciando algo de particular relevancia para su vida.
Adoptar su postura y su ritmo respiratorio brinda una buena pista de su actitud emocional, permite contrastar lo que dice verbalmente con su mensaje corporal (preverbal), y puede también ser utilizado por el terapeuta para señalar e ilustrar en forma especular cómo se coloca esa persona frente a la vida.
Pero volvamos ahora al tema de los mantras. Aunque podría suponerse que en la práctica de los mantras lo importante es la técnica, y que el contenido de lo cantado es lo de menos,los maestros de yoga suelen indicar que esto no es cierto. Según la tradición se trata de la repetición de fórmulas sagradas, sobre todo el Om ("el sonido de Dios"). La mayoría de los mantras contienen las letras m o n, que parecen resonar en la cabeza cuando son entonadas. Hay instructores de yoga (como yo mismo pude experimentar) que sugieren concentrarse en un zumbido vibratorio que puede ser sentido en la frente, entre ambos ojos, en el momento en que se entona el mantra.
Un mantra clásico y complejo es Lum, Vum, Yum, Aum, Om ("Tu, bienaventurado, vive con mucha generosidad"). Este mantra se basa en los chakras (centros energéticos del cuerpo) descriptos por el tantrismo. A cada chakra le corresponde un mantra, salvo el séptimo que es silencioso.
El sonido de cada mantra es la primera letra de cada palabra de la frase.
Esta práctica del yoga sugiere entonar cada una de esas palabras unos cinco minutos sentado en la célebre posición "flor de loto" o alguna otra que resulte confortable si se es principiante, comenzando por "Lum" y concentrando la energía y la atención en la parte inferior de la columna vertebral para luego hacerla ascender mientras el cuerpo vibra con el canto. Posteriormente se repite la misma operación con las otras palabras que forman ese largo mantra. Después de haber cantado el "Om", se guardan algunos minutos de silencio contemplativo y ocasionalmente se puede terminar la práctica repitiendo el "Aum" con la boca cerrada y tomados de la mano en ronda.
Se dice que el mantra más antiguo el "Aum" (generalmente cantado en tres etapas lentas "Om, Aoum, mmm..."). La vocalización de este mantra tiene como finalidad la inducción de un estado de conciencia especial. La respiración también juega un papel esencial ya que se inhala con el primer fonema y luego se exhala el aire por la nariz manteniendo la boca cerrada y haciendo resonar el fonema "mmm..".
La hipótesis esotérica (aún sin confirmación experimental) señala que la vibración sonora se propaga hacia el centro del cráneo haciendo vibrar por resonancia la hipófisis y la glándula pineal (epífisis). Como la glándula hipofisiaria controla la síntesis de numerosas hormonas, asegura la orientación del cuerpo en el espacio y la del equilibrio cuando se anda a pie, se supone que las vibraciones pueden desencadenar una síntesis hormonal especial determinando el acceso a un estado de conciencia alterado.
Las técnicas de meditación difieren en función de su contexto y filiación religiosa. De todas formas, en diversas culturas encontramos prácticas similares. La repetición obsesiva de ciertas letanías u oraciones para invocar a los dioses o alcanzar algún estado de extraña intuición, configura uno de los rituales más extendidos. Incluso la técnica católica de rezar el rosario tal como la enseñan muchos monjes busca principalmente acallar el monólogo interior y permitir una apertura intuitiva a otros órdenes de realidad. La meditación no es reflexión. Se trata de una higiene, una sabiduría que calma y, a veces, ilumina al que la practica. Es una disciplina, a menudo un ritual, un tiempo que se deja libre y "en blanco" como soledad regeneradora. Es un estado de no pensamiento que sólo se alcanza tras un esfuerzo de alejamiento de los pensamientos cotidianos.
Recuerdo haber leído hace algunos años un artículo del Time sobre unos biólogos de la Universidad de Harvard que estudiaron a varios practicantes de meditación. En todos ellos, aún en los principiantes, se constató una disminución del ritmo cardíaco, una reducción del consumo de oxígeno, una rápida caída de la concentración del ácido láctico en la sangre y un aumento de más de un 30% de la circulación sanguínea. Asimismo encontraron que la práctica regular de ejercicios de meditación permitía mejorar el nivel de atención de la persona, su agudeza visual y auditiva, e incluso sus capacidades intelectuales.
Otras investigaciones, como la del profesor KasaMatsu de la Universidad de Tokio con monjes Zen, indicaron la existencia de un cuarto estado de conciencia junto al sueño (dormir), sueño (onírico) y vigilia.
KasaMatsu sometió a varios monjes en estado de meditación a una serie de ruidos estridentes, quemaduras de cigarrillos, pinchazos con alfileres, y deslumbramiento focalizado en el ojo (una investigación un poco sádica, ¿no?), sin conseguir perturbar el electroencefalograma que les estaba realizando. Pese a estar bien despiertos, los monjes estaban "desconectados" absolutamente del medio ambiente.
El Zen o Zazen es una de las técnicas de meditación japonesas más antiguas. Za significa "sentarse" y Zen quiere decir "en meditación", "en el vacío". En el transcurso de esta meditación, el sujeto deja "en libertad" el espíritu y el cuerpo, y medita sin objeto no objetivo, en un vacío, en el "aquí y ahora".
El Zazen se practica generalmente en un "dojo" de algún maestro. El "dojo" es una habitación con plataforma de madera donde se sientan los discípulos sobre cojines redondos llamados "zafus".
Sentado frente a la pared en posición "flor de loto" con la espalda recta y las manos superpuestas a la altura del pecho (la mano derecha "noble" recubriendo la "oscura" con los pulgares en contacto por su última falange) el que practica esta técnica permanecerá cerca de una hora, concentrándose en su postura, en el contacto de los pulgares; con la mirada fija sin ver nada a un metro delante de él. Una marcha lenta, durante algunos minutos, interrumpirá su meditación.
Durante el ejercicio, el maestro circula entre sus discípulos, con un listón largo de madera en la mano, el "kyosaku", que está recubierto de sentencias budistas. El kyosaku sirve para golpear los hombros de los discípulos que no logran concentrarse, sea por agitación o por somnolencia. No se trata de una sanción sino de una ayuda. El kyosaku es el bastón de la sabiduría.
El Zazen deriva de la rama Soto del budismo Zen, es decir la que "practica la postura"; y se opone a la rama Rinsai, la cual emplea el Koan.
El Koan es un enigma sin solución que el maestro remite a su discípulo para que medite sobre él. Al no tener solución aparente la razón se bloquea sometida a un impulso paradójico.
Un ejemplo clásico del Koan es "La medianoche es la verdadera luz, el alba no es clara". Otro: "En qué se convierte mi puño cuando mi mano lo abre".
El Zen no tiene contenido místico, se trata de una técnica de concentración y desconexión que permite acceder a estados de conciencia diferentes. Los monjes lo emplean como un recurso más en su búsqueda espiritual.
Pero no hay que olvidar que las técnicas estáticas de meditación no son las únicas que existen para lograr estados singulares de conciencia. El Tai Chi Chuan entre otras recurre al movimiento.
Se trata de una escuela de origen chino que ha adquirido en las últimas décadas una difusión importante en Occidente. Se practica de pie y andando. La persona que medita centra su atención en las sutilezas de su flujo de energía mediante la práctica de una serie de ejercicios que pueden practicarse individualmente o en grupo, en privado o en una plaza pública. Combina ritmos respiratorios con movimientos lentos que juegan con el peso del cuerpo y hacen que los brazos describan arcos en círculo. Su nombre significa "armonía del cuerpo y del espíritu" y designa a un método tradicional chino para alcanzar la salud, la sabiduría, y la paz interior.
El Tai Chi configura una disciplina y una teoría compleja que alude al movimiento y al juego dialéctico propio de toda sustancia viva, a las interrelaciones de las dos energías vitales de la cosmogonía taoísta: el Yin (pasivo) y el Yang (activo). Cabe aclarar que la noción de Yin y Yang es análoga a la hindú de Shakti y Shiva.
Chi o Khi remite a la vez al aire o al poder psicofisiológico asociado con la sangre y la respiración. Tras una relajación total y en una posición abierta, el Chi va a circular y caer en el ombligo, en donde tras una integración masiva será enviado a diferentes puntos del organismo.
Chuan significa "puño cerrado" es decir, una manera metafórica de hablar sobre el poder y el control de las acciones. Simbólicamente representa y expresa la coordinación y flexibilidad. La persona que medita siguiendo esta técnica móvil actúa como si nadara en el aire con una gran concentración en sus movimientos y en su respiración. Los 37 ejercicios de base del Tai Chi suelen combinarse en 65 a 108 variaciones. No obstante, el Tai Chi Chuan se ubica en las antípodas de la filosofía deportiva occidental. Esta última busca el movimiento duro, tenso, indicando fuerza. Dentro de esta concepción occidental se piensa que la potencia proviene de la posibilidad de ejercer violentamente la energía. La técnica del Tai Chi en cambio, intenta controlar la energía y aumentar la vitalidad utilizando el cuerpo de manera que no se ponga en tensión o se fatiguen los músculos y no se active excesivamente el corazón. Históricamente, el Tai Chi Chuan ha sido considerado como la madre de todas las artes marciales y en especial del Kung Fu.
Hay también otras formas de meditación en movimiento que permiten acceder a estados no ordinarios de conciencia como las célebres danzas de los derviches o las meditaciones dinámicas desarrolladas por Bhagwan "Osho" Rajneesh, sutilmente engarzadas en una filosofía que encuentra su origen en el yoga tántrico.
La palabra yoga deriva de la raíz sáncrita "yug" que significa "unir". Yoga designa la unión; el yogui es el que está "unido y completo", es dueño de sus músculos, de sus órganos, de su vitalidad.
Los tantras son tratados doctrinales de ritual y de liturgia redactados en el período llamado tántrico en el Extremo Oriente y que corresponden a los tres últimos siglos de la Edad Media. Los tantras encierran un esfuerzo especulativo inmenso de varias sectas.
En el tantrismo, la fuerza sexual se considera manifestación de un poder más profundo, quien gobierna el mundo es representado por un eje vertical inmóvil que se une con el cielo, el curso de la naturaleza se enrosca alrededor de este eje y realiza en cada vuelta, un nuevo grado de existencia. Su símbolo arcaico es el de una serpiente (energía) que se enrosca alrededor del árbol del mundo. En este esquema conceptual, el cuerpo de un humano está conformado por una cadena de siete centros psíquicos o chakras que funcionan como acumuladores de energía.
El yoga y sus ejercicios pretenden el despertar de la serpiente (Kundalini) y del ser ignorante, dormido al "sentido" del mundo. Esta serpiente simbólica está integrada por dos corrientes: Ida (fría, comparada con la luna) y Pingala (caliente, comparada con el sol). Ambas se enroscan en sentido opuesto (como las dos serpientes del caduceo) al ascender en su despertar hasta alcanzar el umbral de la conciencia superior, y se disuelven en él.
El control de estas fuerzas se realiza con la ayuda de técnicas respiratorias y con el uso ritual de ciertos símbolos geométricos llamados mandalas y mantras.
De todas formas, las practicas del tantrismo pueden también incluir para sus iniciados el rito Kanla; el descubrimiento de las virtudes sagradas de la unión física, en un acto sexual trascendente, realizado en condiciones particulares. Dos adultos concientes practican la unidad y se identifican con Shiva y Shakti lo que les conduce a un éxtasis, sin orgasmo ni emisión seminal.
El Tantrismo surgió en la India como movimiento religioso en el siglo IV d. de C. aunque muchas de sus ideas y prácticas encuentran sus raíces en creencias y rituales neolíticos de sexo y fertilidad.
La palabra sáncrita tantra significa "red" y es explicada como aquello que expande la conciencia. A grandes rasgos puede ser definido como un sistema de creencias y prácticas orientadas a extender el conocimiento humano conduciendo a sus adherentes a un nivel superior de entendimiento. Hacia el año 1000 el tantrismo alcanzó una gran popularidad tanto en los círculos hinduistas como budistas. Pese a presentar numerosas escuelas, el tantrismo encontraba apoyatura filosófica en la idea de que el mundo es una manifestación de lo Divino. Al estar la divinidad presente permanentemente en el cosmos, la realización en Dios o iluminación es la condición verdadera y posible de todo ser en cualquier momento.
El tantrismo celebra la divinidad de y en todos los seres permitiéndose prácticas que en otros contextos religiosos son consideradas pecaminosas. Existen dos formas de tantrismo: la vía de la mano izquierda (vamamarga) y la vía de la mano derecha (dakshinamarga). La vía de la mano izquierda, la más conocida en Occidente continúa la tradición de los rituales sexuales ancestrales mientras que la otra vía entiende en términos simbólicos la doctrina y no incluye en sus rituales el contacto sexual.
Con sus prácticas sexuales colectivas o en parejas que son habitualmente acompañadas con ejercicios respiratorios, de meditación, y vigilantes de dietas estrictas, el tantrismo busca trasladar a nivel individual la fusión trascendente del principio masculino shiva y el principio femenino shakti. Al igual que en el taoísmo, el tantrismo propone como una de sus prácticas privilegiadas la estimulación sexual prolongada sin alivio orgásmico. Uno de los mayores divulgadores del tantrismo en Occidente ha sido Bhagwan "Osho" Rajneesh, personaje polémico ya fallecido que tuvo una breve y frustrada estadía en Uruguay.
Perseguido en diferentes países por problemas fiscales y por una escandalosa leyenda creada por la prensa en torno a su figura, el llamado "gurú del sexo" supo ser para muchos un iluminado, y para otros, un especulador del esoterismo dueño de una extensa colección de autos carísimos.
Para los occidentales, el famoso Osho fue el gran ideólogo de una práctica esotérica extraída del tantrismo que se denomina kundalini o el método de despertar el poder de la serpiente. Método complejo que como ya hemos visto, refiere a un proceso psicosomático que busca potenciar y canalizar la energía sexual con un fin místico.
Tal vez la parte más conocida de las enseñanzas de Osho sean las meditaciones dinámicas compiladas y estandarizadas por él. Se trata de formas de meditación en movimiento siguiendo ciertas músicas estandarizadas y respetando determinados patrones respiratorios y de movimiento. Estas técnicas, propias de la vía tántrica de la mano derecha, que no involucran relacionamiento sexual y que propician un alto grado de introspección ha configurado paradójicamente el legado más importante de este personaje mezcla de santón y magnate, sacerdote y naturópata, erudito y animador de encuentros esotéricos, del cual todavía no se ha escrito la última palabra. Y que seguramente seguirá dando que hablar cuando la moda new age haya pasado.
Diversos estudios antropológicos realizados en distintas zonas del planeta sugieren que en los períodos más tempranos de la historia humana el sexo era entendido como algo que iba más allá del placer físico, como un poder mágico que conectaba a los humanos con los dioses. Todos los rituales arcaicos asociados a la fertilidad comprendían de una u otra forma prácticas sexuales y planteaban que tales encuentros trascendían las dimensiones de la carne.
Tales creencias sobrevivieron con modificaciones en el taoísmo chino y el tantra de la India, adquiriendo un significado básicamente psicológico. Para estas corrientes, la sexualidad era expresión de una potencia más amplia que el cuerpo mortal. Noción que puede ser advertida en otras tradiciones.
En la Europa medieval, los trovadores y los místicos amorosos aspiraban a traducir el impulso sexual nato a una fuerza psicológica más elevada. En el caso de los trovadores, el anhelo desembocaba en la idealización caballeresca y los ayudaba a superar las compulsiones de la carne; en el de los místicos, provocaba una plenitud emocional que, en el estado de éxtasis místico, les permitía trascender el cuerpo mismo.
De todas maneras, Occidente nunca desarrolló filosofías y técnicas tan sofisticadas en derredor del sexo como las creadas por hindúes y chinos.
La India produjo notables enseñanzas esotéricas del tantra y el kundaliniyoga pero los chinos elaboraron sus equivalentes propios y originales, subsumidos en general bajo el acápite de taoísmo.
Tal como sucedía en el hinduismo o el budismo tántrico, los antiguos maestros del Tao eran expertos en el manejo de la energía corporal y consecuentemente aplicaban su sabiduría también al sexo.
Según la mitología china, tanto la espiritualidad taoísta como las artes sexuales fueron desarrolladas originariamente por el polifacético y legendario Emperador Amarillo (HuangTi) cinco mil años atrás.
De acuerdo con la leyenda, ese emperador que tenía doce esposas descubrió el secreto de la longevidad en el control seminal. Para HuangTi el supuesto inventor de técnicas amatorias prolongadas que evitaban el derroche del precioso líquido reproductivo en la administración del semen radicaba la posibilidad de conseguir una vida larga y sana e incluso la perspectiva de inmortalidad logrando que la energía sexual ascienda hasta niveles superiores.
En este tipo de prácticas (comunes a casi todas las religiones esotéricas) se considera que la energía movilizada en torno a la actividad sexual puede ser canalizada con fines místicos.
Con el correr de los siglos la tradición taoísta fue refinando su tecnología sexual e incorporando ejercicios respiratorios, posturales, y dietas cuidadosas para aumentar la acumulación de chi, la energía personal, para crear así el embrión inmortal en el caldero del centro abdominal. El objetivo de la cópula desde esta perspectiva es absorber la energía psicosexual de la pareja. El hombre, pues, busca adquirir yin (principio femenino) y la mujer ganar yang (principio masculino).
No obstante, como fin último, la práctica prolongada de técnicas respiratorias, sexuales y posturales permitirían el desarrollo interno de un "feto inmortal", un campo espiritual amorfo al que se asocia una irradiación dorada.
Este ars amatoria chino es uno de los más antiguos y dio al mundo los manuales más detallados del mundo premoderno, ocho de los cuales circulaban a comienzos del primer milenio antes de nuestra era. Los equivalentes hindúes son varios siglos más jóvenes. Vatsayana compuso uno de los bestseller más viejos de la historia de la humanidad: el KamaSutra. Libro que fuera redactado en el siglo III d. de C. y que probablemente encontró sus fuentes en manuscritos aún más antiguos. Pese a su longevidad y popularidad el KamaSutra es visto actualmente por los historiadores como una guía para los hombres pudientes y ociosos de entonces, deseosos de huir de la monotonía sexual; un texto para playboys barnizado con una tenue pátina de moralina.
Según Georg Feuerstein, doctor en filosofía, erudito en tradiciones orientales y autor de libros que han conseguido una gran difusión internacional como Yoga, la tecnología del éxtasis o Sexualidad sagrada, las prácticas sexuales esotéricas llegaron primeramente a Occidente a través de las sociedades secretas de los templarios y de los alquimistas. Parte de estas enseñanzas (que pueden tener un origen o bien alguna influencia remota en el tantrismo más primitivo o en las doctrinas sexuales de taoísmo) sobrevivieron a la Inquisición y fueron reveladas en las obras de magos famosos como Eliphás Levi o Gerard Encausse (Papus) entre otros.
La conservación más rigurosa de estas técnicas parece haberse dado en la Orden del Templo de Oriente, cuya rama secreta estuvo gobernada durante años por ese extraño personaje contemporáneo llamado Aleister Crowley.
Crowley nació el 12 de octubre de 1875 en Warwickshire, Gran Bretaña,en el seno de una acaudalada familia de cerveceros y tuvo una severa formación religiosa. De adulto se hizo llamar de muchas formas adoptando diversas identidades, ostentó falsos títulos nobiliarios por toda Europa, fue espía de Hitler, y uno de los mayores investigadores de la tradición occidental de magia negra.
De acuerdo a sus biógrafos, Crowley practicó el esotérico coitus reservatus, la cópula prolongada sin eyaculación. Esta técnica análoga a la del tantrismo o del taoísmo aunque contextualizada de otra forma, fue una de las herramientas privilegiadas de distintas sectas esotéricas para lograr estados mentales especiales.
Hay también quienes señalan que los primeros cristianos ya practicaban el coitus reservatus y que reapareció con particular vigor con el surgimiento de los cátaros.
No obstante, luego de 1909,(fecha en que Crowley se autoerigió en maestro por derecho propio, luego de una "visión" que le sobrevino al ser sodomizado por un discípulo según reveló su biógrafo Colin Wilson), aquel siniestro mago que se autodenominaba "el hombre más perverso de la creación" desarrolló nuevas y peligrosas técnicas sexuales.
Obsesionado con el sexo como vía mágica, Crowley "La Bestia" (como lo llamaba "cariñosamente" su madre) instruyó a sus seguidores en una práctica que consistía en agotar la capacidad sexual del practicante mediante una estimulación continua de varios ayudantes del sexo opuesto. Cuando el practicante caía en el sueño exhausto se lo despertaba y se lo seguía estimulando, así durante muchas horas que insumían la colaboración de muchos individuos.
Crowley afirmaba que repitiendo regularmente esta técnica se lograba traspasar un cierto umbral en el sujeto accedía a una semiinconciencia que le abría las puertas a la clarividencia y a otros fenómenos paranormales. Esta práctica constituyó una de las vías esotéricas de ampliación de la conciencia más riesgosas y malsanas que alguien pudo inventar y que compite con las drogas psicotrópicas más venenosas que alguien puede autoadministrarse. Un precio demasiado alto para una lucidez erotocomatosa.
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