Verdades

Gabriel Eira

 

(1)

Newton fundó una ciencia de una vez y para siempre. Inapelable dogma de alcance universal, inauguró una nueva teología de leyes invariables donde -teóricamente- todo era mecánicamente previsible, repetible y mensurable. Patriarca de nuestros modelos de conocimiento, generó una autoritaria casta sacerdotal amparada en el claustro del laboratorio, el mito de la ciencia positiva, y la lengua fundante de las matemáticas (auténtica koiné de todas las formas posibles de inteligencia).

El abstracto substrato de la Verdad abandonó la -ya desprestigiada- metafísica para matrimoniarse con la legitimidad indiscutible de los hechos.

De este modo, la Verdad se configuró en un universo que pre-existe a los hablantes que la conjugan. Estos no hacen otra cosa que encontrarse con ella en permanentes viajes de exploración en el universo del conocimiento.

La verdad está, invariablemente, en algún lado: la tarea sólo consiste en encontrarla ...

 

(2)

Personaje central; la ciencia.

Escenografía; Un territorio de objetos "externos" al personaje.

Libreto; El personaje transita por el escenario observando los objetos, nominándolos, "descubriendo" sus relaciones. Extrayendo de ellos su racionalidad propia. El escenario contiene un orden propio, dispuesto por el escenógrafo (Dios, la naturaleza ...); la función de nuestro héroe se reduce a comprender ese orden arcaico para poder describirlo.

Adhiriendo a este argumento, obra prima de la modernidad, la historia del conocimiento sería simple; un progresivo viaje de exploración por un universo reglado y comprensible, una sucesión de descubrimientos y conquistas que va extendiendo el imperio del saber a costa de una terra incógnita, cada vez más pequeña, en forma paulatina e inevitable.

En este orden de cosas, llegará el día de la utopía, en el cual el territorio del universo habrá sido absolutamente conquistado; en la tragi-comedia de la modernidad, el personaje habrá recorrido la totalidad del escenario.

"Y seréis como dioses".

The End.

 

(3)

Lamentablemente este drama no deja de ser la representación de un deseo infantil, la materialización de una pasión neo-religiosa, el paradigma de una sociedad caracterizada por la cobardía de su epistemología.

Aterrorizada por la inevitalidad de su finitud, la subjetividad occidental (heredera de la verdad militante de la tradición judeo-cristiana) ha elaborado una gramática del universo que busca encerrar su caos en la segura penitenciaría de las palabras. En la búsqueda de un verbo lo nomine, el Logos pretende haber disciplinado al universo; en un génesis obsesivamente reglado, ha nacido un mundo de lo predecible, lo cognoscible y lo controlable. El Dios de la ciencia construye universos pautados por su tecnología, apadrinados por su lenguaje, legitimados por su racionalidad. La multiplicidad de las racionalidades cede ante la unidad de La Razón. Aquel animal inteligente del que hablaba Fritz Nietzsche pretende ser el pivote del universo y, al hacerlo, cree destruir la posibilidad de su eliminación.

Es que la historia del conocimiento, lejos de constituirse en un progresivo "descubrimiento" de verdades pre-existentes, es(fue) un complicado proceso de continuas con-des-trucciones de verdades; el divino arte de construir aquello que se pretende describir.

 

(4)

Lo verdadero y lo falso sólo son tales en relación a una lógica, a un diagrama que construye las reglas de su existencia.

No se trata de localizar la naturaleza de la verdad en los avatares de la gramática o en los caminos del pensamiento que en ella se diagrama. Tampoco se trata de contraponer una "verdad interna", "subjetiva", frente a un caos externo. Antes que eso, la única verdad contenida en la Verdad es que la Verdad no es. Se limita a transitar por los caminos de la estética. La Verdad no es, está siendo.

 

(5)

El saber constituye, antes que una tecnología de dominio sobre el universo, una tecnología de dominio sobre sí mismo, reglando y ritualizando los procesos que construyen sus contenidos.

El saber es, antes que un objeto un territorio móvil; un lugar de fronteras en constante mutación, por el cual transitan sujetos que se codifican a partir de la diagramática generada en los itinerarios de dicho tránsito.

El saber está, antes que en los enunciados que lo describen, en la gramática por la cual éstos se construyen; antes que en los términos de las ecuaciones en los signos que los relacionan y en las operaciones que los producen.

El objetivo del saber está, antes que en la comprensión de un universo que le sería externo, en la construcción de epistemes para sobre-codificarlo, en los intersticios de una lógica destinada a fabricar aquello que pretende describir. Sus efectos se relacionan con la diagramación de la subjetividad; con el disciplinamiento de una hermenéutica del self.

El saber empapa todas las manifestaciones humanas, sobrecodifica sus accionares y determina sus producciones. Productor y producto, el saber-poder es un uruboros disimuladamente omnipresente; invasor y autoritario; hambriento e insaciable ... Diplomáticamente intolerante, nos invita a SER lo que SOMOS (sedentarizando el ESTAR) y a nominar la totalidad de aquello que lleguemos a pensar en la inapelable e inevitable lógica binaria del bien y del mal ...

.

(6)

Porque el saber es la más poderosa máquina de consensos.Esta enorme y compleja factoría de los acuerdos colectivos encuentra su legitimidad en la naturaleza de aquello que produce, con una efectividad tal que es capaz de asimilar los disensos fagocitándolos y digeriéndolos a partir de su racionalidad disciplinante.

Así, se sucederan técnicas "alternativas" que erigirán la bandera de la liberación frente al status vigente, imponiendo nuevas esclavitudes que en poco o en nada difieren (de última) con el orden que pretenden sustituir ...

¿Cuál es -en definitiva- la disimilitud entre el autoritarismo del episteme más oficialmente ortodoxo y positivista de la academia universitaria y los designos de la sobrecodificación de un gurú pseudo-orientalista?.

 

(7)

En este fin de milenio, el libreto de la modernidad ha dado la impresión de haber modificado sus tendencias direccionales. El gran relato de lo macro ha cedido ante la atomización y dispersión de lo micro. El Saber de la gran academia parece perder su carácter de metrópolis centralista para multiplicar y potenciar la autonomía de sus provincias.

Nos encontramos en el entre-acto de los después; post-industrialismo, post-socialismo, post-racionalismo, post-modernidad ...

Y en el orden de los post, y en el pub de los que "ya están de vuelta" de todo, proliferan los gritos de lo neo, las discusiones entre los profetas de la New Age, el culto al nuevo fetiche de los saberes "de alternativa".

 

(8)

Pero los neo-inquisidores sólo se ensañan con el panteón secundario, con la galería de extras. Como el cristianismo primitivo (en relación al judaísmo), los fieles del tercer milenio parecen destinados al parricidio. Concientes de la insignificacia de las diferencias con la religión de la cual provienen, optaron por asesinar al padre para erigir su propia identidad, sin entender que al hacerlo no consiguen mas que perpetuar sus mandatos.

La "alternativa" no alterna absolutamente nada. Modifica el maquillaje, retoca alguna que otra deidad de segundo orden. Pero el Supremo sigue allí: la Verdad Militante. Si algún dios hay que matar sólo se trata de este, de no hacerlo no seremos más que nuevos parricidas. Hijos bastardos de la intolerancia, invocaremos al "post" para seguir actuando del mismo modo, y en el mismo lugar, que aquel a quien hemos asesinado.

Para el viejo Fritz, poeta maldito de la filosofía alemana, la única certeza era el escepticismo. Si no sabemos escucharlo, haremos de la Verdad una formidable arma genocida al servicio de la dictadura del consenso.

Los neo-paganos de la New Age han substituído al santoral por la alternativa de otro sueño autoritario, a la pastoral cristiana por los manuales de auto-ayuda y a la Jerarkía eclesiástica por el retorno de los brujos. Las indulgencias hoy se venden en formato Best-Seller, duendes y ángeles se amontonan en los anaqueles del supermercado, junto a las cartografías tolkieanas y la comida dietética. En el fondo, con las gallinas, todo sigue igual.

Pero el hombre sedentario, ese insignificante animal carnero y cobarde, profeta del suicidio a largo plazo, aún no ha aprendido a abandonar la seguridad de la aldea para transitar por el espacio liso de la estepa que lo está invadiendo. Mientras continúe así, seguirá prefiriendo la seguridad de la celda a la libertad del llano, consumiendo recetas y autoritarias Verdades facilongas.


Portada
Portada
© relaciones
Revista al tema del hombre
relacion@chasque.apc.org