Buenos Aires, 02/03/94

UN OCHO DE AGOSTO, PENTECOSTES UNIVERSAL

El Amor, ¿qué más? La Paz, Ultimas profecías. Ocho de agosto del 95.
El Padre no da fechas..... bueno en una de esas las sale dando y yo me estoy adelantando.
La Fe

La fe es inquebrantable y muy pronto surgirá
como una maestra divina,
porque a muchos guiarán,
guiarán por medio de la fe
y por medio de ese señor que se llama Amor
ese Rey que no tiene corona.
Y ahí comienza también la paz,
las Ultimas Profecías, si en las últimas estamos,
sí, almas mías, en las últimas profecías.
Y preguntó por un ocho de agosto,
un ocho de agosto, Pentecostés Universal.

Pero no es este año, mi Señor, ¿no?

No digo cuándo es,
sólo digo, un ocho de agosto Pentecostés Universal
y ustedes se sentirán alegrados,
porque se sentirán en lo humano como ángeles a la par.
Sí, hijos míos, benditos,
las últimas profecías, cumplidas casi ya todas están,
es tan poco lo que falta,
como si una pequita hubiera en un cuerpo,
y la pequita ya se transforma y la piel queda limpita.
Así en todo se comprobará.
Tierra nueva para todos,
amor, paz, humildad,
y como he dicho, la fe y la esperanza.

Y me muestras otra vez la Tierra, mi Señor, reverdece, es toda la Tierra esplendorosa, me la estás mostrando como ese corazón en el espacio.

Esperanza que es para todos,
que no se va a marchitar jamás,
y ya no habrá estaciones opuestas,
ni veranos, ni inviernos,
sino será todo como una primavera.
La Tierra entera se sentirá así,
en esa alegría y en ese aire bueno,
que buenos aires serán para todos,
no es que se diga para una capital,
veo para un pueblo,
sino los buenos aires ya no estarán contaminados.
Para todos mis hijos, estén donde estén,
en el Africa o en Alaska....

Mi Señor, veo que los hielos se derriten en Alaska, y comienza también todo a reverdecer, nunca me habías mostrado, mi Señor.

Cuántas sorpresas tengo preparadas
para alegrar los corazones de mis hijos,
y ver que la unión, no es que solamente haga la fuerza,
la unión es la fuerza del amor,
por eso la Tierra se sentirá recuperar totalmente,
por vuestra abnegación, por vuestra consagración,
por vuestro desinterés.
Porque muchos dirán: si necesita mi corazón,
lo arranco, aquí lo tienen, como lo hago YO también.

Pero veo a la Paloma, mi Señor. Y ahí está la paloma, está como arriba de un techito, quinchado, muy pobrecito, muy viejito y va pisando por miedo a pisar las pajitas de ese quinchado. Pero a medida que va avanzando las pajitas del quinchado se van fortaleciendo más y más y donde puso las patitas van surgiendo plantitas. Pero ahora de pronto la Paloma sale ya del quinchado y comienza a crecer y a hacerse enorme, enorme, divina. Pero qué asombroso, la paloma extiende las alas, creció y mientras el cuerpo se va transformando en el de la Madre del Cielo, aquel quinchado y aquellas plantitas que fueron surgiendo, ese quinchado se va desprendiendo de ese techo y viene como para formar algo para Ella. Se está transformando y transformando como en un canasto, como un pesebre quizás........ y esas plantitas se están colocando todas como en el bordecito de ese pesebre. Y Ella lo mira, sabe que no está vacío, no, porque lo mira y sabe que allí están todos sus hijitos. Y es como si esta bolsita representara a ese canastito que formó el quinchado solo..... vino y se entretejió solo. ¡Qué increíble! pero yo lo veo del color dorado que estaba el quinchado. Y las plantitas se pusieron todas alrededor. Ella está feliz puede tener toda la Tierra como en el maravilloso pesebre, unido entre sus alas. Y con sus manos, las extiende y te llama a TI. Las alas están acá y con las manos atrae al Padre, para que esté junto a Ella.
El Padre se acerca, la abraza con un brazo y con el otro también la ayuda a sostener todo esto. Y dice Ella:

Pronto, hijos míos, pronto,
todos tan unidos se sentirán.
Soy vuestra Madre y EL es vuestro Padre,
qué Padres pueden condenar a un hijo,
que Padre los puede apartar.
Los amamos inmensamente,
Trinidad divina son.
Muy pronto, muy pronto llega ese Hijo.

Y la veo que Ella mira hacia lo alto como diciendo:

¡Ven hijo, ven!

Pero veo a todas las estrellas que se acercan. Y es como si estuvieran multiplicadas allí y acá. Y el Hijo llega. El Hijo viene con tanta humildad. Ese Cristo, otra vez, otra vez me lo muestra de vaquero, de camisas a cuadros, por momentos a rayas, por momentos lisa. Y dice el Padre:

Es que El de ninguno se quiere diferenciar,
hermano como es, hermano de sus hermanos,
viene sencillamente como ustedes también,
viene para unirlos, bendecirlos, abrazarlos.
Y en vuestras manos pondrá tantos dones,
muchos van a colaborar con El,
por eso tan rápidamente la Tierra se transformará
en la Ciudad Prometida,
con una sola bandera toda la Tierra,
en la Nueva Jerusalen.
Y ahora, -le dice a Ella- y ahora....

Y va acunándolos a todos, va acunándolos y se comienza a elevar. Y es como si al elevarse se comienza a desplazar, el Padre va junto a Ella y mientras se va desplazando canta su arrorró, su Bendición en ese arrorró. Su bendición que a mi me cuesta repetirla, porque en Ella es un prodigio y en mi es un graznido.

(Canto en lenguas) y canta también en español.....
Sonarán campanas de Navidad,
Navidad sin fecha,
hijos, a cantar!
Benditos, benditos todos,
todos también dirán.
Benditos, benditos todos,
ángeles de amor y paz.

Nunca hubo esto. Nunca hubo...... Pero era como ver que cada uno bendecía a todos, cada uno los bendecía a todos. Y en una Bendición se sentían unidos y todos cantaban al unísono. Era maravilloso. Era como si millones de campanitas sonaran por todos lados. Y dice el Padre:

Sentirán las campanadas que anuncian la Navidad,
sentirán las campanadas,
campanadas de felicidad.
Navidad sin fecha,
no hay un día que sea especial.
Navidad sin fecha
y en un renacer,
que todos se sentirán unir
y todos en la gran felicidad,
no más para unos y menos para otros,
sino en la gran medida como crecieron,
los quiero envolver y unidos en ese cielo
se sentirán ya, en la paz, en el amor,
en la fe, en la humildad, en la comprensión,
en el perdón.
Amén


Montevideo, 21/08/93

SELLO EN LA FRENTE
AGUA MILAGROSA

El Sello en la frente, Gloria, Nuevos horizontes Olga. Querétaro.
Ahí estoy viendo, mi Señor, tus ángeles cuando decidieron dejar el Cielo, cuando decidieron dejar toda la Divinidad, me los estás mostrando. ¿Qué sello tienen? Un sello amargo, el sello de la separación de la Madre que la dejaron durmiendo. Y está representada como una figura dorada en la frente.
Estoy mirando a ver si a alguien le falta el Sello. No, no le falta a ninguno. Todos están sellados. Y salen de ahí. Y están buscando el nuevo horizonte. Todos trabajaron para formar esta parte. Sin embargo salen como deambulando, dejaron la divinidad, el poder, dejaron todo allá y vienen como deambulando. Y el sello se va como.... no disolviendo, pero sí penetrando más en cada uno, el Sello en la frente. Ahí está. Y el sello quedó ahora en el alma de cada uno. Está el sello invisible, no se puede ver, y los que se pueden ver... me estás mostrando muchos seres, mi Señor, que se puede ver el sello, sí, de distinta manera...

Pero todos lo tienen -dice EL-
no importa que en lo físico se pueda presentar,
lo importante es que está en el alma,
y todos vinieron a buscar estos nuevos horizontes
y en lo humano siguen buscando nuevos horizontes,
pero muy pronto los horizontes desaparecerán.
La Tierra está preparada para todos,
y aguas prodigiosas,
aguas milagrosas como aquella de Lourdes,
como en México ahora también,
brotará muy pronto en otros sitios,
y en este bendito Sión, en este Cerro,
surgirá también un agua,
que quien la tome en el hueco de sus manos,
podrá correr, correr y correr, no se cae, no se evapora
y al sediento le podrá ofrecer
y al instante habrá milagros,
que no será un solo sitio,
que tengan que trasladarse mis hijos
desde lugares muy lejanos para poderla tener,
para sentirse recuperar
o para llevar a otros que están imposibilitados.
Aguas milagrosas, pero ustedes son los milagros,
no importa donde estén, lo que importa es lo que realizarán,
benditos hijos, que muy pronto el Sello surgirá en cada frente,
es el sello que se estampó en una Madre que estaba dormida,
pero cada uno al besarla, al despedirse de Ella,
al poner su frente en sus labios, el Sello quedó impreso.
Ese es el Sello, es la realidad, la que trajeron desde el Cielo,
y no se borrará jamás.
Amén


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