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Reflexión de
José María Luna, periodista uruguayo, en el informativo de Canal 10
La semana de turismo comenzó con un
incremento notorio en el número de viajeros hacia adentro y hacia
afuera. La semana criolla, como siempre, aunque se registra una menor
asistencia de público. La semana ciclística y la cervecera, con absoluta
normalidad. La semana santa, no tanto.
El domingo, lo católicos celebraban el
"domingo de ramos", una festividad que recuerda el triunfo del ingreso
de Jesús a Jerusalem aun sabiendo que corría peligro. Es el
reconocimiento público de su divinidad. En la catedral metropolitana se
llevaba a cargo una misa a cargo del arzobispo de Montevideo que, en
determinado momento comenzó la homilía, o sermón (como se le llamaba
antes). Poco rato después, una señora se levantó de su asiento, caminó
por el pasillo central y, enfrentándose al altar y a viva voz, expresó:
"padre, ¡eso no! Hoy es domingo de ramos". La señora fue cálidamente
persuadida por el párroco de la matriz, quien la retiró de la escena.
¿Qué había pasado? El señor Cotugno comenzó
con un comentario sobre la película "La pasión de Cristo" y, minutos
después (vaya dios a saber por qué), lanzó un furibundo exabrupto
fundamentalista contra el aborto. Tal vez con la mente puesta en el 13
de abril, día en que se considerará en el Senado el proyecto de
despenalización del aborto, el arzobispo dijo (palabras más, palabras
menos) que el aborto es un genocidio más grave que los ataques
terroristas del 11 de setiembre a las torres gemelas y del 11 de marzo
en Madrid. ¡Muy fuerte! Muy injusto y ofensivo, incluso para los
católicos que no piensan igual. Indiscriminador, porque incluye tanto a
los médicos aborteros que hacen su negocio como a las mujeres que
deciden la interrupción de su embarazo, aun con dolor, y hasta muchas
veces por amor.
Creo que hasta ese momento ni al más
porfiado defensor de la vida desde la concepción ni al más acérrimo
enemigo del aborto pudo habérseles ocurrido analogía más trasnochada. Si
al señor Cotugno lo hubiera escuchado Bush, que ya sabemos cómo piensa,
hoy el Uruguay estaría invadido de infantes de marina norteamericanos." |