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BOLETINA MUJER SALUDHABLE
RED DE SALUD DE LAS MUJERES LATINOAMERICANAS Y DEL CARIBE
AÑO III-Nº 2, ABRIL 2004
http://www.reddesalud.org
¡¡TODAS SOMOS
URUGUAYAS!!
El martes 13 de abril todas seremos uruguayas. Ya lo somos. Ya
compartimos con nuestras hermanas sus luchas
libertarias, esfuerzos y compromiso para que
se apruebe la Ley de Defensa de la Salud Reproductiva, que también es
nuestra ley.
En Chile, Argentina, Brasil, Colombia, Bolivia, Perú, en fin, en toda
América Latina y en todo el Caribe las mujeres, y también los
hombres conscientes de sus derechos humanos,
esperamos que ese día prevalezca en el Senado
de Uruguay la cordura y la visión de democracia, aprobando finalmente
un texto legal histórico en el contexto regional.
Histórico porque reconoce, superando mitos, dogmas y falsos conceptos,
el derecho humano inalienable de toda mujer y
todo hombre a la autonomía y libertad sobre su
cuerpo, su reproducción, su sexualidad.
En una región amenazada por fuerzas fundamentalistas y por el peso de la
cultura judeo cristiana, este proyecto es trascendente, además,
porque avala la capacidad y dignidad de las
mujeres para tomar la decisión de interrumpir
un embarazo en las primeras 12 semanas de gestación. Afirma, de este
modo, la integridad corporal de las mujeres
que se ven enfrentadas a embarazos que no
desean o que son inoportunos, producto de sexo forzado, de fallas
anticonceptivas, de ignorancia, de coerción, etc., y que se
deciden por un aborto que debe ser seguro,
legal y gratuito. Defiende, asimismo, el derecho
de todo niño y toda niña por nacer a ser deseados.
La defensa de esta ley se basó, por una parte, en la dramática
constatación de que en Uruguay las mujeres
están muriendo por causas maternas, y que el
aborto inseguro es la principal causa independiente de muerte materna. Y
por otra, es una reafirmación del Estado
Laico, que rechaza la injerencia de las
religiones y la imposición de dogmas en las políticas de un Estado. La
laicidad implica la libertad de conciencia, de pensamiento, de
expresión, de elección, y es condición
indispensable para la democracia.
La Red de Salud de las Mujeres Latinoamericanas y del Caribe, RSMLAC, se
une al movimiento ciudadano regional que
acompaña en estos momentos a las compañeras y
compañeros uruguayos, constituidos en la campaña de defensa de
la ley. Nos hacemos eco, por lo tanto, de la tarea de enviar
firmas en adhesión dirigidas al Senado de
Uruguay, pidiendo la aprobación del proyecto
de ley, según modelo que se incluye más abajo.
Y como apoyo a las discusiones, análisis y solidaridades que este hecho
ha generado, incluimos una entrevista con
Liliana Abracinskas, integrante de la
Coordinación Nacional de Organizaciones por la Defensa del a Salud
Reproductiva, quien comparte lo que ha sido esta tarea ciudadana.
Una versión más extensa la incluiremos en
nuestra próxima Revista Mujer Salud.
Entrevista
con Lilián Abracinskas
"El aborto es un tema
de derechos humanos"
Entrevista realizada por Adriana Gómez, en el contexto de la Reunión del
Comité Ampliado sobre Población y Desarrollo de la CEPAL, como
parte del proceso Cairo + 10 (Santiago 10 y 11
de marzo, 2004).
¿Nos puedes explicar como se gestó esta movilización ciudadana?
- Uruguay tuvo varios debates sobre el aborto
desde 1985 hasta la fecha, con la
redemocratización del país. Cada legislatura tuvo proyectos. En el país
el aborto es un delito siempre aunque desde el año 1938 tiene
causales atenuantes eximentes: la angustia
económica, la violación, el riesgo de vida de
la madre, y el honor de la familia. El problema es que nunca se
implementaron los medios como para poder acceder a un aborto
legal, por lo tanto nunca hubo abortos legales
desde 1938, por lo cual es una ley no
implementada. La ultima investigación que se hizo el año pasado calcula
33 mil abortos en el circuito clandestino,
pero son todas estimaciones.
- Lo que desencadena la apertura pública y las
acciones del proceso que ahora estamos
viviendo es una suma de factores. Uno de ellos fue el aumento de las
muertes maternas por aborto, en el país el aborto inseguro es la
principal causa independiente de muerte
materna llegando a ser, en la principal
maternidad, el 50% de las muertes maternas. Esto genera una reacción en
Uruguay de un sector que tiene casi más poder que la Iglesia
Católica: el sector médico, muy sensibilizado
con este hecho. Y es lógico, las muertes
maternas determinan una sensación de angustia, de impotencia, de rabia,
porque se supone que una mujer no debe morirse por un embarazo.
Por otro lado, otro hecho político que generó
una reacción fue que la legisladora Glenda
Rondán, del partido Colorado, donde pertenece el presidente Batlle,
hizo una declaración pública diciendo que era necesario
plebiscitar la ley de aborto para cambiarla. Y
a esto se sumó que nosotras, las mujeres del
movimiento, comenzamos a decir, bueno, esta es una demanda de las
organizaciones de mujeres desde hace muchísimos años.
- Había, además, cuatro proyectos de ley
presentados en las distintas legislaturas y la
bancada femenina -integrada por mujeres de los distintos
partidos-, los desempolva y los presenta a la Comisión de Salud
de la Cámara de Diputados. Ahí se detona un
proceso muy interesante, en el sentido que el
país se abre al reconocimiento de que el aborto inseguro es un problema
de salud pública. Desde el sector médico
comienzan a elaborarse normas de atención pre
y postaborto para la disminución del riesgo, y desde la
sociedad civil organizada comenzamos a hacer una estrategia que
fue la de romper el debate polarizado entre
Iglesia Católica y feministas. Lo que hicimos
fue comprometer a otros sectores sociales, y el primer gran logro
que tuvimos fue el involucramiento de la Universidad de la
República.
- Entonces, en función de eso, empezamos a
trabajar un documento articulador, basado en
el problema de salud implícito en el aborto inseguro, pero también
en el ejercicio de los derechos humanos y en el respeto a la
diversidad de creencias. Y, por lo tanto, en
la profundización de la democracia.
¿Cuál fue la reacción del parlamento ante estos avances desde la
sociedad civil?
- Esto puso al Poder Legislativo en el desafío
de elaborar leyes que contemplaran esa
diversidad de enfoques que nosotras demostramos y
profundizamos en relación al aborto pero sobre todo en función de
la salud y los derechos humanos, y no
impusieran posiciones hegemónicas y minoritarias
como hasta ahora había sucedido. De allí se gestó la ley que hoy
nos compromete a todas y a todos: el Proyecto
de Ley de Defensa de la Salud Reproductiva que
en su primer capítulo pone al Estado como principal garante
del ejercicio de los derechos sexuales y reproductivos.
Recomienda varias medidas como la educación
sexual, el acceso a los servicios de
anticoncepción, la promoción de una maternidad/paternidad responsables,
y enfatiza la necesidad extremar los esfuerzos
para la disminución de la morbimortalidad
materna. Y después pasa a habilitar a la interrupción del
embarazo hasta las 12 semanas de gestación a demanda de la mujer.
- También incluye el tema de la objeción de
conciencia para los profesionales que estén en
desacuerdo, pero esto no puede inhabilitar a ningún servicio
para proceder a la interrupción. Es decir, no puede tener a sus
profesionales todos objetores de conciencia. Esto es muy
interesante pues es un consenso muy amplio que
considera todas las situaciones, todas las
condiciones conflictivas sobre este debate.
¿Cuál ha sido la reacción de los sectores opositores?
- En diciembre del año 2002, cuando se logra
la media sanción del proyecto en la Cámara de
Diputados, se dio un paso que fue histórico. Entonces Uruguay,
que siempre se jactó de ser un Estado laico en el contexto
latinoamericano, pudo ver el impresionante
poder de la Iglesia Católica, el despliegue que
hizo demostrando su poder y su nivel de injerencia en los asuntos
políticos.
Todo fue muy fuerte, llamaban a los diputados y los amenazaban con
expulsar a sus hijos de los colegios
católicos, o que los enlistarían para que la
ciudadanía no votara por ellos, por ejemplo. Anunciaron que llamarían a
la desobediencia civil en el caso de que la
ley se aprobara, incluso señalaron que el
Vaticano apelaría a los diputados católicos si apoyaban el proyecto,
aunque en el país no existe ningún partido eclesial.
Fuera del sector médico y la academia, ¿con quienes se aliaron?
- En esta coalición de las organizaciones
sociales también se incluyeron distintas
expresiones religiosas que no se alinearon con la jerarquía
católica, por ejemplo, los metodistas y los evangélicos y la
religión afroUmbandista. Esto fue muy
interesante en un país donde hay una crisis en
la Iglesia Católica. También nos unimos con la Central Unica de
Trabajadores, específicamente con el Departamento de Género y
Equidad, finalmente todo el secretariado de la
CUT firmó una carta de adhesión pública al
proyecto de ley.
- Otro sector con el que trabajamos mucho
fueron las redes de jóvenes, y las mujeres del
sector rural. El interior del país es mucho más conservador, y
las mujeres siempre tenían reticencias sobre el tema del aborto,
e hicimos todo un trabajo de difusión del
contenido de la ley, no necesariamente una
campaña a favor sino más bien informativa, y eso les gustó mucho.
Entendemos que consiguieron el apoyo de sectores a nivel
internacional
- Nosotras hicimos un proceso de calificación
del debate público trayendo expertos y
expertas mundiales sobre distintos temas. Por ejemplo, estuvo
Frances Kissling, de Catholics for a Free Choice, para hablar
sobre el rol de las religiones en la
elaboración de políticas públicas. Estuvo Angeles
Cabria, entonces coordinadora del Consorcio Latinoamericano de
Anticoncepción de Emergencia, hablando sobre la AE como método
preventivo de abortos inseguros por embarazos
no deseados. Pero el gran suceso fue la venida
de Aníbal Faúndes, prestigiado médico chileno, que llegó al país por
invitación de las organizaciones sociales pero que trabajó
realmente con el sector médico. Para muchos
médicos, quienes tienen esta sensación de ser
semidioses, haber traído alguien que se situaba "entre
ellos y Dios", y
además que lo habían traído las organizaciones de mujeres para hablar
del falso dilema de estar a favor o en contra
del aborto, fue un proceso muy interesante.
¿Como organizaciones de mujeres, tuvieron acceso a intervenir en las
discusiones parlamentarias?
- Efectivamente, intervenimos tanto en la
Comisión de Salud de Diputados como en la del
Senado. En esta última planteamos la evolución que ha tenido el
tema a nivel mundial, y rechazamos este falso concepto del
aborto-delito como una prolongación del
concepto aborto-pecado. Y sostuvimos que Uruguay,
si quería disminuir sus tasas de mortalidad materna y quería
garantizar la ciudadanía y el empoderamiento
de las mujeres, tenía que revisar su
legislación sobre el aborto. Cerramos con el testimonio de una médica
sobre el caso de una muchacha de solo 16 años
que muere envenenada tratando de hacerse un
aborto, y cuando se le hace la autopsia se descubre que ni
siquiera estaba embarazada. Ese fue un caso paradigmático que
dejó a todo el mundo desolado, pero que nos
permitió constatar que el Estado no tiene
ninguna intervención para apoyar y orientar el ejercicio de una
maternidad deseada pero después condena a las
mujeres con la ley y con la pena de muerte.
Enfocando el tema desde la salud, ¿por qué ha sucedido este aumento
de las
muertes maternas por aborto?
- Una de las razones del aumento es la auto
práctica, ya sea con la introducción de agujas
de tejer, lapiceras, sondas, etc. Coincide con la
agudización de la crisis económica, que no solo se traduce en la
dificultad de acceder a clínicas seguras sino
que también la desesperación de no querer
tener más hijos porque no se pueden sostener. Uruguay tiene algunas
características que nos diferencian de otros países: por ejemplo,
altas tasas de alfabetismo, aun la población
más pobre tiene una relativa conciencia de
derechos, o sea, no estamos hablando de una pobreza endémica
que traspasa varias generaciones, sino que hay un sector que se
está empobreciendo vertiginosamente en los
últimos años. Es una población que tiene como
patrones sociales de clase media, donde hay que tener los hijos
que se pueden sostener y no más, y ante la desesperación de que
llegará un hijo al cual no le puedes
garantizar nada, las mujeres recurren al aborto en
las peores condiciones. Además, no hay que olvidar que en Uruguay
los servicios públicos que incluyeron la
entrega gratuita de anticoncepción para sus
usuarias son recién del año 1996 y solo en el año 2001 se extendieron a
todo el país. Sin duda esta es una incoherencia, ¿quien podría
pensar que
Uruguay carecía de servicios de anticoncepción amplios, si todo el mundo
le exigía a las mujeres responsabilidad en su
capacidad reproductiva pero no les daba ningún
elemento ni cobertura ni acceso? Fue así como se desembocó
en lo peor, y para nosotras como movimiento fue muy fuerte no
poder evitar las muertes maternas.
Volviendo a las estrategias que han utilizado para aumentar el
sustento al
proyecto, ¿cómo manejaron el tema comunicacional?
- Nosotras hicimos una cosa distinta en
comunicación, diferente a lo que había hecho
el movimiento de mujeres hasta entonces. Fue una tarea
específicamente dirigida a los medios, a elaborar materiales para
los periodistas, con atención personalizada,
nos dedicamos a monitorear a los conductores
de programas para detectar quienes eran sensibles a nuestros
temas, etc. En el fondo, tratamos de sacar el debate de los
circuitos donde siempre hemos transitado, ya
que no eran inclusivos.
- Por otra parte, cuando comenzamos a trabajar
con otros actores sociales en torno al
proyecto, pudimos percibir que tenían una adhesión principista pero
sin profundizar en sus fundamentaciones. Entonces hicimos con
ellos una capacitación para formar voceras y
voceros ciudadanos, y esto lo hicimos con
todas las organizaciones sociales no solo con las de mujeres. Esto tuvo
un efecto multiplicador enorme, porque los
jóvenes, la gente de las religiones, la
Central Única de Trabajadores, todos se convirtieron en unos difusores
valiosos de ley. Y paralelamente nosotras empezamos a trabajar
temas que no
eran estrictamente del movimiento, nos involucramos en los sistemas
nacionales de salud, en los temas de desarrollo sustentable,
comenzamos a interactuar con otros actores
pues no se puede pedir que asuman nuestras
agendas sin dar nada a cambio.
Toda esta movilización debe haber tenido impacto a nivel legislativo.
- En realidad hubo demoras. El 10 de
diciembre, cuando se cumplía el año de la
media sanción en Diputados, hicimos la campaña de Cumpleaños Infeliz.
Hicimos una interpelación ciudadana al Senado y los
responsabilizamos señalando que las muertes
maternas que se habían producido el año 2003
tenían un culpable, y este era el Senado pues no había priorizado este
tema como de urgencia nacional, sobre porque
los indicadores de muerte materna por aborto
no habían bajado. Definimos entonces una campaña pública que
antecediera a este año 2004, que es de debate electoral. Hicimos
un volante que tenía todos los nombres y
direcciones de senadoras y senadores
exhortando a la ciudadanía que interpelara a sus senadores, que los
contactara, que los presionara. Porque ninguno en su plataforma
electoral previa había incluido este tema y
como una expresión de su ciudadanía cada mujer
y cada hombre debía exigirles cuentas. Y agregamos que si los
legisladores no consultaban sobre el tema del proyecto, pedimos
que las organizaciones les hicieran llegar sus
opiniones al respecto. Esto fue impresionante,
empezaron a recibir llamadas, correos, cartas, etc.
- Entonces, la campaña del cumpleaños infeliz
fue una suerte de interpelación en época de
elecciones a los parlamentarios, y por primera tuvimos recursos
para empapelar la ciudad de Montevideo con los afiches, que
significativamente en la calle no fueron tapados por otros
afiches, lo que te da una medida de la
adhesión de la gente con esta iniciativa. Ahora el 13
abril de 2004 hay fijada una sesión en el Senado; el proyecto no
salía de Comisión de Salud porque había un
empate sobre si pasarlo o no a Cámara, y un
quinto senador no decidía su voto, entonces la presión hizo que se
decidieran a mandar el proyecto a Cámara sin informe, o sea, es
un proyecto que va a debate sin informe ni de
mayoría ni de minoría.
¿Cuáles son las expectativas?
- El conteo de votos señala que hay
suficientes para aprobarlo y tenemos
esperanzas de que así sea. Nosotras queríamos, en realidad, que se
tratara el año pasado para no involucrarnos en
campaña electoral, porque las adhesiones
suelen fluctuar bastante pero el último chequeo que hemos hecho
sostiene los votos afirmativos que teníamos el año pasado, y no
es de extrañar, puesto que todos los políticos
saben que hay una sensibilidad con este tema y
no lo pueden eludir. Sabemos, de todas formas, que está la
amenaza del veto presidencial por presión de la Iglesia. Batlle, cuando
el año pasado fue al Vaticano le prometió al
Papa personalmente que no permitiría que el
proyecto saliera aprobado durante su gobierno. Por otro
lado, en la votación de la Cámara de Diputados, el sector del
presidente votó mayoritariamente a favor del
proyecto, y eso es muy importante. Pues más
allá del hecho que Batlle no tiene posibilidades de presentarse
nuevamente como candidato, sus legisladores sí tienen
expectativas políticas y saben que si hay un
veto presidencial nosotras vamos a salir a la calle
con una campaña fuerte y nacional sobre la laicidad del Estado
uruguayo. Y esto no les sirve a los
legisladores que serán candidatos en las próximas
elecciones.
Me imagino que paralelamente siguen con otras acciones en torno a
salud y
derechos.
- Por cierto, estamos elaborando la agenda de
las mujeres en el contexto de un año de
elecciones, y uno de los grandes temas a saldar, son los derechos
sexuales y reproductivos como derechos humanos y toda la gran
gama de aspectos que ello involucra. Por
ejemplo, en nuestro trabajo hablamos de la
educación sexual, del ejercicio de una paternidad/maternidad
responsable, del rol de los hombres en
relación al tema del aborto. Estamos trabajando
mucho la participación masculina, no se trata solo de que apoyen
o no a una mujer que quiere abortar, por
ejemplo, sino saber cómo ejercitan ellos su
capacidad reproductiva, cuándo deciden ser padres, cómo deciden ser
padres, y qué condiciones deben tener un
hombre para serlo. Hay que ahondar en la
negociación que hace el varón con una mujer si quiere que tenga el hijo.
Entonces, no es un tema de decir sí o no al aborto, es cómo los
hombres ejercen libre y responsablemente su
capacidad reproductiva. Entonces, todo el
trabajo que hemos dedicado en torno a la ley de salud reproductiva, en
realidad nos ha servido para avanzar en muchos otros aspectos.
Por supuesto queremos que la ley se apruebe,
pero aunque no lo fuera, sentimos que ya
ganamos mucho.
Como esta entrevista la hacemos en el ámbito de Cairo + 10 en la
región latinoamericana y caribeña, no puedo
sino preguntarte sobre las dificultades de
asumir en estos espacios el tema del aborto, no solo en las delegaciones
oficiales, sino dentro del mismo movimiento de mujeres.
- El documento regional que presentó CEPAL me
pareció muy carencial en el tema del aborto,
pues ni en términos de diagnóstico se menciona como causal
de muerte materna. Está bien no entrar en debate filosófico pero
desconocer un indicador que es una de las
principales causas de muerte materna en la
región, es un problema técnico grave. El otro tema es lo que nos pasa a
las mujeres, a las organizaciones, con el
aborto, siento que nos genera unas lógicas que
no son nuestras lógicas, es un tópico que nos entrampa. Yo
entiendo la situación del FNUAP en relación a la presión que hace
Estados Unidos, por ejemplo, entiendo lo que
es tratar de llevar este proceso de Cairo + 10
sin reabrir el debate, y todas y todos tenemos que ser
inteligentes para actuar en consecuencia. Pero esto no significa
que no evidenciemos lo que son causales de
discriminación y de atropello de derechos
humanos de las mujeres, como es el caso del aborto inseguro. Y esta
tensión tenemos que resolverla, me parece muy bien articular
entre la gente que somos aliadas los objetivos
comunes que queremos lograr, pero no pueden
dejarse de lado ciertos temas que son muy fuertes para las mujeres. El
aborto, el tema de poder decidir sobre tu cuerpo, el ejercer la
ciudadanía ¿desde donde? Desde tu
materialidad, es decir tu cuerpo, un cuerpo cruzado
por todo, por la violencia, por la pobreza, por el poder.
- Ahora estamos haciendo una capacitación para personal de salud en todo
el país en función de la infancia y
adolescencia, la familia en riesgo, etc., para
prevención del embarazo adolescente. En este contexto, hemos visto la
importancia de que exista una ética a nivel de la formulación de
políticas y que también los proveedores de
salud tengan conciencia de que deben hacer su
intervención en términos éticos. Así, la diferencia entre una política
de control de la natalidad o de promoción de
derechos está en la consulta personal, y la
gente tiene que tener herramientas, condiciones, formación y
orientación para decidir libremente respecto a su sexualidad, a
su reproducción. Y esa decisión no puede estar
impuesta por ningún otro tipo de interés salvo
el de la propia persona. Este es un aspecto fundamental que si
no se trabaja teniendo en cuenta que el aborto es una situación
relacionada con embarazos y partos que se
suceden sin desearse, no estamos garantizando
el derecho de esos niños y niñas que nacen a ser deseados, a ser amados.
El maltrato infantil en el primer año de vida
muchas veces se debe a esta circunstancia, la
mortalidad infantil también. Este no es un tema menor ni
es un tema de conflicto de intereses ideológicos o filosóficos,
es un tema que cruza una situación de
empobrecimiento de todas nuestras poblaciones, y
de cómo sumergen mucho más a las mujeres que están con mayor
nivel de desprotección y vulnerabilidad
social.
- Entonces, yo entiendo todos los riesgos de estas reuniones y procesos,
pero yo vengo con expectativas de que nos den
mayores elementos para mejorar las condiciones
de nuestros países. A mí no solo me interesa trabajar para el
contexto regional sino que también debe abrir condiciones para
dar impulso y nutrir procesos nacionales de
cambio y de transformación. Y nosotras estamos
trabajando no solo para las mujeres, también para la sociedad en su
conjunto, para que toda persona, aquella que necesita abortar o
aquella que no lo desea, se sienta en igualdad
de condiciones, y que nunca tenga que elegir
entre la vida o la muerte por un aborto clandestino, que nunca tenga
que gestar un hijo indeseado. Esto es tan grave como las crisis
económicas, como encontrar los elementos de
desarrollo del país y los mecanismos para
mejorar el comercio y el trabajo. El aborto y la decisión al respecto
afecta la vida cotidiana de las personas,
afecta a todas y todos. Es un tema de derechos
humanos.
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