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El
peligro de las simplificaciones
por Margarita
Percovich
Diputada Vertiente Artiguista - EP-FA
La discusión en el Senado del proyecto de ley relativo a las políticas
sobre salud reproductiva ha continuado y
profundizado la riqueza de un debate en la
sociedad uruguaya que nos hace crecer a todos y todas como ciudadanos y
por lo tanto, en profundización democrática.
Incluye la obligación de pensar nuestra posición personal, nuestra
historia, nuestras convicciones, nuestras
conductas, pero también nuestra
responsabilidad en la cosa pública y en nuestra relación con el Estado.
Y esto ya sea desde el rol privilegiado de
decisores directos (los legisladores, los
ejecutores de políticas públicas) o en el papel de
ciudadanos/as organizados o no, también incidiendo en la conformación de
opinión, de expresión de voluntad, de transmisión de nuestras
opiniones y experiencias.
Pero ese debate ha sido fecundo porque ha permitido visualizar la
complejidad del problema y nuestra propia complejidad humana al
enfrentarlo. Y por eso, quienes algo tuvimos
que ver en la redacción y discusión del
proyecto de ley, creemos que el texto contempla todos los matices de esa
complejidad, respetando las distintas voluntades, sensibilidades
y opciones de quienes tengan que involucrarse
en el acto de interrumpir un embarazo en forma
voluntaria y conciente.
La propuesta del Senador Atchugarry de promover una ley interpretativa
de la Constitución que introduzca un artículo
como sustitución de la aprobación de la ley,
artículo que deberá votarse por si o por no (un texto afirmativo y
un texto negativo), simplifica toda esa complejidad y riqueza que
la ley contempla y que pone el acento en las
obligaciones del Estado en definir políticas
educativas y sanitarias que tiendan a evitar que la interrupción
del embarazo sea un método frecuente y permanente.
Para complicar más aún las cosas se traslada la consulta sobre ese
mínimo texto para el año 2005: un año de
discusión de planificación quinquenal para el
nuevo gobierno, de discusión presupuestal, de negociación salarial y de
compleja interlocución con los actores de la sociedad.
¿Será ese el momento para realizar una consulta popular sobre la
oportunidad de incluir en la Carta Magna la
simplificación de aborto si o aborto no? Si
ese es el planteo, ya que mucho más no se puede poner a votación en un
artículo, con lo que dejamos de lado todas los compromisos de
prevención, educación, programas sanitarios,
capacitación de actores, objeción de
conciencia, penalización del acto por no contar con la voluntad de la
mujer, etc. que se estipulan en el proyecto de
ley, ¿no será que muchos/as de los que estamos
de acuerdo con la ley vamos a votar en contra porque NO ESTAMOS
A FAVOR DEL ABORTO INDISCRMINADO?
¿Es eso lo que se quiere? ¿Que en esa Constitución uruguaya en la que
ninguno de los proponentes de esta iniciativa ha procurado
incorporar los derechos humanos de segunda
generación en los últimos años, quede el
impedimento de realizar una política sanitaria de prevención y atención
de los casos que deben ser atendidos con la
responsabilidad del organismo rector en
políticas sanitarias?
Los SI y los NO, son una solución equivocada y
pobre para un tema de tantas aristas y formas
de encare: esperamos que no prospere una iniciativa que
deja cómodos a los que, estando convencidos de que deberían votar
el excelente proyecto en discusión, no lo
hacen por motivos políticos de coyuntura.
Es mejor que quede claro quiénes son responsables y quienes escurren el
bulto de las decisiones importantes.
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