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Multitudinaria
movilización en apoyo al aborto en Estados Unidos
Un millón por el derecho a decidir
Una multitud marchó ayer en Washington para
rechazar la ofensiva de George W. Bush contra el aborto legal. La marcha
estuvo marcada además por el clima preelectoral y la guerra de Irak.
Fue la mayor movilización de la última década en favor de los derechos
de la mujer, en Estados Unidos. Cerca de un millón de personas –en su
mayoría mujeres, pero con la presencia de muchos hombres– se
manifestaron ayer en Washington en un intento por conjurar cualquier
avance de la administración de George W. Bush contra el derecho al
aborto. Es que, en este año electoral, el presidente republicano y
candidato a la reelección ha esgrimido la oposición al aborto –legal en
Estados Unidos desde 1973– como una de sus banderas de campaña. Y la
movilización tampoco fue ajena al clima preelectoral.
Los manifestantes llegaron desde distintos puntos del país e, incluso,
del exterior. La policía no brindó estimaciones pero los organizadores
aseguraron que la asistencia superó las 750.000 personas que
participaron de una marcha similar en 1992. También recordaron que la
protesta reclama por una mejor atención de la salud de la mujer en todo
el mundo, control de natalidad y educación sexual.
La tensión aumentó al final de la marcha, debido a la presencia de
centenares de manifestantes antiaborto, que desafiaron a la multitud.
“Hubo que interrogar a 16 personas pertenecientes a la Coalición de
Defensa del Cristianismo”, dijo el portavoz de la policía de Washington,
sargento Scott Sear. Los opositores al aborto fustigaron a los
manifestantes pro elección, apelando a Cristo para advertir sobre lo que
denominaron “el holocausto del aborto” con fotos chocantes de fetos
ensangrentados.
A media tarde, el célebre Mall, una inmensa explanada rodeada de museos
y dominada por la colina del Congreso, estaba atestado de gente portando
pancartas con leyendas como “Despidan a Bush” o “Mantengan el
aborto legal” en un reclamo al gobierno para que no intervenga en
sus vidas privadas.
Es que el mandatario republicano firmó en los últimos seis meses dos
leyes, una de las cuales prohíbe un método abortivo tardío, mientras que
la otra otorga al feto un status jurídico en caso de violencia contra la
madre. Se trata del Acta de las Víctimas No Natas de la Violencia, que
criminaliza cualquier daño que pudiera sufrir el feto durante la
comisión de un delito federal contra la madre, ya sea producto de una
acción terrorista o de un hecho vinculado con el tráfico de drogas. Los
que apoyan el aborto afirman que esa ley podría impedir el derecho de la
mujer a abortar, al concederle al feto los mismos derechos que a su
madre. El candidato demócrata, John Kerry, votó en contra de esa ley.
Además, los dos textos son vistos por los defensores del aborto como
medios para volver a poner en el centro del debate el derecho a
interrumpir voluntariamente el embarazo, legalizado por la Corte Suprema
en enero de 1973.
“Es tu elección, no la de ellos”, rezaban los carteles con fondo
amarillo y violeta de la organización Naral, uno de los más numerosos
grupos pro aborto. Con representantes de esa agrupación se reunió la
senadora Hillary Clinton, ex primera dama de Estados Unidos, quien por
la mañana llamó a “manifestar en favor de (lo que concierne) no sólo
a la vida de las mujeres sino también para movilizarse en vistas de la
elección presidencial”.
“Mi cuerpo, mi elección”, “No al retorno del aborto
clandestino”, se leía en otras pancartas. La “Marcha por la vida
de las mujeres” contó con la presencia de numerosas estrellas de
Hollywood, entre otras, Demi Moore, Susan Sarandon, Whoopi Goldberg,
Sharon Stone, Kevin Bacon y Alec Baldwin.
“Temo por el futuro de los derechos de reproducción en Estados
Unidos”, dijo Ellen Friedrichs, una de las manifestantes, llegada
desde Nueva York. “Es importante dejar sentado que las mujeres deben
tener la opción de decidir”, sostuvo Connie Kruger, de Massachusetts.
El tono no fue tan sereno entre las jóvenes feministas del movimiento
Radical Women, que denunciaron la injerencia religiosa en la cuestión y
gritaban con vehemencia la consigna “Saquen sus rosarios de nuestros
ovarios”. Su objetivo era un camión de un grupo de opositores al
aborto sobre el que estaba montada una fotografía gigante en colores de
un feto desmembrado tras un aborto y con la inscripción “El rostro de
Estados Unidos pro aborto. Que Dios tenga piedad de nosotros”.
La guerra en Irak y las elecciones presidenciales de noviembre también
marcaron la marcha. En la multitud podían verse pancartas llamando a
votar por el candidato demócrata John Kerry, cuyas dos hijas
participaron de la manifestación. “Bush alimenta el terrorismo”, “Texas
quiere un candidato pro elección”, decían los carteles. George W. Bush
fue gobernador de ese estado del sur antes de llegar a la presidencia en
noviembre de 2000.
Más de 1200 organizaciones lanzaron esta manifestación en la que
participó medio centenar de países y para cuyo cierre se esperaba
discursos de varias personalidades políticas y del mundo del
espectáculo. Una de las esperadas fue Madeleine Albright, ex secretaria
de Estado de la administración Clinton; Ted Turner, fundador de la
cadena CNN de televisión.
Página 12
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