Comisión de Salud Pública -
Carpeta N° 984/2002
Profesor de Ginecología y Obstetricia,
Doctor Aníbal Faúndes
Distribuido Nº 2274
15 de julio de 2003
Versión taquigráfica de la sesión del día 15 de julio de 2003
- Sin corregir por los oradores -
Asistencia:
Preside:
Senador Alberto Cid
Miembros: Senadores: Ruben Correa Freitas, María Julia Pou y Mónica Xavier
Invitados Especiales: Director del Centro de Investigaciones de CEMICAMP, Campinas, Sao Paulo, República Federativa del Brasil, Prof. Dr. Anibal Faúndes; Presidente de la Sociedad Uruguaya de Ginecología y Obstetricia, Dr. Ramón Rodríguez de Armas; Coordinadora de la ONG Mujer y Salud en el Uruguay (MYSU), Lic. Alejandra López Gómez
Secretario: Néstor T. Cardozo
(Ingresan
a Sala el Director del Centro de Investigaciones de CEMICAMP, de
Campinas, Sao Paulo, República Federativa del Brasil, Profesor de
Obstetricia y Ginecología, Dr. Anibal Faúndes y representantes
de la Federación Latinoamericana de Ginecología y Obstetricia)
SEÑOR
PRESIDENTE.- Le damos la bienvenida al doctor Aníbal Faúndes, profesor de
Obstetricia y Ginecología, Director del Centro de Investigaciones
de CEMICAMP, de Campinas, San Pablo y Director del Comité de
Derechos Sexuales y Reproductivos de la Federación
Latinoamericana de Ginecología y Obstetricia y representantes de
la Federación Internacional de Ginecología y Obstetricia:
Licenciada Alejandra López, quien es coordinadora de MYSU y el
doctor Rodríguez de Armas, quien es Profesor Agregado de la
Facultad de Medicina..
Estamos
muy gustosos de recibirlos en esta Comisión, la cual está
empezando a analizar un proyecto aprobado en la Cámara de
Representantes sobre salud reproductiva, que fue votado el año
pasado y que este Cuerpo se dispone a analizar.
Con
gusto estamos dispuestos a recibir su vasta experiencia en este
tema.
SEÑOR
FAUNDES.-
Estoy altamente honrado de haber sido invitado para trabajar con
ustedes en este tema, el cual me ha preocupado a lo largo de
muchos años. El próximo año cumplo 50 años como médico y he
trabajado en esta área la mayor parte de mi vida profesional.
Tengo
en mi poder una copia del proyecto de ley que, luego de leer con
muchísima atención, me pareció perfectamente orientado. Terminé
de escribir un libro sobre el problema del aborto, llamado
"Entendiendo el drama humano del aborto. Del conflicto al
consenso", en el que coincidimos tanto en los conceptos
principales que llegué a pensar que quienes elaboraron esta
iniciativa lo habían leído.
Este
proyecto se centra en un problema muy importante en el área de
las relaciones sexuales y de la salud reproductiva de la mujer: el
aborto.
El
aborto ha sido encarado en algunos países -particularmente en
todos los países de América Latina- por Legisladores del siglo
pasado pensando en que la solución era prohibirlo, como si los
problemas sociales pudieran resolverse a través de prohibiciones.
Pero este proyecto encara las causas del aborto.
Lo
primero que uno debe tener muy claro es que las mujeres abortan
contra su voluntad. En mis casi 50 años de profesión, nunca he
visto una mujer que se haya practicado un aborto y que le haya
gustado pasar por esa experiencia. El aborto es siempre un
fracaso. Yo uso la palabra "aborto" en ese sentido: tal
proyecto abortó, tal posibilidad abortó. Siempre se trata de un
fracaso, y quien más se ve afectada por ese fracaso es la propia
mujer que tiene que abortar; es la que lo sufre más.
Este
proyecto abandona la idea de que la solución es prohibirlo. La
solución es, precisamente, identificar las causas por las cuales,
en primer lugar, la mujer se embaraza cuando no desea tener un
hijo; y, en segundo término, por qué estando embarazada opta por
el sufrimiento físico y emocional y los riesgos de interrumpir el
embarazo debido a que la situación en que se encuentra es
desesperante.
Cuando
el proyecto habla de instrumentar medidas que tiendan a la
disminución de la morbimortalidad materna derivada del aborto,
para intentar disminuir estas prácticas -tema muy importante- se
refiere a las causas que fueron identificadas a nivel mundial y
regional, que comienzan por el hecho de que la mujer no siempre
puede controlar cuándo y en qué condiciones tiene relaciones
sexuales.
Ella
no tiene poder para controlar en qué momento tiene o no
relaciones sexuales y, mucho menos, tenerlas solamente cuando está
protegida de un posible embarazo. Esto está ampliamente
documentado.
Por
tanto, la primera razón por la cual la mujer se embaraza cuando
no lo desea es por su falta de capacidad de controlar en qué
oportunidad y en qué condiciones ejercita su vida sexual.
La
solución para ello es la igualdad de relaciones de poder entre géneros,
lo cual es muy
difícil de alcanzar; sin embargo, algunos países -justamente aquellos que tienen las menores tasas de aborto- se han
aproximado a esto. Precisamente, las menores tasas se encuentran
en países de Europa, como Holanda, Alemania, donde las relaciones
de género son mucho más equilibradas y difícilmente el hombre
está en condiciones de imponerle a la mujer tener relaciones
sexuales sin preservativo, cuando ella no quiere o no esperar si
está usando el método de la abstinencia periódica.
Aquí
se ha propuesto tal vez la medida más importante para llegar a
eso, es decir, la educación sexual de género, de ciudadanía,
que enseña a los niños desde la infancia a respetar a sus compañeras
y que enseña a las mujeres a ser respetadas en sus relaciones de
género.
También
se encuentra todo lo que refiere a colocar al alcance de las
mujeres y de los hombres el conocimiento y los métodos necesarios
para evitar un embarazo a través de la anticoncepción, que es el
otro mecanismo que se ha demostrado es fundamental para poder
reducir los embarazos. En este caso, si tomamos nuevamente como
ejemplo a los países con menores tasas de aborto, advertimos que
se trata justamente de países en los que la educación sobre la
anticoncepción y el acceso a los métodos anticonceptivos es
universal.
Aunque
se tomen todas las medidas, algunos embarazos van a ocurrir. Además,
hay mujeres que se embarazan queriendo tener un hijo pero después
cuando están en este estado, su compañero la abandona; la
familia que ella creía que la iba a apoyar, no lo hace y al
contrario la rechaza; el patrón o la patrona que ella pensaba que
también la iba a ayudar, le dice que con un hijo no la acepta en
el trabajo; a su vez, es expulsada de la escuela -y, por tanto, la
niña que está embarazada sufre condiciones tales que ya no
resiste la posibilidad de continuar su embarazo- y, en definitiva,
la sociedad no la contiene, a pesar de que existen algunas leyes
que apoyan de hecho a la mujer. Ella, que necesita trabajar para
su sobrevivencia y la de sus hijos muchas veces no ve la
posibilidad de compatibilizar esa necesidad económica con el
hecho de tener otro hijo y se ve obligada, contra su voluntad, a
tener que interrumpir el embarazo.
Por
lo tanto, las propuestas que para mí son fundamentales están en
el área de la educación -principalmente educación sexual- en el
área de la salud -información y acceso a los métodos
anticonceptivos- y en el área de la seguridad social, para dar
apoyo a la mujer que no desea tener un hijo para que no esté
obligada a embarazarse.
A
pesar de todo eso, habrá circunstancias en las cuales las mujeres
van a tener de todas maneras un embarazo no deseado y a verse en
la triste condición de tener que optar por un aborto.
¿Qué
es lo que uno ve en general en el mundo, teniendo en cuenta que
nuestra sociedad no es diferente a las demás? Prácticamente
todos nosotros en algún momento nos hemos encontrado con que esta
circunstancia personal le ocurre a alguien muy próximo y dijimos:
"Bueno, a pesar de que yo estoy en contra del aborto, en esta
circunstancia específica, excepcionalísima, creo que realmente
esta mujer tiene razón y tengo que apoyarla en su decisión de
hacerse un aborto porque no tiene otra salida". Me refiero,
como dije, solamente a una circunstancia muy especial.
De
lo que no nos damos cuenta es de que la suma de todos los abortos
indica que todos son casos en los que la persona afectada está en
una circunstancia que es excepcional, única y en la cual no hay
otra salida que no sea realizarse un aborto.
Precisamente,
en el día de ayer le contaba a otros médicos con los que estaba
discutiendo, que en una investigación que realizamos
recientemente -todavía no hemos publicado los resultados- 4290 médicos
ginecólogos brasileños nos respondieron una serie de preguntas
sobre el aborto. Concretamente, los consultábamos sobre lo que
hacían cuando una de sus pacientes conocida, antigua, llegaba a
pedirles ayuda porque tenía un embarazo absolutamente indeseado,
para el cual no veía otra salida y, en consecuencia, había
decidido abortar.
La
reacción de los médicos siempre es tratar de convencer a la
persona para que continúe con su embarazo. En caso de que no la
pueda convencer y la paciente manifieste que no tiene otra salida,
el médico se sensibiliza y, entonces, le preguntábamos al
profesional qué hacía en esta circunstancia. Cuando se trata de
una clienta, un 50% de los profesionales la ayuda de alguna forma;
el otro 50% la empuja hacia otro médico y no hace nada.
Por
otro lado, planteábamos la misma situación, pero referida a un
familiar del médico y les preguntábamos qué hacían si alguien
de su familia acudía a ellos con el mismo problema. En ese caso
el porcentaje de quienes ayudaban subía al 60%. Asimismo, trasladábamos
esta hipótesis para el caso en que se tratara de una médica, y
le preguntábamos si alguna vez había tenido un embarazo que
resultó absolutamente indeseable al punto de pensar que el aborto
era la única solución y, si así había ocurrido, qué había
hecho. Lo mismo hicimos con los médicos hombres a quienes les
preguntamos si sus compañeras alguna vez habían estado en esta
situación y qué habían hecho. En estos casos un 80% contestó
que sí habían hecho el aborto. Esto demuestra que cuanto más próximo
a nosotros está el problema, más tendencia tenemos a aceptar que
esa condición justifica la posibilidad de abortar.
Quiero
dejar muy claro que personalmente estoy en contra del aborto; lo
detesto, es terrible y tampoco me olvido de que el feto existe y
también merece consideración. Sin embargo, uno no puede
colocarse por encima de la autonomía de esa mujer cuando ella
siente que la sociedad no le brindó las condiciones que le
hubieran permitido llevar adelante su embarazo. En consecuencia, a
pesar de todo el sufrimiento que ello significa, esa es la
alternativa que ella, en su autonomía, considera como la única
solución.
Lo
que está muy claro es que condenar a la mujer que aborta no tiene
ningún efecto y no es eficaz para la reducción de abortos. También
es injusto porque se condena a una persona que es mucho más víctima
de las circunstancias, que una culpable de cualquier otra cosa y,
además, todos los estudios demuestran que esto afecta a las
mujeres más pobres dentro de la sociedad y no tanto a las que
tienen más medios económicos.
Por
último, penalizar el aborto, lo único que hace es aumentar las
consecuencias, tanto para la mujer como para la sociedad. El costo
de un aborto provocado en condiciones de riesgo es de diez a
veinte veces más alto que la interrupción de un embarazo
realizada en condiciones seguras, dentro de un hospital.
Por
todas estas razones considero que está plenamente justificada la
propuesta de este proyecto de ley de no criminalizar al aborto.
También me parece muy juicioso el límite de edad gestacional,
que se coloca de doce semanas.
No
sé si saben los señores Senadores que, en Medicina, en general
se considera que el fin de la vida se produce cuando se interrumpe
la actividad cerebral. Cuando la persona está tratando de
sostener la vida, se mide la actividad cerebral mediante un
electroencefalograma; cuando se interrumpe la actividad cerebral,
se considera que acabó su vida y se donan los órganos, si así
lo ha dispuesto.
El
comienzo de la actividad cerebral en la vida fetal se produce
después de las doce semanas. Existe hasta un cierto sentido al
pensar que los límites de la vida estarían dados desde el
comienzo de la actividad cerebral hasta su fin y, asimismo, en
colocar un límite de doce semanas a la interrupción del
embarazo.
Es
lo que quería señalar y, naturalmente, me pongo a disposición
de los señores Senadores para responder las preguntas que quieran
realizar.
SEÑORA
XAVIER.-
En primer término quiero agradecer a los invitados por su
concurrencia.
Más
allá de que hemos leído sobre este tema por la preocupación que
ello significa en un país como el nuestro, donde la mortalidad
materna por aborto inseguro es tan alta y las consecuencias de
morbilidad también son elevadas, queremos saber si tiene
conocimiento de algún estudio que, de alguna manera, pueda
reflejar la repercusión -porque me parece muy interesante el
relato que nuestro invitado hizo- de un asunto tan polémico. Me
refiero a la repercusión, sobre todo desde el punto de vista
psicológico, que pueda tener una mujer sometida a un aborto
inseguro, frente al de una que pueda realizárselo con las
tranquilidades y las seguridades que le brinde otro lugar en donde
esté despenalizado. También nos referimos a una mujer enfrentada
a una maternidad contra su voluntad. Repito: quiero saber si
existe algún estudio que pueda reflejar alguna línea de ese
tipo. Lo consideramos importante porque una vez que toma una
decisión de esta naturaleza, la mujer no da vuelta atrás, aunque
sí puede llegar con la necesidad de que el profesional le indique
los diferentes caminos. Ese es el tiempo útil, la ventana que
tienen los profesionales para resolver y orientar una situación.
Reitero que una vez que la mujer resuelve que no va a seguir
adelante con el embarazo, nadie la hace volver atrás.
Me
gustaría saber, reitero, si existe algún estudio a nivel
internacional que pueda reflejar las repercusiones psicológicas
de las mujeres enfrentadas a las tres posibilidades que mencioné
anteriormente.
SEÑOR
FAUNDES.-
La pregunta que formula la señora Senadora es bastante compleja.
Hay
un primer aspecto que es claro. Existen relatos de casos de
mujeres para las que el aborto ha tenido un efecto desastroso
desde el punto de vista psicológico. Sin embargo, los estudios
que analizan sistemáticamente el efecto psicológico del aborto
en la mujer, llega a la siguiente conclusión. Existe un informe
del Ministerio de Salud -no recuerdo exactamente su nombre- de los
Estados Unidos que, después de un análisis muy detallado de
literatura sobre el tema, declara que el aborto no tiene efectos
negativos en la salud de la mujer cuando es realizado dentro del
marco legal.
Otra
cosa que se sabe es que los hijos de mujeres que solicitaron un
aborto y se les negó, tienen alteraciones psicológicas, de
desempeño intelectual y conductual, significativamente más
inapropiados que los hijos de mujeres que tuvieron un embarazo
deseado.
No
conozco ningún estudio que haya comparado mujeres que tuvieron su
aborto en condiciones de riesgo, con mujeres que lo tuvieron sin
condiciones de riesgo.
No
hay diferencia en los efectos psicológicos según la edad: en
adolescentes no hay más problemas que en las no adolescentes.
Hay
diferencias según el origen de la decisión de abortar. Si la
decisión de abortar fue de la propia mujer o si fue impuesta
desde afuera.
Existen
algunos estudios en mujeres que, por ejemplo, abortaron porque se
les diagnosticó un defecto congénito en el hijo. Es difícil
saber si se debe al hecho de haber tenido un hijo con defecto congénito
o es el aborto lo que produce alteraciones psicológicas.
Otro
elemento es que cuando las mujeres son muy religiosas y tienen una
sanción negativa frente al acto de abortar también tienen un
efecto psicológico más desfavorable que cuando no existe ese
tipo de presión.
Es
lo que puedo responder a la consulta planteada.
SEÑORA
LOPEZ GOMEZ.-
Antes que nada, quiero agradecer a los señores Senadores que nos
hayan recibido y, especialmente, al doctor Faúndez.
Tal
vez es por mi formación profesional, pero quisiera hacer una
acotación a la pregunta planteada, como complemento de lo que ha
respondido el doctor Faúndez. Seguramente, los señores Senadores
han escuchado hablar del denominado síndrome postraumático,
postaborto. En realidad, hay estudios y decisiones de las
sociedades de psiquiatría como, por ejemplo, la norteamericana,
que trabajó en la actualización del DSN 4 -que es el Manual de
Gnosografía Psiquiátrica que se utiliza en nuestros países- y
la posibilidad de incluir o no el síndrome postraumático,
postaborto, como uno de los síndromes dentro del DSN 4. En el
debate de la Sociedad Norteamericana de Psiquiatría se descartó
la posibilidad de incluir este síndrome, precisamente, porque los
estudios no permiten afirmar que toda mujer que se practica un
aborto por decisión propia presente este conjunto de signos
descritos en el síndrome postaborto. Por el contrario, en los
estudios realizados, en contexto de legalidad de la práctica -prácticas
seguras, donde la mujer no pone en riesgo su vida, su salud ni se
dejan secuelas desde el punto de vista sanitario, y donde, además,
hay un proceso de acompañamiento; por otra parte, este proyecto
de ley prevé un proceso de orientación y acompañamiento a la
mujer en la toma de la decisión- los testimonios de las mujeres
reflejan que los sentimientos asociados luego de la práctica del
aborto no están relacionados con la culpabilización, el reproche
o el intento de autoeliminación, tal como están descritos
algunos de los signos que formarían parte de este síndrome
postaborto. Incluso, en las estadísticas sobre causales de
suicidio no aparece el aborto inducido como una causal de suicidio
significativa en nuestros países, sino todo lo contrario.
SEÑOR
FAUNDEZ.-
Quiero aclarar que existe evidencia en cuanto a que para muchas
mujeres que no se realizan un aborto, la alternativa es el
suicidio, y eso está muy bien documentado. O sea, en lo que
respecta al suicidio, puede decirse que se da más en los casos de
negativa de aborto, que cuando se lo practica.
SEÑORA
LOPEZ GOMEZ.- Precisamente,
esto tiene que ver no sólo con la inseguridad de la práctica en
contextos de ilegalidad, sino también con lo que genera dicho
contexto a nivel de la gente. Al respecto, puedo decir que los
estudios que se han realizado sobre los abortos que se practican
en contextos de ilegalidad y de legalidad, muestran notables
diferencias en cuanto a los sentimientos asociados con esta práctica.
Es por ese motivo que no hay un consenso con respecto a la
existencia de un síndrome post aborto, es más, se descarta la
posibilidad de hablar de dicho síndrome, ya que ello implicaría
que en todas las circunstancias los sentimientos asociados serían
los mismos y, en realidad, los estudios no lo demuestran así.
Como dije, existen diferencias notables en ambas situaciones desde
el punto de vista del impacto psicológico de esta práctica.
SEÑOR
RODRIGUEZ DE ARMAS.- En primer lugar, quiero aclarar que no soy Catedrático de
Ginecología, sino que soy Profesor Agregado y estoy amparado a
una jubilación. Estoy aquí como Presidente de la Sociedad de
Ginecología del Uruguay, por un compromiso, como uruguayo, de
estar al lado del profesor Faúndez dado que también trabajamos
en América Latina por la salud sexual y reproductiva y,
fundamentalmente, en el tema de la violencia contra la mujer. De
manera, entonces, que como representante de la ginecología, no
podía estar ausente ni separado del profesor Faúndez en su
visita al Uruguay, nada menos que frente a vuestra representación;
prácticamente es un compromiso moral que tengo, de compartir la
distinción que nos han brindado al invitarnos a escuchar el
asesoramiento del profesor Faúndez.
Muchas
gracias.
SEÑOR
PRESIDENTE.- El profesor hizo mucho énfasis en la tarea educativa que el
proyecto de ley propone, como un instrumento adicional a la
legalización de la práctica abortiva, haciendo referencia a los
países del norte de Europa. Creo haber leído, hace ya un tiempo,
un trabajo que señalaba que en algunos países nórdicos, luego
de legalizarse la práctica del aborto, que se acompañó de un
fuerte componente educativo, se observó que la tasa de abortos
realizados había disminuido de manera vertiginosa; es decir, como
que el componente educativo reforzaba el elemento de evitar con
mayor fuerza un embarazo no deseado. Al respecto, quisiera que el
profesor me aclarara el concepto.
SEÑOR
FAUNDEZ.-
De acuerdo con las informaciones concretas que existen, se sabe
que es muy difícil evaluar el efecto de los programas de educación
sexual. Pero, si comparamos los países que tienen buenos
programas de educación sexual -que comienzan desde la infancia-
con los que no tienen ese tipo de programas, se ve, por ejemplo en
los países de Europa Occidental, particularmente en los
escandinavos, que las tasas de embarazo adolescente y de aborto a
esa misma edad, no llegan a la mitad de las de los países donde
no existe ese tipo de programas de educación sexual. Por supuesto
que estamos hablando de países desarrollados en las mismas
condiciones.
Recientemente,
apareció una revisión sobre el efecto de la educación sexual,
el embarazo y la contaminación por enfermedades, como el SIDA.
Luego del análisis de un número muy grande de estudios, se llegó
a la conclusión de que la educación sexual entre los jóvenes
que cumplen determinadas condiciones y que hacen del programa, un
programa adecuado, no aumenta, sino que disminuye la frecuencia de
las relaciones sexuales -atrasando su inicio- los embarazos y, por
ende, los abortos. Es decir que frente a lo que la gente cree, en
el sentido de que la relación sexual estimula la curiosidad, lo
que sucede es que la educación sexual -dicho esto entre comillas-
está en el ambiente. Cuando uno organiza la educación sexual
adecuadamente en la escuela, no recibe las informaciones a través
de los medios de comunicación, de revistas, etcétera, sino que
recibe una formación que hace a la persona responsable de su
sexualidad, que es el objetivo de la educación. De esta forma,
disminuye -como muy bien decía el señor Senador- no sólo el número
de abortos, sino también el de embarazos, la fertilidad, la edad
de inicio de la vida sexual y el número de relaciones. Este
aspecto es altamente positivo y constituye el primer ítem que
habla de la planificación familiar, donde planificar es aceptar
políticas en materia de educación sexual. Por todo esto, vuelvo
a decir, que me gusta mucho este proyecto de ley.
SEÑOR
PRESIDENTE.- Finalmente, quiero decir que es cierto que en nuestras sociedades
hay un fuerte contenido de discriminación entre las mujeres que
tienen medios socio-económicos y acceso a prácticas seguras,
versus aquellas mujeres que por distintas razones, ya sean
educativas, económicas, etcétera, no tienen acceso a estas
mismas prácticas que recibíamos en el Hospital Pereira Rossell,
cuando nos desempeñábamos como practicantes internos.
Concretamente,
quisiera preguntar si esta discriminación no se acentúa en la
medida en que hoy en día y por razones culturales y económicas,
las mujeres de medios socio-económicos altos, tienen acceso también
a nuevos combinados hormonales, como los comprimidos para el día
después. ¿Ello no tiene otro componente de segregación hacia la
mujer de escasos recursos que, muchas veces, va unido a un escaso
nivel cultural? Simplemente, formulo esta pregunta como una
curiosidad que tengo sobre el tema.
SEÑOR
FAÚNDES.-
El primero de los derechos sexuales y reproductivos -que fuera
aprobado por la Asamblea de la Federación Latinoamericana de
Sociedades de Ginecología y Obstetricia, en Bolivia, el año
pasado- es el ejercicio de la sexualidad sin violencia y sin
riesgo de enfermedad y de embarazo no deseado. Eso significa
defender el acceso a la anticoncepción de emergencia -a la que el
señor Presidente llamó "píldora del día siguiente"-
que es el mecanismo fundamental para evitar el embarazo cuando la
mujer tiene relaciones sexuales contra su voluntad o en
condiciones que no son las apropiadas para protegerse de un
embarazo no deseado. A mi juicio, el ítem siguiente, que se
refiere a planificar y hacer ejecutar políticas en materia de
planificación familiar, apunta al libre acceso a la anticoncepción
de emergencia para todas las mujeres, independientemente de su
nivel social y económico.
En
este sentido, quería aprovechar la oportunidad para decir que la
anticoncepción de emergencia no debe confundirse con un aborto
precoz, porque ella claramente actúa antes de la fertilización
del logocito. De manera que, cualquiera sea la definición de
aborto, ello no constituye un método de aborto precoz.
Por
lo tanto, la otra cosa que es muy importante, es que la
anticoncepción de emergencia es más eficiente cuanto más
precozmente se aplique después de la relación sexual. Entonces,
si queremos cumplir con el precepto de esta ley, es necesario que
esté libremente accesible a toda mujer que haya tenido un acto
sexual no protegido.
SEÑORA
LOPEZ.-
Quiero agradecer en nombre de Mujer y Salud en Uruguay y de la
Comisión Nacional de Seguimiento -que son las dos organizaciones
de mujeres que, junto con la Sociedad de Ginecología y
Obstetricia, han hecho posible este grato esfuerzo de poder contar
con la presencia del doctor Faúndes- a los señores Senadores el
haber podido contar con este tiempo de diálogo para tratar esta
temática. Nosotros como representantes de organizaciones sociales
venimos hace mucho tiempo trabajando en pro de poder generar un
debate lo más plural, tolerante y abierto porque, como en
determinado momento dijo el doctor Faúndes, este es un debate que
hace a la construcción de la ciudadanía y de la democracia y,
además, no es un asunto privado ni personal, solamente, sino que
también es un tema social, de alta incidencia en nuestro país.
Por eso, estamos haciendo el esfuerzo de poder contar con
personalidades de la talla del doctor Faúndes para que nos
alimenten en el debate social y profesional sobre este asunto.
Reitero
mi agradecimiento por el tiempo que nos dispensaron en este
asunto.
SEÑOR
FAUNDES.-
No quiero salir de aquí sin decir cuán honrado me siento de
poder estar conversando con ustedes sobre estas cosas y, además,
aclarar que tengo una estrecha ligazón con Uruguay. Digo esto
porque viví en Uruguay casi un año, entre 1960 y 1961; en 1958
vine por primera vez, pero estuve muchas otras veces, entre ellas,
en 1973, cuando fui invitado por Caldeyro Barcia y residí casi
tres meses en Montevideo. Por todo esto, lo siento un país muy próximo
y, en general, me siento mucho más latinoamericano que chileno o
brasileño y, Uruguay, es uno de los países por el que tengo
mayor cariño. El hecho de que ustedes me hayan recibido aquí me
demuestra, una vez más, el amor que Uruguay tiene por la
democracia.
Muchas
gracias.
SEÑOR
PRESIDENTE.- En nombre de la Comisión, agradecemos la presencia de nuestros
invitados no solamente por los conceptos vertidos y lo ilustrativo
que ha sido la charla del profesor Faúndes, sino por esta expresión
de cariño que, además, es recíproca. Por lo tanto, agradecemos
con mucho calor esta visita.
Se
levanta la sesión.
(Así
se hace. Es la hora 13 y 23 minutos)
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