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Fuente: Página 12, Abril de 2005
Entrevista a la senadora Margarita Percovich
La otra
transversalidad
Recién asumida como senadora nacional por el Frente Amplio, la
uruguaya Margarita Percovich, participante del Foro de Género de las
Américas, repasa las estrategias que se han dado las mujeres políticas
de su país para poner en la agenda temas de género más allá de las
diferencias ideológicas.
Por Sandra Chaher
Margarita Percovich tiene 64 años y la edad, más la trayectoria
recorrida, la transforman en un peso pesado de la política uruguaya.
Acaba de asumir como senadora por el Frente Amplio, pero no es su
primera experiencia legislativa: durante 10 años fue edil de Montevideo
y, del 2000 al 2004, diputada nacional. Sin embargo, es la primera vez
que su partido ocupa el gobierno nacional además de bancas
parlamentarias. Lo cual les está permitiendo a las mujeres
frenteamplistas poner en práctica las estrategias que desarrollan desde
hace años en la Unidad de los Derechos de las Ciudadanas de la Comisión
Programática del Frente para ocupar espacios de poder pero, sobre todo,
para algo que le interesa mucho a Percovich: transversalizar la
perspectiva de género en todas las instancias del gobierno.
Hasta el momento, las mujeres uruguayas concretaron la asunción al
frente de tres ministerios –Defensa, Salud Pública y Desarrollo Social–,
lo cual representa el 23% de los cargos más altos del Poder Ejecutivo;
cuatro direcciones generales de secretaría (30% del total) y cuentan con
un ministerio, el de Desarrollo Social y Participación Ciudadana, que
fue creado específicamente por la administración de Tabaré Vázquez y que
no sólo está ocupado mayoritariamente por mujeres sino que ellas
participaron activamente en su diseño.
Percovich estuvo en Buenos Aires participando de un encuentro de
legisladoras latinoamericanas y del Foro de Género de las Américas, un
evento convocado por organizaciones de la sociedad civil con vistas a
influir en el temario de la Cuarta Cumbre de las Américas que se hará en
noviembre en Mar del Plata.
–¿Cuál es el rol de las mujeres dentro del Frente Amplio?
–Siempre tuvimos mucha fuerza en lo programático y con el tiempo fuimos
ganando espacio. Para estas elecciones trabajamos diferente de otras
veces, transversalizando la perspectiva de género en todas las áreas.
Hicimos muchos desayunos de trabajo y seminarios con dirigentes varones,
con mucha fundamentación política de nuestra parte. Eran charlas muy
espesas e ideológicas, porque el Frente es así. Y logramos, por ejemplo,
que desde lo programático los sujetos fueran considerados de acuerdo con
sus diferencias –edad, sexo, etnia, etc.– y no como un colectivo
abstracto para el cual no se diseñan políticas específicas.
–¿Hay unidad entre las mujeres del Frente?
–Las mujeres del Frente funcionamos juntas desde la salida de la
dictadura. No todas somos feministas, pero trabajamos con organizaciones
de mujeres de la sociedad civil. Otra estrategia interesante que pusimos
en práctica para estas elecciones fue juntarnos con estas mujeres de
organizaciones no gubernamentales y preguntarles quiénes querían ocupar
cargos políticos si ganábamos. Algunas dijeron que sí. Entonces hicimos
una lista y se la llevamos a Tabaré, con lo cual muchos espacios ahora
están ocupados por mujeres con perspectiva de género.
–¿Qué apoyo tuvieron de los compañeros varones del partido?
–El apoyo dependió del grado de importancia que tenía cada una de
nosotras dentro de su corriente. Pero después, a la hora concreta de
elegir, cuando ya se habían ganado las elecciones, entró a funcionar la
lógica masculina de considerar mejores a los varones. Y además, como
muchas de las técnicas que nosotras queríamos poner no eran militantes,
fue más difícil aún. Diciembre, enero y febrero fueron meses de una gran
batalla por los cargos, pero hoy tenemos a mujeres en lugares que nos
interesan.
–¿Las legisladoras de los diferentes partidos tienen una agenda
común?
–Siempre trabajamos juntas con las mujeres de los partidos Blanco y
Colorado. Las apoyamos con los temas de mujeres y en general hubo
identidad de objetivos. A la salida de la dictadura armamos un
diagnóstico de la situación de la mujer en Uruguay del que participaron
bastante las académicas de izquierda. Y a partir de eso se armó una red
de mujeres políticas para hacer capacitación en todos los partidos
políticos. Nuestro acuerdo común es por el fortalecimiento de la
democracia.
–Cuando el año pasado trataron la despenalización del aborto,
¿también estuvieron unidas?
–Sobre el aborto no acordamos. Ahí lo que pasa es que las mujeres del
Partido Nacional (Blanco) tienen que cumplir con el mandato político del
partido, que tiene una histórica relación con la Iglesia y los valores
tradicionales. Sin embargo, la jefa de la bancada del Partido Nacional
en Diputados, en el momento en que discutíamos si despenalizábamos el
aborto hasta las 12 semanas, se fue del recinto y se llevó con ella a
toda la bancada. Si no hacía esto no conseguíamos la media sanción.
Lástima que no tuvimos un apoyo similar en el Senado.
–¿Qué va a hacer el Frente con respecto al aborto? Tabaré Vázquez
dijo que no apoyaría la despenalización, pero sí un plebiscito.
–Nosotras siempre supimos que Tabaré no nos iba a apoyar con esto. Es un
médico conservador, con una esposa católica practicante y un hijo
sacerdote. Pero vamos a insistir. Tenemos que empezar todo de nuevo
porque hubo una renovación del 80% en las cámaras. Nosotros perdimos en
el Senado porque la izquierda, los ex líderes guerrilleros, no nos
apoyaron. La izquierda no se replanteó el tema cultural después de la
dictadura. Y además en el Senado son todos muy viejos, hay poca
renovación de dirigentes. Las encuestas nos dicen que en este momento un
proyecto similar al que se votó el año pasado tendría un apoyo de más
del 70% de la población. Así que presentaremos de nuevo el mismo
proyecto pero recién en el 2006, ése fue el compromiso con Vázquez. El
primer año de gestión es muy difícil porque se hace la planificación
quinquenal y el presupuesto, entonces acordamos dejarlo para el próximo
año. Y lo que suponemos es que la ley saldrá y detrás el plebiscito. En
Uruguay, para que se pueda hacer un plebiscito tiene que existir una
ley.
–Con las Medidas Sanitarias que aprobó el año pasado el Ministerio de
Salud, ¿los médicos pueden dar información sobre el uso de misoprostol?
–Las Medidas Sanitarias fueron un gran logro que ahora debemos extender
al resto del país, porque sólo rigen para la Maternidad Pereyra Rossell
de Montevideo. Gracias a las Medidas, en el 2004 no hubo allí ningún
caso de muerte materna. En la maternidad los médicos pueden informar
sobre el uso del misoprostol. La negociación que se hizo en su momento
con los sectores conservadores y el Opus fue que el Ministerio de Salud
aprobaba esto pero a cambio sacaba de circulación del mercado el formato
más económico del medicamento. Otro logro, además de las Medidas, fue
que frenamos el cierre de casas donde se hacen abortos.
–¿A qué se refiere?
–Uruguay siempre se reguló bien en relación al aborto. Las mujeres no
sabían usar anticonceptivos, se hacían abortos con las parteras o en una
clínica privada y no había problemas. Yo llevé a mis dos hijas a abortar
a una clínica de la 18 de Julio (N. de la R.: 18 de Julio es la calle
céntrica de Montevideo). Esto fue hasta los años ’90, cuando el Partido
Nacional llegó al gobierno. Ahí se endureció la cosa. El Opus Dei tomó
cuerpo, vino un arzobispo italiano, se metieron en el Ministerio de
Salud e hicieron presión sobre el Ministerio del Interior. Entonces
empezó la persecución a los lugares donde se hacen abortos. Eso también
logramos frenarlo, junto con las muertes maternas.
Abril de 2005 |